Latinoamérica
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LA REVOLUCION BOLIVIANA (VIII)
BANZER EN EL CAMINO DE LA DESTRUCCION DE BOLIVIA
Por: CEIPLT*
'Banzer en el camino de la destrucción de Bolivia' apareció en
la revista 'Cuarta Internacional', del Partido Obrero Revolucionario (POR),
en octubre de 1973, Nº 2.
Para derrotar al fascismo es necesario fortalecer la vanguardia revolucionaria,
unificar y armar a las masas en el combate
1) Violencia y entreguismo
En el año y medio de gobierno que tiene Banzer ha desarrollado todas
las características propias del fascismo criollo, en la defensa de la
propiedad imperialista y de sus socios nacionales, la burguesía explotadora
en todos sus matices. No sólo hay que destacar los métodos represivos:
el asesinato de los dirigentes revolucionarios, los apresamientos masivos en
los rastrillajes de las ciudades y aldeas, los asaltos de las Universidades,
templos y monasterios, los campos de concentración en las zonas más
inhóspitas, y los calabozos y antros de torturas montados en La Paz,
Santa Cruz y las principales ciudades, la proliferación de organismos
paramilitares con carta blanca para detener, torturar y asesinar sin conocimiento
de nadie y sin responsabilidad alguna. Todas estas medidas criminales, patológicas,
que buscaron destruir todo matiz de oposición izquierdista, aplastar
a las fuerzas motrices del proceso revolucionario boliviano, son apenas una
faceta del régimen fascista. Son su aspecto más repugnante, truculento
y grotesco, fácilmente apreciado dentro y fuera del país.
Pero, la otra cara del fascismo menos truculenta, pero igualmente criminal,
es su entreguismo en cuerpo y alma, su servilismo lacayuno a los designios del
imperialismo. El fascismo en los países semicoloniales es hijo del imperialismo,
engendrado con las clases dominantes nativas y apuntalado por los sectores pequeño-burgueses
desprovistos de futuro, atenaceados por la inseguridad y el hambre, en una situación
de crisis económica con su inflación permanente y la desocupación
que aumenta día a día.
Con esa filiación, el gobierno de Banzer se ha entregado a desmontar
todas las conquistas que las masas habían impuesto y ganado con sus movilizaciones
a partir de 1952. Conquistas políticas que fueron barridas con la represión.
Conquistas sociales que igualmente fueron desconocidas. Pero, lo fundamental,
es que la línea básica del fascismo fue y es, la de encadenar
a nuestro país al imperialismo, convirtiéndolo en una hacienda
de las empresas norteamericanas. La vuelta del imperialismo a Bolivia, ya sea
directamente por las empresas e instituciones yanquis, o indirectamente a través
del subimperialismo brasileño. Este es el rol fijado por el imperialismo
para el títere Banzer y su camarilla.
Así vemos cómo los fascistas con un verbalismo nacionalista, se
ocupan ahora de desnacionalizar las empresas que fueron tomadas a los explotadores
yanquis. En el petróleo si bien los pozos de la Gulf Oil quedan con YPFB,
las otras instancias del negocio petrolero pasan a manos de las empresas imperialistas,
a través de una serie de sociedades y contratos, que no hacen otra cosa
que ocultar esa realidad.
El caso de las escorias, desmontes y relaves, que durante Barrientos fueron
entregados a la IMPC y la Mina Matilde, es verdaderamente vergonzoso, y demuestra
la línea de entreguismo incondicional al imperialismo del gobierno Banzer.
Aquí también se sigue el método de aparentar que se mantiene
la estatización mientras que mediante contratos y empresas fantasmas,
el control y las ganancias queda para los empresarios yanquis.
En el caso de Mina Matilde la figura es aún más repudiable. La
empresa yanqui invirtió en su instalación 3.000.000 de dólares,
Banzer le reconoce una indemnización de 13.400.000 millones dc dólares.
Pero aún más. Esta indemnización se paga al contado y para
esto el Estado Boliviano, adquiere un préstamo por esa cantidad de los
Bancos Norteamericanos. Este préstamo sale con facilidad, mientras otros
para renglones de desarrollo, jamás despachan las entidades financieras.
En esta forma la empresa imperialista, sale ganando, mientras el pueblo boliviano
debe cargar con este crédito que va a engrosar la abultada deuda pública
del país. La operación se cierra con un broche de oro. Además
de la indemnización pagada al contado, el Gobierno Banzer deja en manos
de la Empresa la comercialización en el exterior de la producción
de Matilde. En conclusión que no sólo Bolivia pierde el control
y ganancias que puede dar la explotación del Zinc de Matilde, sino que
además regala varios millones de dólares. Este es el retrato entreguista
del régimen del general Banzer.
La desnacionalización de las minas que explota Comibol, se prepara y
avanza por otros medios. Los fascistas han establecido un virtual cerco alrededor
de las minas de Comibol, para debilitarla económicamente, llevarla a
la quiebra, y finalmente entregarlas. El Plan no es nuevo, pero los fascistas
lo han perfeccionado y lo llevan adelante. Por un lado se levantarán
las reservas fiscales de extensos yacimientos de minerales para concederlos
a las empresas privadas. Esto significa reducir a la Comibol a las actuales
explotaciones, que como todo el pueblo sabe están agotadas o empobrecidas.
Luego el cercenamiento del campo de operaciones de Comibol, es evidente con
la creación de las empresas independientes sobre las fundiciones y la
explotación del hierro. El surgimiento de ENAF y SIDERSA como empresas
independientes, con economía delimitada, son golpes directos a la existencia
de Comibol.
