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28 de marzo del 2002
Los talibanes
Valeria Giordana
Observatorio de Conflictos, Argentina
ORIGEN DEL MOVIMIENTO TALIBAN
La invasión soviética
La invasión de la Unión Soviética, constituye una
etapa previa al surgimiento del movimiento Talibán. Esto se debe a que
la mayoría de sus miembros formaron parte de la resistencia contra los
rusos. Los muyahidin afganos, apoyados por EEUU, se convirtieron en las tropas
de choque antisoviétícas. De este conflicto afgano-ruso, surgirá
una segunda generación de muyahidín que se denominarán
a sí mismos, Talibán: "estudiosos del Islam".
Ante el miedo de compartir su frontera con un grupo de Estados islámicos
y con la ambición de extender su imperio; la URSS invadió Afganistán
en Navidad de 1979. El resultado fue un conflicto bélico que duró
9 años e involucró a más de 100.000 hombres. Moscú
pudo controlar Kabul y las principales ciudades pero nunca logró eliminar
a las guerrillas que, apoyadas por Occidente, mantuvieron el control del 80%
del territorio afgano.
La invasión soviética tiene su origen dentro de Afganistán.
En 1978, el Partido Demócrata del Pueblo (comunista) derrocó al
régimen republicano. El presidente Mohamed Daoud Kha y su familia fueron
asesinados junto con centenares de partidarios. Nur Tarahi, líder del
partido comunista se hizo cargo del poder.
El ascenso del partido comunista aumentó la influencia de la Unión
Soviética sobre Afganistán. Pero este país occidental cometió
un grave error: ver a los afganos como un pueblo de identidad única.
Los afganos siempre fueron gente autónoma y poco dispuesta a aceptar
un manejo centralizado. Afganistán es una nación tribal con un
complejo mapa étnico. Hay grandes matices que dividen étnica y
lingüísticamente a Pashtún, Hazara, Tajikos, Uzbekos, etc.,
que conforman la población de 23 millones de afganos. Los rusos actuaron
sin comprender la situación política a la que se enfrentaban.
De esta manera, se fueron acentuando las fricciones dentro del partido comunista,
inspiradas por ambiciones personales y diferencias ideológicas, En este
clima de luchas y tensiones internas, el 27 de diciembre de 1979, las tropas
soviéticas tomaron por asalto el palacio del presidente Amin, lo asesinaron,
y tras ocupar Kabul, nombraron a Kamal en su lugar.
En los años que siguieron a la ocupación rusa, Afganistán
no conoció momentos de paz. En lugar de extender su poder, la URSS se
involucró en una compleja e incontrolable guerra de guerrillas. Negociar
con la resistencia fue imposible para Moscú. La guerrilla mantuvo, desde
las montañas, el 80% del país en su poder.
Hasta 1986, EEUU, archienemigo ruso en el contexto de la Guerra Fría;
permaneció expectante ante el conflicto ruso-afgano. A partir de ese
momento, la más poderosa oposición al régimen soviético,
fue armada por los norteamericanos vía Pakistán y con el apoyo
de Arabia Saudí.
Las luchas entre las diferentes facciones rebeldes y contra los rusos, provocaron
3 millones de refugiados. Tras varios intentos de detener una guerra que ya
era incontrolable, en 1988 se firmó en Ginebra un acuerdo de no injerencia
y no intervención, y Mijail Gorbachov retiró el Ejército
Rojo de Afganistán. Afganistán terminó siendo para la URSS
lo que Vietnam fue para EEUU. Gran parte del colapso definitivo del régimen
soviético se debió a la derrota de sus tropas en territorio musulmán.
La lucha contra los soviéticos fue una yihad dirigida por jefes clánicos
y ulemas, y no una yihad ideológica dirigida por islamistas.
La comunidad internacional, incluyendo a las superpotencias, los estados de
la región y las Naciones Unidas, no pudo llegar a una solución
política para reducir los conflictos que estaban destruyendo Afganistán.
Hubo varios intentos, los cuales pueden dividirse en dos fases:
a) Firma de los acuerdos de Ginebra en 1988 que garantizaban el retiro de las
tropas soviéticas del territorio afgano. Pero estos acuerdos no preveían
un gobierno provisional ni ninguna otra medida para llegar a un acuerdo político
dentro de Afganistán. El texto disponía el cese de toda ayuda
a la resistencia, pero EEUU reivindicó el derecho a seguir proporcionando
su ayuda, También la URSS reclamó el derecho de seguir ayudando
al régimen que había instaurado. El objetivo de EEUU era obtener
más ventaja sobre la URSS, esto hizo que los acuerdos nunca se lleven
a la práctica.
