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Latinoamérica

Se trunca entierro de coronel Gutiérrez

  Cementerios de Quito no quisieron hacerse cargo del muerto...
 APDH quería "enterrarlo" este 22...

   Acta Uno: 8 de enero del 2004   Dirigentes de la APDH se reúnen para evaluar el momento nacional y diseñar  la ejecución de varias acciones simbólicas que evidencien ese momento y lo  que las elites y medios se empeñan en negar: que el régimen de  Gutiérrez -lejos de "consolidarse" como ellos dicen orondos y lirondos- va  rumbo a un irreversible despeñadero, con todo y país entero a la espalda,  que es peor.
 Faltaban dos semanas para que se cumpliera cuatro años del memorable  levantamiento que un 21 de enero del 2000 determinó 4 caídas y 1 ascenso:   - la caída del nefasto régimen del prófugo Dr. Jamil Mahuad (actual profesor  en Harvard de la increíble materia académica "Experiencias Democráticas  exitosas", tal como se informara en marzo del 2000);   - su recambio, aceptado por Washington, vía ascenso (y posterior caída) del  ahora prófugo de la justicia Dr. Gustavo Noboa, "asilado" en República  Dominicana, como medida salomónica del Departamento de Estado y las elites  criollas para evitar en Ecuador lo que, con desprecio, aún denominan  "intento de dictadura indígena";   - la orquestada caída de la moneda nacional ("sucre" creo se llamaba,  queridos miles de niños ecuatorianos de 4 años de edad) y la neoliberal  puesta en marcha de la dolarización sin Mahuad;   - el fin de la más progresista y preparada generación militar  ecuatoriana -la promoción del 68'- cuyos mejores oficiales, expulsados del  Ejécito por participar en este "levantamiento", cayeron -al igual que  indios, urbanos giles e izquierdas ídem del continente- en la maniobra de  Engaño Estratégico de Lucio Gutiérrez y el Generalato ese 21 de enero,  dejando las FF.AA. en manos del sector menos lúcido y más conservador y  pro-washingtoniano de la historia reciente;   - y el ascenso: La entrada en escena de un oscuro ex-edecán de los célebres  ex-presidentes Abdalá Bucaram y Fabián Alarcón, oficial de nombres Edwin  Lucio Gutiérrez Borbúa quien, usando a los indígenas, los coroneles del 68',  los movimientos sociales y las izquierdas del país, llegó a Presidente -3  años después- para poner en marcha el proyecto de poder más recalcitrante y  peligroso de la década (para la sobrevivencia del Ecuador como nación),  luego del paso del Ing. Febres Cordero por el poder en los años ochenta.
  Acta Dos: del 9 al 15 de enero de 2004   Mientras los orcos gutierristas organizan para el 21 contramarchas de apoyo  al régimen, contratando buses para que a Quito y Guayaquil llegue gente a  aplaudir la clara desfiguración de lo que fue el 21 de enero, mientras los  trolls de Sociedad Patriótica promueve festivales con beldades chicheras,  tragos y "payasitos para que diviertan al pueblo" como dijo el romano asesor  del emperador Lucio, coronel Patricio Acosta; las dirigencias sociales,  indígenas y de izquierdas visibilizan sus diferencias públicamente, no  logran ponerse de acuerdo, todavía, en unificar estrategias para la  destitución del emperador, en esbozar un futuro gobierno de transición  post-Gutiérrez y recuperar la posta definitiva de construcción del nuevo  poder, aplazada un 21 de enero de hace 4 años.
 En esas circunstancias, la APDH decide poner en práctica la tarea  planificada el día 8, una más de sus inocentes acciones simbólicas: arrendar  un nicho en el tradicional cementerio de San Diego de la ciudad de Quito,  adquirir un ataúd sin cepillar, contratar una banda popular de música para  velorios y antigüas plañideras, para realizar el entierro (simbólico, no  faltaba más) del Ing. Lucio Gutiérrez Borbúa, al día siguiente, esto es el  jueves 22 de enero (fecha en que 4 años antes el país despertara con Noboa  en palacio), y -de paso- guardar luto temporal por los sueños de cambio de  todo un país, truncos por obra y gracia del inminente enterrado.
