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Latinoamérica

26 de enero del 2004

Comunidades Bari exigen fin de planes de explotación minera en sus tierras

www.antiescualidos.com 
Carta a la Ministra de Ambiente a la Asociación de Comunidades Barí, donde se exige demarcación urgente de sus tierras, ante los atropellos históricos a sus derechos y las acciones actuales de Corpozulia a favor de la explotación minera en su territorio. 

Machiques, 13 de enero de 2004

Estimada y Apreciada Ministra

Reciba un saludo solidario del Pueblo Barí y nuestros mejores deseos en el éxito de su gestión, pues entendemos que está vinculada a nuestras vidas y nuestras tierras.

La lucha que desarrolla el pueblo Barí por la defensa de su territorio no es una lucha de hoy, tampoco puede ser considerada como un hecho aislado e independiente de nuestra historia y de nuestra cultura.

Los Barí ocupamos la cuenca del Lago de Maracaibo entre 700 a 400 años antes de la llegada de los europeos al continente americano y tenemos más de 450 años luchando por la defensa de nuestras vidas, de nuestra cultura y nuestra tierra.

Somos los indígenas que posteriormente se conocen con el nombre de motilones, que aparecemos en la historia, en 1549, con la fundación de Pamplona, guerreando a muerte con los conquistadores españoles. Esta situación de guerra termina dos siglos después, en 1772, cuando, por intermedio de un barí apresado en 1767 en una incursión militar dirigida por los hermanos Alberto y Manuel Gutiérrez llegamos a un acuerdo con Don Sebastián Guillen de no agresión, esto ocurrió en las tierras ubicadas desde los ríos Santa Ana, Aricuaizá hasta el río Catatumbo.

Desde 1772 hasta 1818, los Barí de esta región fueron reducidos a Misiones Capuchinas. Al salir del país los misioneros españoles en 1821 por la Guerra de Independencia, nos reencontramos de nuevo con el resto de nuestros hermanos que vivían libres en las selvas. Este ha sido nuestro único período de paz que hemos vividos desde la llegada de los alemanes y españoles a nuestras tierras, y se termina ha mediados de 1906, en Colombia, cuando Virgilio Barco inicia la explotación petrolera en la línea fronteriza con Venezuela, en las inmediaciones del río Catatumbo y, en Venezuela, en 1910 cuando las compañía petroleras descubren petróleo en Río de Oro.

Fueron las compañías transnacionales del petróleo Colón Development Company, subsidiaria de la Shell y la Standard Oil de Venezuela, subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey (Creole) y la Caribbean Oil Corporation (Shell) invaden conjuntamente con la Colpet casi todo nuestro territorio.

Según el antropólogo Roberto Lizarralde, el territorio Barí, para el momento de la llegada de los conquistadores al Lago de Maracaibo, a principio del siglo XVI, tenía una superficie de 33.000 km², para el siglo XVII el territorio era ya de 21.000 km² (Lizarralde, 1975:2) y 16.000 km² para el año 1900 (Lizarralde y Beckerman, 1982).

Desde 1910 hasta 1950 los Barí, tanto de Venezuela como de Colombia, nos enfrentamos a una lucha frontal por la defensa de nuestras tierras contra las compañías petroleras extranjeras y contra los colonos (hacendados y campesinos pobres) que venían poblando los espacios aledaños a las vías de penetración e instalaciones petroleras. Para 1950 los Barí teníamos 7.400 km² de los 16.000 km² que poseían para 1900. En Venezuela, desde 1940 hasta 1962 aproximadamente, un grupo de campesinos y hacendados, principalmente de Machiques, La Cañada y Santa Bárbara, desarrollaron una cruel persecución contra nuestro pueblo para despojarnos definitivamente de todas nuestras mejores tierras. El pueblo Barí se desangró en esta desigual lucha por la tenencia de la tierra. Perdimos todas nuestras mejores tierras.

A partir del 19 y 22 de julio de 1960 con la llegada a nuestros bohíos del antropólogo Roberto Lizarralde y de los Misioneros Capuchinos, respectivamente, los Barí volvemos a contraer un nuevo acuerdo de no agresión contra los usurpadores de nuestras tierras.

