Europa
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Artículo de Emilio Marín sobre el 11-M en La Arena (13/3)
ATENTADOS TERRORISTAS EN MADRID
JOSE MARIA
AZNAR MINTIO SOBRE LOS AUTORES
Así como EEUU tuvo su 11 de setiembre, España ha tenido su 11 de marzo: trece
bombas estallaron en Madrid y mataron a dos centenares de personas. El gobierno
de derecha acusó al nacionalismo vasco de ETA de ser el autor de la masacre,
para aparecer como la víctima política y facturar el apoyo de la ciudadanía
en las elecciones del domingo. José María Aznar mintió sobre la fuente de las
bombas y ocultó información, ya que desde la mañana fatídica sabía del hallazgo
de una camioneta con detonadores y versículos del Corán. La pista fundamentalista
se afirmó con el comunicado de una rama de Al Qaeda a un diario londinense adjudicándose
el horror. Aznar siguió empacado en su versión anti ETA porque la otra interpretación
cuestiona su política proestadounidense en Irak.
EL HORROR
Casi 200 muertos con mil quinientas personas heridas es el saldo provisional
del ataque terrorista que el 11 de marzo sacudió Madrid a primera hora de la
mañana. Trece bombas estallaron en tres trenes, en las estaciones de Atocha,
Santa Eugenia y El Pozo, de la parte sur de la red ferroviaria, cuando muchos
miles de trabajadores y estudiantes utilizan esos servicios de transporte.
La zona elegida como blanco de las bombas es netamente popular, nada que ver
con el World Trade Center de Nueva York. Como detallaron comunicados de organizaciones
de izquierda del estado español, El Pozo del Tío Raimundo _una de las estaciones
atacadas_ "tiene una larga tradición de lucha y de clase muy arraigada; en las
últimas elecciones autonómicas la izquierda alcanzó aquí el 80 por ciento de
los votos".
El horario seleccionado para los estallidos no dejó dudas de que se quiso provocar
el mayor número posible de víctimas. Fue antes de las 8 horas, cuando la muchedumbre
viaja desde Alcalá de Henares hacia Atocha, en el corazón madrileño. Quizás
los cerebros del atentado se sientan frustrados por haber provocado "sólo" 200
muertos. Es que probablemente querían que las mochilas cargadas de dinamita
reventaran cuando la formación estuviera ya dentro de Atocha, donde la masacre
hubiera sido mayor, con derrumbes y un rango neoyorquino de muertos.
Para José María Aznar no había ninguna duda de que la autora de los bombazos
era ETA (Tierra Vasca y Libertad). Aunque se cuidó de nombrarla, sus discursos
al país y comparendos ante la prensa no dejaron dudas de su acusación a "la
banda terrorista". Su ministro del Interior Angel Acebes fue más lejos: acusó
de "miserables" y de "intoxicar" a la opinión pública a quienes ponían en duda
la acusación contra ETA y abrían la hipótesis de que podía tratarse de Al Qaeda.
RAZONES ELECTORALES
Tres dirigentes de la izquierda vasca _el ex portavoz de Herri Batasuna Arnaldo
Otegi, Joseba Permach y Pernando Barrena_ entregaron el mismo 11_M una declaración
de prensa en San Sebastián. Allí señalaron que el nacionalismo abertzale "no
contempla la más mínima posibilidad de que ETA haya sido la autora de los atentados".
Su comunicado expresaba su "plena solidaridad con el pueblo madrileño y el conjunto
de las víctimas" y rechazaba "una acción indiscriminada contra la población".
Semejante deslinde por parte de sectores políticos que el gobierno español acusa
de operar como "organismos de superficie" guerrilleros, debió ser tenido en
cuenta. Ayer la ETA llamó al diario vasco Gara y expresó oficialmente que no
tuvo nada que ver con lo sucedido.
