Latinoamérica
|
LA RECEPTIVIDAD URUGUAYA
A LA OFENSIVA DE ESTADOS UNIDOS
¿DONDE HAY
QUE FIRMAR?
Samuel Blixen (BRECHA)
:09/01/04
Una ofensiva diplomática de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela y Argentina
tiene como cómplice, una vez más, al gobierno de Jorge Batlle. Indiferente a
las presiones que soporta el gobierno de Kirchner y al tinglado montado para
acusar a Castro y a Chávez de desestabilizar a Uruguay, Batlle se apresta a
secundar los planes de Bush en la Cumbre de Monterrey.
Ningún vocero, ninguna 'fuente autorizada' ha dado hasta ahora una explicación verosímil para una jornada absolutamente excepcional vivida el miércoles 7 en la estancia de Anchorena: instalando un paréntesis en sus vacaciones, y bajo la atenta mirada del embajador Martin Silverstein, el presidente Jorge Batlle dedicó ocho horas ininterrumpidas de su preciado tiempo a conversar con 15 legisladores estadounidenses que habían desembarcado el día anterior en Punta del Este, cuando aterrizó en Laguna del Sauce el avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que los traslada en su gira por Uruguay, Argentina y Chile.
Las escuálidas crónicas (que debieron ceder espacio a la noticia 'estrella', la aparición de la adolescente secuestrada durante 20 días) detallan las atenciones del anfitrión con sus huéspedes. Bajo estrictas medidas de seguridad (la prensa no pudo presenciar el espectáculo) el presidente Batlle mostró las bellezas naturales de la estancia Anchorena, recorrió el parque forestal y explicó a algunos miembros de la Comisión de Agricultura del Senado de Estados Unidos los altos rendimientos en la producción de trigo, cebada, leche y carne que se obtienen en el establecimiento presidencial.
En el almuerzo ofrecido al vicepresidente del Senado estadounidense, Thad Cochran, perteneciente al Partido Republicano por el estado de Mississippi, y a los senadores republicanos Norm Coleman (Minnesota), Mike Dewine (Ohio), Pat Roberts (Kansas) y el demócrata Patrick Leahy (Vermont), nuestro mandatario tuvo especiales atenciones ('se sirvieron abundantes ensaladas y mucha agua mineral, señalaron los informantes, teniendo en cuenta el intenso calor de la víspera') y la delicadeza de entablar conversaciones con 'agenda abierta'. Los cinco senadores habían llegado a Anchorena a las 11 de la mañana, hicieron un alto a las 12.30 para el almuerzo y retomaron sus actividades a las 14 horas. El martes 6 habían tenido una reunión en Casapueblo, en Punta Ballena, con el ministro de Agricultura, Martín Aguirrezabala, y habían pernoctado en la residencia diplomática de Silverstein en Montevideo.
A las 16 horas, sin exhibir muestras de cansancio, el presidente Batlle despidió a los senadores que salieron por una puerta y recibió a 11 congresistas que entraban por otra. Esta segunda delegación encabezada por el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, J Dennis Hastert, e integrada por los representantes republicanos Cass Ballinger (Carolina del Norte), John T Doolittle (California), Porter Goss (Florida), Melissa Hart (Pennsylvania), Charles Whitlow Norwood Jr (Georgia), Adam Putnam (Florida), Ileana Ros-Lehtinen (Florida), E Clay Shaw, Jr (Florida), y el demócrata Ed Pastor (Arizona), permaneció en Anchorena hasta las 18.30; los congresistas, que habían retrasado su llegada a las costas del Arroyo de las Vacas debido a la agenda de contactos parlamentarios y conferencias de prensa en el Palacio Legislativo, debieron resignar los paseos bucólicos para concentrarse en las conversaciones que fueron puntualmente monitoreadas por el embajador Silverstein y por el asistente especial del presidente Bush para Asuntos Legislativos, David W Hobbs.
Gritos y susurros
¿Qué temas trataron los legisladores estadounidenses y sus anfitriones uruguayos? No deja de ser sintomático que la abultada presencia legislativa en nuestro país coincida por un lado con la inminente Cumbre Extraordinaria de las Américas, que comenzará el lunes 12 en Monterrey, México; y por otro, con la sorpresiva y deliberada crisis diplomática que estalló como regalo de Reyes entre Argentina y Estados Unidos. La cumbre de Monterrey estará dedicada casi exclusivamente a debatir un tema prioritario para Estados Unidos, la seguridad hemisférica; el enfrentamiento entre Washington y Buenos Aires obedece a la impotencia estadounidense frente a la política argentina sobre Cuba. De ahí que, para comprender la movida de legisladores estadounidenses en Uruguay, necesariamente deben vincularse los temas públicamente admitidos -la participación de Uruguay en la Asociación de Libre Comercio de las Américas (alca), o el incremento de las relaciones comerciales bilaterales- con el tema excluyente de la preocupación de George Bush en el arranque del año electoral que decide si permanece en la Casa Blanca: Cuba.
