Afganistán: Luchemos contra la guerra y el fundamentalismo
RAWA Partidarios de la libertad, hermanas y hermanos,
Cuando el año pasado celebrábamos el 8 de marzo, la RAWA expresó
la esperanza de que un año después, en el 2002, celebrásemos
el Día Internacional de la Mujer en un Afganistán libre e independiente.
A lo largo del año, la comunidad mundial fue golpeada por acciones que
se originaron en Afganistán, y la historia contemporánea cambió
drásticamente a causa de ellas. Muchas cosas han sucedido en Afganistán
desde entonces -una de las más importantes es la fumigación de la
pestilencia talibán y sus portadores de al-Qaeda- pero vemos con amargura
que, a pesar de esos cambios tan grandes, nuestra desventurada tierra está
aún lejos de poder disfrutar de libertad. Nuestras compañeras de
todo el mundo celebran el Día Internacional de la Mujer con pasión
y entusiasmo, mientras que en Afganistán las mujeres todavía no
se sienten lo bastante seguras como para quitarse las miserables burkas que las
amortajan, para levantar miles de voces que apoyen la libertad y la democracia.
Todavía hay un ancho abismo entre nosotras y el glorioso futuro en el que
hemos puesto nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras mentes. Es como si el
destino hubiera decidido que la nación más empobrecida de la Tierra
no pueda romper las cadenas y grilletes de los déspotas y vampiros fundamentalistas
con tanta facilidad.
Dar voz a estas divagaciones angustiosas no es ninguna indicación de desesperanza
o falta de fe en un mañana mejor. Durante casi veinte años, la RAWA
ha caminado intrépida y resueltamente por una escarpada senda de lágrimas
y sangre. Conocemos a la perfección los peligros del camino que tenemos
por delante y no vacilaremos ni un segundo en nuestra decisión de continuar
combatiendo el enloquecido fundamentalismo religioso y a sus patrones, que se
interponen en el camino hacia nuestros objetivos de paz, democracia, progreso
y emancipación de la mujer. Y en el curso de este duro trabajo, no sucumbiremos
ni al desasosiego ni a la decepción.
A pesar de que a lo largo de los meses que siguieron al horrendo ataque de fanáticos
religiosos contra Nueva York y Washington hemos establecido nuestra postura sobre
asuntos de importancia en numerosas ocasiones, aprovechamos la presente oportunidad
para reiterarla una vez más en estos temas clave. Esperamos que, al hacerlo,
hayamos respondido a las numerosas peticiones de las seguidoras de la RAWA, tanto
dentro como fuera de Afganistán: 1. La RAWA y la campaña militar estadounidense contra los talibanes
y la banda de Osama. La RAWA ha señalado con insistencia el hecho de que los talibanes,
Osama y compañía y otras bandas fundamentalistas en Afganistán,
son producto de las políticas miopes de Estados Unidos en relación
con la guerra afgana de resistencia a la agresión soviética. Mientras
fueron útiles cual monstruos de Frankenstein para la ejecución de
políticas estadounidenses, los sucesivos gobiernos de EE.UU. les dieron
su apoyo e hicieron la vista gorda a los intereses superiores del pueblo de Afganistán
y a las consecuencias que ese apoyo tendría para la libertad y la democracia
en nuestro país y en la región. La RAWA se enorgullece de haber
condenado una y otra vez esta política de Estados Unidos, y de nunca haber
sucumbido a las presiones ni a la "cautela" ni al cebo del oportunismo político
o financiero.
Consideramos que la nación estadounidense es un gran pueblo que ha hecho
inmensas contribuciones a la civilización humana y al progreso social y
científico. La conciencia del pueblo de Estados Unidos es la primera en
sentirse ofendida por la matanza de afganos inocentes como consecuencia de los
bombardeos en Afganistán. Prueba de ello son las manifestaciones contra
esta guerra en la mayoría de las ciudades estadounidenses. Miles de correos
electrónicos desde Estados Unidos inundaron la RAWA, expresando simpatía
hacia nuestro pueblo y condenando los bombardeos de víctimas inocentes.
La visita a Afganistán de grupos de desconsolados estadounidenses, que
perdieron a sus seres queridos en la tragedia del 11 de septiembre, para simpatizar
y compartir el dolor con las víctimas de los bombardeos, es un brillante
ejemplo del humanismo y el amor a la paz, típicos del pueblo de Estados
Unidos. El pueblo afgano nunca olvidará esos gestos. Las lágrimas
de angustia de miles de estadounidenses enlutados y de afganos afligidos serán
una fuente de amor y un vínculo sincero para las personas de ambos países.
