Ulrich Brand La intención del concepto desarrollo sostenible era hace un decenio de fortalecer un nuevo modelo de desarrollo. Pareció que se abrieron espacios para repensar lo que pasó hasta entonces y abrir nuevos horizontes para actuar de maneras diferentes. Con la Agenda 21 y los Convenions sobre Clima y Biodiversidad los gobiernos y muchas ONGs querían establecer en Rio 1992 un marco internacional para realizar y concretizar estos objetivos.
Sin embargo, el balance para la conferencia de Johannesburgo es negativo. Las crisis del desarrollo y medioambietal son hoy más graves que antes. Sin embargo, en los países del capitalismo central la interpretación del problema es así: La conferencia en Johannesburgo es crucial para el futuro de la humanidad, si los gobiernos muestran más voluntad política y "la sociedad civil" presiona un poco más puede salir "algo".
Lo interesante es que en los debates en un país como Alemania apenas se da cuenta que las razones para el fracaso del « proceso de Rio » son más profundas: La imposición de la globalización neoliberal que agravó dramaticamente las crisis sociales y medioambientales en todo el mundo. En este contexto, los acuerdos de Rio (sobre clima y biodiversidad) no eran debilitados y instituciones como la OMC ganaron fuerza. Aún peor, los convenios mismos eran transformados en un marco jurídico para comercializar la naturaleza. Con el protócolo de Kyoto de 1997 los países centrales pueden negociar sus emisiones de CO2 (para no tener cambir su modelo de producción y consumo), la Convención sobre Biodiversidad no asegura tanto la protección de la naturaleza y los derechos de los pueblos indígenas que manejan mejor la biodiversidad sino facilita el acceso de las empreses trasnacionales a los recursos genéticos y asegura posteriormente su propiedad intelectual – sobre todo con patentes - que tomaron de los campesinos y pueblos indígenas.
Otro efecto de "Rio" es que con la Cumbre de 1992 se inauguró un "tipo de política" que iba a dominar los años 90s. Se puede llamar "tipo Rio" de la política. Que con buenos argumentos, cooperación con los poderosos, el conocimiento de tecnócratas y « desde arriba », o sea el nivel intenacional, se puede promover un desarrollo sustentable. Es formó al nivel internacional un grupo de representantes de gobiernos, empresas y ONGs que se puede llamar « la clase global de los gerentes de los recuros mundiales » que pretendían de salvar el planeta. De hecho aseguraron los flujos de recursos desde el Sur hacia el Norte.
Este tipo de política fracaso completamente. Bajo el lema de la cooperación – y con el instrumento de la deuda externa - los intereses dominantes pudieron implementar la comercialización de la naturaleza. Además, es cada vez más claro que con las políticas internacionales neolibeales se hace daño a las alternativas existentes o posibles locales.
El proceso de Rio fracaso. El primer paso sería de admitir eso y desarrollar alternativas. Por eso sería importante de debilitar el nivel internacional de la política porque mediante la OMC, el Banco Mundial o la Unión Europea las fuerzas dominantes imponen de manera muy eficaz sus intereses con estas instituciones. Otra cosa sería de ver que con el concepto desarrollo sustentable se entiende cosas muy distintas. Las empreses que promueven el concepto tienen otros intereses que la población local que está perdiendo sus medidas de reproducción. Se niego estas diferencias con nociones como « global partnership » o « comunidad global de destino ».
La esperanza a un desarrollo verdaderamente sustentable (que implica una crítica práctica a la realidad capitalista-patriarchal) viene de otro lado: del así llamado movimiento anti-globalizador. Se puede llamar "tipo Seattle y Porto Alegre" de la política. Aquí se cuestiona el "tipo Rio" de la política, nombrando la globalización neoliberal y los intereses detrás. Por eso un peligo es que en Johannesburgo sugre un nuevo concepto que es capaz de reconciliar los procesos domiantes a delegitimar la crítica del "tipo Seattle y Porto Alegre": la noción de la globalización sustentable. Los poderosos tendrián otro concepto para justificar que no haya alternativa a su globalización pero ahora – como dijo Kofi Annan – "hacemos la globalización trabajar para el desarrollo sustentable".
Una activista de India dijo recién: Si en Johannesburgo los gobiernos no dejan de hacer políticas simbólicas sin interés de frenar el proceso neoliberal, la mejor opción para la sociedad civil internacional seria de boicotear la conferencia. Si. Un fracaso en Johannesburgo sería necesario para poder cuestionar los processo dominantes. Y para abrir espacios de pensar y practicar alternativas.
Ulrich Brand trabaja en la Área „Globalización & Política » de la Universidad Kassel (Alemania), entre otras cosas, sobre políticas internacionales de biodiversidad y es co-fundador de la campaña en Alemania en contra de la biopiratería.