b) 1989-1992: período de guerra por el poder entre muyahidin, apoyados
por EEUU y Pakistán y el régimen respaldado por los soviético
de Mohamed Nayibulá. Por pedido de la ONU, EEUU y la URSS acordaron poner
fin al envío de ayuda. Pero la desintegración de la Unión
Soviética, precipitó el hundimiento del régimen interno
de Nayibulá. Una nueva etapa de guerra civil comienza en Afganistán
entre facciones de los antiguos muyahidin. Estos conflictos civiles, se debieron
a la entrada de ayuda extranjera y no a la dividida estructura política
dentro de Afganistán. El estado basado en la ayuda, creció sin
integrar una sociedad nacional. La fragmentación de esa sociedad se reafirmó
en una serie de conflictos étnicos y tribales. El núcleo del Estado,
el ejército, se deshizo en motines faccionales de carácter étnico.
Ya sin la presencia de los rusos, el país se sumergió en una guerra
civil entre más de 20 tribus. En 1992, las fuerzas del comandante Ahmed
Shah Massud llegan a controlar Kabul. Los partidos de la resistencia se reparten
provincias y regiones donde se afirma la autonomía, cada uno organiza
su territorio. El Afganistán de posguerra se encuentra desgarrado.
La guerra civil estuvo determinada, en gran medida, porque Kabul cayó
en manos de las fuerzas tayikas al mando de Rabbaní y su jefe militar
Massud; y de las fuerzas uzbekos, que atacaron desde el norte, al mando del
general Dostum. Fue un golpe psicológico devastador, por primera vez
en tres siglos, los pashtunes perdieron el control de la capital.
A fines de 1994, Afganistán se hallaba en estado de desintegración.
El país estaba dividido en feudos regionales por señores de la
guerra, los cuales habían luchado, cambiado de bando y luchado de nuevo
en una serie de alianzas, traiciones y muertes; estos señores dominaban
el sur de Afganistán y Kandahar. Eran ex muyahidín y bandidos
que saqueaban a la población.
Hacia 1995, el gobierno enfrentaba serios problemas internos: el desarme de
la población trajo como consecuencia la corrupción de los oficiales
y la arbitrariedad hacia los civiles. Los talibán estaban bien informados
de esos problemas. Además, la conquista de Kandahar y luego de Herat
significaron el comienzo del fin del gobierno de Rabbani. Para intentar frenar
la incontrolable guerrilla, el presidente acuerda un plan de paz que debía
aprobarse por todos los líderes guerrilleros. Sin embargo, el surgimiento
del grupo Talibán impidió el fin de la guerra civil afgana. Desde
1994 los talibán serían el elemento aglutinador que polarizaría
de nuevo la contienda en dos claros bandos: ellos contra la Alianza del Norte.
En 1996, los talibán toman Kabul, la victoria fue total. Ninguna fuerza
afgana había llevado jamás una serie de operaciones tan rápida
y compleja en una zona tan amplia.
El misterioso grupo Talibánv El movimiento Talibán es una
mezcla de tradición y renovación. Tradición en la manera
de imponerse como representante del orden moral, apoyándose en la organización
tribal y clánica del sur pashtun y en las redes de poder existentes.
Renovación, porque utiliza las aspiraciones populares para consolidar
su poder.
El grupo talibán tiene un doble origen. Uno, interno que data de los
años posteriores al retiro de las tropas soviéticas. Otro, externo:
Pakistán.
Los talibán provienen de la etnia Pashtún del sur de Afganistán.
La palabra Talibán significa estudiante. Su origen es producto de la
raíz árabe talaba (estudiar), y del sustantivo talib (estudiante).
El plural de ésta en árabe, es Talibán. Al escoger ese
nombre estaban demostrando un distanciamiento de la política partidista
de los muyahidin e indicaban que eran un movimiento para purificar la sociedad.
Los talibán, a pesar que ser producto de la yihad y ex muyahidin, estaban
desilusionados por la división en facciones. Se consideraban los purificadores
de una guerra de guerrillas descontrolada, un sistema social erróneo
y un estilo de vida islámico que corría peligro debido a la corrupción
y el exceso.
Los principales lugares para la formación de los talibán eran
las madrasas:; escuelas coránicas surgidas a lo largo de la frontera,
dirigidas por mullah afganos o por los partidos fundamentalistas islámicos
de Pakistán. En las madrasas se estudiaba el Corán, los dichos
del profeta Mahoma y los aspectos básicos de la ley islámica.
