Victoria arrolladora de la izquierda unida francesa
Niko Schvarz
La República
Ganó en 21 de las 22 regiones metropolitanas y en los 4 territorios de ultramar. Recomposición y renacimiento de la izquierda plural (PS, PC, verdes, radicales y otros), mientras la derecha "quedó en pedazos". Fue "un 21 de abril 2002 al revés".
En el 2º Turno de las elecciones regionales y cantonales francesas del 28 de marzo, la izquierda plural constituida por el Partido Socialista y sus aliados (Partido Comunista, verdes, radicales y otros, como el DVD) recogió 12,7 millones de votos, el 50,35% del total, lejos delante de la derecha gubernista conformada por la UMP de Jacques Chirac y Alain Juppé y la UDF de François Bayrou, que obtuvo poco más del 37%. La izquierda pasa a gobernar 21 de las 22 regiones de la Francia metropolitana, con excepción de Alsacia ("el último bastión de la derecha") y los 4 departamentos de ultramar. Guadalupe (donde se derrotó a la candidata de Chirac, Lucette Michaux), Martinica, la Guayana francesa y las islas de la Reunión. Fue una "ola rosa" que cubrió el país, un maremoto (raz-de-marée) de la izquierda con un "KO (knock out) para la derecha", como decían diarios de Marsella.
Entre los dos turnos esta "izquierda resucitada" aumentó en 3 millones de votos y subió su porcentaje en 10 puntos (40,3% el 21 de marzo). Desde 1988 la izquierda no alcanzaba la mayoría absoluta. Todo el cuadro político sufrió un vuelco radical: es "un 21 de abril 2002 al revés", dijo François Fillon, ministro de Asuntos Sociales derrotado en su región, el Pays de la Loire.
La ultraderecha, el Frente Nacional de Le Pen, bajó respecto a su nivel anterior, al primer turno y al número de cargos. La ultraizquierda (Lutte Ouvrière de Arlette Laguiller y LCR de M. Basancenot), que estuvo debajo del 5% en el primer turno, adoptó una actitud prescindente, pero muchos militantes adhirieron a la campaña de la izquierda de Ile-de-France, la principal región. La abstención bajó en 3 puntos respecto al primer turno, con un 65,8% de votantes. Resultados espectaculares
Algunas precisiones, para calibrar el alcance de estos resultados espectaculares, extendidos homogénicamente a toda Francia:
La izquierda alcanzó el gobierno de 13 nuevas regiones, pasando de 8 a 21. En las que ya estaban en sus manos, aumentó su mayoría. Un ejemplo claro es Ile-de-France, con 11 millones de electores y que incluye París. Allí se mantuvo en el cargo Jean Paul Huchon venciendo por 49% a 40% al candidato de la derecha, el portavoz del gobierno Jean-François Copé, en cuyo favor intervino decididamente el ministro del Interior Nicolás Sarkozy, aspirante a suceder al primer ministro Jean-Pierre Raffarin si pierde la cabeza. La mayoría de la izquierda en el Concejo municipal saltó de 86 a 130 bancas.
En 11 de las 22 regiones la izquierda tiene mayoría absoluta, que es incluso superior al 60% en el Limousin, al 55% en Bretagne (que por primera vez pasa a la izquierda), en Midi-Pyrenées y en Poitou-Charentes.
En esta última región ganó Ségolène Royal, sucesivamente ministra de Medio Ambiente, Enseñanza y de la Familia en gobiernos socialistas y conocida como "la zapatera" en alusión al vencedor de las elecciones españolas. En el feudo tradicional del primer ministro Raffarin, que quedó en la cuerda floja, le ganó a su candidato con 55,1% de los votos, 10 puntos más que en el primer turno.
Auvergne es desde hace medio siglo zona de influencia del ex presidente Valéry Giscard d'Estaing, que se presentó y perdió frente al socialista Joël Bonté a pesar de haber partido en punta en el primer turno. Ahora deberá dedicarse a la Constitución de la Unión Europea y a la Academia francesa. Aquí la izquierda se presentó desunida en el primer turno y se unió en el segundo.
En la Loire un candidato socialista venció al ministro François Fillon. En Picardía se puso fin a 18 años de predominio de la derecha y se derrotó al ministro UDF Gilles de Robien. Todos los ministros perdieron, sin excepción.
En Languedos-Rousillon también se puso fin a prolongados gobiernos de derecha, con la particularidad de que Jacques Blanc, de la UMP, había sido electo en 1998 con los votos de Le Pen y fue derrotado por el alcalde de Montpellier, el socialista Georges Frèche.
Estos datos se complementan con los resultados de las elecciones cantonales, que tuvieron lugar en 96 departamentos, y de las que también emerge una izquierda victoriosa en votos (51%) y en bancas. En una serie de departamentos fue mayoría por primera vez. La izquierda resucita
Las elecciones presidenciales de 2002 fueron una catástrofe para la izquierda y para Francia. Por causa de su desunión en el primer turno, fueron al segundo Chirac y Le Pen. Quienes no habían acordado un candidato común tuvieron que apurar el trago amargo de votar a Chirac para cerrar el paso a la extrema derecha racista y xenófoba. Leonel Jospin renunció y desapareció de la escena. Algunos entienden que ahora de alguna manera ha quedado reivindicado. El hecho es que se reconstituyó en gran medida el frente de la izquierda plural. Hubo acuerdos en la mayoría de las regiones, acordes con sus características peculiares. En varias (en Ile-de-France, donde Marie-Georges Buffet, del PCF, obtuvo el 7,2% en el primer turno, o en Auvergne, entre otros casos), la lista de unión se presentó para el segundo turno. Pero hay algo más: en varios lugares, a las fuerzas de izquierda tradicionales se sumaron otras, atraídas por el poder de convocatoria de la unidad y por la decisión común de darle un revolcón al gobierno y forzar un cambio de política, en momentos en que se generaliza el descontento y la popularidad de Raffarin está en caída libre. Una nueva perspectiva
Esta es la nueva perspectiva abierta. Hay coincidencias en que el gobierno pagó sus culpas por "una política sin sentimientos", que acrecentó el nivel de desocupación y atacó las conquistas sociales alcanzadas en períodos precedentes con una reforma regresiva de la seguridad social, del sistema de pensiones y del seguro de enfermedad, la extensión de la jornada laboral, así como las restricciones a la enseñanza, la salud pública y la investigación (¿no le suena conocido?). François Hollande, secretario general del PS, habla de "un cambio profundo de orientación política y la reconquista de la esperanza". Marie-Georges Buffet dice que "si la derecha elige gobernar contra la expresión del sufragio universal, contraería una inmensa responsabilidad", reclama detener las medidas antipopulares y "renunciar a la privatización de EDF-GDF". Dominique Voynet, de los verdes, condena al gobierno por su política en relación a los temas de la ecología.
Un aspecto interesante, que nos toca de cerca, la mencionada Ségolène Royal dice que tomará en cuenta para su gestión las experiencias del presupuesto participativo ejercitadas en Porto Alegre, al extremo de que a lo largo de su campaña organizó 50 foros participativos en toda la región.