El operativo se completa facultando a estas empresas a constituir sociedades
mixtas con el capital privado. En las condiciones del país, con una burguesía
económicamente débil, esos capitales no pueden ser sino los que
aporten las empresas norteamericanas y norteamericanas-brasileñas. Estamos
así, frente al grave peligro de que la lucha del pueblo boliviano, de
los mineros, y que hizo posible la nacionalización de las minas en 1952,
sea burlada. Banzer prepara el reingreso a Bolivia de los nuevos Barones de
las minas.
La recuperación por el imperialismo de sus viejas posiciones, el control
dc nuevas facetas de la economía boliviana, no tiene límites.
La radicalización de las masas hasta plantear el problema del Poder Obrero,
ha llenado de miedo a los opresores de América Latina, y por eso quieren
eliminar de raíz este peligro a sus intereses. Ya en 1959, la revista
Times publicó las opiniones de un diplomático norteamericano en
sentido dc distribuir Bolivia entre sus vecinos, para así acabar con
los problemas que creaba.. Este pensamiento fue luego recogido por los gorilas
brasileños: El general Bethlem, propició durante el gobierno de
Torres la desintegración del país. Este general fue el intermediario
del gorilismo de su país con el golpe de Banzer y el portador de la cuantiosa
ayuda a los fascistas. Ahora bien, esa desintegración de Bolivia, toma
forma en el régimen de Banzer, adoptando la forma de penetración
económica y militar brasileña en todo el oriente boliviano.
En la práctica, el subimperialismo brasileño es el que domina
en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando. La red aduanera de las fronteras
geográficas con el Brasil se ha trasladado a las de Cochabamba y Chuquisaca,
abandonando toda la extensa zona oriental al influjo de las empresas brasileñas.
La oligarquía cruceña se asocia a los capitales brasileños
y norteamericanos. Sobre esa base el separatismo en su forma de federalismo
primero, es alentado por el mismo canciller falangista, Mario Gutiérrez.
El Ejército boliviano, controlado y dominado por la alta jerarquía,
que ha distribuido privilegios de casta en las filas castrenses, aparece comprometido
en la desintegración de Bolivia, que lleva adelante el imperialismo.
El MNR, FSB y sus socios menores, organizados en FNP, son también los
cómplices de estos planes liquidadores del país.
2) La inestabilidad del Gobierno Banzer
Esa línea de violencia represiva criminal, de franca apertura a la opresión
imperialista, y de desintegración calculada de Bolivia, no obstante muchos
de sus triunfos, no ha podido crear una situación estable política
y económicamente.
Lejos de esto, después de un primer período de cohesión
eufórica dcl régimen fascista, durante el cual sanguinariamente
se reprime, se presencia la avalancha contra la izquierda boliviana, contra
las universidades, la Iglesia comprometida con el pueblo, las masas radicalizadas,
etc., etc., se ingresa a una situación llena de contradicciones. La magnitud
del crimen y la violencia, crea roces y conflictos en las esferas gubernamentales
y los círculos económicos-políticos que las apoyan. El
sanguinario y desequilibrado mental de Selich, es sustituido por Adet Zamora,
que reemplaza la represión masiva indiscriminada, por la represión
selectiva y el asesinato a nivel de jefaturas políticas de oposición
izquierdista. Por último, Adet Zamora es destituido y reemplazado por
un abogado, Alfredo Arce Carpio, en un afán de cambiar la imagen odiosa,
desprestigiada de la dictadura, por otra más benigna, con la que ensayarán
algunos gestos democratistas para engañar a los incautos.
Esta inestabilidad política y las contradicciones del régimen
son la expresión de un hecho: el régimen fascista no ha podido
derrotar y liquidar la oposición de las masas y la izquierda boliviana.
Si bien es cierto que el fascismo tomó el poder después de las
luchas sangrientas de La Paz y Santa Cruz, si después inició una
gigantesca represión, es también evidente no pudo destruir los
sindicatos y los núcleos partidarios de la izquierda boliviana. De aquí
partió un nuevo impulso de las masas y los partidos obreros. Al no poder
liquidar físicamente los sindicatos, el régimen se orientó
a controlarlos, a suplantarlos, con la pretensión de dar nacimiento a
un sindicato corporativo apegado al Estado. Pero aquí también,
Banzer y su camarilla no pudieron cumplir sus planes. El espíritu combativo
de las masas, y el grado elevado de su conciencia política, fue una valla
que no pudieron superar. Los principales sindicatos quedaron bajo la influencia
de los partidos de izquierda o de direcciones independientes revolucionarias.
El MNR y el FSB sufrieron escandalosas derrotas frente a las masas. Igualmente
la tentativa por controlar la C.O.B. y colocarla bajo el dominio estatal fracasó.
Desde las bases obreras se levantó y organizó la defensa de la
C.O.B. y las federaciones nacionales obreras.
La resistencia popular, la actividad de los sindicatos por sus reivindicaciones,
la labor de los partidos obreros pese a sus limitaciones, hicieron posible la
movilización del 1 de Mayo, en La Paz, y en todas las ciudades importantes
y centros de trabajo. Estas movilizaciones demostraron el repudio general al
régimen de Banzer, el alto grado de combatividad que anida en las masas.
En el 1 de Mayo las masas y la oposición de izquierda creció,
profundizando aún más las crisis en el aparato del Estado y los
partidos que sostienen a Banzer.
Es necesario comprender estas crisis para calibrar correctamente las debilidades
del gobierno y la fuerza que todavía tiene para mantenerse en el Poder.
El Gobierno Banzer surgió apoyado en el ejército fundamentalmente.