 Acta Tres: del 15 al 20 de enero de 2004   Con esa tareíta en mente, miembros de la APDH inician la aventura: un grupo  se dirige a reconocer el terreno, esto es el famoso cementerio de San Diego,  en cuyas instalaciones ubican el nicho perfecto para la ocasión, el único  que no ha sido arrendado ni comprado nunca en cien años de historia  camposanta: el nicho número 13. Piden cita al administrador del cementerio,  le explican que desean saber los precios de un nicho ("mil trescientos  dólares, la compra; cuatrocientos y pico, el arrendamiento por cinco años",  explica el señor). Le indican que desearían el Nicho No. 13, se sorprende  ("es que nunca nadie ha querido ese nicho, porque trae mala suerte, pero si  así lo desean, no hay problema, allá ustedes, o mejor dicho, allá el  finado").
 Al final le mencionan el objeto del arrendamiento: "verá señor, no es para  enterrar un pariente, sino para enterrar una idea". Sorprendido, el  administrador escucha la idea y concluye: "vean señores, está buenísima su  idea, este es un gobierno de ultraderecha que no sirve para nada, pero como  soy solo el administrador, tratándose de un asunto de esta magnitud y para  evitarme líos, vayan a hablar con los Directivos de la Sociedad Funeraria  Nacional, que es la empresa que autoriza el asunto".
 Mientras tanto, otro equipo de la APDH se dedica a la grata tarea de visitar  de todas las funerarias del centro histórico de Quito a fin de hallar la  parafernalia propicia para tamaña ocasión. El ataúd más barato lo encuentran  en una funeraria cercana a la calle 24 de Mayo al precio de $40 dólares, y  la lápida donde deberá inscribirse el RIP del coronel, a $ 60.
 Los directivos de la APDH ofician a la reconocida Sociedad Funeraria  Nacional y vía correo electrónico, fax y visita, le hacen llegar la inédita  cuanto mortuoria propuesta. La respuesta vuelve con días de tardanza:   "...El Directorio de la Sociedad reunido en sesión ordinaria lamenta no  atender la petición porque no podemos intervenir en asuntos de carácter  político...".
 De allí en adelante, con el ataúd listo y la lápida adquirida, la banda  popular de música mortuoria contratada y la favorable respuesta de cinco  voluntarias de una organización amiga que aceptaron actuar de plañideras, la  odisea debió acelerarse en todos los cementerios de la ciudad. Varios más,  los regentaba la Sociedad Funeraria Nacional, motivo que impedía siquiera  continuar la diligencia. Del exclusivo Monte Olivo, ni hablar, pues además  de sus costos no aptos para enterrado tan barato, conocimos que gerencian  hijas de un ex- presidente de la República muy conocido. Y así fueron  pasando los días de enero, hasta que por fin el equipo localizó un  cementerio en el popular y hermoso sector de Guápulo, a donde concurrió otra  vez el equipo con el objeto de encontrar un nicho para tan ilustre  enterrado. "Queridos señores, aquí no se arriendan nichos porque no es  política del cementerio arrendar sino venderlos, y así es suyo para toda la  vida. El precio es de 200 dólares, el más barato de todos los nichos de  todos lso cementerios de la ciudad. Sólo digan que el muertito era de  Guápulo y ya. Vayan a conversar con el secretario, señor x-y-z, en la  iglesia del pueblo".
 Sabido esto, se procede a visitar la famosa (y hermosa) iglesia de Guápulo  para parlar con el secretario, a quien se le explica que hace aaaaaños  vivíamos allí. Eficazmente el secretario indica que no hay problema, que ese  mismo rato hace el contrato de compra-venta de uno de los nichos y que el  día siguiente podemos retirar el comprobante. Cuando se le relata que no es  un nicho para un pariente, sino para enterrar una idea, el secretario,  asustado, dice: "¿y cuál idea?". La justicia, se le riposta, echándole el  por qué, el cuándo y el cómo. "Chuta, señores, francamente es la primera vez  en la historia de este cementerio que alguien quiere un nicho para esas  cosas. Si es así, mejor hablen con el curita porque él es quien decide".
