Argentina: La lucha continúa
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La Cruzada Blumberg y la doctrina Bush en Argentina
Sebastián Hacher
((i))Un curioso ocultamiento mediático sobre la imagen de Juan Carlos Blumberg. La
policía de Miami y "la doctrina Bush", que está llegando a la Argentina para
educar a la policía en la "guerra contra el terror" al estilo Irak..
Todos lo preguntaron y obtuvieron la misma respuesta: mi esposa está muy mal, no
quiere hablar. Algunos medios hasta trazaron, en base a testimonios de terceros,
un perfil de María Elena, la madre del joven Axel Blumberg, cuyo secuestro y
asesinato conmovió al país.
La conclusión fue siempre la misma; es una madre destruida por el dolor, que
perdió a su único hijo, algo que sólo puede entender quién haya pasado por la
misma situación. Pero, a diferencia de otras madres, a ella las crónicas la
ubican apenas como un dato de color, ensombrecida por la energía de su esposo,
Juan Carlos Blumberg, presentado como el mesias de la seguridad.
La mujer quedó relegada a una figura triste que pasea por la casa durante las
entrevistas, que se limita a acompañar a su marido y que, incluso, ha sido
calificada por él como "una intelectual sin sentido común". (1)
Hubo quienes especularon por su silencio, pero nadie quizo arriesgar hipótesis.
Finalmente, supimos la verdad: al momento de ser secuestrado y asesinado Axel,
su padre llevaba casi una década de separación con su mujer, no vivía (ni vive
hoy) en la casa de Martinez donde suele dar entrevistas y , además, mantiene una
relación estable con otra persona, con la que convive en la zona de norte del
Gran Buenos Aires.
El dato al que accedimos podría haber sido difundido antes por cualquier otro
medio. Y, sin embargo, todos eligieron seguir el tren de mantener la ficción de
una relación que no existe más.
Seamos claros en esto: no interesa aquí la vida personal Juan Carlos Blumberg,
ni se puede pensar que su estado civil valida o inhibe su dolor. Porque
separarse, tener otra pareja y no vivir con los hijos, es algo normal en
cualquier ser humano. Un dato que no enturbia el amor de un padre, ni hace mas o
menos noble su "cruzada". Y, normalmente, información como esta interesaría sólo
a revistas del corazón, o cronistas televisivos que esos que acostumbran a
diseccionar a sus ídolos al aire.
Lo que sí llama la atención es que Blumberg haya decidido ocultar
deliberadamente esa situación. Que su "entorno" -del que casi no hay registro
público- se haya detenido en ese detalle, que alguien haya susurrado "No
conviene decir que estás separado".
¿Aconsejó alguien a Juan Carlos Blumberg que decir que estaba separado de su
mujer podría mellar su perfil de "gente decente"?. ¿Operaron en ello fuerzas
interesadas en construir una imagen marketinera sobre el dolor de la familia?.
Pensarlo, solamente pensarlo, eriza la piel.
Y preocupa, precisamente, porque hay mucho en la cruzada Blumberg que huele a
política calculada. No se trata solamente del manejo de cámara en todos los
canales de TV, ni de la infraestructura prestada por Laboratorios Bayer (2) para
financiar la campaña, o de los rumores de que la empresa Siemens, la cuarta
importadora de telefonía celular del país y eterna interesada en el negocio de
los DNI, haya "influido" en la confección del petitorio que recorrió el país
(3). Tampoco es un punto central el rol de la "patota sindical" durante la
visita de Blumberg al congreso (4), o la participación de personajes de la ESMA
en la cruzada (5).
Ni siquiera es extraño que los medios, que hablan tanto de Blumberg, hayan dicho
en realidad tan poco: estamos acostumbrados a sus mentiras, a que inventen
operativos, fragüen causas y exageren situaciones para genenar temor social.
Todo eso, si se quiere, son anécdotas que sólo sirven para ilustrar el caso.
Porque, en realidad, lo más preocupante son las consecuencias últimas del rumbo
que está tomando la "cruzada Blumberg" en materia de seguridad en el país.
Dias atrás, en un artículo a propósito de los 13 años del asesinato de Walter
Bulacio, se daba cuenta de como el discurso que comenzó a prevalecer a partir
del "efecto Blumberg" se asemejaba cada vez más al de la "Tolerancia Cero", la
politica impulsada por el ex-alcalde de New York, Carlos Giulani. Se señalaba
allí como esa "formula de exportación" en materia de seguridad había ganado
terreno a nivel internacional, con consecuencias peligrosas; criminalización de
la pobreza, brutalidad policial, persecución racial y de movimientos sociales, y
el miedo generalizado en la población. (6)
El reciente viaje de Juan Carlos Blumberg a Miami, llamativamente poco cubierto
por los medios de comunicación argentinos, no hizo más que confirmar que no se
trataba de simples casualidades, sino de una coincidencia ideológica, y ahora
práctica, con los sectores más retrógrados de policía y los "think tanks"
neoliberales de Estados Unidos.