A esta fuerza armada se adjuntaron los viejos partidos MNR y FSB. La crisis
ha llegado a estos tres pilares del régimen fascista.
El Ejército, que es el que realmente gobierna, por encima del frente
civil del FNP, formado por el MNR y Falange, acusa una seria inestabilidad.
No obstante que Banzer se preocupó de mejorar los sueldos de los oficiales
en general, de aumentar las cuotas de víveres que reciben gratuitamente,
de elevar sus condiciones de vivienda, y otros privilegios de casta, existe
un malestar en las Fuerzas Armadas. Las luchas anteriores al golpe, los enfrentamientos
del 21 de agosto de 1971, y la actividad posterior de los oficiales que se sumaron
a la lucha de las masas, ha dado al traste con el monolitismo de la institución
castrense. En primer lugar hay una separación difícil de borrar
entre los oficiales de alta graduación, de academia, con las capas de
suboficiales y clases. Por otro lado, en la esfera de los oficiales fuera de
la presencia, muy escasa todavía, del virus popular, se da la lucha de
camarillas, estimulada por la ambición desenfrenada de poder y fortuna
rápida. Casi todo general se siente presidenciable, tiene su círculo
de adeptos, y sueña con dar su golpe de Estado.
Constantes rumores de golpes y contragolpes sacuden los cuarteles. Banzer, sin
embargo, ha podido capear el temporal hasta hoy, y se ha desprendido de sus
presuntos competidores golpistas. Primero fue Iriarte, nombrado comandante del
Ejército después del golpe del 21 de agosto, le siguió
Reque Terán, Selich el carnicero fue enviado de embajador al Paraguay
y luego dado de baja, el coronel Arana, el coronel Patiño Ayoroa, el
ex ministro de gobierno Ayoroa, Cayoja. Por último acaba de ser removido
el sanguinario ministro del Interior, Mario Adet Zamora, quebrándose
así al grupo mirandista, cuya cabeza, el general Miranda, se mantiene
aún como presidente de Comibol. El general Zenteno Anaya, actual comandante
del Ejército, sin ocultar sus ambiciones presidencialistas, espera su
momento que a su juicio podrá llegar con el desgaste de Banzer.
En el exterior también los generales radiados organizan sus golpes. El
general Méndez Pereyra, ya ha lanzado tres manifiestos propugnándose
candidato a la presidencia y trata de nuclear a su alrededor las huestes militares
y civiles de los ex presidentes generales Ovando y Torres.
Como se desprende el monolitismo está roto en las Fuerzas Armadas. Si
Banzer continúa en el poder es porque el imperialismo no ha dado luz
verde a los conspiradores golpistas, debido al cierto equilibrio entre los bandos
y porque teme que un cambio de equipo gobernante pueda ser aprovechado por la
oposición, como ocurrió en la crisis del 7 de octubre de 1970,
cuando en vez del golpista general Miranda, subió el general Torres.
Esta crisis en el pilar principal del régimen fascista se agravará
en el curso de la lucha revolucionaria. Bajo la acción combinada de la
movilización de las masas y los organismos armados propios de las masas,
las corrientes más sensibles a los cambios se desprenderán como
ocurrió en agosto de 1971 para sumarse al ejército obrero popular.
El Frente Nacionalista Popular (FNP), con el MNR y FSB, expresan también
en su estructura, en crisis, conflictos y contradicciones, la lucha y resistencia
de las masas contra el régimen. A su vez, la crisis del Ejército,
agrega un factor más que estimula la descomposición de esas agrupaciones
políticas. El MNR y PSB, que expresan los intereses de sectores de la
burguesía boliviana, pese a sus diferencias y a su pasado de choques
sangrientos y odios, se han unido para defender el orden capitalista, para impedir
que el proceso revolucionario culminara con el triunfo socialista y la instauración
del Gobierno Obrero Campesino. Como en toda situación revolucionaria
en que están peligrando los intereses del capitalismo, los sectores a
veces antagónicos de la burguesía, posponen sus diferencias, y
se unen para defender aliados el régimen de la propiedad privada y el
régimen salarial. Pero, en el primer momento, reaparecen las divergencias.
La primera crisis que se presenta en el lado civil del gobierno Banzer, se da
como conflicto entre el MNR y FSB. Esta última pugna por controlar la
totalidad dcl Poder.
Pero no hay que llamarse a engaño. Las fricciones entre MNR y FSB son
de orden secundario, comienzan y acaban en la disputa del botín, de los
privilegios, de los cargos públicos. En lo fundamental se ponen de acuerdo
para sostener al gobierno fascista. Es más importante para medir la debilidad
del régimen, la descomposición interna de estas agrupaciones políticas.
El MNR de hoy en el gobierno de Banzer no es, ni remotamente, el MNR de la década
de los 50, cuando controlaba a las masas. Ahora, se limita a influenciar sectores
artesanales, comerciantes minoristas, pequeños sindicatos fabriles, y
un sector de viejos campesinos que se beneficiaron con la Reforma Agraria hace
20 años. Propiamente, el MNR no tiene gravitación en el movimiento
vivo de las masas. La presencia de Juan Sanginés Ovando como secretario
ejecutivo de la Confederación Ferroviaria, no se debe a un apoyo de bases,
sino se trata de un encumbramiento con el apoyo policial después del
golpe del 21 de agosto.
No es por la fuerza de masas, que no tiene, que el imperialismo utiliza al MNR
para cubrir la dictadura fascista, sino por su vieja tradición de colores
democratistas, y que más tarde podrá servirles también
para montar una farsa electoral.
