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Los pacifistas hacen oír sus voces
Los pacifistas locales e internacionales hacen todo lo posible para hacer oír su voz en Medio Oriente, incluso cuando para los políticos y militares es la hora de la guerra, en que no se ve otra cosa más que "soluciones militares".
ROBERTO FERRI, JERUSALEN, ANSA
Ni siquiera las cargas de la policía contra unos 200 manifestantes antiglobalización italianos frente a Orient House, la sede "diplomática" palestina en Jerusalén este, cerrada el pasado agosto por el gobierno israelí, indujo esta mañana a los pacifistas a poner fin a sus iniciativas. Un grupo de 12 de ellos consiguió incluso llegar a Ramalá, donde los israelíes asedian el cuartel general de Yasser Arafat. Cuatro manifestantes fueron heridos, y uno de los pacifistas fue arrestado.
El domingo, un juez israelí decidirá si el manifestante italiano detenido, Mario Campagnano, es condenado por los delitos de participación en reunión no autorizada y resistencia a un oficial público. "Tenemos grandes dificultades para llevar a cabo nuestras actividades debido a la gravedad de la situación; sin embargo ayer unimos a pacifistas israelíes, palestinos e internacionales, que pidieron juntos la reanudación de las negociaciones", dijo a ANSA la parlamentaria europea Luisa Morgantini, de Refundación Comunista, una veterana del movimiento pacifista internacional. Junto con un centenar de italianos, Morgantini participó ayer en una reunión con el representante palestino en Jerusalén, Sari Nusseibeh, y uno de los dirigentes del movimiento israelí "Peace Now" (Paz ahora), Mordechai Bar-on. Inmediatamente después, los pacifistas llegaron al centro de Jerusalén, donde junto a las "Mujeres de negro" israelíes levantaron carteles contra la ocupación de los Territorios, y pidieron también el fin de los actos terroristas que golpean al Estado judío.
Otros pacifistas, más temerarios, consiguieron en cambio entrar con las primeras luces del día en Ramalá (Cisjordania), mientras comenzaba el asedio israelí al cuartel general del presidente palestino Yasser Arafat.
"Las calles de Ramalá están desiertas y se oyen disparos continuamente", contó Mauro Bulgarelli, un diputado ecologista que junto con otros once pacifistas estaba aún esta noche en el centro de la ciudad. El grupo --compuesto por diez italianos, un vasco y una israelí-- halló refugio durante algunas horas en casa de un joven palestino en Ramalá.
Luego llegaron al hotel donde desde el jueves está José Bové, uno de los líderes del movimiento contra la globalización francés. "Queremos donar sangre al hospital de Ramalá. Un pequeño gesto simbólico en solidaridad con la población de una ciudad que sufre", anunció Bulgarelli. *