Hablamos con el padrecito y le soltamos la idea: "no hijitos, no. Debemos  inscribir el nombre del fallecido en el acta y legalmente, por lo que dice  el Código Civil y todo eso, no vamos a poder registrar 'aquí yace el  mentiroso'. No, hijitos, perdonen nomás".
 Ya solo faltan dos días. ¿Y ahora?, se dicen los activistas de la APDH.
 Acta Cuatro: Día 20 de enero del 2004   Son las 12 del día y sólo faltan 24 horas para enterrarle al que sabemos...
 Se decide pedir cita a la CONAIE urgente y proponer la idea a sus  dirigentes. Allá se explica: "se trata de esto...... ya tenemos todo, sólo  necesitamos su autorización para abrir la tierra en tal lugar y enterrarle  al que sabemos. La Bandera Ecuatoriana la abriremos el momento de concluir  el acto y procederemos a entregarla a ustedes y los otros dirigentes  sociales como símbolo de que la esperanza patria, que no morirá nunca, sólo  la depositamos en la lucha y el futuro. Volveremos a desenterrar el ataúd y  quitar la lápida cuando el verdadero mentiroso se haya ido por las buenas, o  por las malas".
 Humbertito Cholango, el valiente dirigente del Ecuarrunari, recientemente  detenido por decirle mentiroso al mentiroso, se ríe y pone contento, "buena  idea" dice, y con los activistas de la APDH -como si todos hubieran vuelto a  la edad de la picardía colegial- revisa el espacito de tierra que los  defensores de DDHH han ubicado para abrir el hueco mortuorio en el césped  que adorna el frontis del local. "Pero habría que meter más cosas, afiches  de la campaña electoral, la fea bufanda de Sociedad Patriótica,....". Claro  que sí, respondemos, es buena idea, además meteríamos las caricaturas de  éste publicadas en la prensa que denuncian en burla el sometimiendo del  mentiroso a Febres y Bush... En fin.
 Los dirigentes nacionales nos avisan que deben decidir la cosa en el  colectivo. "A la tarde les damos la respuesta, nos reunimos a la 1 y  discutimos el asunto...". Ya son las 2 de la tarde. No hay respuesta. Quizá  decidieron bien, a lo mejor pensaron en que la opinión pública podía  malentender la idea y que podría leerse que en ese ataúd no sólo enterraba a  Gutiérrez, sino que también se enterraban los que un día fueron sus aliados.
 Bueeeeno -se dijeron los fallidos sepultureros-: respetamos y acatamos lo  que los compas hayan decidido, aunque no se sepa bien la decisión tomada.
 Acta Cinco: Día 21 de enero   Quito, que durante todo este enero se mantuvo soleada y cálida, este 21 de  enero de 2004 amanece gris, lluviosa, londinense. "¡Qué día más fiero,  Jesús!" dicen las mamás de los guaguas, mientras los arropan para madrugar a  clases. Aquel 21 de enero del 2000, el de hace 4 años, tuvo mucho sol, lo  recuerdo. Este 21, siendo las dos de la tarde, mantiene un cielo nublado  ("San Pedro hizo justicia: le agüó la fiesta al Acosta y sus orcos en  Quito", dicen los apdh's).
 Finalmente, lo que queda claro, en este día nublado, son dos cosas:   1. Que si el cielo estuvo gris, el aire de muchas zonas de Quito estuvo rojo  de llantas quemadas y hogueras encendidas, e irrespirable por la cantidad de  lacrimógenas que los orcos lanzaron contra manifestantes urbanos del Frente  Popular organizados en piquetes de acción relámpago, y que desde las 6 y 1/4  de la mañana en punto cortaron rutas en las vías de acceso a la capital,  como en la Argentina, y bloquearon calles y avenidas de manera escalonada a  lo largo y ancho de todo este feo día. En los piquetes del centro hallamos  oídos receptivos: "De acuerdo, compañeros, aceptada la idea: hagamos juntos  el entierro del mentiroso, ya no este 21, sino tal día y a tal hora". (Nota  de la Redacción: esperamos que los lectores nos acompañen en este próximo  acto de piedad cristiana).
