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Latinoamérica


6 de enero del 2004

Venezuela: Notas para resistir la manipulación de Falsimedia

Antonio Maira
Cádiz Rebelde

En estas últimas semanas ha vuelto a acelerarse y a tensarse el proceso político en Venezuela.

La coyuntura, en la que se presentan otra vez maniobras mediáticas internas y externas coordinadas entre sí y también con acciones desestabilizadoras y amenazas golpistas contra el gobierno de Chávez, gira en torno a la iniciación de un proceso, regulado en la constitución, con el que los sectores de la abusivamente denominada "Coordinadora Democrática" –todos ellos responsables directos del golpe de abril de 2002 y del brutal cierre empresarial y sabotaje petrolero que se inició en diciembre de aquél año y se prolongó durante dos meses- proponen la realización de un referéndum para la revocación del presidente Chávez. Al mismo tiempo –y como platos menores en el gran festín revocatorio- tanto los grupos bolivarianos como la oposición manifiestamente golpista han recopilado firmas para poner en marcha procesos similares con el objetivo de proponer a los electorados de las circunscripciones electorales afectadas la revocación del mandato de varias decenas de diputados nacionales.

Firmazos, Reafirmazos y pucherazos de planilla

"Gira en torno" –subrayo- a la recogida de firmas necesarias para proponer la realización del referéndum revocatorio previsto en la constitución bolivariana, pero no se agota, ni mucho menos, en esta propuesta. De hecho los "firmazos" y "reafirmazos" sucesivos, organizados sin garantía ni regulación electoral alguna y trampeados por la mencionada Coordinadora, han servido hasta ahora como simulaciones democráticas para el desarrollo de planes insurreccionales. Tras esas algaradas de firmas aparentes, firmas no consentidas y firmas multirreincidentes, todas ellas contadas y recontadas para la suma final, se amparaba la exigencia furibunda de la dimisión inmediata de Chávez. Esos burdos pucherazos de planilla, seguidos de amenazas e intentos de chantaje, siempre han tenido un apoyo mediático casi generalizado tanto en Venezuela como en el exterior. Algo así se ha pretendido en los primeros días de diciembre y se teme para las próximas semanas.

Recordemos que el lock out empresarial y sabotaje petrolero de finales del año pasado tuvo como caballo de Troya el intento de convertir por las bravas una recogida ilegal y absolutamente fraudulenta de firmas –realizada dentro de los locales, cuartelillos, "plazas liberadas", covachas, y demás recintos controlados por la Coordinadora, incluidos los archivos de datos bancarios sobre los ciudadanos- en un plebiscito nacional vinculante para el "derribo" de Chávez. Todo servía para incorporar firmas al gran fraude encubierto y apoyado por los grandes medios de comunicación.

Recordemos también que la pretensión de transformar la figura constitucional de "referéndum consultivo" en un referéndum revocatorio, para anticipar este último y eliminar las condiciones legales para su ejercicio y su control, provocó el intento de golpe empresarial y petrolero con el que se intentó, por segunda vez y también por las bravas, derrocar al presidente. Otro fraude mayúsculo a la legalidad bolivariana que también fue encubierto y apoyado como "única solución posible" por los órganos de Falsimedia(1).

Tres avales para una confianza plena

Estos son los dos grandes "avales" –además del golpe de estado de abril- que "justifican" la ilimitada confianza de los grandes medios de comunicación internacionales en la oposición venezolana.

Para descubrir y evitar manipulaciones mediáticas extremadamente groseras es imprescindible conocer el proceso legal de los revocatorios y, sobre todo, la dinámica de largo recorrido y la coyuntura específica en la que se realizan. También son necesarias algunas referencias a la historia inmediata en la que se ha desenvuelto la revolución bolivariana y a lo sujetos políticos que participan en esa historia.

Los procesos revocatorios: la recogida de firmas y el referéndum

Empezaré por aclarar algunos elementos fundamentales sobre el procedimiento revocatorio. Se realiza en dos fases separadas y totalmente distintas. Es importante saber que la primera es necesariamente anterior a la realización de un referéndum revocatorio pero que, de ninguna manera, conduce necesariamente a él. En esa fase previa, los autores de la propuesta de revocación intentan la recogida de las firmas necesarias para llegar al mínimo que exige la constitución. En el caso de la revocación del presidente de la república ese mínimo –el 20% del electorado- es de unos dos millones y medio de firmas. Si no alcanzan esa cifra el fracaso de la propuesta es tan evidente que ni siquiera se realizará la consulta al electorado.

En caso de éxito en la recogida de firmas -éxito que por supuesto tiene que ser comprobado por el Consejo Nacional Electoral que efectuará la validación y el recuento de unas firmas que son recogidas por los propios proponentes-, sólo en ese caso, se realizará el referéndum cuyo resultado será la reafirmación popular del presidente o su revocación. Esta última se produce cuando el número de ciudadanos que la reclaman supere al de los que se oponen a ella y también a los que han votado a Chávez como presidente de Venezuela: 3.757.773. Además, para que las peticiones de revocación alcancen su objetivo tiene que votar al menos el 25% del censo electoral (los votantes registrados).

Ambas son condiciones de elemental lógica democrática para que una minoría no se imponga a una mayoría. La revocación se produce o fracasa en dos fases, una de ellas iniciada ya con la recogida de firmas y pendiente de su evaluación y recuento.

