Argentina: La lucha continúa
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PRONTUARIO DEL ENVIADO DE BUSH
Ernesto Carmona
ARGENPRESS.info*
Otto Reich, el hombre que recorre América del Sur para alinear a los gobiernos contra Cuba en la votación de Ginebra sobre Derechos Humanos, no tiene ningún cargo oficial a causa del veto del Congreso, pero pertenece al reducido grupo de cubanos de extrema derecha que manejan la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica desde los tiempos de Ronald Reagan. Su última tarea importante fue la coordinación del golpe en Venezuela, también su último fracaso, el 11 de abril de 2002.
Su presencia por estas latitudes del Sur irrita a la gente decente, aunque ésta pertenezca a las derechas políticas locales, por tratarse de un enviado de muy baja estofa, un interlocutor indeseable, prácticamente un delincuente. Por lo menos esa fue la impronta que le asignó Gabriel Valdés, senador chileno DC y ex Canciller de los años 60, cuando Reich vino hace un año a 'cuadrar' a Ricardo Lagos con la guerra de Irak, con resultados muy poco satisfactorios.
El intelectual mexicano Heinz Dieterich lo describió como 'la mano derecha de la guerra sucia de Bush en América Latina, su embajador plenipotenciario para el hemisferio'. A mediados de 2003, Reich le dijo a Silvio Berlusconi, en Italia: 'Los días del gobierno de Castro en Cuba están contados, está llegando a su fase final', frase que repitió de inmediato Ana Palacio, la ministra de Exteriores del gobierno de José María Aznar, en España.
Un veterano del juego sucio
Tiene ideas muy claras para la región: 'Hay dos países que nos causan preocupación en América Latina, uno es Cuba y el otro es Venezuela y Estados Unidos va a seguir con suma atención el referéndum revocatorio en Venezuela en agosto', dándolo por hecho con más de un año de anticipación, en sintonía con el estilo de intromisión del gobierno de Bush.
Sus declaraciones siempre violan obviamente las reglas del juego diplomático. Como nunca le resulta 'la diplomacia', en su cabeza -conectada por línea directa con la de Bush- bullen permanentes planes de sabotaje paramilitar y planes de confusión permanente para los medios de comunicación. 'Y por supuesto, alienta la decisión de Washington de no permitir una democracia nacional [en Venezuela] y menos un bloque regional de poder', dijo Dieterich.
El cubano-estadounidense pertenece a la red de veteranos de la conspiración Irán-Contra que hoy ocupan altos cargos en la administración Bush, entre ellos John Negroponte, ex embajador en Honduras y actualmente en la ONU Nueva York; Rogelio Pardo Maurer, ex alto oficial de la Contra nicaragüense, hoy funcionario de alto rango encargado de América Latina en el Pentágono; Elliot Abrams, ex secretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado, quien admitió haberle mentido al Congreso sobre su apoyo a la Contra, actualmente miembro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca; y John Poindexter, condenado penalmente por cinco cargos de mentir al Congreso sobre sus esfuerzos ilegales en apoyo a la Contra, hoy encargado de 'contraterrorismo' en el Pentágono.
'Ninguno de estos tipos se preocupa por la diplomacia', opinó un funcionario del Departamento de Estado que pidió anonimato al diario mexicano La Jornada. Existen por lo menos otros siete cubano-estadounidenses conservadores involucrados directamente en la política exterior hacia Latinoamérica, entre ellos, Adolfo A. Franco, el más alto encargado de América Latina en la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) -frecuentemente utilizada como fachada por la CIA- y el coronel Emilio González, alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, 'evaluador' de la política estadounidense hacia Cuba. 'Lo que tenemos aquí es un dominio total del proceso, del diseño de política hacia América Latina por el ala de extrema derecha de la comunidad cubano-estadounidense', declaró a La Jornada el analista Larry Birns.
'Hasta al mono más hábil se le resbala la banana'
Como 'diplomático', Reich ha sido un rotundo fracaso, aunque llegó a ser embajador en Venezuela, porque, definitivamente, este conservador de extrema derecha no tiene 'pasta' para el oficio. Le tomó un año de lobby obtener que Bush lo designara subsecretario para Asuntos Latinoamericanos, el cargo más alto del Departamento de Estado en política hacia América Latina después del secretario Colin Powell, pero sin la aprobación del Congreso, aprovechándose del subterfugio de las vacaciones de fines del 2001.