El jefe de la Policía de Miami, John Timoney, es el "tercer hombre", luego del
Carlo Giulani y William Bratton en materia de "Tolerancia Cero". En Argentina,
fue presentado el 10 de Marzo en una conferencia sobre seguridad, invitado por
fundaciones argentinas y por el Manhattan Institute, la usina ideológica de la
mano dura al estilo norteamericano.
Ahora, luego de su viaje, Blumberg propone -¿u ordena?- que la policía argentina
sea educada en la nueva meca de la "Tolerancia Cero". Algo que, no está de mas
decirlo, ya hizo la policía Bonaerense a mediados de los 90, durante el reinado
de Duhalde en la provincia de Buenos Aires, con los resultados por todos
conocidos.
Quizás, esta nueva etapa de la "cruzada Blumberg" diga mucho acerca de a donde
quieren llegar.
En materia de educación policial, no se puede decir que John Timoney no tenga
experiencia: el año pasado viajó a Irak, a pedido del Departamento de Defensa
norteamericano, para entrenar a la policía que colabora con el regimen de
ocupación. En esa ocasión, trabajó en común con el U.S. Army's 173rd Airborne
Brigade, la brigada que tomó la ciudad de Kirkuk(8).
Claro que se ganó ese lugar de instructor demostrando ser un pionero de las
tácticas de la "guerra contra el terror" de Bush, en la "guerra interior" contra
la inseguridad...y contra la población.
Ya en 1994, en su paso por la Policía de New York, según un informe de Amnesty
Internacional, "la ciudad conoció "un aumento del 34% en los casos de civiles
muertos a tiros". El mismo año, aumentaron de "53,3% los casos de civiles
matados siendo detenidos por la policía". Amnesty también informó que el New
York City Civilian Review Board, encargado de vigilar las actividades de la
policía, "reportó que recibió 4 920 nuevas quejas, un aumento de 37,43 % sobre
el año anterior".(9)
Mas tarde, en el año 2000, mientras estaba al frente de la policía de
Filadelfia, siguió con la misma línea. El informe del 2000 de la Police Advisory
Commission, reportó un número de quejas récord. El caso más conocido quedó
registrado en un video que mostraba un record: 10 oficiales de la policía
golpeando a un detenido 59 veces en 29 segundos utilizando los pies y sus
bastones. Filadelfia es también considerada, gracias a Timoney, como la ciudad
de Estados Unidos donde la población negra sufre mayor represión Allí también
fue el encargado de reprimir las manifestaciones contra la convención del
Partido Republicano, con cientos de detenciones, denuncias por brutalidad
policial, acoso a la prensa y torturas. (10)
Pero la consagración definitiva, la obtuvo en Noviembre del 2003, durante la
represión a la movilizaciones contra el ALCA en Miami, la ciudad donde
actualmente es Comisionado de Policía. Allí, con un presupuesto adicional de 8,5
millones de dólares-sacados de los fondos que Bush destinó para Irak (11)-
Timotey demostró que durante la instrucción que dio en Irak, la sintesís entre
las tácticas de la "tolerancia cero" con las menos sutiles de la "guerra contra
el terror" de Bush.
"Uno tiene que asegurarse de mantener una mano alrededor de una de sus
gargantas", comentó en aquel entonces Timoney al Washington Post, agregando que
los manifestantes "esta vez, se enfrentarán a algo nunca antes visto". Además
del equipo represivo de última generación y una barrera blindada de 2500
policías, el jefe Timoney inauguró para la prensa
Jeremy Scahill, reportero de Democracy Now, lo contó así: "Es un grupo
paramilitar. Miles de soldados vestidos con uniformes color khaki con una
armadura negra completa y máscaras de gas, marchando al unísono por las calles,
golpeando sus palos contra los escudos, canturreando "atrás, atrás, atrás".
Los resultados Noviembre en Miami fueron claros: 250 detenidos, denuncias por
torturas, asaltos sexuales, vegaciones y racismo. Algo que, ahora lo sabemos,
forma parte de la "doctrina Bush" en su "guerra global contra el terror".
La misma que Blumberg quiere que la policía argentina, experta en esos
menesteres, vaya a perfeccionar a la cuna del terrorismo global. Y quizás, como
en los Estados Unidos, las mentirillas mediáticas sean el primer paso, y la
demostración de que la guerra contra el terror esta llegando a casa.
Buenos Aires, 10 de Mayo del 2004
Sebastian Hacher