El MNR actualmente no es ninguna fuerza real. Las elecciones obreras de este
año han vuelto a ratificar la tendencia de las bases que se perfiló
el año pasado. Dando su apoyo a las listas frentistas de izquierda, ha
derrotado escandalosamente a los candidatos oficiales formados por gente del
MNR.
Por otra parte, el MNR no ha podido contener su fraccionamiento. Por un lado,
ha perdido el caudal que le quedaba en Santa Cruz con el retiro de Luis Sandoval
Morón, que ha constituido la Vanguardia Revolucionaria de Liberación
Oriental (VALOR). No hay que olvidar que con anterioridad se desprendieron del
MNR, por la derecha el PRA con Walter Guevara Arce a la cabeza, y el PRIN, por
la izquierda, con Juan Lechín.
Lo que quedó del MNR, dividido en varias camarillas, en un primer momento
se nuclearon alrededor de Paz Estenssoro y de las granjerías que ofrecía
el Poder. Pero, al poco tiempo, no satisfechas las ambiciones y apetitos, se
produce un nuevo fraccionamiento. Los descontentos e insatisfechos se reúnen
en torno al ex presidente Siles Zuazo y constituyen lo que se llama el MNR de
Izquierda, que pretende presentarse como alternativa de la otra fracción.
De este modo el MNR que queda con Banzer y Paz Estenssoro, es un MNR raquítico,
de burócratas y derechistas maniobreros, que a su vez están divididos
y se combaten con saña. Por un lado el viejo burócrata corrompido
de Rubén Julio, convertido en multimillonario desde la etapa anterior
de gobierno del MNR, de 50 a 64, emparentado ahora con empresas brasileñas
a donde llevó la fortuna amasada delictuosamente en Bolivia. Ciro Humboldt,
también cruceño como el anterior, vinculado con la vieja oligarquía
del Oriente, que acaba de ser removido del Ministerio de Trabajo, precisamente
por ese continuo forcejear de los grupos en pugna del MNR. Luego están
los grupos de Bedregal que fue derrotado por la alianza del sector de Rubén
Julio con un sector militar. Por último están los grupos de Diez
de Medina, Arellano y...
La FSB, partido tradicionalmente fascista, nacido bajo los pliegues de la bandera
de la Falange española, con una militancia procedente de la pequeña
burguesía acomodada, de la burguesía y los sectores agro-ganaderos,
atraviesa también un proceso de descomposición. Desgastado durante
20 años en su lucha contra el proceso revolucionario boliviano, expresado
en las nacionalizaciones, reforma agraria, conquistas proletarias, y últimamente
con las acciones guerrilleras. La FSB, el partido conservador por excelencia,
que entregó sus mejores cuadros, inclusive la vida de su fundador y jefe
Unzaga de la Vega, a la defensa del viejo latifundio servidumbral, durante la
dictadura de Barrientos ya fue tentado por el poder a cualquier costa. Un sector
del FSB bajo la dirección de su entonces secretario general, González
Romero, colaboró con la dictadura y se vendió a espaldas de su
organización a cambio de cargos subalternos, motivo por el cual se dio
una escisión. La alianza entre Paz Estenssoro y Gutiérrez, a pesar
de haberles conducido al gobierno prendidos de la casaca militar, después
de un período de entusiasmo ha desatado una crisis muy seria en FSB,
que producirá rompimientos en el futuro próximo. Se pueden anotar
hasta tres sectores en FSB, el grupo del ex ministro de Salubridad Valverde,
que fue licenciado de la secretaría general de FSB y cambiado de ese
ministerio a presión del otro grupo controlado por el canciller Gutiérrez.
El sector de Valverde al aparecer sufre una derrota, pero no hay que olvidar
que cuenta con bandas armadas fascistas que operan por su cuenta y tienen el
apoyo de sectores militares duros, que quieren llevar una lucha por el control
total del gobierno y por la aplicación de métodos aún más
represivos. Por último en FSB hay una avalancha de militantes nuevos,
de juventud, que amenazan romper el verticalismo de la dirección falangista.
Desde el punto de vista del peso específico de su organización,
es sin duda FSB inferior al MNR. Pero se trata de un grupo aguerrido, audaz
e inescrupuloso, que viene cobrándose treinta años de derrotas
frente a las masas y la izquierda.
Existen al lado de FSB otras pequeñas fuerzas que sin formar parte del
F.P.N. colaboran con el gobierno, inclusive en la represión de los revolucionarios.
Estos son el PRA, el PIR y los llamados barrientistas. Pero estos grupos heterogéneos
entre sí no tienen peso en la política boliviana. Se trata solamente
de carreristas y ganapanes.
Este es el cuadro que ofrece el Gobierno Banzer de sus pilares de sustentación.
El gobierno es débil, lleno de contradicciones, con una política
zigzagueante. Consumada la la presión, destruidas la C.O.B. y las federaciones
nacionales, perseguida, encarcelada y exiliada la izquierda. Banzer ha podido
sobrevivir a estas contradicciones, fundamentalmente por la ausencia de una
oposición de izquierda organizada y combativa.
La oposición permitida por el gobierno Banzer se circunscribe a la que
realiza el PSD, partido del ex presidente Siles Salinas, representativo de un
sector de la burguesía, el PDC dirigido por Benjamín Miguel, cuya
actividad, a gusto del régimen fascista, no pasa de las recomendaciones
literarias y una que otra postura en defensa de las libertades democráticas.
Sin la presencia activa y audaz de la izquierda boliviana que no ha podido superar
su atomización, el movimiento obrero al reanimarse y enfrentarse con
el gobierno, no ha podido pasar de ciertos límites. Esta es la explicación
de por qué Banzer pese a su debilidad, a sus contradicciones, a la descomposición
de sus pilares, puede sobrevivir, sortear sus problemas y desmontar a sus competidores.