Los alumnos no tenían ninguna preparación en matemáticas,
ciencias, historia o geografía. Muchos jóvenes no conocían
la historia del país por el que luchaban; pertenecían a una generación
que nunca había visto a su país en paz. Eran los "huérfanos
de la guerra", los desarraigados y turbulentos, los económicamente
débiles. Admiraban la guerra porque era la única ocupación
a la que podían adaptarse. Su creencia en el Islam mesiánico y
puritano, era su único apoyo y lo que daba sentido a su vida. Integrar
el movimiento talibán ofrecía a los jóvenes una causa religiosa
por la que luchar y toda una forma de vida que adoptar.
En los primeros meses de conformado el movimiento, las victorias de los talibán,
crearon una mitología de invencibilidad que sólo pueden conseguir
los "soldados de Dios". Cada victoria reforzaba la verdad percibida
de su misión: la de que Dios estaba de su parte y que su interpretación
del Islam era la única viable. Este movimiento nació en los campos
de refugiados afganos de Pakistán. Su líder espiritual es el mullah
Mohamed Omar. Es la persona que dirige la jerarquía religiosa del país.
Fue un ex comandante de un grupo de muyahidin durante la guerra contra la URSS.
Con apoyo paquistaní, los Talibán se convirtieron en una fuerza
cohesionada. Los propósitos del grupo talibán eran: restaurar
la paz, desarmar a la población, reforzar la ley de la sharia y defender
la integridad del carácter islámico de Afganistán.
Organización política y militar
Al principio, los talibán no exigieron el poder para ellos, insistían
en que estaban restaurando la ley y el orden y que entregarían el poder
a un gobierno formado por "buenos musulmanes". Sin embargo, luego
de la toma de Kabul, la postura de los talibán cambió por completo
y se volvieron sumamente centralistas, dictatoriales e inaccesibles. A medida
que el mulá Omar se volvía más poderoso, se negaba a salir
de Kandahar para ver y entender el resto del país y conocer el pueblo
sobre el que mandaba. El vértice del cuerpo decisorio del gobierno talibán
era la shura suprema radicada en Kandahar. En ella dominaban los antiguos amigos
y colegas de Omar: jefes militares, jefes tribales y ulemas. Constituía
un coto cerrado que no representaba los intereses de toda la nación.
Otras dos shuras dependían de Kandahar. La primera era el gabinete de
ministros radicados en Kabul, la segunda el consejo militar. Las shuras locales
completan el cuadro administrativo del gobierno talibán. En ellas no
intervenía ningún ciudadano local importante. Los talibán
rompieron con la tradición de que los gobernadores y funcionarios provinciales
procedían de la élite local y reflejaban la composición
étnica local de la población. Los talibán efectuaron una
purga en la burocracia de Kabul, sustituyendo por pashtunes, la mayoría
sin experiencia gubernamental, a todos los burócratas tayikos, uzbekos
y hazaras. Como resultado de la pérdida de personal experto, los ministerios
dejaron de funcionar.
La estructura militar está envuelta en un gran secreto. El Jefe de las
Fuerzas Armadas es el mulá Omar, pero no está claro cual es su
posición y que papel representa. Por debajo hay un Jefe Supremo de Estado
Mayor y luego jefes del estado mayor del ejército y la fuerza aérea,.
No existe ninguna estructura militar clara, con una jerarquía de oficiales
y jefes. Aparte del reclutamiento general impuesto por los talibán, los
jefes individuales de zonas pashtunes son responsables de reclutar soldados,
de pagarles y ocuparse de sus necesidades mientras prestan servicio.
Contacto exterior: Amigos-enemigos
La principal fuerza regional detrás del fenómeno talibán
es Pakistán, en especial su servicio de inteligencia (ISI). Los talibán
eran la única fuerza alternativa posible para alcanzar los objetivos
estratégicos de su país: repatriar a los millones de refugiados
afganos, acceder a los mercados de Asia Central, establecer una ruta segura
para exportar gas y petróleo desde Turkmenistán vía el
Mar de Arabia, aumentar su posición regional con respecto al eterno rival
indio.
Arabia Saudí se considera a sí misma líder indiscutible
del mundo islámico. Cuando la URSS invadió Afganistán,
los saudíes sintieron amenazadas la estabilidad de la región,
su monarquía, las riquezas del Golfo Pérsico y el futuro del Islam.
Millones de petrodólares fueron enviados a la resistencia afgana. Tras
la retirada de las tropas soviéticas, Arabia Saudí dejó
de sentirse amenazada territorialmente, pero necesitaba contrarrestar la revolución
islámica chiíta en Irán, de esta manera, apoyó la
instalación de un gobierno amistoso en Afganistán por medios violentos.
Arabia Saudí tiene toda la intención de descartar a Irán
de la explotación de Hidrocarburos de Asia Central.