Volver a las andadas

Sin ánimo de abordar ahora toda la estrategia desinformativa de los medios locales e internacionales de Falsimedia, me limitaré a señalar alguno de sus elementos fundamentales. Primeramente los que se refieren a la información sobre el proceso de solicitud del revocatorio puesto que falseando este proceso van a intentar configurar una opinión pública contraria al presidente Chávez y a la revolución bolivariana y, por otro lado, participar en un proceso de "descarrilamiento" del proceso revocatorio.

Ya que estas notas tienen la función prioritaria de ayudar a la interpretación desde el exterior de los hechos que están ocurriendo en Venezuela(2), voy a referirme directamente a los "elementos de manipulación informativa" que en relación con el mecanismo revocatorio se están utilizando. Estoy hablando de manipulación dura, es decir, de un proceso desinformativo deliberado que se define e inscribe dentro de una estrategia de liquidación, "a cualquier precio", de la revolución bolivariana.

-En primer lugar la confusión intencionada entre la recogida de firmas de las organizaciones que intentan recibir el apoyo necesario para la realización del referéndum revocatorio, y el propio referéndum. No sólo el proceso de recogida de firmas, efectuado por los mismos convocantes, tiene que ser evaluado por las autoridades electorales sino que el apoyo ciudadano que posibilita la realización de un referéndum es muy inferior al que produce la revocación del presidente.

Establecida la confusión entre la "recolecta partidaria" inicial de firmas y la revocación presidencial, todo el proceso se deforma. La oposición golpista, con la colaboración necesaria de los grandes medios de comunicación venezolanos –y la cobertura de Falsimedia internacional- intenta convertir el proceso previo organizado por la Coordinadora en un proceso electoral, eliminando el control público imprescindible del Consejo Nacional Electoral para realizar un gigantesco fraude. Se trata de convertir la derrota en una victoria efectiva produciendo una "avalancha insurreccional" montada sobre una declaración de victoria y una exigencia de la dimisión inmediata de Chávez. Este esquema golpista se intentó a finales del año pasado.

-En segundo lugar extender la idea de que el procedimiento revocatorio es un instrumento para salir de una crisis política catastrófica, que ha impuesto la oposición a través de una "revuelta democrática" y a regañadientes del gobierno bolivariano. Se produciría a la defensiva y como recurso final desesperado del presidente de la república.

El revocatorio fue señalado por Chávez

Todo esto es absolutamente falso. En realidad el revocatorio –convocado en tiempo y forma- ha sido el camino reiteradamente señalado por Chávez a una oposición que en diciembre pasado apostaba, por segunda vez, por el golpe de estado. Al referéndum revocatorio, elemento de democracia directa introducido en la Constitución de la V República, fue conducida una oligarquía que no ha creído nunca en él. De hecho dicha oligarquía podría reivindicar con razón haber creado, para asentarse con comodidad en él, uno de los sistemas más corruptos de "democracia representativa", el de la alternancia Acción Democrática-Copei, al que dieron fin los sucesivos triunfos de Chávez.

La potestad para la revocación de los cargos públicos es un instrumento fundamental de democracia participativa que pone en marcha la constitución bolivariana. Esta potestad revocatoria aparece como manifestación del poder soberano que pertenece al pueblo, y que no se ejerce únicamente cuando se elabora la constitución sino en todo momento. Ese poder constituyente y soberano, que se ejercita permanentemente, está por encima de los demás poderes del estado. La revocación de cargos públicos es casi absolutamente excepcional en el derecho comparado. También lo es la concepción bolivariana de soberanía activa y vigilante que se contrapone radicalmente a la cristalización y el bloqueo del poder político oligárquico, desvinculado del pueblo y que se ejerce sobre una ciudadanía apática y manipulada, robotizada por los medios de comunicación y por los mecanismos de mercado político, propia de las llamadas "democracias representativas".

El proceso político

En el anterior apartado hablamos ya de maniobras desinformativas que se extienden al proceso político y dan cobertura a un plan insurreccional. Sería extremadamente ingenuo pensar que toda la coyuntura política venezolana, signada por una lucha radical y sin tregua, en la que la "Coordinadora Democrática" definió sus objetivos y dio prueba de sus procedimientos durante el golpe fascista del 11 de abril, se circunscribe y se agota en la realización de un acto democrático previsto en la constitución bolivariana.

En realidad el proceso que se ha escenificado hace unos días en una recogida de firmas viene desde muy atrás y no se limita a los mecanismos democrático formales. De nuevo han aparecido los guiones virtuales desestabilizadores, y los intentos de convertir estos guiones en sustitutos de la realidad misma. Como ya sabemos –y la experiencia venezolana es una prueba de ello- los hechos sobre los que se movilizan o desmovilizan y reaccionan los ciudadanos se fabrican en parte, y en determinadas circunstancias, dentro del recuadro rectangular de los aparatos de televisión y también en los titulares de los periódicos. La realidad virtual se convierte después en una guía para la acción a la que se adaptan los grandes actores de la tragedia y sus comparsas innumerables.

Ya he dicho antes que para entender desde fuera lo que ocurre en Venezuela, y cuál va a ser la "intervención" de nuestra Falsimedia particular, es imprescindible conocer no sólo el proceso formal del referéndum revocatorio sino también los planes desestabilizadores que cabalgan sobre él y por supuesto la resistencia y el impulso popular bolivariano. Eso requiere hacer un poco de memoria. De otra forma la "opinión pública" será totalmente manipulada.