Esto mismo plantea para los revolucionarios una tarea de primer orden, que es
la de fortalecerse, unirse y levantarse como alternativa de poder, acaudillando
a las masas descontentas.
3) La crisis económica sin solución base de la inestabilidad
Decimos que la resistencia de las masas es la causa de la crisis en el gobierno
de Banzer y en sus pilares de sustentación. Pero la resistencia de las
masas, la defensa combativa de las masas de su nivel de vida constantemente
rebajado por el régimen, la defensa intransigente de sus conquistas una
y otra vez desconocidas, se nutre dc la incapacidad y limitaciones dcl mismo
gobierno Banzer para solucionar la crisis económica crónica de
Bolivia. Se ha vuelto un círculo vicioso del cual no puede salir. Para
absorber el descontento popular Banzer debe satisfacer en alguna medida las
necesidades populares, dar solución a la desocupación, mantener
sino aumentar el nivel de vida. Contrariamente, la situación de las masas
se empeora. La desvalorización monetaria última, del mes de octubre
del año pasado, rebajo el standard de vida obrero. La desocupación
aumenta año tras año. No hay desarrollo que pueda incorporar el
aumento vegetativo de la fuerza de trabajo y la que se genera en el campo. La
renta nacional disminuye constantemente. El déficit fiscal se agranda
año tras año. Y en la medida que esta crisis no se arregla, lanza
a las masas a pelear.
El régimen fascista ha tendido la mano pidiendo ayuda por todos lados.
Más ésta no llega. Las inversiones ofrecidas de millones de dólares
se postergan, esperando la suprema garantía dc una estabilidad política
y social. Banzer no ha podido conseguirla pese a la violencia represiva. La
represión no consiguió sus objetivos. Tampoco los planes de enchalecar
al movimiento obrero tuvieron éxito. El modelo no encaja en la situación
boliviana. La tradición y desarrollo de las masas revolucionarias lo
impiden.
En Bolivia el capitalismo se mueve en un callejón sin salida, represión
o apertura democrática. La primera ha fracasado. Pero la segunda también
ha sido ensayada. En cuanto se afloja la represión las masas irrumpen
vigorosas en el escenario político boliviano y plantean la cuestión
del poder para el socialismo. Esta es la encrucijada en que se debate el capitalismo
boliviano y el imperialismo. No hay posibilidades para un desarrollo capitalista
en Bolivia. Y las masas no se conforman con seguir viviendo como hasta aquí.
4) Las masas y el rol de la izquierda boliviana
Bajo el acicate de la crisis económica y de los golpes que recibe su
nivel de vida, el movimiento obrero se ha venido reanimando. Después
de la dispersión causada por la represión y apresamientos masivos
que siguieron al 21 de agosto, los trabajadores han vuelto a hacer funcionar
sus sindicatos en forma independiente. Alrededor de ellos se viene organizando
la resistencia.
La represión fascista no ha quebrado el espíritu combativo de
las masas. Es por el contrario el gobierno que se viene desgastando. Es el aparato
que sostiene a Banzer el que se descompone. La reanimación del movimiento
obrero no comienza a marchar de cero, sino que parte del nivel más elevado
a que llegó antes. Se retoman los viejos planteamientos y se los reactualiza.
La experiencia ganada en el pasado sirve hoy para orientar la lucha contra el
fascismo.
Hay una clara posición de las masas bolivianas, se trata de los obreros
urbanos o mineros, de los campesinos, de los universitarios, de los sectores
pobres de la clase media: están contra el gobierno, quieren pelear contra
él. En ausencia de una dirección política centralizadora
y con autoridad, las masas exteriorizan su oposición en diversas formas,
muchas veces contradictorias.
El minero que defiende su sindicato, su federación y a la C.O.B., que
es intransigente al exigir mejores salarios, que se aferra a sus pulperías
y que reclama mejores herramientas para su trabajo, está enfrentando
a la dictadura fascista. Cuando en las elecciones sindicales repudia a los candidatos
del gobierno y vota por los dirigentes de la izquierda, está demostrando
que ha perdido el miedo y expresa la necesidad de una conducción revolucionaria.
Cuando el fabril, el constructor, el maestro, muchas veces pese a sus direcciones
oportunistas, se rebela contra las alzas, contra los descuentos arbitrarios
para sostener a los partidos del FPN, o cuando exigen la devolución del
0.70% pro-vivienda que el Estado malversó, está enfrentando al
gobierno y le está demostrando su oposición. Cuando el campesino
defiende sus escuelas, ampara a sus dirigentes perseguidos, cuando desconfiando
de la justicia burguesa quieren ellos mismos formar tribunales para resolver
los problemas del campo, y cuando desconocen a la Confederación Campesina
manejada desde el Ministerio, bloquear caminos y tomar, de rehenes a las autoridades
y al propio Banzer, están oponiéndose al gobierno fascista.
Del mismo modo que los estudiantes secundarios cuando salen a las calles aún
por las cuestiones más simples, o cuando los profesionales hacen una
defensa de los presos y acuden al Habeas Corpus, están manifestando signos
claros dc enfrentamiento.
Estas manifestaciones de oposición y enfrentamiento, a veces aisladas,
o circunscritas a un sector, han podido coordinarse en tres ocasiones que resultan
históricas. El primero de mayo de 1972, las movilizaciones contra la
devaluación monetaria en octubre, noviembre del año pasado, y
la celebración dcl primero de mayo reciente, ha generalizado y centralizado
la oposición de las masas al fascismo. En estos acontecimientos, con
acuerdos momentáneos, bajo direcciones provisionales, las masas se han
unido y mostrado abiertamente su espíritu combativo. El reciente primero
de mayo en La Paz fue oportunidad para una gigantesca manifestación antifascista
y antiimperialista.
