Internacional
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El decapitado de la CIA
Mauricio Aira
Periodista boliviano / Rodelu
mauricio.aira@comhem.se
Con una rapidez asombrosa y como tardía reacción ante el impacto mundial que
causó la denuncia de malos tratos, humillantes, degradantes y simplemente
asquerosos de prisioneros árabes a manos de sus opresores norteamericanos, la
CIA ha fabricado un "suceso" de contrainformación, la decapitación de un
prisionero norteamericano por encapuchados presuntamente iraníes, miembros de Al
Qaida.
George Bush tiene más y mayores dificultades para salir de Irak en condiciones
aceptables. El Presidente se encuentra en una actitud defensiva como producto de
haber alimentado esperanzas fallidas para una salida que pudo "haber sido
honorable", hasta donde era de esperar para la vorágine que desató con una
guerra injusta en la que finalmente quedará sólo porque sus aliados, reclutados
a duras penas y bajo halagos o amenazas le están abandonando en forma
estrepitosa, seguidos de Espana están dejando el escenario de la guerra los
hondurenos, nicaraguenses, los polacos y posiblemente también los ingleses. Es
más de entre los norteamericanos, los mercenarios son cada vez más, o sea, Bush
está convirtiendo la aventura de Irak, en una "guerra privatizada", como ya
empieza a ser llamada esta costosísima empresa sostenida con los magros recursos
de los contribuyentes norteamericanos.
La presencia norteamericana ha provocado problemas para la maquinaria de guerra
y más exactamente para Bush. La forma de manejar la información de las
humillaciones, torturas y asesinatos a los encarcelados en Abu Ghrayb es a todas
luces escandalosa. Las nuevas fotografías que dan la vuelta al planeta de
prisioneros iraquíes torturados, violados, y victimados por ingleses y
norteamericanos, totalmente desnudos, humillados y en posturas de total
impotencia han conmovido al mundo entero. Los sucesos se dieron durante un largo
tiempo, tanto que la Cruz Roja Internacional ya había tomado nota de ellos en
octubre pasado. En enero fueron del conocimiento inclusive del ministro Donald
Rumsfeld y ni siquiera Bush puede aducir desconocimiento de las denuncias.
La humillación, el desprecio y porqué no decirlo la respulsa mundial que ha
provocado este suceso, ha puesto en figurillas a la contrainteligencia gringa,
que se ha visto obligada a sacar de debajo de la manga, "el crimen vengativo de
los iraquíes, la decapitación de un gringo", que a nadie acaba de convencer, no
obstante la forzada rapidez con que los medios norteamericanos la han divulgado
por todo el mundo, pretendiendo contrarrestar el gravísimo efecto de cientos de
fotografías divulgadas por la Cruz Roja y otras respetables organizaciones de
Derechos Humanos.
Según Bush siete soldados norteamericanos han sido encausados por esta causa y
el juicio empezará dentro de una semana, al mismo tiempo continúa el debate para
establecer las responsabilidades políticas de este suceso. Todos comprenden, que
no se trata de simples soldados que tomaron la iniciativa para el trato inhumano
a los prisioneros, se trata en verdad de una política de Estado, una violencia
cuyas reglas talvez no estén escritas, pero que existen como efecto imparable de
lo injusto de la guerra desatada, lo han entendido así inclusive senadores
republicanos que señalan a Bush como directo y máximo responsable.
Ante el mundo, Bush pretende lavar su rostro con el invento, montaje, furiosa
difusión del acto de venganza de los pobrecitos iraquíes, al decapitar frente a
las cámaras a un presunto norteamericano, con un nombre supuesto. En realidad se
trata de un burdo mensaje que tiene que ser prontamente desenmascarado por la
causa de la Justicia Internacional y del imperio de la Verdad. A esta altura de
los hechos, Bush se siente acorralado. A los pedidos de renuncia a su alto cargo
que formularon los congresistas contra Rumsfeld, el Presidente lo ratificó y le
dio todo su apoyo por "sus extraordinarias prestaciones en la lucha
antiterrorista", dichas sin mucho convencimiento y para seguir con la línea de
víctimas de la maldad del mundo. Si las presiones van en aumento, es probable
que los dias del Ministro Rumsfeld estén contados, aunque nadie duda que el
efecto dominó se aproxima a las puertas de la Casa Blanca.
Quién puede poner en duda que los inhumanos e inadmisibles ultrajes a los
prisioneros del Irak, están perforando las bases de la autoridad de un
disminuído Presidente que tiene dificultades en dar explicaciones correctas ante
el mundo árabe de una tal conducta que no puede ingenuamente endilgarse al
último rango de soldados de una prisión, ni siquiera cuando se trata de
establecer orden y democracia en el país ocupado. Puede Bush haber ganado la
guerra, pero está a punto de perder la paz, su posición se debilita cada día por
su forma de manejar los acontecimientos recientes. Nadie está seguro que con las
papas calientes de la cárcel de Abu Ghrayb, Bush vaya a ganar unas elecciones
que las tiene perdidas, el impacto de la decapitación real o imaginaria
construída por la CIA, no le será de gran ayuda.