Europa
|
Acostumbrarse
Wu Ming 6
Cádiz Rebelde
Embriagado de vida, Hölderlin demandaba a las parcas un verano y un otoño más para que su canto pudiera madurar y así, saciado de tan dulce juego, su corazón se llegue hasta morir. Hundidas en las más oscuras profundidades del trabajo, las poderosas parcas salariales no parecen ignorar nuestros cantos de supervivencia viviendo bajo el imperio fugaz de un contrato temporal. Incluso instan a compartir el índice que apunta a los inmigrantes como chivo expiatorio del robo de trabajo, de la delincuencia, de la bajada del euro. Cada día es un arbeitmatch frei. Como frutas maduras por la dureza de ganarse el pan se despeñan los albañiles de los andamios. Verdaderos esqueletos rotos del estado.
Como bien sabía Brecth y los mil ciento cuatro (1104) trabajadores muertos el año pasado, hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Quitarte el pan. No curarte de una enfermedad. Meterte en una mala vivienda. Y una de ellas, pero en su versión de muerteviviente o zombismo, es de paro. Una variante más de la cultura del miedo: miedo a perder el fugaz trabajo, miedo de no encontrar otro, miedo de las condiciones laborales, miedo de no llegar a fin de mes.