Ante estas demostraciones de reavivamiento del espíritu combativo de
las masas, el gobierno no tiene otra solución que la violencia. La movilización
de La Paz ha puesto en funcionamiento la Ley de Seguridad del Estado. Dirigentes
sindicales que dirigieron la marcha y que hablaron en la concentración
son enjuiciados criminalmente y encarcelados.
Las masas están de nuevo caminando. Partiendo de sus reivindicaciones
más sentidas se movilizan contra el gobierno. Pero hasta hoy no han podido
coordinar nacionalmente sus movimientos, no han podido darse un pliego único
o una plataforma sostenida por todos los sectores masivos. Igualmente todavía
no pueden hacer resurgir su dirección centralizadora, que es la COB.
Estas limitaciones explican cómo el gobierno puede conseguir arreglos
parciales, como fue el caso del pliego minero, luego fabril y de empleados de
comercio.
Pero esta ya no es una falla del movimiento obrero y las masas. Es un déficit
de la izquierda boliviana, de la dirección revolucionaria, que es la
que tiene que elevar las movilizaciones obreras a un nivel político.
No son las masas las que fallan, sino las direcciones.
La izquierda boliviana derrotada el 21 de agosto, fundamentalmente por acción
del reformismo, no ha podido sacar las lecciones de esa catástrofe.
El Frente Revolucionario Antiimperialista que fuera organizado en el mes de
noviembre dc 1971, concluyó en un desbande por arriba. El revisionismo
comunista y lorista, hermanados como una quinta columna paralizaron primero
el FRA y después lo dividieron. Este crimen debe ser conocido por las
masas. La unidad del movimiento obrero y la izquierda, tiene que ser una lucha
desde las bases contra las direcciones carcomidas de esas agrupaciones revisionistas
y reformistas.
La tarea de los revolucionarios en este momento es colocarse a la cabeza de
las masas, hacer avanzar el proceso hacia el resurgimiento de la COB, llevar
adelante las reivindicaciones inmediatas promoviendo su centralización
en un solo movimiento que supere la parcelación de la lucha. El rol de
los marxistas revolucionarios es el de hacer surgir un frente único entre
las tendencias revolucionarias de izquierda, dando vida a los Comités
de Base del FRA. Al mismo tiempo que surja esta dirección política
de frente, se debe impulsar la reaparición de las milicias sindicales,
de los destacamentos armados a todo nivel y deben propender a su centralización
en un Ejército Obrero y Popular.
Los marxistas revolucionarios deben acompañar este proceso, con una severa
crítica del pasado, con un análisis sobre las causas de las derrotas
sufridas por el movimiento obrero, con un balance de las responsabilidades que
cada organización de izquierda tiene en ese proceso. No se puede avanzar
tendiendo un manto de olvido sobre las derrotas del pasado. No se puede adoptar
la oportunista salida de 'borrón y cuenta nueva'. Para avanzar y triunfar
en los enfrentamientos que se aproximan, es necesario saber qué es lo
que debemos corregir, qué es lo que no debe hacerse, se debe tener conciencia
clara de los déficits y limitaciones del pasado, para superarlas a tiempo.
Este balance crítico no quiere decir sentarse a discutir. Sino clarificar,
reajustar, responsabilizar, corregir, mientras se actúa, mientras las
masas caminan y los marxistas revolucionarios van con ellas fusionados.
Fundamentalmente la enseñanza que dejó el pasado, es que el proceso
boliviano es explosivo y que deriva rápidamente a la cuestión
del poder por las contradicciones de clase y la incapacidad dcl capitalismo
e imperialismo de hacer desarrollar el país. De aquí que el imperialismo
y el ejército en el Poder, no pueden darse el lujo de presenciar el crecimiento
de la oposición de las masas, el desarrollo de las fuerzas políticas
de izquierda en un clima de respeto y tolerancia democrática.
Por eso es que recurre a la violencia una otra vez, para impedir que el proceso
se desarrolle. Desde hace un par de décadas, Bolivia se mueve de golpe
preventivo en golpe preventivo contra insurgencias. Esta enseñanza clarifica
dos cuestiones que ya fueron resueltas hace medio siglo que sin embargo, todavía
se discute por el revisionismo y el oportunismo. Que la revolución en
Bolivia, como en todo país atrasado, tiene una dinámica socialista.
Que la lucha contra el imperialismo por la liberación nacional se combina
con la lucha anticapitalista por la revolución social. Que la clase obrera
es la clase revolucionaria que debe asumir el Poder. Pero que para tomarlo desde
el principio, debe combinar sus movilizaciones políticas y reivindicativas,
con la construcción de su fuerza armada propia, y la construcción
en todo este proceso de su partido político.
Las masas están reclamando una dirección política revolucionaria
a la altura de la lucha de clases. La resolución positiva de este viejo
problema, es decir la crisis de dirección de la revolución, posibilitará
la victoria socialista.
Esta concepción sostenida por nuestro partido, es la que ha sido confirmada.
Por eso mismo con ella debemos combatir las tendencias que pretenden reverdecer
las variantes del reformismo burgués, militar o civil, o el revisionismo
en todos sus matices. Esta clarificación permitirá a las masas
avanzar hacia la toma del poder apoyadas en sus organismos armados y conducidas
por el partido de la clase obrera.
Esta es la tarea de los marxistas revolucionarios, es la tarea que debe cumplir
nuestro partido.
