La COP 10 y los '100 millones de toneladas de granos'
El nuevo proyecto neocolonial
Argenpress
La COP 10 se realizará próximamente en Buenos Aires, en un momento histórico de particular trascendencia para la Argentina, justamente cuando las empresas cerealeras se proponen públicamente pasar la producción de setenta a cien millones de toneladas de granos de exportación, para lo cual requerirán quizá añadir diez o más millones de hectáreas a las actuales quince millones de hectáreas de monocultivos transgénicos. Para conseguirlo, sin los riesgos de provocar una catástrofe ecológica, ni provocar un estallido social debido a la expulsión de nuevos pequeños y medianos productores agropecuarios, a la vez que masivos desarraigos de la población rural, las empresas y los gobiernos requieren colaboración de las ONG ambientalistas complacientes. Esta etapa que ya ha comenzado a implementarse en la Argentina, con una convocatoria de la Fundación Vida Silvestre y con la presencia de FARN, de Greenpeace, de la Facultad de Agronomía de la UBA y diversas empresas de agronegocios y biotecnología, ha dado nacimiento a una propuesta que han denominado de Soja Sustentable.
Esas 100 millones de toneladas serán siempre de comoditis y por supuesto, aportarán al plan de pagar la deuda externa ilegítima, según las normas establecidas por el FMI y por otros acredores y organismos internacionales. En esta coalición que se organiza detrás del nuevo proyecto neocolonial de la Soja, cada uno de los participantes ya sean empresas u organizaciones ambientales, aporta desde sus propios intereses, pero todos parecieran comulgar con los OGMs y con el rol asignado a la Argentina en el marco de la Globalizacilón. En esta coalición ciertas organizaciones ambientalistas buscarán seguramente preservar las zonas intangibles de Parques Nacionales y negociar el resto del bosque nativo haciendo de guías y expertos ambientales que tratarán de evitar el desplome de los ecosistemas.
Matthias Diemer, Director de la Iniciativa para la Conversión Forestal de la WWF dice, en el reciente documento, que nos propone producir una supuesta soja sustentable: El estudio muestra que 'es posible alcanzar una mayor producción de soja sin destruir a la naturaleza'. Asimismo propone que: 'el fomento de un uso de la tierra más intenso y eficiente a lo largo de las carreteras existentes y cerca de los centros poblacionales importantes reducirá la necesidad de destruir los hábitats vírgenes'. Sin embargo, el estudio también señala que para 'que dicho escenario pueda darse y pueda llegar a funcionar, los productores de soja, los inversionistas, los compradores y los entes reguladores tendrán que apoyar, adoptar y promover prácticas más sustentables, e incentivar a los gobiernos locales para que hagan cumplir efectivamente las leyes y las regulaciones ambientales y del uso de la tierra'.
Ignoran los ambientalistas de WWF y sus afiliadas, que en la Argentina existe una Ley de promoción de la Agricultura Orgánica y que, sin embargo, el MAPO (Movimiento Argentino de Producción Orgánica) ha presentado en el año 2000 una '... acción declarativa sumarísima contra la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, dependiente del Ministerio de Economía, a fin de que se declare la invalidez, inaplicabilidad e inconstitucionalidad de las Resoluciones Nºs. 289/97, 19/98, 79/98, 429/98, 511/98 y 392/01 (SAGPyA) en cuanto se han liberado semillas de maíz transgénico para su utilización comercial, debido a las graves consecuencias que la utilización de ese maíz GM causa sobre los productores de maíz orgánico, y a la abierta violación a los principios elementales establecidos en nuestra Carta Magna que mis representados sufren, solicito que, en los términos del artículo 322 segundo párrafo del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, se otorgue a la presente acción trámite sumarísimo'.
Y como respuesta a este reclamo el mismísimo Ministro de Economía de la Nación se ocupó de aprobar, es decir liberar al mercado este año el maíz transgénico RR.
Ignoran también las permanentes agresiones a campesinos del MOCASE, MOCAFOR y de otros movimientos, que han habitado los montes durante décadas y que los 'nuevos empresarios' rurales pretenden desplazar de sus tierras con engaños leguleyos y con la complicidad de los jueces y autoridades judiciales locales tales como los jueces de Paz idóneos y los Institutos de colonización de las provincias.
¿Ignoran acaso los ambientalistas que proponen las 100 millones de toneladas supuestamente Sustentables, que las actuales casi 16.000.000 de hectáreas de transgénicos conducen inexorablemente a mayores despoblamientos del campo, creciente deforestación y desertificación biológica de los suelos, y por consiguiente a mayor hambre en las poblaciones por iniquidad social y crecientes desplazamientos de otros cultivos, y que en el actual modelo de las comoditis NO es posible producir alimentos variados, sanos, e incontaminados?
