Europa
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De Génova a Atocha al ritmo del ruido
HELENA FERNÁNDEZ
MADRID.-
Los mismos uniformes que en las manifestaciones contra la invasión de Irak; los mismos uniformes de los voluntarios contra el chapapote del Prestige. Es decir, ninguno. Miles de personas, de madrileños, sucumbieron al boca a boca, al móvil a móvil y se congregaron allí donde otra gente, como ellos, sacó a lucir la indignación que llevaba dentro para reclamar al Gobierno más información sobre los atentados.
Primero en la calle Génova, frente a la sede del Partido Popular en Madrid, de Génova a Sol, donde los primeros manifestantes se unieron con la gente congregada en el Okilómetro cero¹. Y todos caminando, con cualquier cosa que hiciera ruido en la mano, hacia la estación de Atocha.
Atocha fue de nuevo la Ozona cero¹ de la rabia. Frente a la impotencia de la masacre del 11 de marzo, el grito unánime contra el gobierno. Porque la del sábado, a escasas horas de la apertura de los colegios electorales, fue una protesta contra la política del gobierno.
Desde ³os va a votar tu puta madre² hasta gritos de ³¡que no!, ¡que no!, ¡que no nos representan!², la cantinela de los manifestantes iban, en su mayoría, orientadas en el mismo sentido. Las alusiones a la banda terrorista ETA se habían quedado escondidas entre la lluvia de la jornada precedente y las nuevas investigaciones policiales que vieron el sábado la luz.
¹Haciendo historia¹ ³Estamos haciendo historia², ése fue el sentimiento más generalizado entre muchos de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que, a golpe de pucherazo, mostraron su indignación. De pucherazos y caceroladas saben mucho Carolina y Juan Carlos, que tienen 30 años y vienen de Argentina. Estaban durmiendo, en un apartamento en la calle Atocha, hasta que les asaltó el ruido y algo se les revolvió dentro.
Tenían que salir a la calle, con los demás, ³para poder echar fuera la impotencia², dice Juan Carlos, que reconoce que ³esto me empieza a recordar un poco a mi país; se nota que algo está germinando entre los españoles². Y Carolina, a su lado, con una pancarta donde se lee OArgentina con España¹ apunta que ³creíamos que los españoles eran muy tranquilos, pero ya vemos que esto ha sido el colmo².
³Ya no es sólo contra el gobierno, es contra la manipulación informativa del gobierno², apunta Vicente, de cincuenta y tantos años sin dejar de golpear una caja de latón mientras baja por la calle Atocha, al tiempo que añade alzando la voz que ³es increíble que, a escasas horas de las votaciones todavía no se sepa quién ha sido el responsable y, encima, se empeñen en hacernos creer que ha sido ETA. Están metiendo mucho ruido².
Todos, al suelo Por esto quizás, por lo del ruido, la multitud de manifestantes en la plaza de Atocha se echa abajo, al suelo, y guarda varios minutos de silencio. No se escucha ni un móvil. Después, los aplausos rompen el grito contenido y un O¡Viva Madrid!¹ despierta de nuevo las voces de la mayoría.
Gritos de OAsesinos¹, pegatinas con ONo votes guerra¹, carteles con una caricatura de Aznar Ocamuflado¹ de Mickey Mouse, alguna cerveza y las manos hacia arriba, con las palmas extendidas como para querer tocar el cielo era todo el avituallamiento de los manifestantes.
Eva, que tiene pocos más de 20, utilizó en la playa de Carnota una pala y un batín blanco para lavarle la cara a Galicia. Ahora va en vaqueros y dice que ³es alucinante que no se haya escuchado al pueblo cuando gritó ONo a la guerra¹ hace algunos meses².
Claire es francesa y llegó hace apenas tres semanas a Madrid. Vive en el Paseo de las Delicias, muy cerca de Atocha, donde pasadas las 2.00 todavía seguía congregada gente, y su amiga la intenta convencer para seguir con la Omani¹ hasta Vallecas. No puede más y Claire se retira. Explica en un español muy correcto que está ³impactada² por lo que ocurrió el 12-M, pero también por la respuesta de los españoles. ³¿Qué si en Francia hubiera sido igual?, no sé... puede que sí, ha habido muchos muertos².