5) Fortalecer al POR una necesidad histórica
La debilidad de la izquierda boliviana, repetimos, ha devenido en el más
serio obstáculo para el avance del proceso revolucionario. Pero dentro
de esta izquierda es mucho más grave, la debilidad de nuestro Partido.
No se trata de superar a la izquierda en general. Dentro de ésta está
el revisionismo y reformismo, cuyo fortalecimiento no sería indudablemente
una garantía para la revolución. Fortalecer a la izquierda revolucionaria,
tiene que ser entendido como el fortalecimiento del POR, sección boliviana
de la IV Internacional. El proceso reclama el desarrollo del partido de la clase
obrera para dirigir la lucha por el Poder Obrero. Este partido es el nuestro
y no el revisionismo y reformismo, causantes de todas las derrotas de las masas.
Este deber de fortalecer el POR, cuantitativa y cualitativamente desde la dirección
a la base tiene un sentido preciso. La represión furiosa que ha soportado
nuestra organización desde 1965, la declaratoria de fuera de ley de 1967
y los golpes recibidos por nuestra posición de lucha armada con un saldo
de presos, torturados y asesinados de 1969, 1971, a la fecha, además
de los despidos de nuestros camaradas de las empresas donde trabajan en todo
este tiempo, tenemos que declararlo con toda valentía, nos ha debilitado
y ha limitado nuestro campo de acción.
No es casual que el fascismo haya dirigido sus golpes contra nuestra organización
y después del ELN, seamos los que más cuadros perdimos en este
período. El imperialismo, el fascismo, los explotadores de todos sus
pelajes, saben quiénes son sus enemigos más peligrosos. El fortalecimiento
de nuestro partido, el POR, es por eso una tarea histórica de primer
orden, que tenemos que acometerla con una decisión y firmeza revolucionarias.
El fortalecimiento del POR es un combate contra el fascismo, contra el imperialismo.
El fortalecimiento del POR es un combate por el socialismo, por el triunfo de
la clase obrera al Poder. Mientras más hagamos avanzar esta tarea, la
victoria estará más cerca y los sufrimientos del pueblo se acortarán.
Fortalecer al POR, significa, encarar dos trabajos básicos. Por un lado
cohesionar la militancia que tenemos, en sus respectivas organizaciones, de
la célula al Comité Central, a través de una intensa discusión
y vida política, y mediante la acción combatiente al lado de las
masas. El partido en su conjunto tiene que elevarse políticamente, tiene
que asimilar las experiencias del pasado, tiene que aclarar sus ideas, y debe
y tiene que templar su voluntad y su espíritu en la acción, en
el combate diario. Pero esta es una parte en el desarrollo de nuestro partido.
La otra consiste en fortalecer su vinculación a las masas.
6) Fortalecer y desarrollar al POR, política y militarmente fusionado
a las masas
No participamos del criterio de que el POR, previamente a la acción deba
constituirse en un partido de masas. Esa concepción es ajena a la sostenida
por Lenín y que nosotros hemos adoptado en la construcción de
nuestro partido. Tenemos que ser un partido de combate, de cuadros. Y debemos
desarrollarnos, política y militarmente, en el seno de las masas.
La clase revolucionaria en nuestra sociedad es la Clase Obrera. Por eso mismo
es la dirigente del proceso revolucionario y la que debe asumir el Poder, aliada
al campesinado y clase media pobre, y como su caudillo. Nuestro partido, con
la fuerza y los cuadros dc que dispone, tiene hoy que dirigirse a extender y
consolidar su inserción en esta clase revolucionaria. Para dirigir la
revolución y conducirla a la victoria, el POR tiene que pesar, tiene
que ganar autoridad, en la clase que tomará el Poder.
Este enunciado principista tiene que ser comprendido por todo el Partido. Volcarse
a ganar cuadros y acumular fuerzas en el seno de la clase obrera y en su aliado
principal el campesinado. El medio natural de nuestro desarrollo debe ser la
clase obrera. Esto no quiere decir que abandonemos nuestro trabajo en el medio
estudiantil e intelectual. Pero esta actividad tendrá que bifurcarse
en dos direcciones, el trabajo en esos medios, que no se deben dejar, y la cooperación
al trabajo en la clase. El cuadro porista estudiantil, al mismo tiempo que atiende
su medio, debe auxiliar el trabajo en las fábricas y en las minas. No
hay que olvidar que, el POR, ganando peso y autoridad en la clase obrera, proyectará
su mayor influencia a los otros sectores aliados, como el campesinado y la clase
media pobre radicalizada.
Pero, cuando decimos trabajar en la clase obrera y ganar autoridad en ella,
pensamos en primer lugar en los sectores más politizados del proletariado,
que son los mineros y fabriles. Debemos luchar por consolidarnos en estos sectores
que son la vanguardia de la clase obrera. Quién influencia en mineros,
de hecho influencia a través de ellos, en los otros sectores obreros.
Del mismo modo consolidarse en las regiones claves del campesinado, equivale
a ganar autoridad ante el conjunto.
Para insertarse mayormente en la clase y consolidar nuestra presencia física
de partido allí, no hay otro secreto que la lucha política diaria
contra las tendencias revisionistas y reformistas, la lucha política
por las reivindicaciones inmediatas y transitorias de las masas uniéndolas
a las perspectivas socialistas. La intransigencia y dureza política,
unida a la audacia combativa, a la acción operativa, ligada a los intereses
y necesidades de las masas, son las que nos darán autoridad en la clase.
Demostrar que somos lúcidos en el análisis y en el planteo político,
a la vez que somos capaces de acometer acciones combatientes. Capaces de pensar
y capaces de hacer y aplicar en los hechos nuestro pensamiento.
