VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

Estados Unidos:
En la escuela del terror

Pablo Ruiz y Arnaldo Pérez Guerra (*).

Hace unas semanas, fueron condenados en una Corte Federal de Estados Unidos (EE.UU.) 28 activistas que participaron en noviembre -como cada año desde 1989- en las manifestaciones en demanda del cierre definitivo de la Escuela de las Américas (SOA), actualmente denominada "Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica" (WHISC, por sus siglas en inglés). Se les acusó de entrar "ilegalmente y sin autorización" en el Fuerte Benning, lugar donde hoy funciona el cuestionado instituto militar que aún entrena y presta "asesorías" a militares y gobiernos latinoamericanos.
Las penas a las que se enfrentan los activistas oscilan entre tres (3) y seis (6) meses de "prisión efectiva", y otras que ascienden a los doce (12) meses bajo "libertad condicional", además del pago de multas de entre 500 y 1.500 dólares. Los manifestantes protestaron contra la denominada "escuela de torturadores", en el marco de las movilizaciones desarrolladas por unos 10.000 activistas de derechos humanos que persiguen su cierre definitivo. "Entre los condenados se encuentran una monja católica, tres sacerdotes jesuitas, un ministro presbiteriano, un sacerdote diocesano, un sacerdote franciscano, dos miembros de la organización religiosa Quakers (
www.quakers.org), un estudiante de la Escuela del Divinity, un bombero de Nueva York, un candidato al premio Nobel de la Paz y varios activistas de los derechos humanos", según informaron los observadores de la SOA (www.soaw.org).
En las audiencias ante la Corte Federal, los acusados dieron certeros testimonios acerca de la implicación que ha tenido durante décadas la Escuela de las Américas en las violaciones a los derechos humanos en toda América Latina, acusaron al gobierno estadounidense de ser el principal responsable del sostenimiento de este "semillero de terroristas" y dejaron en evidencia el doble rasero en lo que el propio George W. Bush ha denominado "guerra contra el terrorismo". Sin embargo, el juez G. Mallon Faircloth, en su resolución final y tras escuchar a la defensa de los acusados -que invocó la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos que garantiza el "derecho a la libre expresión de sus ciudadanos"-, encontró a cada uno de los demandados "culpables de violar la ley". .
La agencia digital Comcosur recordó en un despacho electrónico, hace unos pocos días, que entre los condenados se encuentra el padre Joseph Mulligan, de 60 años de edad, sacerdote católico de Michigan que actualmente trabaja en Nicaragua. Mulligan alegó en su defensa que estaba protegiendo a gente inocente en Latinoamérica y apoyando a los soldados estadounidenses: "Con mis acciones en el Fuerte Benning, el 23 de noviembre, pretendía crear un mundo más pacífico y justo en el que todos podamos vivir". El religioso denunció valientemente el "asesinato de trabajadores, sindicalistas, estudiantes y ecologistas por parte de las fuerzas entrenadas en estos centros". El sacerdote Mulligan se encuentra realizando un ayuno de carácter indefinido. Según Comcosur, "Mulligan realiza este ayuno y oración para que el gobierno de los Estados Unidos deje de entrenar y de equipar a las Fuerzas Armadas de América Latina"..
Los 28 activistas condenados integran la larga lista de 170 ciudadanos que han servido un total de 75 años en prisión. Además, en estos 14 años de denuncia y movilización con el propósito de cerrar la Escuela de las Américas, otras 47 personas han sido condenadas por tribunales estadounidenses a penas de "libertad condicional" sólo por sus acciones de "resistencia no violenta"..
"Como cristianos luchamos por un mundo de justicia y paz".
Un grupo de activistas de derechos humanos suscribió la "Declaración a Propósito de Nuestra Participación en la Protesta en Contra de la Escuela de las Américas el 22 de noviembre de 2003". Dicho texto fu firmado entre otros por el sacerdote Gary Ashbeck, el padre Benjamín Jiménez, el sacerdote jesuita Kathy Kelly, el padre Joseph Mulligan, el sacerdote jesuita Michael O'Grady, el padre Bernardo Survil y el sacerdote Jerome Zawada. En la declaración señalan: "Estamos aquí para rechazar el historial de la Escuela de las Américas que ha entrenado a dictadores, torturadores y otros violadores de derechos humanos. Algunos de sus egresados participaron en el asesinato brutal de seis (6) sacerdotes jesuitas y dos (2) mujeres salvadoreñas en 1989 en San Salvador. (...) A nosotros hoy no nos preocupan solamente las atrocidades de ayer. Nuestra inquietud va más allá de la cuestión de que se incluyan o no varias lecciones en derechos humanos en el currículo del instituto. De hecho, en una visita que el padre Joseph Mulligan hizo a la SOA en 1990, instructores le dijeron que algunas nociones sobre los derechos humanos habían sido mencionadas pero que los aprendices no lo tomaron en serio, retando a los maestros con ejemplos de atrocidades cometidas por los Estados Unidos como Hiroshima y Nagasaki, entre otras"..
Una de las principales razones para exigir el cierre de la SOA tiene que ver con el reclutamiento de tropas latinoamericanas para integrarlas en las estrategias y operaciones militares del gobierno de Estados Unidos. "La SOA/WHISC es un símbolo e instrumento de esto, como su propio nombre indica. Como parte de esta estrategia, otros países en el hemisferio han sido forzados a enviar cuotas de tropas (unos 200 soldados de cada una de las naciones) a participar en una ocupación militar de la administración Bush que él mismo ha definido como necesaria para la seguridad de los EE.UU..
¿Tiene el pueblo latinoamericano la 'necesidad' de participar en este tipo de 'cooperación en seguridad'? Tropas de Nicaragua, El Salvador, Honduras y República Dominicana se han unido a los soldados de Estados Unidos en Irak, un hecho que consideramos muy triste e irónico. Es especialmente irónico en el caso de Nicaragua y República Dominicana puesto que esos países fueron ocupados militarmente por los Estados Unidos durante la primera parte del siglo veinte. (...) Como cristianos esperamos y luchamos por un mundo de justicia y paz. 'Benditos sean los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados... Benditos los que buscan la paz, porque serán llamados hijos e hijas de Dios' (Mateo 5). A los soldados latinoamericanos y estadounidenses que se están entrenando en el Fuerte Bennett, Bragg y otras instalaciones militares les decimos: por favor, reflexionen seriamente en las justificaciones que se han dado en la guerra en Irak. ¿Armas de destrucción masiva? ¿Vínculos entre terroristas de Al-Qaeda y Sadam Husein? ¿O tendrá que ver más la guerra con el petróleo y otros recursos naturales en el Medio Oriente?". .

(*) Pablo Ruiz y Arnaldo Pérez Guerra son ex presos políticos y editores del informativo
www.libertad.ya.st. Fotografíasd de SOAW (www.soaw.org) y Atlanta Indymedia (www.atlanta.indymedia.org)