Concuerdo plenamente que debemos empezar con la dignidad. El problema serio es identificar donde se encuentra la dignidad. ¿Se encuentra acaso en reclamar prioritariamente la defensa de ventajas corporativas?, o ¿acaso no se encuentra en la defensa prioritaria de los recursos técnicos y científicos y los mecanismos equitativos de selección y promoción que nos permitan a todos --no solo aquellos pocos privilegiados que gozan de cátedras y salarios-- trabajar y crear?
Presumo que se acordara conmigo que lamentablemente la inmensa mayoría de los argentinos que participan y quieren participar de la epopeya de crear conocimiento cientifico original hoy se encuentran fuera del sistema formal. Pero si aún estando fuera del sistema formal al menos se les ofreciera bibliotecas, laboratorios y acceso a portales electronicos mínimamente decentes, y los concursos donde se dirime la docencia y la investigación fueren evaluados por un sistema de Jurados moral y científicamente intachable estoy seguro que se sentirían halagados y respetados y harían tripas corazón para lograr entrar finalmente en el sistema. Pero el aterrador drama consiste, mi estimado Brito del Pino, que tal como a Vd. mismo le debe constar en su diario trabajar en el laboratorio, falta de todo y hasta el instrumental y las conductas más elementales.
Es esa tremenda penuria de recursos infraestructurales y de códigos morales lo que verdaderamente ahuyenta a nuestros jóvenes investigadores y no los bajos salarios y la ausencia de becas o subsidios. Por mas que Vd. aumente los sueldos, los subsidios y las becas, si la infraestructura científica está técnica y moralmente colapsada, Vd. logrará que --como en la Unión Soviética-- los investigadores terminen simulando fraudulentamente que investigan y producen. Pero más grave aún, no solo ahuyenta a los jóvenes investigadores, sino que espanta a los no tan jóvenes que quisieran volver. ¿Que investigador que se precie, aun bajo el señuelo de altos salarios, quisiera ir a un pais donde se carece de los recursos científicos y de los mecanismos equitativos de selección y promoción mas elementales?.
Cordialmente,
Eduardo R. Saguier
Investigador Independiente del CONICET