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Internacional

Tortura y deshonra

V�ctor Flores Olea
El Universal

Se sab�a de antemano que la cruzada "democr�tica" de George W. Bush y sus esbirros en Irak estar�a acompa�ada de crueles ejecuciones y mil formas de violencia b�rbara. Y no s�lo hablo de las sobrecogedoras im�genes recientes de los prisioneros torturados por miembros del ej�rcito estadounidense, sino de los no menos atroces bombardeos y liquidaciones de poblaciones civiles por los ej�rcitos de ocupaci�n colonial.

Lo que ocurre es que ahora se conocen los rostros de los verdugos y las v�ctimas y eso, desde el punto de vista medi�tico, tiene un impacto multiplicado. Ante la aparente abstracci�n de los genocidios masivos ahora la violencia asume la forma concreta de fisonom�as y gestos identificables lo cual, para nuestra sociedad del espect�culo, resulta m�s impactante e inmediato. Pero nadie debe llamarse a enga�o: desde el primer d�a de la guerra la crueldad se aplica con inaudita sa�a, de muchas maneras.

Un esc�ndalo mayor en nuestro tiempo es el de las escalofriantes im�genes de las torturas a prisiones irak�es, de las que no se queda atr�s una invasi�n en que se ha gastado la alucinante cifra de 125 mil millones de d�lares en un mundo en que apenas sobreviven 250 millones de ni�os mal nutridos y en el que la miseria mata cada a�o a m�s personas de las que perecieron en la Segunda Guerra Mundial. Mucho m�s podr�a decirse de la irracionalidad furiosa de esta masacre planeada por intereses econ�micos que se proponen controlar al mundo por v�a de la fuerza militar.

La propaganda belicista que pretendi� justificar el ataque a Irak sostuvo primero que era parte de la lucha antiterrorista y que ten�a por objeto la eliminaci�n de las armas de destrucci�n masiva de Saddam Hussein. A falta de esas ADM la propaganda del imperio sostiene ahora que el motivo mayor de su invasi�n es de la exportaci�n de la democracia a Irak y a todo el oriente medio y cercano. Pero �qu� democracia se asocia a esa barbarie.? Desde luego una que incorpora a la tortura y a la destrucci�n indiscriminada como dispositivos indeclinables. El esc�ndalo se torna en verg�enza para el gobierno Bush y, de paso, en infamia y degradaci�n para todo el mundo "civilizado".

Vale la pena leer el Plan of Attak de Bob Woodward (Simon and Schuster, 2004, NY), en que se relata intensamente el proceso de decisiones que llev� al gobierno Bush al ataque a Irak. All� contrastan el rigor de la preparaci�n log�stica en lo militar y la total ausencia de consideraciones �ticas y morales y las de un m�nimo respeto al derecho interno e internacional, y desde luego al resto de las naciones. S�lo un inter�s y una voluntad cuentan: las del imperio y sus beneficios.

Dick Cheney, el vicepresidente, aparece en el libro como el extremo intolerante y el halc�n mayor que vilipendia a Naciones Unidas y hace mofa de cualquier escr�pulo pol�tico, jur�dico y diplom�tico. Su relativa y d�bil contraparte Colin Powell (en el "refrigerador", seg�n �l mismo se describe), marginado y aislado, apenas tiene voz en la decisi�n. El libro de Woodward, construido con base en un centenar de entrevistas a los m�s altos jefes de la administraci�n, incluido el propio Bush, no nos habla espec�ficamente de los intereses econ�micos detr�s de los obsesivos protagonistas pol�ticos, pero tales intereses son evidentes y piezas de terrible acusaci�n moral: los personeros pol�ticos al servicio de las corporaciones, act�an sin importarles un bledo la destrucci�n, la violaci�n del derecho y la p�rdida de vidas humanas. Esta obra que narra un hecho tr�gico contempor�neo, resulta igualmente una revelaci�n degradante del real funcionamiento de la actual democracia, incluyendo la manipulaci�n medi�tica, las mentiras y el disimulo.

Dec�a Albert Camus que la tortura niega la condici�n humana del torturado. El "otro" es reducido al estado de objeto degradado. Los torturadores estadounidenses han elegido no s�lo el da�o y el sufrimiento f�sico, sino una humillaci�n que niega directamente los valores y sentimientos de cualquier hombre, y especialmente de los musulmanes: la desnudez de los cuerpos obligados a apilarse. El hecho de que las encargadas de humillar y torturar a esos hombres hayan sido en ocasiones mujeres soldados. O el empleo de perros y el trato de algunos prisioneros como si fueran tales animales, que es uno de los m�s bajos en el imaginario �rabe.

