13 de febrero de 2004
Elecciones en España
¿Batalla por La Moncloa?
Pascual Serrano
Rebelión
Una de las cadenas de televisión españolas, concretamente Tele5, encabeza con un título pretendidamente periodístico la sección de su informativo que dedica a las elecciones generales del próximo 14 de marzo. Lo denomina "La batalla por La Moncloa". Se trata de un capítulo más de la ceremonia de la confusión que, pretendidamente o no, rodea las elecciones generales en España. Confusión porque titulan como batalla por la Presidencia, unas elecciones en las, como todo el mundo sabe, ni se vota ni se elige presidente. Se trata de unas elecciones legislativas donde se eligen diputados, las elecciones presidenciales, tan frecuentes en otros países, no existen en España. Es más, una vez terminado el recuento, si no hay mayoría absoluta, no tendría porque saberse quien será el presidente del gobierno español. Incluso las políticas llevadas a cabo por el futuro presidente dependerán de la aritmética parlamentaria, es decir, de la correlación de fuerzas entre los diferentes grupos parlamentarios.
Que una cadena de televisión de ámbito nacional presente las elecciones legislativas como presidenciales, en el mejor de los casos, supone una grave irresponsabilidad democrática puesto que conlleva despreciar no sólo a decenas de partidos políticos que se presentan elecciones, sino incluso a la mayoría de los que tendrán representación en las Cortes pero que no contarán con ningún diputado con posibilidades de aspirar a la presidencia del gobierno. Es evidente que la denominación "La batalla por La Moncloa", simplifica las elecciones a Cortes Generales a un enfrentamiento entre dos personas, algo falso y, por tanto, un claro ejemplo de desinformación en una cadena que se debe a una legislación que le autoriza la emisión bajo la obligatoriedad de servicio público. La expresión utilizada por Tele5 sólo sería adecuada a la última fase de las elecciones presidenciales norteamericanas, donde los ciudadanos deben elegir entre una candidato republicano y un demócrata para el cargo de presidente del país. Nada más alejado de lo que se vota aquí el 14 de marzo.
Si ni autoridades electorales, ni directivos de la cadena, ni profesionales del periodismo, ni partidos políticos son conscientes de la degradación y tergiversación que se está haciendo con esa denominación en nuestro sistema electoral, base de nuestra democracia, quiere decir que algo huele a rancio en la información de nuestro país y en nuestra democracia. Esperar ya después de eso una cobertura informativa imparcial y rigurosa es una ingenuidad.
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