Argentina: La lucha continúa
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La Banda de Puán
(en la UBA de Buenos Aires)
Eduardo R. Saguier, Ph.D.
e-mail: saguiere@ssdnet.com.ar
A propósito de la nota difundida en La Nación el sábado 8 de mayo del cte. con
respecto a una carta de mas de cien profesores denunciando el actual
"desmantelamiento académico" y un "estado de persecución" en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA debo señalar que llama poderosamente la atención la
hipocresía de estos colegas que recién ahora se conduelen de una situación que
viene de muy larga data, y de la cual gran parte de los mismos fueron quienes a
partir de 1985 hicieron de esta política de pensamiento único y de esta
estrategia de hegemonismo absolutista un muy aceitado modus vivendi, que se
extendió incluso hasta la confección de premios académicos (Premio Bernardo
Houssay), el control del CONICET y la diagramación de legislación y engranajes
reglamentarios, para su puro beneficio personal y de grupo.
Hace casi cinco (5) años, el martes 10 de agosto de 1999, el que suscribe se
preguntaba en un escrito publicado en la Lista de Discusión Electrónica Pol-Cien,
titulado La Banda de Puán, "...¿que respeto pueden merecer aquellos Jurados que
no cuestionaron en su momento un Reglamento de Concursos (aprobado en 1985 por
la gestion Delich, la misma que confirmó los [ficticios] concursos del Proceso)
que viola la garantía constitucional de la defensa en juicio, y aceptaron ser
nombrados a posteriori de las convocatorias y ad usum de los candidatos
presentados?. Todos estos Jurados "Forros", incluídos algunos prestigiosos
profesores, han participado incondicionalmente de estos concursos ´ad hominem´,
que violan abiertamente el art. 18 de la Constitucion Nacional, el cual
establece palmariamente de acuerdo con el derecho constitucional Occidental que
nadie puede ser juzgado por jueces designados a posteriori del hecho de la
causa".
Refiriéndome al Reglamento de Concursos implementado en 1985 decía "...Esta
aberración jurídica e institucional, que debiera ser invalidada por su nulidad
insanable, ha sumido a la vida académica argentina en un patético cuadro de
desolación y estrago moral y espiritual; en un clima de corrupción, obsecuencia,
amedrentamiento y exclusión de la oposición crítica; en grotescos simulacros de
democracia interna; en un colaboracionismo carnal con el estado nacional y los
Bancos internacionales; en una siniestra red de influencia y control sobre todas
las universidades nacionales y provinciales; en caricaturescos remedos de
evaluación académica (donde los árbitros [de UBACYT] se desempeñaron
simultáneamente como jueces y partes interesadas, oportunamente denunciado con
nombres y apellidos en los medios de prensa); en un ambiente de fatuidad,
pedantería, esnobismo, vedettismo y best-sellerismo combinado obscenamente con
el mundo multimediático y editorial; y en una atmósfera contaminada donde
prevalecen las prácticas tribalistas y clientelísticas propias de gavillas o
camarillas en los que no rige el precepto del "publish or perish" sino la máxima
más prosaica del "subordinarse trenzando o desaparecer". Como ha sido posible
todo este flagelo. Muy sencillo, esta parafernalia jurídica y financiera fue la
obra exclusiva de la Banda de Puán, iniciada en el CEDES-CISEA-PEHESA en plena
dictadura, sugestivamente nunca perseguida, repetidamente apuntalada, canonizada
y garantizada en su impunidad por la firma del Pacto de Semana Santa (1987) y el
Pacto de Olivos (1994), y profusamente aceitada por el Banco Mundial, la cual
estuvo siempre férreamente hegemonizada por cuatro (4) conocidos oportunistas y
colaboracionistas aliados, a saber:
una ex comisaria politica del Camporismo universitario devenida en Alfonsinista,
experta en la historia del comicio fraudulento y del ganado menor y sobrina de
un celebre novelista;
un ex colaborador del diario Masserista Conviccion y ex asesor del Intendente
Procesista Cacciatore devenido en funcionario Radical, amante de la historia de
la cultura plebeya e hijo de un célebre historiador argentino;
un ex funcionario Camporo-Puiggrosista (UBA), ex Director de Departamento,
devenido en asesor Delaruista, y cultor de la historia de la plata macuquina (Potosina);
un ex funcionario del Proceso en Tierra del Fuego (Marina de Guerra), devenido
en funcionario Menemista y cultor de la historia del arte rococó";
Para confirmar el gatopardismo politico que revelan los antecedentes de esta
Banda en dicha oportunidad denuncié que la misma "...fue abiertamente legitimada
hace un par de años [1997] por un Comité Evaluador externo [designado por el
Rector Shuberof y oportunamente parodiado por un escrito anónimo titulado Hallan
nuevos manuscritos en el Mar Muerto, Boletín de Historia, año XII, Octubre 2003]
encabezado por un consagrado historiador argentino radicado en Berkeley, quien
durante el llamado Proceso, cuando su denuncia pública en Washington o Nueva
York hubiera contribuído a ilustrar la opinión pública mundial acerca de la
tragedia argentina y por consiguiente [habría podido] salvar muchas vidas
humanas, guardó un hondo silencio. Este enmudecimiento no fue gratuito ni
cobarde sino solo mezquinamente interesado por cuanto le significó salvaguardar
la inmunidad de un pasaporte que le permitió visitar asiduamente a su familia y
pasear sus sugestivas ironías con sus amigos de Buenos Aires. Para este afamado
historiador (y actual cómplice del colaboracionismo Menemista reinante en la
dirigencia académica argentina), la visita en plena dictadura a sus familiares,
socios y amigos del falso Parnaso del CEDES-CISEA-PEHESA importaba mucho mas que
intentar defender la infausta vida de los Desaparecidos".
Concluía mi escrito de entonces reiterando "...que con los Pactos y Bancos
mencionados, la Banda de Puán como reflejo paradigmático de una corrupción
extendida a escala nacional logró simultáneamente, mediante un maquiavélico
doble discurso, capear las sucesivas crisis de sucesión política, medrar en el
contubernio con el Menemismo y cultivar una inofensiva parodia de oposición a
este último. Con esta mentida y fingidamente paradójica postura la Banda de Puán
pretende seguir seduciendo la ingenuidad de una intelectualidad y un
estudiantado peligrosamente confundidos y perpetuarse nuevamente en las
estructuras del Gulag académico argentino para terminar de consumar su
acumulación primitiva, su anti-política de uniformidad intelectual y
liquidacionismo Stalinista y la muerte civil de la oposición democrática".
Hoy, cinco años más tarde, a esta nefasta e ilustrada camarilla académica se le
ha dado vuelta la taba, y pretende ahora --con la complicidad del órgano
periodístico más colaboracionista con el Terrorismo de Estado que sufrió nuestro
pueblo-- hacernos creer en su inocencia y en su supuesta victimización para
volver a ganar futuros incautos y poder repetir nuevamente su totalitario y
burocrático unicato intelectual.
Cordialmente,
Eduardo R. Saguier, Ph.D.
e-mail: saguiere@ssdnet.com.ar