La agricultura de commodities es demandante en gran escala de insumos crecientes, en especial energéticos (mayor emisión de CO2) y contaminantes del ambiente, de la tierra y de las aguas superficiales y subterráneas, tal como se ha comprobado en Dinamarca, donde por esta causa fue prohibido el glifosato, herbicida de amplio espectro específico para el uso sobre la soja y el maíz RR. El modelo transgénico solo encuentra soluciones a los problemas que nos presenta en nuevos y nuevos transgénicos, pues se ha transformado en una forma de ver la vida, una forma de verla que implica una mirada sesgada y lineal incapaz de revisar las causas originales que se plantearon y que sólo contempla una seguidilla de soluciones y fracasos que se transforman a la vez en nuevos negocios verdes.... Es por esa causa que los 'bonos de carbono' serán 'mas y mejor captados' por árboles transgénicos, de manera que seguramente la soja sustentable, dará lugar a ganadería de animales modificados genéticamente y pastarán en alfalfas con la 'vacuna antiaftosa transgénica' incorporada que ya está desarrollando el INTA para servir al nuevo paradigma biotecnológico en la factoría neocolonial...
Rechazamos este proyecto de la Soja Sustentable de varias ONG ambientalistas nacionales e internacionales porque pone en evidencia actitudes de resignación y de aceptación del modelo globalizado de las sojas, modelo manejado en todas las fases de la producción y comercialización por las transnacionales agroquímicas, desde la producción y venta de semillas a la distribución de pesticidas; las máquinas para siembra, cosecha y fumigación.
Debe saber la sociedad que las plantaciones forestales no tienen como finalidad complementar medidas adoptadas para reducir el uso de combustibles fósiles. Por el contrario, su propósito es permitir a los países industrializados que cumplan sus compromisos de reducción sin realmente reducirlas en la medida acordada. Verbigracia, si un país ha asumido un compromiso para reducir sus emisiones de combustibles fósiles de 100 a 90 unidades, entonces en lugar de reducir 10 disminuiría en solamente 5 y plantaría árboles en países en desarrollo para absorber los cinco restantes. Por otra parte, si se generalizara el comercio de 'compensación de emisiones' , o sea un mercado de bonos verdes tal como lo promueven los países industrializados, basado en plantaciones forestales, ello bloquearía la adopción de otras medidas necesarias y urgentes, tales como la conservación de la energía, la reducción del consumo, un uso más equitativo de los recursos a nivel mundial y un desarrollo equitativo basado en fuentes de energía limpias, renovables y de bajo impacto ambiental. También debemos advertir sobre las propuestas de producir y utilizar biocombustibles (hay un proyecto de Ley en este sentido) ya que el 'biodiesel' o como se lo quiera llamar, siempre deberá ser elaborado a partir de un cultivo 'commodities', es decir que será con seguridad causa de un nuevo 'monocultivo transgénico'.
Las plantaciones como 'sumideros de carbono' no constituyen una solución al verdadero problema del actual cambio climático global, investigado por el IPCC- Panel Internacional sobre el Cambio Climático de la ONU, cuya causa esencial radica en la extracción y uso continuo de las principales reservas de carbono: carbón, petróleo y gas natural. Al mismo tiempo, las plantaciones constituyen un problema en sí mismas por diferentes razones:
- En el mundo entero las plantaciones forestales, a gran escala, ya constituyen una amenaza para las comunidades y para los ecosistemas. Aceptar las plantaciones como sumideros de carbono como parte del Mecanismo de Desarrollo Limpio, significan la instalación de millones de hectáreas de nuevos monocultivos (seguramente transgénicos) como forma de contrarrestar una pequeña parte de las emisiones industriales. La experiencia con este tipo de plantaciones indica que estos procesos de 'compensación' usurpan tierras aptas para la producción de alimentos variados, sanos, incontaminados y de consumo local, reemplazando valiosos ecosistemas nativos. Agotarían los recursos hídricos, aumentarían la inequidad en la tenencia de la tierra e incrementarían la pobreza, provocando la expulsión de los pobladores locales, y socavando las prácticas locales de manejo necesarias para la conservación de los bosques
- Las plantaciones forestales a gran escala son siempre una causa directa de deforestación. Ello significa que antes de que se conviertan en 'sumideros de carbono' en realidad provocarán 'fugas de carbono' (para usar el oscuro lenguaje de los negociadores sobre el clima). Es decir, que el carbono que se encontraba seguramente almacenado en los bosques será liberado a la atmósfera a consecuencia de la deforestación. De modo que el balance de carbono resultaría negativo, ya que la mayor parte de los bosques almacenan por hectárea mucho más carbono que cualquier tipo de plantación.
- Asimismo, las plantaciones a gran escala son generalmente una causa indirecta de deforestación. La gente desplazada por las plantaciones se ve frecuentemente forzada a emigrar a los centros urbanos, tales los efectos que en la Argentina ha producido la Soja RR- Las plantaciones a gran escala destruyen la microflora y la microfauna y la diversidad animal y vegetal de las especies silvestres y por lo tanto no deberían ser promovidas por los gobiernos que han suscrito la Convención sobre Diversidad Biológica, que son, en su mayoría, los mismos países signatarios de la Convención sobre Cambio Climático. Sumado a lo anterior, hay incertidumbre desde el punto de vista científico, tanto respecto de la capacidad de las plantaciones para actuar como sumideros de carbono, como de la capacidad de los tecnócratas para medir en forma adecuada el carbono secuestrado por una plantación.