Reafirmación frente a estrategia de derribo

La marcha hacia el referéndum revocatorio previsto en la constitución bolivariana se inició con el enorme fracaso de la coordinadora golpista durante el intento de bloquear la actividad económica y poner en riesgo las actividades vitales con el lock out empresarial y el sabotaje petrolero. Fue Chávez y el movimiento bolivariano quienes, primero durante los peores momentos de aquella insurrección prolongada y más tarde cuando era ya segura la victoria popular, señalaron la salida constitucional para el enfrentamiento político.

El instrumento revocatorio ha sido puesto en marcha por los dos sectores como resultado de un enfrentamiento previo y con dos objetivos distintos. El bloque que apoya al gobierno para la reafirmación democrática del proceso político de la revolución bolivariana en momentos en los que se intentaba falsear el revocatorio e impulsar procesos de golpe de estado. El Movimiento Quinta República intenta también la recuperación de los escaños perdidos en la Asamblea Nacional cuando varios diputados "saltaron la palanquera" al parecer inminente la derrota por la vía armada de Chávez. Tales escaños resultan vitales para la aceleración del proceso político de la revolución bolivariana.

El bloque opositor buscaba una salida para enmascarar en lo posible la enorme derrota de enero de 2003, intentaba reanimar la estrategia insurreccional en el largo camino hacia el proceso del referéndum revocatorio, y confiaba de nuevo en el gigantesco poder de los medios de comunicación para encubrir los objetivos que habían quedado muy al descubierto durante el golpe fugazmente triunfante del 11 de abril y el posterior sabotaje petrolero y alimentario. El proceso revocatorio se inscribe en una larga dinámica de golpe de estado con fuertes apoyos internacionales. Esa es la experiencia previa que ilumina y permite un juicio terminante sobre las prácticas golpistas de la Coordinadora.

No hay tregua

El revocatorio es un punto de llegada después de una enconada y larga lucha, y también es un punto de partida para enfrentamientos posteriores. Difícilmente un momento de discontinuidad ya que es muy claro el empecinamiento en el derribo de Chávez no sólo de la oligarquía venezolana castigada por las medidas sociales de la revolución bolivariana, sino también de los Estados Unidos. En un panorama en el que la implantación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es el proyecto estratégico para el continente, y en que el petróleo es la materia prima fundamental, es imposible ninguna tregua con el proceso de redistribución de la riqueza, intervención pública y recuperación del patrimonio nacional que vive Venezuela.

La revocación armada y la revocación por sabotaje petrolero

Habría que recordar, sumariamente, que la revocación de Chávez fue realizada una vez –el día 11 de abril de 2002- por vía de golpe de estado violento, camuflado por los medios de comunicación de Venezuela y también por la mayoría de los medios internacionales. Los mismos sectores lo intentaron de nuevo, después de meses de llamadas al golpe militar y a la insurrección de las clases medias realizadas desde la plaza de Altamira, mediante la paralización del proceso económico y el sabotaje petrolero.

Los tres intentos de "revocación" tienen el mismo origen, los mismos actores personales y organizativos, y representan el mismo nivel de desprecio por las instituciones y los procesos democráticos. El intento de desvincular aquél golpe de abril de los actuales "revocadores" en una de las tareas asignadas a Falsimedia. El aire democrático de la propuesta de ahora es incompatible con las características claramente fascistas de las acciones de abril: desde la utilización de provocaciones sangrientas hasta la inmediata liquidación de todas las instituciones representativas sustituyéndolas por la voluntad de una Junta golpista presidida por el representante de la patronal Fedecámaras, pasando por la iniciación inmediata de la persecución política y la represión.

Los dos primeros intentos revocatorios informan claramente, sin ningún resquicio para la duda, sobre la naturaleza política y sobre la calidad "democrática" de la oposición de la que tanto se hacen eco los grandes medios de comunicación.

Preparar a la "opinión pública": todo vale contra Chávez

Los procesos de movilización popular intensa y de resistencia al gran proyecto neoliberal disgustan profundamente a los Estados Unidos y a sus aliados en ese "imperio compartido" del que hablan algunos analistas. En América Latina la estrategia imperialista y desde luego los movimientos de resistencia a la política neoliberal se enfrentan en estos momentos en torno a la decisión de Washington de implantación del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas" (ALCA) en todo el continente.

El intento de derribar a Chávez y terminar con la revolución bolivariana es una decisión estratégica –es decir, permanente mientras se mantengan las condiciones actuales- de los Estados Unidos que asume la "necesidad" de utilizar todos los medios disponibles. La concreción de esa posibilidad y de los métodos a emplear vendrá determinada por factores varios: su ajuste al discurso ideológico dominante y la resistencia del pueblo bolivariano.

Los instrumentos empleados: desde el golpe militar y la represión ilimitada hasta la intervención armada desde el exterior, dependen de varios factores interrelacionados, uno de ellos es el "nivel de aceptación" que esos instrumentos pueden alcanzar en una "opinión pública" nacional e internacional. Tal nivel de aceptación es una variable que se concreta en una batalla ideológica cuyas armas fundamentales son los medios de comunicación. El trabajo de los medios sobre la opinión pública también condiciona al otro factor fundamental que es el nivel de movilización, organización y disponibilidad a la resistencia de el pueblo y las organizaciones bolivarianas. De ahí la enorme importancia que tienen los medios de comunicación generales y también la existencia de medios alternativos.