Sin embargo, tanto el oficialista Partido Popular como las agrupaciones formalmente
opositoras _el PSOE e Izquierda Unida_ y sus organizaciones gremiales, UGT y
Comisiones Obreras, "compraron" el discurso aznarista contra los vascos. La
prensa de Madrid y buena parte del mundo repitió las mentiras gubernamentales
como verdades reveladas. El País puso en tapa: "Matanza de ETA en Madrid". Sus
colegas de El Mundo no se quedaron atrás: "Masacre etarra en Madrid". Cabe acotar
que en enero Néstor Kirchner le había pedido al dueño del grupo Prisa (El País)
que editara un diario en Argentina.
Tuvieron que transcurrir más de doce horas desde que las bombas sembraron la
muerte en los vagones, para que el Palacio de la Moncloa dejara saber del hallazgo
de una camioneta robada en Alcalá. En su interior había siete detonadores y
una cinta con versículos del Corán en árabe.
Eso abría la "pista árabe". Esta hipótesis se reforzó con la llegada de una
carta, vía correo electrónico, al diario árabe Al Quds al Arabi, de Londres.
Allí la "Brigada de Abu Hafs Al Masri", de la red terrorista de Osama Bin Laden,
se adjudicaba lo sucedido en medio de críticas al estado español por su papel
de "cruzado" en Irak.
El jefe de gobierno y su ministro de Interior, a pesar de esas novedades, siguieron
aferrados a la hipótesis acusatoria del nacionalismo vasco. Bajo el peso de
los hechos admitían que no desechaban ninguna teoría, pero mantuvieron a ETA
como principal sospechosa.
Esa cerrazón política es fácil de comprender. Si fueron los vascos, el PP vería
ratificada ante el electorado su línea de "mano dura" y quedaría en condiciones
de pedir este domingo más votos para su candidato Mariano Rajoy y el accionar
de los cuerpos de seguridad (ver aparte). Si fue Al Qaeda, en cambio, buena
parte de los españoles podrían cuestionar la política exterior de los dos mandatos
de Aznar, que los involucró en Irak a la zaga de George Bush.
TODOS LOS DOLORES
Al momento de escribir estas líneas, los muertos confirmados en Madrid eran
199. Como decenas de heridos estaban muy graves se puede deducir que la cifra
final de víctimas andará cerca de los 250.
Semejante saldo debe llevar a una condena sin medias tintas contra los autores
y responsables del terrorismo del 11 de marzo. El jefe de gobierno dijo estar
condolido por esas familias destrozadas y recibió los saludos de presidentes
de muchos países del mundo.
La abrumadora mayoría de las víctimas era gente de trabajo, muchos de ellos
inmigrantes, que tienen trabajos mal calificados, son empleadas domésticas,
etc. ¿Acaso el Partido Popular se ocupó de ellos en estos años? ¿No fue el actual
gobierno el que persiguió a los llamados "sin papeles" o "indocumentados" con
penas de cárcel y deportación, entre ellos muchos argentinos?
Como ocurrió también en Nueva York en setiembre de 2001, muchos allegados a
extranjeros sintieron miedo de averiguar por sus seres queridos, temiendo ser
identificados y expulsados desde Barajas. Confirmando en cierto modo la existencia
de ese temor generado por el gabinete que preside, Aznar declaró que los familiares
de víctimas van a ser beneficiados con los papeles de legalización. ¿Tuvo que
mediar semejante drama humano para que, con vista a las elecciones, ahora resultara
rentable dar la radicación a los extranjeros? ¿Y los que no fueron perforados
por la explosión dinamitera, quedarán afuera del beneficio?
Ayer marcharon cerca de siete millones de ciudadanos en Madrid, Barcelona, Bilbao,
Sevilla y otras ciudades. Para esa masa dolorida y shockeada no fue obstáculo
el que el gobierno pusiera como uno de los tres lemas de convocatoria la defensa
de la constitución monárquica. La necesidad de expresar solidaridad con las
víctimas pudo más que la repulsa a esos cálculos mezquinos de Aznar y su delfín
Rajoy.
