5 de agosto del 2002
África Central
Obispos denuncian la dependencia económica de la región a causa del petróleo
afrol News, 18.07.2002
Los obispos católicos de África Oeste y Central, unidos
en Guinea Ecuatorial, han denunciado la discrepancia flagrante entre la abundancia
petrolífera en varios países de la región mientras la miseria
humana forma parte de la mayoría de sus habitantes. Los obispos culparon
de ello a la "complicidad" entre las compañías petroleras y los
políticos en la región. La asociación de las conferencias
episcopales de la región de África Central (ACERAC) se reunió
en Malabo, Guinea Ecuatorial, del 7 al 14 de julio. Los obispos católicos
en la conferencia representaron a las iglesias de Congo Brazzaville, República
Centroafricana, Chad, Camerún y Guinea Ecuatorial.
Una de las preguntas planteadas en la conferencia, sin embargo, trató
el conjunto de África central y Oeste. Se lanzó una carta pastoral
común titulada 'La iglesia y la pobreza en África Central: el
caso del petróleo', tratando la situación de la exportación
petrolífera en países como Nigeria, Camerún, Chad, Guinea
Ecuatorial, Gabón y Congo Brazzaville.
Con los viejos productores como Nigeria y Gabón y los nuevos productores
como Guinea Ecuatorial y Chad, la región se está convirtiendo
en una de las principales productoras de petróleo del mundo, señalaron
los obispos. "Veinticinco por ciento de petróleo americano será
importado pronto del África sub-sahariana, viniendo una parte importante
de nuestros países", cita el documento. Sin embargo, los grandes beneficios
de las riquezas petrolíferas de la región no han contribuido al
alivio de la pobreza y las "altas tasas de analfabetismo, mortalidad y desnutrición
que todavía caracterizan a la región" mientras que los caminos,
el cuidado médico y la educación "se alejan mucho de lo que se
desearía", se quejan los obispos.
Por el contrario, la población de la región paga un precio demasiado
alto por las actividades de la producción petrolífera. Los efectos
de la producción terrestre son los más pesados, al ponerse en
peligro la "biodiversidad, y someter a la población directamente a las
enfermedades endémicas".
Por otra parte, hay un "desequilibrio entre el daño sufrido como resultado
de expropiaciones, por un lado, y medidas compensatorias, por otro lado. Las
compañías petrolíferas violan las compromisos acordados
con respecto a la protección del medio ambiente, a la disposición
de trabajos y a los mercados", según la conclusión de los obispos.
Las riquezas petrolíferas también han empeorado el conflicto regional.
Los obispos observaron que entre los estados, había a menudo animosidades
entre las regiones productoras de aceite y otros, en especial en lo que se refiere
a "la localización territorial de los pozos de petróleo y la distribución
desigual de las rentas que conlleva".
Otra gran parte de los beneficios que provienen del petróleo se han destinado
para financiar armas y las milicias privadas en algunas áreas. Esto se
debe "a veces a la complicidad de las propias compañías petroleras",
han recordado los obispos reunidos en Malabo.
Los obispos, al mismo tiempo, explicaron la complicidad "entre las compañías
petroleras y los políticos en la región, donde los beneficios
del petróleo se utilizan para mantener regímenes" y los contratos
se elaboran en secreto absoluto". Añaden, además, que "los contratos
que nuestros estados firman con las compañías son seguramente
más beneficiosos para estas últimas y refuerzan nuestra dependencia
económica".
Buscando una salida a esta miseria, los obispos proponen que los gobiernos locales
"se aseguren de que las comisiones de las compañías petroleras
sean respetadas" y que "eviten conflictos invirtiendo no invirtiendo en armas,
sino en actividades de paz y edificación".