Roger Noriega, ese halcón de los halcones de la ultraderecha republicana que ocupa la subsecretaría de Relaciones Hemisféricas del Departamento de Estado, es el responsable de una suerte de patoterismo diplomático desencadenado en vísperas de la cumbre: en unas declaraciones formuladas tras una conferencia en el Consejo de las Américas, en Washington el martes 6, acusó a Cuba de desestabilizar a algunos gobiernos democráticos de América Latina: 'Fidel Castro está apelando a formas de desestabilización política y económica en países vecinos. Sus acciones están siendo seguidas cuidadosamente en Latinoamérica y Estados Unidos', amenazó. Un vocero de la subsecretaría había afirmado horas antes que la desestabilización se realizaba mediante financiamiento del gobierno venezolano de Hugo Chávez, y que los planes pergeñados por Cuba y financiados por Venezuela incluían 'a Bolivia, Ecuador, Colombia e incluso Uruguay'. Cuando se le solicitó que confirmara la acusación dijo: 'No estoy en condiciones de hacerlo en forma específica'.
Aquí en Montevideo nadie reclamó detalles de esa supuesta financiación venezolana de los planes cubanos para desestabilizar al gobierno de Batlle, un gobierno que se autodesestabiliza sin necesidad de poner dinero. Sólo el senador socialista Reinaldo Gargano horadó la siesta estival con una ironía: 'Invito a los agentes norteamericanos de la CIA para que revisen mi domicilio y obtengan las pruebas de las supuestas ayudas de Venezuela y Cuba, como dice Noriega que existen. Si tienen pruebas que las presenten, de lo contrario podemos estar ante un infundio programado', declaró a la agencia Prensa Latina. El silencio oficial era evidente, mientras en Buenos Aires las otras declaraciones de Noriega, sobre el carácter izquierdista del gobierno de Néstor Kirchner y el 'desagrado' de Washington por la política argentina hacia Cuba, provocaban una airada reacción del canciller Rafael Bielsa y una firme postura de independencia en la Casa Rosada.
Moneda de cambio
Anchorena, por el contrario, fue el escenario de un complaciente plegamiento de Uruguay a las pretensiones estadounidenses. En verdad, de los 15 legisladores que juguetearon en los cuidados jardines de la estancia presidencial, dos congresistas llevaron la voz cantante: los diputados por Florida Porter Goss e Ileana Ros-Lethinen. Actual presidente de la Selecta Comisión Permanente de Inteligencia, y miembro de la Comisión Selecta para la Seguridad de la Patria, el selecto Goss lidera la investigación sobre posibles fallas de inteligencia antes de los ataques a las Torres Gemelas. Antiguo oficial de Inteligencia del Ejército y de la cia, Goss está nominado por Bush para ocupar la dirección de la Agencia Central de Inteligencia una vez que finalice su período como legislador y antes de que se produzca el cambio de gobierno tras las elecciones de noviembre.
El currículo de Ileana Ros-Lethinen, por su parte, está a la altura de su colega y correligionario: su condición de primer parlamentario de origen cubano se debe, en gran medida, a su participación en la Fundación Cubano Americana de Miami, a su irreductible odio al régimen de Fidel Castro y particularmente a su decidida colaboración en el mantenimiento del bloqueo a la isla impulsando la ley Helms-Burton, que pretende legalizar el aislamiento comercial de Cuba a nivel internacional. Ileana es un puntal del lobby de la mafia cubana de Miami que procura embarcar a la Casa Blanca en una agresión militar directa contra Cuba, una aventura cuyas óptimas condiciones garantiza la actual administración Bush.
En las relaciones entre Washington y Montevideo, Cuba surge una vez más como moneda de cambio para resolver problemas de caja. La iniciativa uruguaya de promover, en 2002, el voto de censura contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra fue la contrapartida de la disposición del presidente Bush a resolver los urgentes problemas financieros de la crisis bancaria uruguaya adelantando los dineros que se solicitaban al FMI. Ahora, las mismas necesidades financieras para cumplir con los pagos de la deuda externa impulsan al gobierno de Batlle a secundar los planes estadounidenses para definir políticas de seguridad hemisférica en la Cumbre de Monterrey.
Así, desde el arribo de la delegación parlamentaria estadounidense, voceros uruguayos hicieron hincapié en la pretensión de que el Congreso de Estados Unidos incorpore a Uruguay en la lista de países que se benefician de asistencia financiera directa. De alguna manera el congresista Goss adelantó una posición favorable a la pretensión uruguaya, pero advirtió que para ello era necesario que Uruguay amoldara sus criterios judiciales a las normas estadounidenses. Goss se refería a la negativa uruguaya a extender inmunidad a las tropas estadounidenses que pudieran eventualmente ser juzgadas por el Tribunal Penal Internacional de Roma. Debido a esa reticencia, Estados Unidos suspendió la ayuda militar a Uruguay, pero las afirmaciones de Goss, en el sentido de que el gobierno de su país está 'complacido' por el 'apoyo' de Uruguay en la condena a la política sobre derechos humanos en Cuba, sugieren que el futuro director de la CIA obtuvo lo que vino a buscar. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Dennis Hastert, adelantó por su parte que el Congreso está dispuesto a analizar los planteos para 'mejorar la situación bancaria y los problemas que pueda tener este país, y trabajar en conjunto para tener una economía más estable para Uruguay'.
Será necesario aguardar unos pocos días, y conocer el resultado de la Cumbre de Monterrey, para calibrar hasta dónde es capaz el gobierno uruguayo de hipotecar su política exterior para recolectar chirolas, esas que permitirían financiar este año electoral.