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Medio Oriente

26 de agosto del 2002

"Práctica vecinal"
Los escudos humanos y los crímenes de guerra

Gush Shalom
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El tópico de los crímenes de guerra está ahora fijo en la agencia nacional y militar, y ya no podrá ser descartado.
Esta semana hubo un clamor público por la muerte de Nidal Abu-Muhsein en la aldea Tubas en Cisjordania. El muchacho de 19 años fue sacado de su casa por soldados que habían ido a la aldea a arrestar (o matar) a su vecino, el activista de Hamás Nasser Jerar. Obligaron a Nidal a acercarse a la puerta de Nasser y a llamarlo para que saliera. Nasser, que debe haber estado esperando a los soldados, abrió fuego y lo mató. Entonces llamaron a una aplanadora y destruyeron la casa, enterrando vivo a Nasser bajo sus ruinas.
El uso de un residente local como "escudo humano" es un crimen de guerra. El hecho fue confirmado, ante las cámaras de la televisión, por un oficial superior de la reserva, el antiguo presidente del más alto tribunal militar. La Cuarta Convención de Ginebra prohíbe expresamente el uso de "personas protegidas" (el apelativo utilizado por la convención para los habitantes de un territorio ocupado) para propósitos semejantes. Esta práctica, como la de obligar a vecinos palestinos a caminar por edificios en los que se sospecha pueda haber bombas trampa, es similar al asesinato de rehenes como represalias por acciones de la resistencia.
En el pasado, un caso semejante no hubiera provocado reacción alguna. Pertenece a la rutina diaria de la ocupación. Pero dentro de la nueva percepción de los crímenes de guerra, (después de la acción de Gush Shalom, que, con bastantes riesgos para la organización, rompió el tabú que había existido al respecto), comenzó un debate público. Se reveló que es un método ampliamente utilizado, que incluso ha recibido un nombre militar regular: "práctica vecinal". No hace mucho, el ejército prometió a la Corte Suprema que dejaría de utilizar la práctica, sin intención alguna de cumplir su promesa.
En el mismo programa de televisión en directo, un brigadier-general de la reserva que ha servido en el pasado como comandante de división adjunto en los territorios ocupados, dijo que este método ha sido utilizado "miles de veces". El general, tocado de su solideo, afirmó que era "moral" porque preserva la vida de los soldados. La presunción es que el combatiente palestino no disparará contra un vecino árabe, de manera que será posible capturarlo (o matarlo) sin correr riesgos.
(Menciono el hecho de que portaba un solideo para subrayar un triste hecho: cuando alguien aparece en público para justificar crímenes de guerra, es invariablemente una persona religiosa. Esto arroja luz –o tinieblas- sobre la mutación de la religión judía que ha tenido lugar en Israel.)
Los portavoces del ejército disfrazados de periodistas anunciaron orgullosos que Marwan Barghouti, el dirigente del Fatah, también fue capturado con ayuda de la "práctica vecinal". (Posibilitando así un juicio exhibicionista en su contra, convirtiéndolo en un Nelson Mandela palestino.)
Para justificar sus acciones, el religioso general argumentó que la "práctica vecinal" es más humana que el método alternativo: lanzar una bomba de una tonelada sobre la casa del activista de Hamás Salah Shehadeh, en un multitudinario vecindario residencial en Gaza, matando a 17 vecinos, incluyendo a nueve niños.
El lanzamiento de esa bomba también fue un crimen de guerra. Uno de estos días puede llevar a toda la cadena de mando a La Haya –el Primer Ministro, el Ministro de Defensa, el Jefe del Estado Mayor, el Comandante de la Fuerza Aérea y el anónimo piloto. Según un informe periodístico, esa posibilidad ya ha causado bastante conmoción en la Fuerza Aérea, especialmente después que algunas personas anónimas pintaron las palabras "criminal de guerra" sobre los coches de varios oficiales.
Esos pilotos y sus compañeros están furiosos. Andan profiriendo todas las trilladas consignas usuales en las calles: sólo cumplen órdenes. Actúan según las instrucciones de la dirección política elegida. Defienden a la nación. También: son excelentes técnicos. Y, lo que es más importante, son leales a sus compañeros.
Se les puede envidiar. Según el informe, no sienten ningún escrúpulo moral. No han escuchado a su compañero, el coronel de la reserva Yig'al Shohat, el héroe de la guerra que fue derribado sobre Egipto, que ha llamado a los pilotos a rechazar precisamente ese tipo de orden. Obviamente, no han oído hablar del piloto estadounidense que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, que después cayó en una profunda depresión, se volvió alcohólico y falleció.
Estoy seguro que el artículo no presenta toda la imagen. Hay –tiene que haber- pilotos, que se han dado profundamente cuenta del dilema de los crímenes de guerra. Estoy seguro que en todas partes del IDF [ejército israelí] hay oficiales y soldados que se sienten desazonados. Espero que más y más de ellos llegarán a la conclusión que hay una sola "práctica vecinal" que traerá seguridad a Israel y a sus ciudadanos: una práctica pacífica que convertirá al pueblo palestino en un buen vecino.
17 de agosto de 2002