Nos enorgullece aún más el hecho de que nuestra organización,
marginada y dejada de lado por los sucesivos gobiernos e instituciones gubernamentales
estadounidenses, ha disfrutado de un inmenso apoyo moral y de la ilimitada generosidad
material de miles de hombres, mujeres y niños estadounidenses. La puesta
en marcha de muchos de nuestros diversos proyectos no hubiera sido posible sin
esta generosa ayuda. Nuestra profunda gratitud al pueblo de Estados Unidos es
la respuesta que damos a las alegaciones de que "la RAWA es antiestadounidense".
Nosotras vemos esta campaña militar no como una agresión contra
Afganistán o como una guerra contra el pueblo afgano o incluso como una
agresión contra el Islam o los musulmanes; sino más bien como una
disputa entre protectores y ex-protegidos. Contrariamente a lo que dicen algunas
organizaciones de mujeres excesivamente comedidas, el exterminio total, no sólo
de los talibanes y de sus adeptos de al-Qaeda, sino también de los yihadis
criminales, es una prioridad política de la RAWA. El derramamiento de sangre
y la miseria que rodean a nuestro pueblo inocente, flagelado por el fundamentalismo
-lo que eufemísticamente suele llamarse los "daños colaterales"-
como consecuencia del castigo que EE.UU. aplica a sus ex-agentes indisciplinados
no puede sino afianzar nuestra oposición a la guerra estadounidense contra
Afganistán. Muchas veces en el pasado proclamamos que la forma de contener
a los talibanes y a al-Qaeda, de acortar la vida de estas sabandijas, era un llamamiento
significativo, decisivo y oportuno de las Naciones Unidas a todos los países
que aportan fondos y armas a los talibanes, unido a una apelación clara
y rotunda a todos los países para que apoyen a todas las fuerzas antifundamentalistas
y prodemocráticas de Afganistán. 2. La RAWA y la guerra contra el terrorismo No es posible combatir una banda fundamentalista apoyando otra. En esta guerra
contra los talibanes y al-Qaeda, Estados Unidos ha puesto en marcha la Alianza
del Norte, haciendo la corte y armando a ciertos infames señores de la
guerra. Al hacerlo, EE.UU. instiga a los peores enemigos de nuestro pueblo y continúa
la misma política tiránica contra la gente y el destino de Afganistán
que los sucesivos gobiernos estadounidenses han adoptado en los últimos
veinte años. Los talibanes y al-Qaeda no pueden ser erradicados sólo
con el poder militar y económico. La guerra contra los talibanes y al-Qaeda
no es sólo una guerra en los frentes militar y financiero, sino también
en el frente ideológico. Mientras permanezcan la actitud y las ideas características
de los talibanes y de Osama y compañía, será inevitable que
brote su barbarie una vez más, en Afganistán o en cualquier otra
parte del mundo. La guarida de estos criminales está asediada. Las fuerzas
democráticas y antifundamentalistas en Afganistán necesitan combatir
incansable y resueltamente a los talibanes, a al-Qaeda y a sus hermanos fundamentalistas,
hasta la erradicación total del terrorismo y el fundamentalismo en todas
sus formas en nuestro país. Sólo si la democracia echa raíces
en Afganistán con el apoyo sin reservas de la comunidad internacional,
podrá conseguirse la victoria sobre el terrorismo y el fundamentalismo.
3. La situación después de la caída de los talibanes
La reunión en Bonn sobre Afganistán fue convocada con la ambición
de formar un gobierno de transición y decidir qué debe hacerse a
largo plazo tras la caída de los talibanes y de al-Qaeda. Con la excepción
de quienes apoyaban al antiguo rey, más de tres cuartos de los participantes
de la reunión eran ignominiosos representantes de la Alianza del Norte
y afiliados a la famosa organización terrorista de Golbodin Hekmatyar.
