Internacional
|
25 de enero del 2004
Cómo George W. Bush ganó las elecciones presidenciales
de 2004
Sandeep S. Atwal
Progreso Weekly
ES&S, Diebold y Sequoia
puede que no sean nombres tan familiares para muchos como Enron y Arthur
Andersen, pero esas tres compañías decidirán quién será el próximo presidente
de Estados Unidos. En las elecciones presidenciales de 2004, por primera vez se
sentirá todo el efecto del voto electrónico y esas son las compañías que
informarán de la mayoría de los resultados.
A pesar de las aseveraciones de las corporaciones dueñas de esas máquinas, la
confiabilidad del voto electrónico se encuentra bajo fuerte crítica. Uno de los
exámenes más completes del fraude con voto electrónico lo hicieron los hermanos
James y Kenneth Collier. En su libro de 1992 Votescam: The Stealing of America
(Estafa electoral: El robo de Estados Unidos), los hermanos detallaron la larga
historia del fraude electoral en los últimos veinticinco años, con especial
énfasis en las máquinas de votación. Los políticos norteamericanos y los
grandes medios ignoraron el libro, por lo que sus acusaciones permanecen sin
respuesta.
Ahora sus preocupaciones son repetidas por un nuevo grupo de escritores,
periodistas y activistas que han sonado la alarma y hablan de los explosivos detalles
del voto electrónico en Estados Unidos. Mientras que estudiosos como los
Profesores Rebecca Mercuri y David Dill y organizaciones como la Asociación
para la Maquinaria de Computación han demostrado cuidadosamente lo vulnerable
que son los sistema s de votación a las manipulaciones fraudulentas, los
periodistas Lynn Landes, Jerry Bowles y Bev Harris están alertando a los
norteamericanos de la preparación de un golpe de estado electrónico. Si sus
acusaciones son ciertas y no existe evidencia que demuestre lo contrario,
George W. Bush ya ha ganado las elecciones del 2004.
La Locura de la Florida se convierte en nacional
"Dados los resultados de nuestro trabajo en la Florida y con un nuevo
presidente en el cargo, creemos que nuestros servicios se extenderán por todo
el país".
- - Martin L. Fagan, Vicepresidente de ChoicePoint
Para comprender cómo es que George W. Bush ganará las próximas elecciones
presidenciales, debemos comprender cómo ganó la anterior. Mientras la atención
pública se enfocaba en perforaciones colgantes, votos de mariposa y un recuento
tergiversado como consecuencia de la elección presidencial de 2000, la raíz del
problema ha pasado inadvertida. Como descubrió el reportero investigador Greg
Palast, el estado de la Florida purgó a más de 90 000 personas de su lista de
votantes elegibles bajo la excusa de que eran criminales. En realidad, casi
ninguno de los votos desautorizados eran criminales, pero casi todos eran
negros o demócratas.
La investigación de Palast reveló que el corazón de esta limpieza étnica de
listas de votantes era la creación de una nueva base centralizada de datos para
el estado de la Florida. En 1999 el estado despidió a la compañía a la que
estaban pagando por compilar sus listas de "inelegibles" y dieron la
tarea a Database Technologies (DBT, actualmente ChoicePoint). DBT, una firma
privada que se sabe que tiene fuertes vínculos con los republicanos, recibió
$2,3 millones por hacer el mismo trabajo que ya se había hecho por $5 700.
La primera lista de criminales de DBT incluía 8 000 nombres de Texas,
suministrados por funcionarios del estado de George Bush. El gobierno estatal
dijo que todos eran criminales, y por lo tanto inhabilitados para votar según
la ley federal. Funcionarios locales se quejaron de la lista y DBT hizo una
nueva, esta vez con los nombres de 58 000 criminales. Palast descubrió que el
único condado que cumplió el proceso de verificar la nueva lista nombre por
nombre descubrió que estaba errada en un 95%.
Debido a la forma en que DBT compiló su lista equivocada, a los votantes de la
Florida cuyos nombres eran similares a criminales de fuera del estado se les
impedía votar. Un criminal de Illinois llamado John Michaels podía eliminar a
los votantes floridanos John, Johnny, Jonathan o Jon R. Michaels.
DBT no puso bien los nombres, fechas de nacimiento o número de seguridad
social, pero sí la raza, de manera que un criminal que se llamara Joe Green
solo eliminaba a un Joe Green negro, pero no a un blanco con el mismo nombre.
No había que adivinar la raza de un votante inhabilitado: la raza del votante
está junto a su nombre en muchos estados sureños, incluido la Florida, porque
la identificación racial es una exigencia de la Ley de Derecho al Voto de 1965.
Se suponía que el pago de $2,3 millones a DBT incluía la verificación de que
los individuos en la lista eran realmente criminales, pero la investigación de
Palast demostró que DBT no podía brindar pruebas de que había hecho una sola
llamada telefónica para verificar la identidad de los nombres eliminados antes
de la elección presidencial del 2000.
Desafortunadamente nada impide que esta purga tenga lugar nuevamente a escala
nacional. Debido en gran medida a la atención prestada a los votos mariposa y a
las perforaciones colgantes en otoño del 2000, la nueva Ley Ayuda a Votar a
Estados Unidos (HAVA) exige que cada estado replique el sistema centralizado y
computarizado de expedientes de votantes de la Florida antes de la elección del
2004, supuestamente para evitar la confusión del voto de papel en el recuento
de la Florida. Martin Luther King III y Greg Palast recientemente escribieron
conjuntamente una pieza acerca de los peligros de tales bases de datos y
recordaron la debacle de la Florida. Su conclusión: "Jim Crow (el racismo)
se ha mudado para el ciberespacio - más difícil de detectar, más astuto en su
operación, convirtiéndose en el guardián electrónico de una nueva segregación
electoral".
ChoicePoint ya tiene contrato con numerosos estados para proveerlos de listas
electrónicas de votantes purgadas de supuestos criminales. Ellos son la
selección natural por ser una de las más grandes compañías de bases de datos.
ChoicePoint suministra información acerca de antecedents penales por distrito a
43 estados y también suministra acceso en línea a más de 63 millones de
antecedents penales para los cincuenta estados. ¿Quién mejor para suministrar a
los gobiernos estatales las listas de votantes que exige la ley?