La información de Falsimedia

La información de los medios de comunicación generales –Falsimedia-, que en las grandes cuestiones económicas y políticas reflejan los objetivos y las fobias del capitalismo neoliberal y se ajustan a la estrategia del Imperio, se convierte en un instrumento de primer orden en los intentos de dominación en América latina. Tal es la situación en Venezuela.

En un cuadro definido por un proceso continuo hacia el golpe de estado uno de los papeles asignados a los medios ha sido el de asegurar la impunidad continuada de sus actores, incluidos los propios medios de comunicación. Ese papel ha sido apoyado desde el exterior por las presiones de los EEUU y de los países que como España comparten los intereses económicos y se han vinculado, sin reserva alguna, a la hegemonía norteamericana.

La manipulación en los medios no tiene límite alguno porque en estos momentos no hay mediación política posible.

Un ejemplo singular

En esa tarea de preparar a la opinión pública internacional para la aceptación de un golpe de estado de evidentes connotaciones fascistas y racistas, y con ello la conformidad y el encubrimiento de una represión previsiblemente ilimitada, merece especial atención el papel de determinadas empresas de comunicación social. El grupo Prisa en general y su diario El País en particular han sido señalados y acusados, con sobradas razones, de haberse convertido en agentes exteriores de los intentos de golpe en Venezuela.

La importancia de esa implicación es extraordinaria porque, al tratarse de un medio históricamente considerado como "progresista", establece que la frontera entre el apoyo expreso, y la denuncia del imperialismo y del control político y económico de las oligarquías locales ejercida a cualquier precio, está situada más allá del conjunto de los medios de comunicación generales.

No se trata únicamente de que la derrota -preferentemente por vía militar o insurreccional para que sea definitiva-, de la revolución bolivariana responda a los intereses de los socios latinoamericanos de Prisa o a los propias expectativas empresariales en el campo de la información o de la edición de libros, sino que todos los grandes grupos de la comunicación están de una forma o de otra, interrelacionados. La apertura de mercados y la no intromisión del estado, es un interés común de las grandes empresas que las alinea en contra de los gobiernos que se enfrentan a la política neoliberal y a la privatización de empresas y servicios en América Latina. No en vano la empresa editora de El País, Prisa, tiene importantes intereses económicos y socios empresariales no sólo en Venezuela sino también en Colombia, Méjico, con posibilidades de expansión en otros países del subcontinente latinoamericano.

El papel que desempeña El País –léase el grupo PRISA- señala la unidad de proyecto económico y político, expresado por el llamado "pensamiento único" y hecho voluntad cooperativa por el también denominado "consenso de Washington".

Por otro lado su discurso tiene características peculiares, distinto al de los medios vinculados a la derecha más reaccionaria. Al no poder utilizar un discurso claramente fascista, El País se ha especializado en la hipocresía y en el encubrimiento.

En artículos anteriores (3) he señalado algunos de los elementos más significativos de la intervención desinformativa de El País en los momentos más importantes de la batalla política que está viviendo Venezuela. Voy ahora a recordarlos y a analizar intervenciones nuevas.

El golpe de abril

Una intensa preparación mediática precede al golpe del 11 de abril en Venezuela. El diseño informativo que elaboran periódicos como El País se configura con los siguientes elementos:

Bloqueo de la información de fuente gubernamental o bolivariana mientras se convierte en "resistentes" a los medios privados venezolanos –la inmensa mayoría- para potenciar sus acusaciones al gobierno y su "construcción de la realidad". Se lanza con absoluto descaro la denuncia de las presiones y la censura sobre unos medios que en realidad se dedican a tiempo completo y con absoluta impunidad a la agitación política.

Progresivamente esos medios son convertidos en "árbitros" y censores de la democracia venezolana. Los agentes exteriores de Falsimedia favorecen el monopolio de la "información relevante" por los medios de comunicación privados. La demanda de "libertad de prensa", convertida en una exigencia de monopolio, se identifica con la propiedad privada de los medios. Sólo la élite puede crear "opinión pública".

Los medios venezolanos, con el apoyo de los grandes medios internacionales, desarrollan una metodología de movilización vinculada a una auténtica "fabricación de la realidad".

El País colabora sistemáticamente en la difusión exterior de una imagen de "dictadura" y en la criminalización del presidente Chávez, abriendo con ello camino al derrocamiento por la vía del golpe de estado.

El golpe democrático y los nadie

El golpe de abril es presentado como el resultado de la movilización democrática de toda la ciudadanía venezolana. El País comparte el desprecio de la oligarquía escuálida, los mantuanos de nuestro tiempo, por los "terrúos", los "zambos", los "pata en el suelo". Por eso mismo, por su desprecio de la mayoría de los "nadies", el periódico silenciará la restauración, mano popular, de Chávez.

Simultáneamente, el golpe se plantea como una exigencia humanitaria de los generales ante la llamada "Masacre de Puente Llaguno". Esa "masacre" –de cuya realidad, plenamente conocida ahora, hablaremos más tarde-, atribuida inmediatamente a los seguidores de Chávez, se convierte en el elemento clave en la justificación del golpe y en el exculpamiento posterior de sus participantes. También es la pieza fundamental en la teoría del "golpe que nunca existió".

