VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoam�rica

M�xico: La promoci�n de los transg�nicos

Silvia Ribeiro
La Jornada

Como una bofetada para los millones de campesinos del mundo, el Centro Internacional de Mejoramiento del Ma�z y el Trigo (CIMMYT) acaba de anunciar p�blicamente que no s�lo seguir� con el desarrollo de trigo transg�nico, sino tambi�n con el de ma�z, a espaldas de las fuertes cr�ticas emitidas en todo el mundo contra este tipo de cultivos, incluyendo las actitudes de este centro internacional en el tema de la contaminaci�n del ma�z campesino en M�xico.

Parece una provocaci�n deliberada, ''a tiempo'' para la pr�xima reuni�n que se celebrar� en M�xico del Grupo Consultivo Internacional de Investigaci�n Agr�cola (CGIAR, por sus siglas en ingl�s), entre el 25 y 29 de octubre, y deja en claro lo poco que le importa la opini�n de miles de organizaciones campesinas y de la sociedad civil que los cuestiona.

Se suma as� al coro de instituciones internacionales, como la Organizaci�n para la Agricultura y la Alimentaci�n (FAO), que le hace el trabajo sucio de lavar la cara a las cinco multinacionales que dominan el negocio de los transg�nicos en el mundo. No es demasiado sorprendente, si se tienen en cuenta los or�genes del CIMMYT y la estrecha relaci�n que hist�ricamente ha mantenido tanto con agencias del gobierno de Estados Unidos, como con la industria agrobiotecnol�gica. Por ejemplo, en su propio consejo de directores hay un representante de la Fundaci�n Novartis, instituci�n ''de investigaci�n'' de una de esas cinco multinacionales.

El anuncio viene envuelto en una serie de datos falsos o parciales y justificaciones como las ya gastadas de ''alimentar a los pobres'' y de que ''no existen tecnolog�as sin riesgo'', formuladas ahora en el documento "Principios directrices para el desarrollo y distribuci�n de variedades ma�z y trigo gen�ticamente modificados".

Si alguien tuviera dudas, el documento aclara que el CIMMYT ''tiene el compromiso de complementar la investigaci�n del sector privado para que esas tecnolog�as puedan llegar a los campesinos pobres y los consumidores desnutridos''. Que estos mismos rechazan en�rgicamente el ma�z y el trigo transg�nicos, o las muchas alternativas que proponen sin tecnolog�as riesgosas ni patentadas por las multinacionales de ese ''sector privado'', no lo toma en cuenta.

El CIMMYT integra la red CGIAR junto a otros 17 centros de investigaci�n agr�cola p�blica internacional. Basan sus investigaciones en las m�s de 600 mil muestras de variedades de cultivos b�sicos que han recolectado de campesinos en todo el mundo y que tienen en sus bancos de genes. Se deben, por tanto, de hecho y de derecho, a los campesinos que produjeron esa enorme riqueza para la alimentaci�n de toda la humanidad.

Por el contrario, el CGIAR ha sido hist�ricamente el promotor por excelencia de la llamada ''revoluci�n verde'', que incentiv� el uso de paquetes de alta tecnolog�a para el campo (semillas h�bridas que no pueden reproducirse por los propios campesinos; mecanizaci�n de las tareas agr�colas con gran demanda de capital; fuerte impacto en los suelos y reducci�n de mano de obra; uso intensivo de agrot�xicos que han dejado un saldo terrible de contaminaci�n de suelos, cuencas y personas).

El argumento de la revoluci�n verde fue, igual que ahora con la biotecnolog�a, ''terminar con el hambre en el mundo'', cosa que no lograron. Al contrario, el n�mero de personas con hambre y campesinos desplazados aument� en las mismas d�cadas. Actualmente existe suficiente volumen de producci�n agr�cola para alimentar -incluso para hacer obesa- a toda la poblaci�n mundial, pero mil millones de personas sufren hambre.

Es claro que no se trata de un problema tecnol�gico, sino de acceso y distribuci�n de los recursos y los medios para producir. Los paquetes tecnol�gicos han empeorado esa situaci�n. Esto ha sido una cr�tica permanente de la sociedad civil al sistema CGIAR, incluido el CIMMYT.

La promoci�n y justificaci�n de los transg�nicos parte de ese mismo enfoque tecnol�gico estrecho que s�lo favorece a la agricultura industrial y a las grandes empresa que lucran con ella. En el caso del CIMMYT es a�n m�s grave porque tiene su sede en M�xico, centro de origen del ma�z, pero se ha dedicado a ignorar las demandas de los campesinos mexicanos que consideran los transg�nicos y la contaminaci�n transg�nica como uno de los ataques m�s graves a las culturas, las econom�as y la vida campesinas.

Todo esto ser� un tema obvio en el Foro Campesino por las Semillas y la Vida y otras actividades donde organizaciones campesinas, ind�genas y de la sociedad civil se expresar�n paralelamente a la pr�xima reuni�n del CGIAR. Tambi�n en ocasi�n del D�a Mundial de la Alimentaci�n (16 de octubre), la red internacional V�a Campesina, junto con otras organizaciones, llama a un d�a de protesta en todo el mundo contra los transg�nicos y por la soberan�a alimentaria, particularmente en respuesta al informe de la FAO que hace propaganda a favor de los transg�nicos. Con este anuncio, el CIMMYT se ha ganado su puesto entre las instituciones que ser�n denunciadas en esas jornadas.

Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC


������