Esto quiere decir que debemos construirnos en la clase como dirección
política y militar. Nuestro partido debe funcionar en el medio obrero
como el Partido-ejército revolucionario. Sobre sus cuadros y equipos
militares debe construir el ejército popular obrero y campesino, del
mismo modo que con nuestros cuadros sindicales y políticos debemos tender
a la construcción de la nueva dirección sindical revolucionaria.
El trabajo en las masas no es contrapuesto a la actividad militar. Solamente
son aspectos dc la lucha contra el imperialismo y los explotadores nacionales,
contra el fascismo, y por el socialismo. El trabajo y las acciones militares
se nutren del trabajo en las masas, y a la vez éste se estimula y avanza
apoyado en las acciones armadas. Nuestra concepción de guerra revolucionaria,
es una concepción de lucha armada de masas, como fuera planteada por
el Che Guevara.
7) Movilizar a las masas política y militarmente con un Programa de
Transición
La derrota del 21 de agosto de 1971, si bien no liquidó al movimiento
obrero y la izquierda, la desarticuló e hizo retroceder. A partir de
entonces el movimiento obrero se ha reanimado, reorganizado y ha comenzado a
moverse. La expresión más alta de este reanimamiento han sido
las huelgas mineras, fabriles y de empleados bancarios, y por último
la gran movilización del 1 de mayo, que ha desenmascarado las falsas
poses democratistas del gobierno.
Nuestro partido ha participado y está participando de este nuevo empuje
del movimiento obrero. Y en este proceso es que debe construirse como la vanguardia
política y militar de las masas.
Para este proceso el Partido debe moverse con un programa, que recoja las aspiraciones
modestas e inmediatas de las masas, elevándolas constantemente a un plano
político y ligándola a tareas mucho más avanzadas que finalmente
engarcen con la lucha por el Poder. Debemos trabajar con el criterio ya clásico
en nuestras organizaciones de que no hay separación de tiempo y lugar,
entre el programa mínimo e inmediato de las masas, con el programa máximo.
Entre ellos existe un puente que los une, y este es el Programa de Transición.
El Programa por el cual hay que luchar y movilizar a las masas bolivianas es
el siguiente:
1) Aumento general de salarios frente a la desvalorización monetaria
que ha empobrecido los salarios. Organización de comisiones sindicales
para estudiar el alza del costo de vida y recomendar periódicamente los
reajustes que impidan que el nivel de vida de las masas disminuya.
2) Reincorporación de todos los despedidos en las empresas y trabajo
para los desocupados. Constitución de organizaciones con los desocupados
y movilización permanente de éstos.
3) Defensa del nivel de vida de los mineros anterior a la devaluación
monetaria, con el aumento de los precios de contrato en las minas, la defensa
de los artículos congelados en las Pulperías.
4) Alto al alza en el costo de vida. Anulación de todas las alzas en
tarifas eléctricas, precio del kerosene. Que la devaluación se
cargue sobre las empresas y el Estado y no sobre la miserable economía
popular.
5) Defensa de las riquezas naturales. Defensa del petróleo, el hierro.
Defensa de Comibol y las minas estatizadas que el fascismo quiere entregar a
la voracidad imperialista.
6) Defensa de la integridad y soberanía nacionales frente a la penetración
del Subimperialismo brasileño y oposición tenaz a la división
del país alimentada por éste. Bolivia para los bolivianos. Fuera
el imperialismo yanqui y el subimperialismo brasileño!
7) Defensa del movimiento obrero y sindical boliviano. Por un funcionamiento
libre e independiente dc la COB, las Federaciones sindicales nacionales y los
sindicatos. Fuera de los centros mineros y los medios obreros las organizaciones
represivas, Policía, ejército y bandas armadas fascistas.
8) Por la organización del armamento de las masas. Lucha por el resurgimiento
de las milicias obreras y regimientos campesinos. Centralización de la
conducción militar, del entrenamiento y armamento en un Estado Mayor
Militar Obrero. Reorganización de los Regimientos campesinos en coordinación
con las milicias obreras.
9) Por la alianza obrero campesina y estudiantil motor de la lucha contra el
régimen fascista.
10) Por la recuperación de la Universidad de las garras fascistas que
la aprisionan. Reconquista de la Autonomía Universitaria, abolición
de la Ley Fundamental de la Universidad Boliviana fascista, por la plena vigencia
del Gobierno Paritario Docente Estudiantil.
11) Por la defensa de los derechos y libertades democráticas: Libertad
para todos los presos políticos y sindicales. Clausura de los campos
de concentración y las cárceles privadas de las bandas fascistas.
Respeto a la vida de los dirigentes revolucionarios, políticos y sindicales
apresados. Alto a los fusilamientos, aplicación de la mal llamada ley
de fuga, y los asesinatos de revolucionarios.
12) Por el respeto a las conquistas campesinas, su derecho a la tierra y a la
instrucción primaria, secundaria y técnica. Fuera del campo los
regimientos que oprimen al campesinado y atentan contra su vida y economía.
13) Lucha por la derogatoria de la Ley de Seguridad del Estado, decreto que
establece la pena de muerte por actividades políticas revolucionarias.
14) A luchar contra el imperialismo que se ha apoderado del país derrocando
al fascismo. Por la Clase Obrera al Poder.
15) Por el Gobierno Obrero Campesino, expresión política y de
poder, de las masas oprimidas acaudilladas por el proletariado, única
forma de liquidar la explotación imperialista y capitalista.
16) Lucha por el fortalecimiento del Partido Obrero Revolucionario POR.
* CEIP: Centro de Estudios e Investigaciones Políticas 'León Trotsky'