El golpe es recibido por El País con regocijo indiscutible según reflejan los editoriales y los reportajes de aquellas jornadas trágicas(4). En realidad El País se había incorporado a la cadena de "todos lo mismo" que en el desarrollo de un verdadero terrorismo mediático habían organizado los medios venezolanos. El objetivo, que comparten los grandes medios internacionales, no es en modo alguno informar sino "tumbar a Chávez".

El País colabora en el encubrimiento del carácter fascista del golpe de estado y en el silenciamiento total de la enorme movilización popular que restableció en la presidencia a Chávez. Para este órgano de Falsimedia la tenebrosa aparición de una Junta que se autodefine como poder supremo es tan sólo una intervención fuera de guión de Carmona. En cuanto al pueblo no podía estar en la calle reclamando la libertad y el regreso de su presidente porque por definición estaba en el otro lado.

Para encubrir el evidente carácter fascista del golpe, El País traslada al exterior de Venezuela la fabulosa creación mediática de una "dimisión presidencial", ocultando la evidencia del arresto y la aplicación inmediata de un "programa" tan planeado como el propio golpe. Identifica como democracia recobrada la liquidación de una constitución aprobada por la inmensa mayoría de la población, y la sustitución de todas las autoridades y poderes elegidos por una junta y un presidente golpistas.

La masacre de Puente Llaguno

El diario del grupo Prisa participa en el lanzamiento internacional de la versión golpista de la "Masacre del Puente Llaguno" como detonador inevitable de un golpe improvisado: "Los tiroteos de grupos chavistas causaron hasta 24 muertos", "Ni el luto de los caraqueños por los primeros 16 mártires de la democracia, muertos a balazos el pasado jueves por manifestarse en la calle contra el ex presidente Hugo Chávez"... El periódico repite una y otra vez, incesantemente, la acusación incluso cuando esa versión de los hechos se ha roto por decenas de evidencias que dicen lo contrario.

Año y medio más tarde, el 17 de septiembre de 2003, un tribunal exculparía totalmente a los chavistas que no habían disparado contra manifestación alguna sino replicado, con armas cortas, a los disparos de la golpista policía metropolitana de Caracas. En el juicio se pondría de manifiesto la manipulación de las imágenes en un vídeo de Venevisión titulado: "La masacre del centro de Caracas", cuyo autor, Luis Alfonso Fernández, fue más tarde premiado, por esta obra maestra de la infamia política, con el premio Rey de España de periodismo.

La provocación y los asesinatos de Puente Llaguno, planeados en el guión del golpe del 11 de abril, ayudan a catalogar a esos golpistas permanentes a los que apoyó y sigue apoyando Falsimedia. Ayudan también a caracterizar la información de El País. A este fin resulta casi ocioso aclarar que la sentencia sobre los hechos de Puente Llaguno fue ocultada a sus lectores. Aunque parezca increíble por el nivel de inmoralidad que supone, la aclaración de un hecho cuya versión tramposa fue reproducida una y otra vez, y que sirvió de pieza clave para justificar un golpe de estado, se publicó únicamente en una referencia tan breve como ambigua el día 18 de septiembre. La pequeña noticia que le dio cabida llevaba por titular: "La oposición acusa a Chávez de intentar retrasar el referéndum".

Pese a los remilgos manifestados posteriormente, El País había expresado su apoyo a Carmona: "presidente de la junta cívico-castrense que conducirá a Venezuela hacia unas nuevas elecciones a corto plazo", "prometió una democracia 'amplia, pluralista, de fuertes valores democráticos', diferente –aclara el periódico- a la practicada por Hugo Chávez" (13 de abril). Tampoco tiene inconveniente en justificar la represión desatada desde el primer momento, mencionando, como primera prioridad del gobierno "el desarme de los grupos incontrolados del oficialismo".

Cuando la rebelión popular derrota al golpe

A partir del momento en que una enorme respuesta popular aliada con la resistencia de un grupo de militares bolivarianos, conduce a la derrota de Carmona y al regreso de Chávez, El País adopta una nueva estrategia de colaboración con los medios informativos de Venezuela, agentes directos, como es notorio, del fracasado golpe de estado.

El País reproduce y avala el invento de una "segunda voluntad perversa" –emergente en el momento del golpe y "desconocida" hasta entonces- que sustituye y frustra las intenciones del movimiento cívico-militar democrático que "golpeó" a Chávez. El golpe fascista sería una obra personal exclusiva de Carmona.

La estrategia es clara. Se trata de salvar los muebles para una segunda intentona. De esta salvación sólo queda fuera Carmona. Los demás responsables, personales e institucionales quedan listos para reactivar el proceso insurreccional. Fedecámaras (que según expresión inolvidable de El País engloba a 10 millones de trabajadores) se limita a sustituir a su presidente por Carlos Fernández para un reciclarse democrático. La CTV se recicla con Carlos Ortega incluido.

El País exculpa, con especial dedicación, a Carlos Ortega que será uno de los "presidenciables" en la nueva intentona de diciembre y que según grabaciones telefónicas publicadas hace algunas semanas está dispuesto a provocar diez años de dictadura para meter a los bolivarianos en cintura.

J. J. Aznarez –corresponsal de confianza de El País y de Prisa- sostendrá de manera inmediata esta teoría del "golpe duro" sobrepuesto a un "movimiento democrático cívico-militar". Se apoyará, entre otras, en declaraciones de Patricia Poleo, una de las heroínas del golpe, también premio Rey de España de periodismo(5), e hija de Rafael Poleo un prohombre de la prensa venezolana que actuará fugazmente como notario del "presidente" Carmona.