Pero el dolor ante las imágenes de las inmediaciones de Atocha no puede velar
el dolor de las multitudes iraquíes que vieron bombardeado, invadido y ocupado
su país. Junto con el primer ministro británico Anthony Blair, Aznar fue el
soldado más fiel que tuvo esa obra de depredación.
Una nota editorial de La Jornada de México recordaba ese rol de las autoridades
españolas y, sin justificar en lo más mínimo las bombas de anteayer, sostenía:
"los ciudadanos de España, como el conjunto de las personas de buena voluntad
en el mundo, sabían que, tarde o temprano, el descuartizamiento de seres humanos
en las calles de Bagdad, Basora, Mosul y Tikrit por bombas y misiles inteligentes
habría de provocar el descuartizamiento de seres humanos en las calles de Madrid,
Londres o Washington".
EMILIO MARIN
Recuadro
de la misma nota:
ALGO MAS QUE TRENES RIGUROSAMENTE VIGILADOS
El atentado terrorista en Madrid, como ya sucedió tras el desplome de las Torres
Gemelas en Nueva York, va a incrementar las medidas represivas en Europa. No
sólo los trenes van a estar rigurosamente vigilados de aquí en más.
El respaldo político de Aznar y Rajoy a los organismos y cuerpos de seguridad
del Estado español, como el que Bush dio al FBI, la CIA y el Departamento de
Seguridad Interior, permite pronosticar ese incremento represivo. Todo sospechoso
de pertenecer a ETA o que porte rostro árabe, será candidato seguro a la detención
y el apremio ilegal.
Aunque ahora la noticia haya quedado sepultada por la avalancha de textos e
imágenes relativas a la tragedia, en diarios argentinos del 11 de marzo se podía
leer un cable de la Agencia AP titulado "Denuncian torturas contra etarras".
Allí se informaba que "los presuntos terroristas vascos y sus colaboradores
siguen sufriendo la tortura y otros abusos en España, pese a que el gobierno
de Madrid niega estos hechos, denunció un funcionario de las Naciones Unidas".
La denuncia fue de Theo van Boven, especialista en tortura de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, en un informe de 23 páginas.
El PP aspira a una victoria electoral este domingo que le permita profundizar
esas violaciones de los derechos humanos amparados por una ola de "españolismo".
Aznar y Rajoy quieren su propia ley fascista "Patriot Act", su cárcel ilegal
de Guantánamo, sus detenciones clandestinas y torturas a los presos. En rigor
mucho no tendrán que inventar quienes heredaron, perfeccionado, varios métodos
franquistas. Entre ellos la utilización de los servicios secretos CESID y los
fondos del estado para financiar los escuadrones de la muerte (GAL) contra el
nacionalismo vasco.
A favor de las chances electorales del oficialismo se debe consignar que muchos
españoles dieron por buena su acusación contra ETA. Hasta Germán Llamazares,
coordinador de Izquierda Unida, tragó el anzuelo y sostuvo que "en la negra
historia de ETA, éste ha sido el atentado más espantoso. El monstruo, aunque
herido de muerte, asesta terribles coletazos". El lehendakari o jefe del país
vasco, Juan José Ibarretxe, llamó "alimañas" a los etarras para desdecirse posteriormente
y echar la culpa al Ministerio del Interior. Este lo habría engañado en su "buena
fe".
El resto de la izquierda europea será blanco de ataques. Por de pronto, el gobierno
belga a través de sus funcionarios Verhofstadt y Michel, exigió la aplicación
inmediata de las leyes antiterroristas en toda Europa. Sin embargo, no les será
fácil la tarea persecutoria: el viejo continente y en particular España fue
escenario del mayor repudio mundial a la guerra de Bush-Blair-Aznar contra Bagdad
(EM).