Latinoamérica
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Puebla 1979, Monterrey 2004
Reinaldo Bolívar +
La Jerarquía Católica acostumbrada a celebrar onomásticos, santorales, y aniversarios ni siquiera ha publicado una reseña periodística sobre la III Conferencia general del Episcopado Latinoamericano, Puebla (México) en 1979. ¡Oh sorpresa! Quién recordó a América los 25 años de ese histórico evento fue Hugo Chávez quien no es santo de devoción de los jefes del Episcopado Venezolano.
Particularmente, consideramos el Documento de Puebla uno de los diagnósticos más acertados sobre las raíces de la crisis de la pobreza en la región, además formuló recomendaciones pertinentes para el alcance del desarrollo y el bienestar general. Juan Pablo II expresó ese año "Dios quiera que en breve tiempo todas las comunidades eclesiales estén informadas y penetradas del espíritu de Puebla y de las directrices de esta histórica Conferencia"
¿Qué señaló Puebla? Esa carta pastoral abordó a profundidad problemas sociales, culturales, violencia política, familia, mujer, juventud, indígenas, comportamiento irresponsable de los medios de comunicación, todos centrados en la "opción preferencial por los pobres". En Puebla se acuñó la frase "Ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres". Nada ha cambiado. En el discurso político nunca falta "crece la brecha entre ricos y pobres". Allí están los números de la CEPAL.
Ahora en 2004, la pobreza es tema central. En el México de 1979, los obispos dejaron escrito lo que prevaleció en los discursos presidenciales de Santa Cruz 2003 y Monterrey 2004:
"La Vigencia de sistemas económicos que no consideran al hombre como centro de la sociedad y no realizan cambios profundos y necesarios para una sociedad justa". ¿Hacer eso, no es revolución?
"El hecho de la dependencia económica, tecnológica, política y cultural; la presencia de conglomerados multinacionales que muchas veces velan por sus propios intereses a costa del bien del país que los acoge; la pérdida de valor de nuestras materias primas comparados con el precio de los productos elaborados que adquirimos". ¿No esto lo que se profundizaría aún más con el ALCA?
Y sigue Puebla: La falta de reformas estructurales en la agricultura; el no acceso a la tierra y a los medios que hagan posible un mejoramiento de la productividad y comercialización; "la crisis de valores morales: la corrupción pública y privada", la fuga de capitales…
Y fueron los ilustres Monseñores de entonces, entre los que se encontraba, un año antes de muerte, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, el gigante de la causa por los pobres, quienes produjeron el Documento de Puebla. De seguro, como el Papa, no imaginaban que pronto sus sucesores lo echarían al olvido, dejándolo sucumbir ante el Consenso de Washington que impuso todo lo contrario a las sabias orientaciones pastorales de 1979.
Después de Puebla: Más miseria, conflictos, muertes injustas, pobreza; menos obispos católicos comprometidos con "la opción preferencial por los pobres" y más de ellos alineados con los intereses transnacionales y de los poderosos.
Dios quiera, los sacerdotes y jefes de Estado releyeran y practicaran Puebla 1979.
Es posible. En Moterrey 2004, ante los desorbitados ojos de Bush, revive el espíritu de la igualdad de los estados en un nuevo paradigma de las relaciones América Latina – EEUU sin sumisión y con respeto mutuo.