Se trata sin duda de cr�menes de guerra. Por a�adidura, tales hechos proporcionan pretextos abundantes para el contragolpe de los grupos terroristas, como la infame decapitaci�n del estadounidense Nick Berg ante las c�maras, difundido como venganza por las torturas y humillaciones a los prisioneros por parte de las fuerzas invasoras. George W. Bush no lucha contra el terrorismo sino que la practican sus ej�rcitos facilit�ndole la tarea a al contraparte desalmada: lo mismo hace Ariel Sharon e hizo el defenestrado Jos� Mar�a Aznar. Y que ahora alegremente procura disimular el sonriente Tony Blair.

Por supuesto un n�mero importante de observadores, inclusive militares estadounidenses, han repetido que "Estados Unidos gana todav�a batallas en Irak y mantiene la superioridad t�ctica, pero perder� la guerra". Ahora el argumento de la administraci�n Bush sostiene que la tortura s�lo se ha aplicado en casos aislados y al final de cuentas sin importancia. Pero no, surgen ya testimonios abundantes, como el del general Taguba, quien ha sido encargado de la investigaci�n de la tortura en las c�rceles de Abu Ghraib y en el Campo de Bucca, quien confirma que no se trata de hechos aislados sino de una pr�ctica pensada y sistem�tica.

Como se sabe, la Cruz Roja Internacional desde febrero �ltimo denunci� la comisi�n de estos hechos infamantes, sin que se produjera la menor reacci�n del gobierno estadounidense. Seg�n se ha dicho el proc�nsul Paul Bremer conoc�a esas pr�cticas infamantes en las prisiones irak�es desde noviembre pasado.

El The Washington Post (9 de mayo, 2004)nos dice que el Pent�gono aprob� en abril de 2003 una lista de 20 duras t�cnicas de interrogatorio para los prisioneros de Guant�namo, que tambi�n fueron aprobadas para Irak. Entre estas pr�cticas recomendadas figuran los "asaltos sensoriales", la desnudez y la interrupci�n de los periodos de sue�o, la de someter a los presos a altas temperaturas o a fr�os extremos. Seg�n la informaci�n de ese diario las recomendaciones para la tortura fueron aprobadas el a�o pasado por los m�s altos mandos del Pent�gono y del Departamento de Justicia, "con el fin de aplicar presi�n f�sica y psicol�gica" a los presos antes de ser interrogados.

Se trata, adem�s de la degradaci�n humana que implica la tortura, de una clara violaci�n de las leyes internacionales y de las convenciones de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra. El Estado terrorista y violador del derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas, comete adem�s en su conquista colonial espantosos cr�menes de guerra.

Hemos de preguntarnos: �tal es la "democracia" y el respeto a los derechos humanos que pretende Bush llevar a Cuba en su prop�sito de derrocar el r�gimen de Fidel Castro? �Tal es la mentira en que han ca�do muchos al votar favorablemente la resoluci�n en Ginebra de la Comisi�n de Internacional Derechos Humanos de la ONU, que sali� de los archivos del Departamento de Estado? �Puede seguir toler�ndose tama�a duplicidad que soporta el intervencionismo y los cr�menes de guerra del clan Bush? Parece que s�, que a esa bajeza ha llegado la pol�tica exterior de M�xico.

Despu�s de estos esc�ndalos el r�gimen de George W. Bush recoge otra vez las cosechas envenenadas de su derrota moral, de su aislamiento y del repudio mundial. No est� excluido, como dicen sus propios generales, que m�s all� de los aparentes �xitos t�cticos recoja tambi�n estrat�gicamente, en el m�s largo plazo, la derrota de la guerra. Y desde luego la derrota de las urnas, que al menos har�an respirar a muchos pueblos con algo de alivio.

Por lo dem�s, en esta deshonra que vive la "gran democracia occidental" se apunta un hecho nuevo y definitivo: las virtudes del eurocentrismo imperialista y colonialista, que desde hace rato es encarnado por Estados Unidos, entra en una fase concluyente: sus hipot�ticos "m�ritos" del pasado, ahora degradados y negados tan rotundamente, abren paso ya a otras visiones del mundo en que prevalecer�n, sobre las maffias de los intereses, los genuinos principios de solidaridad y respeto a los hombres y naciones de todos los continentes.
 

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