Internacional
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14 de enero del 2004
ĄAl ladrón! gritan los corruptos
Bush: pesadilla interminable
Lisandro Otero
Rebelión
Las recientes declaraciones del ex secretario del Tesoro Paul OŽNeill, donde
revela que desde su asunción de la presidencia George W. Bush planificaba
la invasión a Irak, han creado un caos en la Casa Blanca. Ahora intentan
perseguir a OŽNeill por haber violado la ley de protección de los secretos
de Estado confesando estas interioridades al periodista Ron Suskind. El ex funcionario
afirmó haber tenido en sus manos un documento de alta confidencialidad
en el cual se proyectaba el futuro de Irak tras el derrocamiento de Hussein.
Es fácil adivinar los móviles: papá Bush dejó inconclusa
esa aventura, las petroleras urgían el apoderamiento de los segundos
más vastos recursos de combustible del mundo. La necesidad de una justificación
creó la farsa de las armas de destrucción masiva.
Muchos opinan que el atentado del once de septiembre fue una fabricación
de los servicios secretos estadounidenses para apoderarse del petróleo
del Medio Oriente, sin el cual Estados Unidos podría pasar a ser un país
de segundo orden en un lapso de un par de decenios. También fue una ficción
interesada la vinculación de Sadam Hussein con Al Quaeda, lo cual ha
quedado demostrado ya como una de las falacias políticas del siglo.
Es evidente que los altos cabecillas que han ocupado la Casa Blanca mediante
unas elecciones fraudulentas son todos unos truhanes representantes de las grandes
compañías petroleras. Cheney de la Halliburton, Condoleezza de
la Chevron, Rumsfeld de la industria química Searle; Wolfowitz, el halcón
mayor, ligado al complejo industrial militar, Papa Bush conectado con los sauditas,
Richard Perle actuando a favor del traficante de armas Adnan Kashoggi. Y ahora
Bush osa hablar de impedir la entrada en Estados Unidos a los corruptos. Si
así fuera él no podría regresar a su propio país
con toda su delegación.
El expediente de Bush no puede ser más aterrador. Se ha opuesto a la
descontaminación del aire negándose a suscribir el Protocolo de
Kyoto. Ha eliminado los fondos para los programas de educación a pobres
y ha suprimido el entrenamiento profesional de veinte mil nuevos maestros. Con
el Acta Patriótica ha violado los derechos constitucionales y las libertades
civiles ampliando las posibilidades de registros ilegales, supervisión
telefónica, arrestos sin habeas corpus, juicios militares por delitos
civiles, investigaciones de expedientes bancarios, médicos, siquiátricos
y estudiantiles, grabaciones telefónicas, pesquisas por internet y encarcelamiento
por sospecha. Un verdadero catálogo de medidas draconianas empleadas
por el totalitarismo nazi fascista.
Su política fiscal de disminución de gravámenes ha favorecido
solamente al cinco por ciento de la población que posee los mayores recursos.
Las grandes corporaciones financieras están cotizando al erario público
una mínima cantidad de impuestos. Desde que asumió la presidencia
se han perdido más de seis millones de empleos, mayor número que
las pérdidas acumuladas de once presidentes anteriores.
Ahora el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del
Ejército de Estados Unidos acaba de emitir un documento en el cual se
califica a la invasión de Irak como "una guerra preventiva inútil".
Al informar de este hecho el periódico francés Le Monde consigna
que el documento de 56 páginas, suscrito por el especialista Jeffrey
Record, señala como un gran error haber mezclado la lucha antiterrorista
y Al Quaeda con los esfuerzos por deponer a Sadam Hussein. Considera el informe
que existen diferencias de peligrosidad entre ambos. El gobierno de Bush se
ha planteado metas irreales que lo condenan, según este informe, a una
búsqueda inalcanzable de seguridad absoluta y ha desviado recursos necesarios
a la protección del territorio nacional.
Pese a este catálogo pavoroso de errores necios, putrefacción
moral, agresividad insensata y autoritarismo inhumano el pueblo estadounidense
reelegirá muy probablemente a Bush. Los medios de comunicación
masiva se encuentran en manos de las grandes corporaciones que favorecen a los
republicanos y el gran capital se siente muy cómodo con este gobierno
que favorece sus intereses, le reduce sus obligaciones y le amplia su panorama
de rapiña. El sencillo y crédulo norteamericano cree que la pandilla
petrolera de la Casa Blanca hace un buen gobierno porque así se lo hacen
creer con el bombardeo incesante de la prensa, la radio y la televisión.
El 2004 verá la prolongación de esta pesadilla para consternación
del resto de la humanidad.
gotli2002@yahoo.com