La conclusión de todo esto es muy clara: El País no sólo participó en la publicidad mediática del golpe de estado sino que ha hecho todo lo posible para sostener la "legitimidad democrática" de los agentes del mismo y del propio proceso de desestabilización.

En diciembre-enero

Entre abril y diciembre continúa el peligroso juego de la impunidad-intimidación en el que participa plenamente Falsimedia. Se consolida la teoría de la "no planificación del golpe", de la espontaneidad del mismo. Además, el "movimiento cívico-militar" que derroca a Chávez no "se expresa" en el terrible decreto de Carmona.

El esfuerzo es notable en cuanto a evitar sanciones a los medios. Condolezza Rice centra sus amenazas en la conservación de esta herramienta fundamental para renovar la desestabilización del gobierno de Chávez.

La demanda de referéndum anticipado, confundiendo abusiva y tramposamente dos figuras constitucionales distintas –referéndum consultivo y referéndum revocatorio- será el caballo de batalla que conducirá al intento de golpe petrolero.

Impunidad y reality show. Lock out empresarial y sabotaje petrolero

En los meses que van desde abril a diciembre se produce la sentencia del Tribunal Supremo que exculpa a militares, niega existencia del golpe y da carta blanca a los medios de comunicación para que jaleen a los militares sublevados conra el pueblo de Venezuela. La impunidad, ofrecida en bandeja por la máxima autoridad judicial, hace inevitable un nuevo enfrentamiento. El Tribunal Supremo ha establecido una norma de "coste cero" para nuevas intentonas golpistas.

Los medios crean un escenario-estudio en la Plaza Francia de Altamira que se convierte en un territorio liberado para el golpe de estado.

Los medios privados venezolanos siguen operando dentro del estado mayor insurreccional. Establecen un nuevo guión del golpe que es a la vez orden de operaciones y guía de propaganda. Como en abril, van a intentar trasladar a la realidad un guión preestablecido. El "reality show" sin embargo ya no funciona. El pueblo venezolano, que observa con un recelo creciente a los medios de comunicación privados, se resiste tozudamente a dejarse arrastrar por los "hechos" que divulgan los canales de televisión. La realidad, esta vez, va a mantenerse al margen del guión virtual que proclaman insistentemente los medios.

Hasta tal grado llega el intento de establecer los hechos tal como tendrían que haber ocurrido, o como van a ocurrir sin lugar a dudas, que la opinión pública que sigue a medios como El País en la evolución de la intentona insurreccional de diciembre, va a quedarse estupefacta ante el fracaso final de un lock out y un sabotaje petrolero que parecían alcanzar sus objetivos sin resistencia alguna.

En Venezuela la claridad de los alineamientos de clase anuló en gran parte la capacidad de agitación general de los medios de comunicación. Fue un enfrentamiento entre la capacidad de "creación de realidad", de manipulación, de los medios privados al servicio del golpe, y la capacidad de resistencia, denuncia y réplica informativa de los sectores populares.

La propaganda exterior

Los medios exteriores califican como "proceso democrático" el actuar claramente insurreccional de los mismos actores del golpe fascista de abril. Se irán acomodando a una escalada que terminará aterrorizando y castigando severamente a la población con intentos de sabotaje alimentario, manteniendo en todo momento el esquema básico: "triunfo inminente de una insurrección democrática, generalizada y pacífica.

Su esfuerzo principal consiste en desvincular a los nuevos actores de los sucesos de abril. El País, por ejemplo, en su edición del 20 de diciembre establece claramente esta tesis de la no vinculación: "El empresario –se refiere a Carmona- había disuelto ya los poderes públicos y el bloque opositor lo abandonó a su suerte".

El objetivo es mantener la "calidad democrática" de individuos y organizaciones y por lo tanto de las acciones que tendrán lugar en diciembre y enero.

El segundo frente informativo consiste en mantener la criminalización del presidente Chávez. La "matanza de abril" continua ocupando un lugar central en esta criminalización que se enlaza y refuerza con otra acusación de responsabilidad en la nueva matanza de la plaza de Altamira: "El gobierno fue derrocado durante 47 horas, después de una manifestación reprimida a tiros", "el siempre comedido constitucionalista Escarrá acusa al presidente de ser el primer criminal de la República ( El País 8 de diciembre) El pueblo bolivariano, muy presente en la realidad de diciembre y enero sosteniendo a su presidente Chávez, desaparece de los medios de comunicación. Eso hace posible la reiteración del "todos contra Chávez". Un Chávez demonizado que "intimida a la prensa de oposición" y es responsable de la "división social imperante".

"Chávez amenaza" -dicen los medios-, siempre amenaza.

Falsimedia apoya a la oposición golpista venezolana en su intento de manipulación de la constitución y de la ley con la promoción de un "referéndum consultivo especial" convertido en referéndum revocatorio cuando no se cumplen los plazos ni las condiciones establecidas en la constitución.

Falsimedia se coge los dedos

Los grandes medios de comunicación falsean la naturaleza de los hechos de diciembre y enero. Como en abril llegarán a cogerse los dedos. Un ejemplo bochornoso lo da El País cuando en su afán inmoderado de criminalizar al presidente venezolano le acusa de una actuación claramente humanitaria. Ante la apertura de un nuevo frente golpista, el del acaparamiento de alimentos y el boicot a su distribución, el periódico acusa: "Chávez amenaza con enviar al Ejército a las fábricas de alimentos" (12 de enero).

