Europa
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Europa se entrena en Bosnia
Alberto Piris
La Estrella Digital
Recurriendo a un símil astronómico, ya muy familiar, un asesor del jefe militar
de EUFOR (la fuerza militar europea que desde el jueves pasado se responsabiliza
de la pacificación y la estabilidad en Bosnia-Herzegovina, tras relevar a la
SFOR otánica) ha afirmado: "No se puede vivir con un agujero negro en las
puertas de Europa. Hay que tragarlo". Si se aplica con rigor la teoría de los
agujeros negros, más habría que temer que, en caso de fracasar la operación,
sería el susodicho agujero el que acabaría tragando a Europa. Tanto una
suposición como la otra pecan de evidente exageración, dado que muchos son los
estados y las coaliciones internacionales que conviven estrechamente con
peligrosos focos de inestabilidad sin que por ello sean aniquilados.
De todos modos, desde el pasado 2 de diciembre un interesante experimento
político-militar se está desarrollando no ya a las puertas de Europa sino en el
mismo seno de nuestro continente, en una de las zonas que históricamente más
complicaciones ha causado al conjunto de las naciones europeas: los Balcanes. La
Unión Europea, con su incipiente brazo militar, se responsabiliza ahora de las
misiones que venía desarrollando en Bosnia-Herzegovina la OTAN, desde que hace
nueve años desplegó allí para poner fin a la guerra civil que había
ensangrentado la región.
La principal tarea de EUFOR es mantener la paz y la estabilidad en ese Estado
balcánico, convertido por la fuerza de los hechos en un anómalo protectorado
internacional. Dentro de esa misión general hay aspectos muy críticos. El
primero y más significativo es el de detener a los criminales de guerra que la
OTAN ha sido incapaz de encontrar, sobre todo al ex presidente servobosnio,
Radovan Karadzik, y al que fue su general en jefe, Radko Mladik, fugados de la
justicia internacional desde 1995. Surge así un aspecto de la misión que en
Le Monde (1-12-04) un general francés considera "muy gris... y una fórmula
para crear un conflicto de competencias", pues la OTAN —es decir, EEUU— también
conserva la misma responsabilidad, sin precisar bien los límites de acción entre
ambas partes. De hecho, permanece en Sarajevo un grupo militar de EEUU para
desempeñar "misiones especiales".
Por otro lado, sabiendo que los fugados de la justicia cuentan con la
complicidad de redes de la delincuencia organizada, la desarticulación de éstas
será otro de los objetivos de EUFOR, que para ello habrá de colaborar con las
autoridades policiales de Bosnia. La tarea, pues, no se presenta fácil para el
contingente militar europeo de cerca de 7.000 efectivos que despliega en ese
país. Y todavía menos si de los resultados obtenidos en los próximos meses va a
depender, como así ocurre, la futura vinculación de Bosnia-Herzegovina a la OTAN
y, más adelante, el establecimiento de lazos más estrechos con la Unión Europea.
Mucho se juega Europa en esta inédita aventura militar en los Balcanes. De ahí
que haya quienes contemplen esta misión por la otra cara. Desde Bosnia, el
corresponsal de un diario local sospecha que sirve "más para beneficio de la UE
que para Bosnia", ya que trata de mostrar la capacidad militar de Europa no
tanto a los ojos de los bosnios sino ante la mirada, siempre recelosa, de
Washington, en ese delicado (des)equilibrio trasatlántico en lo que atañe al
ámbito militar.
De hecho, otros parámetros de Bosnia-Herzegovina siguen muy descuidados: su
producto nacional bruto todavía no ha recuperado el nivel anterior a la guerra
civil y la economía se resiente. El país está fraccionado porque, de hecho, ha
sido sometido a una limpieza étnica. Persiste el recelo entre las tres
comunidades —bosnia, croata y servia— y los dirigentes políticos mantienen
posturas muy enfrentadas segun líneas étnicas similares a las que provocaron la
guerra. Nada de esto podrá corregirse con un simple despliegue militar en el
territorio, por mucha eficacia que tenga.
Los recelos no sólo existen entre la población supuestamente protegida.
Refiriéndose a la captura de los criminales de guerra huidos, el general francés
antes citado se preguntaba: "¿Nos dejarán los americanos aprovecharnos de los
informes que obtengan gracias a sus AWACS (aviones de vigilancia aérea) y a sus
sistemas de escucha? No estoy nada seguro de ello". No hay que olvidar que, del
mismo modo que en España las rivalidades y la falta de coordinación entre los
varios servicios policiales propició la tragedia del 11M, a nivel internacional
sería un prestigioso éxito la captura de los dos relevantes fugados de la
justicia y todos querrían apuntarse el tanto. De ser así, la eficacia de la
cooperación militar entre aliados deja todavía bastante que desear.
De cualquier modo, la Europa que pretende avanzar hacia una mayor cohesión
interna, que ya posee una moneda única, ha creado la Agencia Europea de Defensa,
ha establecido un Centro de Mando para las operaciones militares y ha comenzado
a preparar los cuadros de un Ministerio Europeo de Asuntos Exteriores, no puede
seguir careciendo del órgano militar que respalde su política común exterior y
de seguridad. El despliegue iniciado en los Balcanes la semana pasada va a ser
la piedra de toque que permita valorar las posibilidades europeas para dejar de
seguir dependiendo de EEUU en todo lo que se refiere a su defensa militar.