Nuestra territorio o nuestra hábitat ha quedado dividido en dos espacios, uno, denominado desde 1961 Zona Indígena Reservada (ZIR) de 1.470 km² del lado venezolano y 840 km² del lado colombiano, y otro espacio fuera de la reserva, que en el caso venezolano son seis las comunidades que estamos viviendo en minúsculos espacios encerrados como animales en medio de verdes potreros de enormes haciendas fundadas en tierras bañadas por la sangre de la resistencia indígena, son estas El Rodeo, La Frontera, El Edén, Los Bohíos, La Campiña, Sinaloa, entre otras.

Desde mediado de 1985, las comunidades que están fuera de la ZIR gestionan ante el Estado la dotación de dos espacios de tierras por parte del Gobierno, previo pago de las bienhechurías a los hacendados y parceleros presuntos propietarios de los mismos: unas seis haciendas, parcelas y potreros, y un lote de tierras de unas 53 mil hectáreas aproximadamente del piedemonte de la Sierra de Perijá ocupadas por parceleros colombianos y guajiros, comprendido al sur del río Santa Rosa hasta el norte de Río de Oro. Esta última superficie será entendida como una ampliación de la ZIR. Todos estos espacios son tierras las perdimos a sangre y fuego entre 1910 y 1970 en tenaz lucha contra compañías petroleras y hacendados. Esto ha ocurrido con el visto bueno del Estado venezolano y de todos los Gobiernos que hasta la fecha han dirigido tanto a Venezuela como a Colombia. Por ello exigimos justicia.

Pero en estos momentos los Barí en Venezuela no sólo luchamos por recuperar una mínima parte de nuestro territorio ocupado hoy por hacendados y parceleros, sino contra la Corporación para el Desarrollo de le región Zuliana (Corpozulia), los Ministerios de Energía y Minas (MEM), el Ministerio de Planificación y Desarrollo (MPD), y las transnacional del carbón Minera Maicca, C.A. [Tomen (japonesa), TransMar Coal Inc. (EEUU), Excel (australiana)], Carboca y Consulminca que amenazan con reducir y contaminar más aún nuestras tierras o hábitat.

El Estado, a través de los MEM y del Ambiente, le ha entregado nuestras tierras solicitadas a Corpozulia y estas empresas privadas para explotar carbón, por ello exigimos que el Gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías y el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARN) definan si estas tierras son para carbón o para nosotros los indígenas de la Sierra de Perijá, pues ambos intereses con contrarios e incompatibles, pues no podemos vivir rodeados de minas de carbón en pequeños.

Según conversaciones, el miércoles 3 de abril de 2002, en su despacho, con el Ing. Santiago Bautista, ex-Presidente de Corpozulia, estas concesiones están soportadas en fuertes bases políticas y legales. Es decir, deducimos, que la explotación del carbón en tierras indígenas va. Es decir no habrán tierras para los Barí ni para los Yukpa o que todo se arreglará para que nos conformemos con lo poco que ahora tenemos o un poquito más. Esto lo rechazamos de plano. Exigimos justicia.

El Piedemonte de la Sierra de Perijá debería quedar como nuestra hábitat y la de los Yukpa, para desarrollar cultivos menores y preservar su potencial biogenético e hídrico, esta propuesta no entra dentro de los planes de Puerto América y del Eje de Desarrollo Occidental que viene impulsando este Gobierno, desde estos ministerios, así como los cuatro Gobiernos anteriores, conjuntamente con los capitales transnacionales del carbón.

Pese a que la Decimosegunda Disposición Transitoria de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela reza que "La demarcación del hábitat indígena, a que se refiere el artículo de la Constitución, se realizará dentro del lapso de dos años contados a partir de la fecha de entrada en vigencia de esta Constitución" aún es la fecha que no se a cumplido con tal exigencia.

Todo ello hace pensar que nosotros, los indígenas Barí y Yukpa, no vamos a tener las tierras que requerimos para vivir física y culturalmente en estos momentos de globalización; más cuando algunos representante políticos, de ministerios y corporaciones vienen informando que en el Zulia los indígenas deben negociar las tierras con los mineros, deberían exigir, por ejemplo, participar directamente en un el supuesto impuesto minero que propone Corpozulia en su libro "La Minería del Futuro" del año 2003.

Sí esto es así esta lucha por la tierra continuará hasta la muerte, y esto lo hemos decidido en Asambleas de Comunidades. Queremos ya la demarcación de las tierras Barí.

Atentamente, Abrahán Asobayera, presidente de la Asociación de Comunidades Barí de Venezuela (Asocbariven)