En plena actuación desestabilizadora de la oposición que trata de paralizar la economía de Venezuela, El País afirma que la gobernación es imposible y recomienda la realización de un referéndum consultivo o la convocatoria de elecciones anticipadas. Es decir, asume el éxito de la insurrección y el programa de los golpistas. Con frecuencia el diario de Prisa realiza sus previsiones apocalípticas siguiendo la estela del embajador estadounidense, Chapiro: "la cosa va de mal en peor" (18 de diciembre).

A pesar de las evidencias de la absoluta implicación de los medios venezolanos en los sucesivos intentos de golpe de estado, y del enorme abuso que hacen de su virtual monopolio informativo, los medios de prensa generales evitan plantear el tema de la libertad de prensa en Venezuela. El asunto se convierte en un auténtico esperpento cuando la Coordinadora golpista y los medios venezolanos que pertenecen a ella, se lanzan furibundos contra los medios muy conservadores de EEUU, Francia y el Reino Unido: The Washington Post, Le Monde, The Guardian, CNN, por sus informaciones e interpretaciones del proceso venezolano. Algunos de esos medios han denunciado una actitud claramente racista en la oposición venezolana.

El problema son los medios. El Pais en el golpe

J. J. Aznarez, desde El País, sortea hábilmente el verdadero problema de la libertad de comunicación e información en Venezuela –y en todos los países "democráticos" de occidente- cuando hace una única concesión a Chávez: "los medios de comunicación protestaron del derecho ciudadano a 'la información veraz', interpretada como un paso previo a la censura. No obstante la libertad de prensa ha sido un hecho con Chávez pese a las invectivas verbales del jefe de gobierno y algunas intentonas por someter a los dueños de los medios".

El análisis de la información sobre Venezuela de un periódico como El País lleva a la conclusión de que sus textos son parte del proceso conspirativo. El discurso completo, que aparece sin fisura alguna en sus páginas, es idéntico al de la Coordinadora golpista: Chávez aterroriza a la población, Chávez es Hitler, viola la constitución, carece de legitimidad, es corrupto, no tiene proyecto el único proyecto es echarle, Chávez es culpable de la sangre posible y de la ruina económica que se deriva del enfrentamiento.

Después de un discurso tan evidente, El País alerta sobre la posibilidad de una guerra civil y reclama la intervención exterior (editorial, 10 enero).

Hacia el referéndum revocatorio: La estrategia del silencio

La estrategia de El País en la aproximación a la recogida de firmas para la propuesta de referéndum revocatorio ha sido la de la orientación puntual de la opinión pública y sobre todo la del silencio.

Hemos visto la enorme importancia que han tenido los sucesos de Puente Llaguno para los medios vinculados a la estrategia permanente del golpe de estado. Según la versión del País esos hechos ocuparon un lugar capital: en primer lugar en el propio estallido del golpe "espontáneo" del 11 de abril provocado precisamente por la indignación ante los asesinatos de Puente Llaguno. Además de servir de base a las explicaciones del golpe como una reacción humanitaria ante un asesinato masivo, estos hechos favorecieron las exculpaciones posteriores - una vez reinstalados el presidente y la constitución bolivariana por el pueblo alzado- de los personajes y las organizaciones que participaron en él.

Los hechos tal como los presentaron los medios fueron los siguientes. Pistoleros bolivarianos habían tiroteado una manifestación pacífica y ocasionado cerca de una veintena de muertos. Las televisiones venezolanas reprodujeron constantemente un vídeo "la masacre del centro de Caracas" en el que varios hombres disparaban armas cortas hacia un blanco fuera de campo. Una voz en off afirmaba dramáticamente que tales disparos habían provocado dos decenas de muertos en una manifestación pacífica que se dirigía hacia el palacio de Miraflores. La criminalización de Chávez fue instantánea y también la exculpación de los sublevados ante un crimen tan espantoso.

Hace cerca de tres meses, el 17 de septiembre, un tribunal absolvió a los cuatro hombres acusados de disparar desde el Puente Llaguno. Después de una larga investigación la sentencia judicial reconoce la deliberada manipulación de las imágenes que tanto conmocionaron al mundo por los canales privados de la televisión venezolana, y que los disparos que causaron los muertos procedían de la policía metropolitana de Caracas(6), una de las fuerzas armadas claramente alineadas con los golpistas de abril y de diciembre. Están comandadas por Alfredo Peña y Henry Vivas dos de los personajes más implicados en el escenario de violencia que recogían las previsiones apocalípticas del País: "la Venezuela en barricadas amamanta presagios aterradores" (13 diciembre).

A este hecho, fundamental para analizar la historia inmediata de Venezuela, y la ferocidad y falta de escrúpulos morales de los personajes de la Coordinadora golpista y de sus apoyos mediáticos, capaces de servirse del crimen, El País responde con el silencio.

Sobre este mismo suceso de los muertos de Puente Llaguno –entre otras cosas- versa el documental: "La revolución no será televisada" que, pese a la enorme polvareda que ha provocado su difusión internacional, tampoco ha sido mencionado por los órganos de Falsimedia.

La insistencia del País en un engaño que sólo se sostiene con el más absoluto silencio es, entre otras cosas mucho más graves, una absoluta falta de respeto y una burla a la confianza de sus lectores.

La masacre de Puente Llaguno –como bien saben la dirección y los periodistas de El País- fue una operación planificada para justificar un golpe minuciosamente planeado en el que los medios –también los internacionales- tenían un papel preponderante.