Pero antes de un año fue destituido en ausencia, con una buena dosis de humillación. A fines de noviembre 2002, justo mientras se hallaba en Brasil, el Congreso lo mandó a la calle sin ceremonia, por el simple expediente de no confirmar su nombramiento, antes de comenzar el nuevo receso navideño 2002. Pastor Valle-Garay, profesor de la Universidad de York, Canadá, explicó entonces su desempleo por 'sus colosales fracasos hemisféricos'. 'Hasta al mono más hábil se le resbala la banana', graficó el académico de Toronto, Canadá.
'América latina dio un suspiro de alivio', escribió Valle-Garay. 'No habrá sub-Secretario Adjunto de Estado quién sabe hasta cuando pero es mejor quedar solo que mal acompañado'. Bush tampoco tiene la menor intención de perder el tiempo prestándole mayor atención al Hemisferio, según el premonitorio profesor canadiense. 'Por los próximos dos años -hasta las nuevas elecciones presidenciales en los Estados Unidos- la Casa Blanca dedicará toda su energía a la lucha contra Saddam Hussein, Osama Bin Laden y el antiterrorismo creado por su gobierno. La América latina cayó del mapa de la Casa Blanca. ¡Qué suerte!', escribió.
Bush tampoco se la jugó a fondo por su asesor, porque pudo mantenerlo de manera 'interina' hasta enero de 2003, cuando su nombramiento sería más fácil de ratificar, con un Congreso en manos de los republicanos. Pero Bush prefirió evitar la polémica para dejarlo como enviado especial.
Un cargo decorativo
Para no dejarlo botado al borde del camino al poder, lo designaron 'enviado especial' del departamento de Estado, un título tan precario como el de 'Gobernador de la lluvia'. Con esas charreteras vino a América del Sur a presionar los votos de Paraguay, Argentina y Brasil en la ONU. A Chile no viene esta vez, quizás porque el voto lo consideren seguro o, simplemente, porque a Ricardo Lagos le avergüenza tener que recibirlo.
En 2003, Bush tuvo que conseguirle la cita con Lagos mediante una llamada telefónica porque ya en noviembre de 2002 el chileno no quiso recibirlo por motivos de 'protocolo'. Su estilo 'diplomático' es la prepotencia. Siempre dice que EE.UU. espera 'consecuencia' de sus amigos y socios comerciales, chantajeando con los 'toques finales' de aspiraciones de algunos gobiernos latinoamericanos, como los cacareados tratados bilaterales de libre comercio.
La diplomacia no es su lado bueno, si es que tiene alguno. Para Gabriel Valdés, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y progenitor del ex representante en la ONU y actual embajador en Buenos Aires, su entrevista con Lagos del año pasado fue 'una falta de respeto (...) Es una persona que no tiene ninguna calidad, me molesta en la dignidad. Chile puede ser socio, pero no lacayo' (Radio Agricultura, 28/02/2003). Siempre hay bronca por la pequeña estatura del emisario.
Especialista en fracasos
Mientras Reich desempeñó la subsecretaría se desplomó Fernando de la Rúa en Argentina, Evo Morales estuvo cerca de ganar las elecciones en Bolivia, Brasil y Ecuador eligieron a los 'disidentes' Ignacio 'Lula' Da Silva y Lucio Gutiérrez, en Nicaragua se abrió un juicio por fraude y lavado a su protegido ex presidente Arnoldo Alemán, quien deberá pasar una larga temporada en la cárcel.
Durante su gestión se enfriaron las relaciones con México y Canadá, el Plan Colombia anduvo empantanándose, se generalizó la oposición al Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y fracasó su estrategia de frenar las relaciones comerciales con Cuba de algunos inversionistas estadounidenses. En septiembre de 2002, en entrevista a con El País de España metió la pata con el 'amigo' Carlos Menem. No estuvo tan mal porque lo llamó 'corrupto', pero no agradó a los Bush porque es 'amigo de familia' y fue 'aliado' del Papá en la guerra del Golfo.
Reich es tan desfachatado que le advirtió al gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, que no participara en 'turismo sexual' en su viaje a Cuba con más de 300 hombres de negocio.
Dicen que Bush no sintió pesadumbre por la destitución de Reich. En Washington lo criticaron porque informó mal al Departamento de Estado y se equivocó de plano cuando coordinó el fallido golpe de estado del 11 de abril de 2002 en Venezuela, contra el gobierno de Hugo Chávez.