Irán comparte fuertes lazos históricos y culturales con Afganistán,
donde el persa es uno de los idiomas más hablados. Pero, debido a que
es el único país musulmán oficialmente chiíta, apoya
en todo el mundo las causas que profesan esta rama del Islam; seguida en Afganistán
por solo el 20% de la población.
La batalla por los hidrocarburos
Carlos Bulgheroni, argentino y presidente de la compañía petrolera
Bridas, fue el primer contacto de los talibán con el mundo exterior de
las altas finanzas y la política petrolera. Entre 1995 y 1996 viajó
a Afganistán a visitar a los señores de la guerra para convencerlos
de que su gasoducto era una posibilidad realista.
Bridas propuso construir un gasoducto de 1.400 kilómetros desde un yacimiento
en Yashlar (Turkmenistán), llegando al sur de Afganistán, hasta
Sui, en la provincia de Beluchistán, donde se originan las reservas de
gas. Bridas proponía un gasoducto abierto, de modo que otras compañías
y diferentes países pudieran transportar su gas por él.
En febrero de 1996, Bulgheroní firmó un acuerdo por 30 años
con el gobierno afgano, entonces presidido por el presidente Rabbani, para que
Bridas, junto con un consorcio internacional, construyera y se ocupara del funcionamiento
del gasoducto. Bridas entabló negociaciones con otras compañías,
entre las que se encontraba Unocal.
Sin embargo, el proyecto tan deseado de Bridas no llegó a concretarse.
Precisamente, fue Unocal la que ganó la partida. La empresa norteamericana
tenía interés en construir su gasoducto utilizando los yacimientos
petrolíferos existentes en Turkmenistán, cuyos beneficios corresponderían
a dicho país. Nijasov, presidente de Turkmenistán, necesitaba
mucho más a los norteamericanos que a los argentinos, e inició
un diálogo diplomático con EEUU. De este modo firmó un
acuerdo con Unocal y su socio, la compañía Delta Oil, propiedad
de Arabia Saudí para construir un gasoducto a través de Afganistán.
Los talibán vieron en este proyecto la oportunidad de que su gobierno
fuera reconocido por los EEUU.
Sin embargo, Unocal se enfrentaba a problemas con Nijasov, quien estaba más
alejado que nunca de la realidad. Exigía con rapidez el oleoducto, pero
era imposible iniciar la construcción en medio de una guerra civil. A
lo largo de 1998 se intensificó la presión de las feministas sobre
Unocal; un grupo activista pidió al fiscal general de California que
disolviera Unocal por delitos contra la humanidad y el medio ambiente y por
las relaciones de la empresa con los talibán.
Los bombardeos de EEUU a los campamentos de Bin Laden, obligaron a Unocal a
retirar su personal de Pakistán y Kandahar. En estos momentos la mayor
preocupación de EEUU es la captura de Bin Laden. Pero es evidente que
ninguna compañía petrolera puede construir un conducto para gas
o petróleo a través de Afganistán con cuestiones pendientes
como Bin Laden y la lucha incesante.
CONCLUSIONES
Toda la población afgana ha sido desplazada, no una, sino varias veces.
La destrucción de Kabul es total. El cruce de caminos de Asía
en la antigua ruta de la seda, no es más que kilómetros de cascotes,
no existe nada parecido a una infraestructura capaz de sostener a una sociedad,
ni siquiera en el mínimo denominador común de la pobreza.
Las divisiones de Afganistán son múltiples: étnicas, sectarias,
rurales y urbanas, incultas y cultas, los que tienen armas y los que fueron
desarmados. La economía es un agujero negro que está succionando
sus vecinos con el comercio ilícito y el contrabando de drogas y armas.
Las complejas relaciones de poder y autoridad desarrolladas en el transcurso
de los siglos se han desbaratado por completo. No hay un dirigente o grupo concreto
que esté legitimado para reunificar el país. Gran parte de la
culpa de que la guerra se prolongue la tienen los poderes externos que siguen
apoyando a unos y otros.
BIBLIGRAFIA
Barnett, Rubin: Afganistán, la crisis olvidada. 1996. http://www cip.fuhem.
Dorronsoro, Giles: La doble cara de la política. Le Monde Diplomatique,
ed. Española, N068, Junio 2001.
Allix, Stéphane: De la resistencia a la toma de Kabul, la historia secreta
de los talibanes. Le Monde Diplomatique, N015, Enero 1995
Raich, Jordi: ¿Quién controla Afganistán?. Papeles de Cuestiones
Internacionales. Centro de Estudios para la paz, Madrid, invierno 1999-2000,
N068.
Roy, Oliver: Con los talibanes, sharia más gasoducto. Le Monde Diplomatique,
ed. Española, N013, Noviembre, 1996.
Diario de la Guerra: editorial Perfil, N0 1, 2, 3, 4, 5.