Provocaciones golpistas y terrorismo mediático

La complicidad total del País con los intentos de derrocamiento violento de Chávez es indiscutible. Ningún hecho ni ninguna evidencia podrá alterarla.

Hace muy pocos días –el 20 de noviembre-a punto de comenzar las jornadas de recogida de firmas solicitando la realización de los refrendos revocatorios, un titular engañaba -sin más esfuerzo que el de tragarse una palabra necesaria- a todos sus lectores con una afirmación aparentemente intachable: "Un general venezolano, acusado de ordenar el atentado contra la embajada de España". El general, Felipe Rodríguez, golpista permanente en la plaza de Altamira, nada tenía que ver ya con el ejército de Venezuela. La colocación de la bomba no era una represalia encubierta contra un país, como España, cuyo gobierno había apoyado inmediatamente el golpe de estado, tal como sugería descaradamente el titular del periódico. Una provocación de los sectores golpistas –que habían atentado también contra el consulado de Colombia- era convertida en una prueba más de la brutalidad y la violencia de Chávez.

El pueblo contra Chávez

De nuevo la consigna informativa, esta vez convertida en titular. El día 30 de noviembre, el enviado especial Juan Jesús Aznarez, que acude de nuevo a Venezuela para cumplir con la función de apoyo externo a todos los intentos desestabilizadores, firma una crónica indigna titulada muy significativamente: "Todos contra Chávez". El "firmazo" ha comenzado y el diario de Falsimedia trata de preparar las declaraciones de triunfo de la oposición venezolana.

Días más tarde, un editorial del 4 de diciembre: "Cuenta atrás", resumía la situación en Venezuela. Después de mediar entre el éxito del "firmazo" -que proclamaba la misma oposición del golpe de abril-, y la denuncia de "megafraude" -que afirmaban los sectores bolivarianos-, con una repetida expresión de sospecha dirigida hacia Chávez, El País expresaba su fe en secretario general de la OEA, Cesar Gabiria, y en el Centro Carter, para dar la razón definitiva a los promotores del referéndum revocatorio.

En previsión de que la Junta Electoral, responsable de la validación y el recuento de firmas, certificase el fraude, el periódico de Prisa descalificaba su futuro trabajo:

"La Junta electoral tendrá que emitir su veredicto sobre contabilidad tan peleada, pero no es fácil imaginar como, salvo en casos flagrantes, va a descubrir cuanta firma espuria pueda haber. Por ello, es de barruntar que el ejercicio tenga más de política que de aritmética".

Y terminaba con una previsión expresada como certeza: "Si la cuenta atrás es desfavorable al presidente, el referéndum terminaría abruptamente su mandato", y con una afirmación de "lógica democrática" que considera irrelevante la recogida de firmas previa al referéndum:

"En la mejor lógica democrática, sería bueno que un referéndum, respaldado por las firmas precisas, despejara un ambiente explosivo y anunciara, con o sin Chávez, un nuevo comienzo. No hay duda de que los tres años que lleva de mandato... han sido tiempo perdido para Venezuela".

Ante esta reiteración en la mentira, ante una manipulación informativa tan evidente, que pretende la identificación de sus lectores con los sectores golpistas en Venezuela y la internacionalización de sus consignas como demandas democráticas del pueblo venezolano, es necesario concluir y divulgar que El País es parte integrante de la misma conspiración que inicialmente encabezó Carmona, elemento fundamental de su frente internacional.

El País está en el golpe.

Notas:

(1) Como hemos señalado ya en artículos anteriores y volveremos a ver ahora, la reclamación de la "única solución posible" es uno de los argumentos centrales de apoyo a los promotores permanentes del golpe de estado cuando el éxito momentáneo es ya muy dudoso.

(2) Si la manipulación de los grandes asuntos internos para conformar el "sentimiento público" de la masa de "ciudadanos pasivos" puede encontrar algunas dificultades, la de los asuntos internacionales puede hacerse con descaro total. Con frecuencia nada se opone nadie discrepa del discurso único. La información puede planearse entonces para borrar los hechos, deformar la realidad y mentir con absoluta impunidad.

(3) "El golpe, las imágenes y las palabras", Cádiz Rebelde 42
http://www.eurosur.org/rebelion/internacional/maira020502.htm;
"Chávez resiste", C.R. 56
http://www.rebelion.org/venezuela/maira040103.htm;
"Falsimedia se atasca con su guión del golpe", C.R. nº 58:
http://www.rebelion.org/medios/falsimedia030203.htm

(4) Para una información detallada ver: "PERIODISMO Y CRIMEN. El caso Venezuela. Editorial Hiru.

(5) Dos peones distinguidos de los medios, la mencionada Patricia Poleo, y el periodista de Venevisión, Luís Alfonso Fernández, ambos comprometidos en el golpe y autores de instrumentos mediáticos que sirvieron para su desarrollo –denuncia de vinculaciones de Chávez con la guerrilla colombiana (Poleo) y vídeo sobre sucesos de Puente Llaguno (Fernández), serán premiados con el máximo galardón oficial español lo que demuestra la máxima implicación del gobierno español y también de la "oposición democrática" en el proyecto golpista en Venezuela.

(6) Los detalles de este suceso y de su manipulación mediática puede leerse en "La mentira premiada" de pascual Serrano: http://www.rebelion.org/medios/031210ps.htm