En Caracas lo caracterizan como un 'payaso', pero pidiendo excusar a esa honorable ocupación. Cuando tomó posesión de la Subsecretaría, a fines de 2001, comenzó un discurso saludando a sus 'amigos, ex colegas y co-conspiradores no acusados penalmente' y advirtió que silenciaría a todos sus críticos haciéndolos detener. Después dijo que fue una broma.
Un fanático peligroso
Reich ya fue acusado de actuar ilegalmente mientras se desempeñó en el Departamento de Estado en tiempos de Reagan. Nació en Cuba en 1945, en una familia de origen austriaco que emigró a Estados Unidos. Se describe 'medio cubano, medio austriaco, medio católico, medio judío'. También es conservador entero, anticomunista y 'libre mercadista' de la línea Reagan. Antes que éste lo nombrara administrador asistente para América Latina de la USAID promovió negocios en Miami y Washington.
En 1983 fue nombrado primer director de la Oficina de Diplomacia Pública en el Departamento de Estado, donde trabajó cerca de Oliver North, asesor de la Casa Blanca en promoción de apoyo público en Estados Unidos en favor de la Contra nicaragüense. El contralor general de Estados Unidos, republicano, en 1987 decidió que Reich participó en 'actividades de propaganda prohibidas y encubiertas'. Otros documentos desclasificados demuestran que contrató personal militar entrenado en 'operaciones sicológicas' para promover la suspensión de la prohibición legislativa de asistencia a la Contra nicaragüense.
William Goodfellow, analista del Centro para la Política Internacional de Washington, lo calificó de 'fanático derechista, con un récord bien documentado de negocios sospechosos que vienen desde el escándalo Irán-Contra'. En buen romance, las andanzas de Reich involucraron tráfico de drogas y protección a terroristas cubanos al servicio de Estados Unidos, como Luis Posada Carriles, quien está preso en Panamá, y Orlando Bosch, su cómplice en la voladura del avión cubano en Barbados, en 1976. Recaudó, canalizó y lavó dinero ilegal en bancos de Islas Caimán y el Lake Resources de Suiza.
Reagan lo nombró embajador en Venezuela (1986-1989) para sacarlo de Washington. Luego fue 'premiado' como embajador alterno de EE.UU. en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Bill Clinton lo botó del empleo, pero retornó al mundo de los negocios como lobbysta en Washington y asesor de empresas, estadounidenses y extranjeras. Uno de sus clientes más importantes fue Bacardí, la empresa de licores con sede en Bermuda. El negocio del ron Bacardí fue muy beficiado por la ley Helms-Burton de 1996, que fortaleció el embargo contra Cuba. Según Dan Fisk, ex asesor del senador Jesse Helms, Reich ayudó a redactar esa ley.
Varias cláusulas de la ley Helms-Burton beneficiaron directamente a Barcardí y a otras empresas que abandonaron Cuba después de la revolución. El Centro de Política Internacional reportó que Reich recibió US$ 1.2 millones de Bacardí por su desempeño, que incluyó revocar la protección de propiedad del ron hecho en Cuba para que Bacardí pudiera comercializar su propio Havana Club fabricado fuera de la isla. Reich vendió su negocio de cabildero de Bacardí a otra empresa de lobby, bajo un arreglo que genera dudas sobre un posible conflicto de intereses, eufemismo que en Estados Unidos designa a la corrupción. 'Este tipo es un conflicto de interés andando. Es el hombre de Bacardí en el Departamento de Estado', dijo Goodfellow.
Lobbysta de los F16 para Chile
Antes de volver al Departamento de Estado, fue promotor de causas conservadoras y crítico de la política de Bill Clinton hacia Cuba, todo esto sin abandonar los negocios de tráfico de influencia (lobby) en los que se involucró con Chile. La organización Religious Task Force on Central America and México asegura que Reich es el jefe de Worldwide Responsible Apparel Production (WRAP), una organización de fachada aparentemente dedicada al monitoreo de fábricas de ropa de ultramar, dedicada realmente a buscar líderes en la industria para controlar las fábricas y reducir los derechos de los trabajadores, o sea, una actividad típicamente mafiosa.
El prestigiado ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz Oscar Arias escribió en Los Angeles Times (29 de abril de 2001) que el nombramiento de Reich sería 'un retroceso real para la cooperación hemisférica'. Dijo que fue cabildero de la Lockheed Martín para la venta de los aviones F-16 a Chile, contribuyendo así a liquidar la política estadounidense de no vender sistemas de armamento avanzado a Latinoamérica. Arias manifestó sentirse 'muy intranquilo acerca de cuáles serían los propósitos que se cumplirían con su potencial liderazgo en nuestro hemisferio'.
