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16 de febrero del 2002
Continuan los preparativos para la segunda guerra del Golfo
Planean invadir Irak con una fuerza de 200.000 soldados
Clarín
El Pentágono y la CIA han comenzando a preparar un ataque a Irak
con un ejército de 200.000 hombres, que sería lanzado entre mayo
y el fin de año para derrocar a Saddam Hussein, según las informaciones
obtenidas por el diario británico The Guardian, detallando lo que ya
había sido adelantado por otros diarios estadounidenses.
La resolución fue adoptada por el presidente George Bush durante las
sesiones del comité de guerra reunido en el mes de enero, donde se llego
a la conclusión de que las políticas puestas en práctica
hasta ahora para contener al régimen iraquí han fallado y es necesaria
"la acción directa".
Pero según fuentes estadounidenses cercanas a los preparativos de la
CIA, el plan para la guerra abierta sólo aterrizo en el despacho de Bush
hace pocos días.
"Me reservo el derecho a poner en práctica cualquiera de las opciones
que estamos contemplando. No puedo descartar ninguna. Saddam Hussein debe entender
que yo soy serio defendiendo mi país", dijo Bush el martes.
Desde entonces, el secretario de estado, el ex general Colin Powell —que rechazaba
en privado esta idea— comenzó a hablar de un "cambio de régimen"
en Irak, en una nueva demostración de que los halcones del Pentágono
le han ganado la pulseada. "Estamos cada vez más abiertos a cualquiera
de las posibilidades militares y diplomáticas para llegar a nuestro objetivo
en Irak", dijo Powell ante el Comité de Presupuesto del Senado.
El plan militar cuya elaboración final estuvo a cargo del Comando Conjunto
de las fuerzas armadas estadounidenses, contempla una fuerza de 200.000 soldados
que invadirían Irak desde Kuwait. Antes habría una serie de acciones
de las tropas especiales y encubiertas. El comando central se instalará
en algún lugar de la región del Golfo para coordinar la guerra.
El centro de operaciones de la Fuerza Aérea estará en la base
Príncipe Sultán de Arabia Saudita, el centro del ejercito en Kuwait
y la marina en Bahrain.
Estados Unidos, Israel y Turquía tenían previsto realizar un ejercicio
conjunto denominado Anatolian Eagle en algún momento de este año,
pero en un signo de aceleración del proceso, ya está confirmado
que se realizarán tres de esos ejercicios militares en los próximos
meses con epicentro en la base turca de Konya. Esa, precisamente, podría
ser la base desde donde se atacaría el norte de Irak.
El miedo de los americanos es la utilización de armas químicas
y biológicas contra las tropas o contra Israel por parte de Sadam Hussein.
Va a haber intensos bombardeos con misiles pero no creen que el peligro pueda
ser eliminado.
Los planes encubiertos de la CIA incluyen el armado y entrenamiento de guerrilleros
kurdos en el norte de Irak y chiítas en Kuwait. Entrenadores de la CIA
han sido despachados a Kuwait y probablemente ya han comenzado su trabajo, según
The Guardian.
El próximo paso es iniciar una campaña de sabotaje y desinformación
dentro de Irak. Una tarea que podría estar en manos del Consejo Nacional
Iraquí, una coalición opositora, aunque la CIA tiene poca confianza
en esa fuerza y su entrenamiento.
El detonador de la crisis podría producirse en tres meses más
cuando se decidan las inspecciones de armamentos por parte de la ONU. Los aliados
de los americanos consideran que una incondicional aceptación de Irak
de esta inspección podría frenar el ataque, que Europa rechaza
masivamente porque podría desencadenar una explosión en el mundo
musulmán.
El vicepresidente Taha Yassin Ramadan dijo que no había necesidad de
que regresaran "los espías" del equipo de la ONU.
Una fuente americana dijo que EE.UU. no aceptará el sí como respuesta,
sugiriendo que sería Washington quien ayudaría a detonar la crisis.
Esperan que la guerra comience después del ultimátum de mayo de
la ONU.
Los aliados americanos en Oriente Medio han sido informados de la decisión
de atacar y se han resignado a lo inevitable: la obvia desestabilización
de una serie de estados árabes por causa de la guerra y economías
destrozadas, como la de Jordania, que podría perder 800 millones de dólares
y quiere ser compensada.
El problema que enfrentan —según un diplomático consultado por
The Guardian— es que "la opinión pública lo verá como simple
imperialismo americano y no una forma de restaurar el orden".
Francia, Alemania y Bélgica ya han dicho que no apoyarán la acción
militar. El canciller alemán Joshcka Fischer se unió al canciller
francés Hubert Vedrine, que calificó de "simplista" el intento
americano de "reducir toda su política exterior a la guerra contra el
terrorismo". El premier británico Tony Blair es el único que no
se opone a la campaña americana.