Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey
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Exigen 500 activistas comercio justo y repudian presencia de George W. Bush.
Los templos católicos, únicos sitios transitables ayer en el
centro regiomontano.
Saludos a Lula, apoyo a Kirchner y mención a "AMLO", en la movilización
a la Macroplaza.
Fabiola Martinez y David Carrizales Enviada y Corresponsal.
Monterrey, NL, 12 de enero. Alrededor de 500 integrantes de El Barzón
nacional y de organizaciones sociales marcharon hoy por las principales avenidas
de esta capital para exigir un comercio más justo entre los países
de América y en repudio a la presencia en el país del presidente
de Estados Unidos, George W. Bush, a quien llamaron "terrorista" y "asesino".
Conforme se acercaba la hora del encuentro entre los anfitriones y los invitados
a la Cumbre Extraordinaria de las Américas, fueron reforzados al extremo
los requisitos para ingresar en el perímetro de la Macroplaza, aunque,
pese al rigor, los organizadores decidieron hacer una excepción.
Los únicos que ingresaron sin la acreditación correspondiente
fueron los feligreses que acudieron a misa de 7 a la iglesia del Sagrado Corazón,
que se localiza en contraesquina del palacio de gobierno.
Ellos sí pudieron entrar, y es que los templos, como ocurrió ayer
en la Catedral Metropolitana, fueron los únicos sitios del centro de
la ciudad por donde la gente se pudo mover con toda libertad.
"Las cumbres de organismos internacionales se realizan aquí, en el corazón
del modelo neoliberal mexicano, porque la sociedad neolonesa casi no está
organizada y la gente es muy apática", había advertido horas antes
de la magra movilización, Liliana Flores Benavides, secretaria general
de El Barzón. La declaración resultó presagio, porque sólo
un reducido número de personas, la mayoría gente de la tercera
edad, salió a la calle para protestar contra el modelo económico
vigente y las "imposiciones" del gobierno estadounidense en el hemisferio.
No obstante, cuando el contingente se topó con las vallas metálicas,
colocadas por la Policía Federal Preventiva en la periferia de la Gran
Plaza de Monterrey, un pequeño grupo de militantes del Partido de los
Comunistas y una veintena de representantes de organizaciones no gubernamentales
lograron burlar las estrictas medidas de seguridad y apostarse a un lado de
la fuente de Neptuno, a unos 150 metros del palacio de gobierno, sitio en que
el presidente Vicente Fox ofreció dos horas después una cena de
gala a los mandatarios asistentes a la cumbre.
Con todo, los barzonistas imprimieron alegría y creatividad a su movilización.
Los más viejos militantes, integrantes del llamado Braceroproa, arrastraron
por varios kilómetros 26 monigotes, elaborados a mano, de tres metros
de altura. Colocados sobre rodillos, en la cúspide llevaba cada uno,
una especie de piñatas en forma de estrellas, en las que escribieron
igual número de leyendas.
Lo mismo mensajes como "No a los subsidios gringos" o "Amnistía migratoria"
que saludos de bienvenida para el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula
da Silva; reconocimientos a la posición del mandatario de Argentina,
Néstor Kirchner, y hasta las iniciales del jefe de Gobierno del Distrito
Federal: AMLO.
Los elementos de diferentes corporaciones, casi todos desarmados, no se dieron
abasto para tratar de contener la embestida y, desesperados, intentaban formar
un muro humano ante la imposibilidad de jalar sus vallas metálicas en
medio del embotellamiento vehicular que se formó en el cruce de las avenidas
principales de esta ciudad, Zaragoza y Padre Mier.
Para los encargados de la seguridad, en el episodio que por un momento pareció
devenir en refriega, "no se perdió el control. Yo vine aquí a
fumarme un cigarro", expresó el general José Domingo Ramírez
Garrido Abreu, ex comandante de la Cuarta Región Militar y ex jefe de
la policía del Distrito Federal.
Parque Fundidora.
Los altermundistas lograron poner en acción las estrategias policiales
por la mañana. Jóvenes anarcopunks, neozapatistas y de diversas
corrientes de izquierda también repudiaron la presencia del presidente
estadunidense.
Cerca de 200 manifestantes pretendieron llegar a las instalaciones del Parque
Fundidora, donde horas más tarde se reunirían los mandatarios
de América, pero 500 metros antes fueron contenidos por una barrera de
medio millar de policiacos federales y estatales, que portaban cascos, escudos
y chalecos antibalas.
Una valla metálica que se interponía entre los contingentes sirvió
de tarima para que, al final de la manifestación, un joven bailara desnudo
algo parecido a una batucada, mientras otros activistas quemaron un monigote
que representaba al presidente Vicente Fox Quesada.
Mientras avanzaba el contingente, decenas de elementos de la policía
regiomontana se adelantaban para pedir a los dueños o encargados de los
negocios que cerraran sus puertas y bajaran las cortinas metálicas, ante
posibles saqueos o daños en sus instalaciones, en tanto que otros policías
cubrían con sus cuerpos las instalaciones bancarias al paso de los manifestantes.
Salvo algunas "pintas" en los cristales de negocios que no contaron con la protección
policiaca, la marcha transcurrió tranquilamente, sin daños o detenciones.