Colin Powell tuvo reservas para nombrarlo en el puesto que hoy ocupa. Su nombramiento estuvo sujeto a intensa crítica y nunca fue ratificado en el Senado. 'El señor Reich carece de capacidad para ser un buen administrador, de juicio sano, con sensibilidad apropiada ante potenciales conflictos de interés, con la confianza de otros gobiernos en la región y la capacidad para superar divisiones partidarias dentro del Congreso', escribió el senador Christopher Dodd, entonces presidente del comité senatorial que debía aprobar su nombramiento: 'Otto Reich no está calificado para el puesto', remató. Otros senadores se expresaron de manera similar.
Protector de terroristas
Después del 11 de septiembre hubo otra oportunidad para promover su nombramiento, pero de nuevo Powell no incluyó su nombre en los nombramientos de 'emergencia'. Más tarde, la Casa Blanca puso el nombre de Reich al final de una lista enviada al Senado por el secretario de Estado. De nuevo Dodd se opuso. El senador señaló que no existía apoyo en el Senado para ratificar a Reich. Su vocero Marvin Fast presentó nuevas dudas sobre la capacidad de Reich. 'Cables del Departamento de Estado en el período de 1986-87 indican que el señor Reich, entonces embajador en Venezuela, preguntó a Washington en varias ocasiones sobre la elegibilidad de Orlando Bosch, notorio terrorista anticastrista para ingresar a Estados Unidos', explicó Fast en diciembre de 2001.
Bosch, agregó Fast, tenía una historia documentada de por lo menos 30 atentados terroristas, incluyendo algunos en Estados Unidos, y estuvo en la cárcel por haber disparado con una bazuka contra una nave polaca en el puerto de Miami. Cuando Bosch logró ingresar a Estados Unidos, en 1988, fue arrestado. Fast añadió: 'Hasta hoy, Otto Reich no ha calificado al señor Bosh de terrorista. Ciertamente esto pone en duda el juicio del señor Reich mientras nuestra nación libra una guerra contra el terrorismo'.
Bush utilizó una treta parlamentaria, conocida como 'nombramiento de receso', para instalar a Reich en el Departamento de Estado sin el visto bueno del Senado. Mientras el Senado esté en receso, el presidente tiene la facultad de nombrar funcionarios en puestos claves sin ratificación legislativa. El único problema es que este nombramiento de Reich sólo duraría hasta fin de año. En mayo de 2002, Bush solicitó al Senado reconsiderar este nombramiento, pero fue imposible, tanto como un segundo nombramiento de receso.
'Este negocio en Venezuela -su coordinación de los golpistas- casi seguramente hundirá cualquier posibilidad de que (Reich) consiga un nombramiento pleno', comentó un funcionario gubernamental. Incluso, simpatizantes conservadores de Reich indicaron a La Jornada que lograr su ratificación sería una 'batalla cuesta arriba'. En las últimas elecciones legislativas de noviembre 2002 los republicanos lograron retomar el control, pero Bush ya no se mostraba tan interesado en Reich.
Investigación pendiente
Catorce congresistas federales exigieron una investigación legislativa 'a fondo' de las versiones de que Otto Reich y otros funcionarios estuvieron involucrados en el intento de golpe contra Hugo Chávez, informó en Washington a La Jornada el portavoz de un legislador. 'El número creciente de informes y admisiones de un papel estadounidense en el intento de derrocar al gobierno de Chávez amerita una investigación', afirmaron el representante Dennis Kucinich y otros 13 congresistas en el borrador de una carta que circuló entre sus colegas en mayo 2002.
Los legisladores solicitaron a las dos cámaras del Congreso 'una investigación a fondo sobre qué papel ejerció el gobierno [estadounidense]'. Varios líderes legislativos evaluaron la posibilidad de una indagación sobre el asunto. El problema, indicó un funcionario, es qué demasiados responsables de la política hacia América Latina del gobierno de Bush tengan un currículum que provoca sospechas.
La revista Newsweek también comentó que la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, presidida por el demócrata Joseph Biden, investigaría el papel de Estados Unidos en el golpe de estado. Pero al final, no pasó nada.
* Ernesto Carmona es periodista chileno.