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13 de julio del 2002
La agenda secreta tras el "complot" contra Saddam Hussein
Scott Ritter
Comité de Solidaridad con la Causa Arabe
'Ahora que la Administración Bush ha autorizado específicamente
las operaciones encubiertas de fuerzas especiales para eliminar a Sadam Husein,
los iraquíes no volverán a fiarse de un régimen de inspecciones
que ya ha demostrado ser susceptible de ser infiltrado y manipulado por los
servicios de inteligencia hostiles a Iraq. El plan de operaciones encubiertas
de la CIA que ha sido filtrado ha acabado en realidad con cualquier posibilidad
de que los inspectores volvieran a Iraq'
Según informaciones recientes, el presidente Bush ha autorizado
a la CIA a utilizar todos los medios de los que dispone, incluidas las operaciones
militares especiales y el empleo de equipos paramilitares del cuerpo, para eliminar
a Sadam Husein. Según los informes, la CIA debe considerar este plan
como un mero "preparativo" para una ofensiva militar a gran escala [1].
Los líderes en el Congreso de los dos partidos han recibido con entusiasmo
los informes. Sin embargo, las prisas por querer hacer ver que apoyan la línea
dura del presidente en la cuestión iraquí han hecho que casi nadie
en el Congreso haya cuestionado por qué una operación supuestamente
encubierta tiene que hacerse pública, dinamitando así la propia
misión que supuestamente debería llevar a cabo.
Es buena hora de que el Congreso comience a poner en tela de juicio toda la
propaganda y la retórica que salen de la Casa Blanca con relación
a Bagdad, porque el plan de la CIA ha sido filtrado en un momento idóneo
para socavar los intentos de Naciones Unidas (NNUU) para volver a enviar a sus
inspectores de armamento a Iraq.
El secretario general de NNUU se reunirá a principios de julio con el
ministro de Exteriores iraquí en la tercera ronda de negociaciones sobre
la vuelta a Iraq de los inspectores de armas. El principal punto de fricción
es la preocupación iraquí sobre el uso y abuso que de las inspecciones
hace EEUU para la colección de sus servicios de inteligencia.
Recuerdo a los extremadamente bien preparados "expertos en misiles" y "especialistas
en logística" que durante el periodo en el que fui inspector en Iraq
frecuentaban mi equipo de inspección y otros. Procedentes de unidades
como la Delta Force o los equipos paramilitares de la CIA, como por ejemplo
el Cuerpo de Actividades Especiales, (los dos siguen jugando un papel importante
en el conflicto en Afganistán), estos especialistas tenían un
legítimo papel que jugar en la difícil empresa de desarmar a Iraq.
Lo mismo ocurría con los equipos de operadores de interceptación
de radio que estuvieron a mis órdenes en Iraq de 1996 a 1998 y que se
dedicaban a escuchar las conversaciones del círculo íntimo de
Sadam Husein, así como con los demás especialistas de los servicios
de inteligencia que formaban parte de los equipos.
La presencia de este personal en los equipos de inspección era y sigue
viendo vista por el gobierno iraquí como un riesgo inaceptable para su
seguridad nacional. Ya en 1992, los iraquíes veían los equipos
que yo conducía por el interior del país como una amenaza para
la seguridad de su presidente. Les preocupaba que mis inspecciones no fueran
más que la fachada de una campaña de mayores dimensiones para
eliminar a su líder.
Infiltración y espionaje
Mientras yo estuve en Iraq, estas preocupaciones carecían, en su mayor
parte, de sentido. Ahora que la Administración Bush ha autorizado específicamente
las operaciones encubiertas de fuerzas especiales para eliminar a Sadam Husein,
los iraquíes no volverán a fiarse de un régimen de inspecciones
que ya ha demostrado ser susceptible de ser infiltrado y manipulado por los
servicios de inteligencia hostiles a Iraq, a pesar de las garantías que
el secretario general de NNUU pueda ofrecer.
El plan de operaciones encubiertas de la CIA que ha sido filtrado ha acabado
en realidad con cualquier posibilidad de que los inspectores volvieran a Iraq,
cerrando las puertas a la última oportunidad que había para arrojar
algo de luz sobre el verdadero estado de la cuestión relativo a la una
posible amenaza por la existencia de armas iraquíes de destrucción
masiva.
Una vez agotadas las posibilidades de que los inspectores vuelvan, nadie parece
estar dispuesto a cuestionar las afirmaciones de la Administración Bush
sobre la amenaza iraquí. Si Bush tiene argumentos sólidos que
presentar contra Iraq en relación con las armas de destrucción
masiva, todavía no lo ha hecho.
¿Puede la Administración Bush justificar alguna de sus acusaciones de
que Iraq sigue intentando recuperar la capacidad de producir armamento químico
y biológico, que ya fue desmantelado y destruido por los inspectores
de armamento de NNUU de 1991 a 1998? La misma pregunta es válida en el
caso del armamento nuclear. ¿Qué pruebas hay de que Iraq siga manteniendo
sus aspiraciones de hacerse con armamento nuclear?
Bush ha hablado en tono amenazador de la amenaza que los misiles iraquíes
suponen para Europa. ¿De qué amenaza está hablando el presidente?
Todas estas son preguntas válidas y, si de lo que se trata es de presentar
argumentos a favor de una guerra, entonces son preguntas a las que habrá
que responder con algo más que retórica especulativa.
El Congreso no parece haber estado dispuesto a cuestionar los planes bélicos
de la Administración Bush para Iraq. El único obstáculo
que podría interponerse a un ataque total de EEUU sería la presencia
de los inspectores de armas informando sobre el estado de la cuestión
desde el interior de Iraq. Pero sin una discusión y un debate válidos
en el Congreso sobre la verdadera naturaleza de la amenaza bagdadí, la
guerra parece inevitable.
El verdadero objetivo del supuesto plan de la CIA podría no ser Sadam
Husein después de todo, sino el propio programa de inspección
de armamento. La verdadera víctima es la última oportunidad que
quedaba para evitar un conflicto sangriento.
* Scott Ritter fue inspector de armamento de la Comisión Especial
para el desarme de Iraq de NNUU, la UNSCOM, que dirigía Richard Butler.
Sus declaraciones reconociendo que la UNSCOM había realizado operaciones
ilegales de espionaje en Iraq y manipulado y ocultado información sobre
el desarme iraquí fueron determinantes para la disolución de la
Comisión. Tras su experiencia en Iraq, Ritter ha defendido la consideración
de que Iraq se encuentra desarmado estratégicamente y que carece de los
medios materiales precisos para reconstruir sus arsenales de armas de destrucción
masiva. Es autor de "Endgame: Solving the Iraq Problem, Once and for All" (Simon
& Schuster, 1999).
Nota:
1. Véase en CSCAweb: El presidente Bush ha firmado una orden presidencial
autorizando a la CIA desarrollar un programa encubierto contra Iraq preparatorio
de la invasión del país
ISM 469, 19 de Junio de 2002
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)