 2. Que el "Récord Guinness" no lo establecerán los sueños de perro de la  Primera Dama, interesada en "formar la cadena humana (infanto-juvenil) más  grande del mundo, que vaya de Quito a la Mitad del Mundo", para intentar  ganar el premio Guiness por un fajo de dólares que sirva "para ayudar en la  construcción de un hospital para los más pobres", platita que el maridito  que tiene, niega a los hospitales de los más pobres por cumplirle al FMI y  al pago de la deuda externa, y por tratar como subversiva a la Salud Pública  del Ecuador. No.
 El Récord Guinness lo acaba de establecer el que sabemos, porque no hubo un  sólo cementerio que quisiera cederle un nicho al mentiroso. Por algo será.
 El inconcluso sueño de un país mejor, ese que no se entierra, resucitará un  día no lejano, con la tempestad social que se avecina.
 Alexis Ponce   -Mensaje original-  De: APDH del Ecuador  Enviado el: Jueves, Enero 15, 2004, 15:30 PM  Para: Sociedad Funeraria Nacional  Asunto: Carta al Sr. Gerente de Sociedad Funeraria Nacional    Quito, enero 15 de 2004   Estimado señor don     REPRESENTANTE DE SOCIEDAD FUNERARIA NACIONAL   En su despacho   Estimado señor:   Reciba un atento y cordial saludo, a la vez que nuestros deseos porque este  nuevo año sea lleno de satisfacciones profesionales para su persona.
 El motivo de la presente es solicitarle a usted que se digne autorizar el  arrendamiento de un nicho en el cementerio antiguo de San Diego en esta  nuestra ciudad de Quito, por el lapso de un año, cuya lápida sería  simbólica, no con el nombre de un familiar fallecido, por ejemplo, sino para  “enterrar” una idea, esto es “El sueño de un Ecuador mejor”.
 Le solicito que el nicho que me arriende sea el número 13, que mediante  observación y visita hecha ayer, se encuentra vacío en el cementerio antiguo  de San Diego.
 En caso de que el lapso de tiempo de arrendamiento del nicho no fuese  posible por el año que solicito, entonces me atendría a la sugerencia del  tiempo que determine.
 Le quedo agradecido por su gentileza a esta petición, que tiene como  objetivo invertir en un gasto para cumplir una idea simbólica, a fin de  llamar a la reflexión a la ciudadanía ecuatoriana sobre valores perdidos,  casi muertos, en nuestro país, parecer que sin duda será compartido por  ciudadanos de su valer.
 Atentamente,   Alexis Ponce   Vocero nacional APDH   C.I. 170884944-1   Telefax: 2-223324   e-mail: quijote@punto.net.ec    Respuesta de la Sociedad Funeraria Nacional:   2004-12-037-SFN  Quito, a 19 de enero de 2004   Señor  Alexis Ponce  Vocero Nacional de los DDHH  Presente    De mis consideraciones:   Por medio de la presente me permito comunicar a usted que el Directorio de  la Sociedad en sesión ordinaria de 15 de los corrientes, conoció la  comunicación de la misma fecha en la que solicita el arrendamiento de un  nicho (para cadáver) en el cementerio de San Diego, por el lapso de un año,  cuya lápida sería simbólica, no con el nombre de un familiar fallecido, sino  para enterrar una idea: "El sueño de un Ecuador mejor".
 Al respecto, el organismo directivo lamenta no poder atender la petición,  toda vez que el Estatuto vigente de la Institución, en el Art. 6, señala que  la Sociedad no podrá intervenir en asuntos de carácter político o religioso.
 Sírvase aceptar nuestros sentimientos de distinguida consideración.
 Atentamente,  Representante de SFN