Por consiguiente, y a pesar de las vociferantes bendiciones de la prensa occidental,
la reunión de Bonn no puede ser un presagio de paz y democracia para nuestro
pueblo. El reparto de ministerios clave entre figuras cuyos terribles crímenes
todavía horrorizan a nuestro pueblo y el empeoramiento de la seguridad
en Kabul y en otras provincias han confirmado por enésima vez la veracidad
de nuestras predicciones, basadas en la trayectoria de la Alianza del Norte. La
existencia de una o dos mujeres de adorno en el gobierno de transición
(una que pertenece a un partido famoso por servir al régimen iraní
y, la otra, una ex integrante de alto rango de un partido que compendia toda la
traición en nuestra tierra natal) es más un insulto a las mujeres
afganas que un símbolo de la restauración de su estatuto y sus derechos
legales. Las mujeres de Afganistán no han sido liberadas. El New York Times
resumió este hecho con exactitud en su edición del 19 de noviembre
de 2001, al afirmar que una viuda con ocho hijos a su cargo... "¡Ahora, al menos
tiene libertad para mendigar!".
La RAWA ha sostenido repetidamente que en las circunstancias actuales ningún
poder que no sea el mismo pueblo afgano puede o podrá ayudarse a sí
mismo para luchar contra el fundamentalismo, y no hay precedente en la historia
de que una nación o naciones extranjeras que han sido a su vez patrocinadoras
e instigadoras de los agentes de la esclavitud y el fundamentalismo hayan garantizado
la libertad de una nación esclavizada por estos mismos agentes. Por eso
la RAWA invitó persistentemente a nuestro pueblo a levantarse contra los
talibanes, al-Qaeda y otros fundamentalistas. Ésta era la condición
previa para prevenir las circunstancias que han llevado al bombardeo estadounidense
y a la matanza de inocentes, y para prevenir que ningún grupo de vampiros
religiosos tenga poder en el Afganistán postalibán.
Karzai, que no tiene apoyo ni respaldo de ninguna organización o fuerza
armada y, junto con un cierto número de sus colegas que están en
la misma situación, son rehenes de los criminales de la "Alianza del Norte".
Aunque él no sea fundamentalista, tiene una larga historia de cooperación
y connivencia con Burhanuddin Rabbani y su banda y, por ello, se ha ilusionado
creyendo que el unirse a los criminales que lo rodean y el alabar a los señores
de la guerra, como Rabbani, le brindaría beneficios políticos. Desdichadamente
no sabe o no quiere saber que sus ministros más importantes han perpetrado
atroces crímenes contra nuestro pueblo, infamias mucho más imperdonables
e inexpiables que las de los talibanes. Karzai puede estar seguro de que los miembros
de la banda de Rabbani que tiene a su alrededor, una vez que hayan saboreado varios
años de poder y tráfico de drogas sin restricciones y se hayan enriquecido
bajo el manto de la inmunidad diplomática, no se contentarán únicamente
con la usurpación de puestos clave en el gobierno. Aguardarán el
momento de recuperar una vez más el poder total. Los desagradables esfuerzos
del grupo de Rabbani para canonizar a su santón Ahmad Shah Massoud y las
entusiastas ululaciones políticas bajo su retrato son parte de la preparación
de conspiraciones futuras. Los "caballeros" de la banda de Rabbani, ex-fundamentalistas
convertidos en "demócratas", han sido leales a Abdullah Ozzam o a Osama
bin Laden mucho más que los talibanes, y se han alimentado durante más
tiempo de las migajas que caían de sus mesas. Con su ridícula obsesión,
recientemente adquirida, por la apariencia "civilizada" y su paródica adopción
de la última moda masculina europea, podrán lograr el enmascaramiento
de sus rasgos políticos e ideológicos a ojos de gente superficial,
sobre todo en Occidente, pero nunca lograrán ocultar sus puños manchados
de sangre ante los ojos de nuestro pueblo. Las recientes luchas intestinas de
los fundamentalistas de la Jihad en las provincias de Patkia y Ningarhar, los
gruñidos de Karim Khalili en la región de Hazarajat, el pillaje
de Rashid Dostum y su banda de bribones en el norte de Afganistán, la reciente
prostitución política de Ismael Khan en el área de Herat
y las intrigas de Rabbani y su banda asesina en Badakhshan, etc. etc., muestran
la pezuña del lobo y son síntomas premonitorios de más traiciones
futuras. Con el establecimiento de la paz y la democracia y el comienzo de una
marcha hacia el desarrollo y el progreso, todos estos "caballeros" se verán
expulsados del negocio de la soberanía, al que llegaron por la fuerza de
la infamia y la religión, y acecharán para volver a empapar Kabul
con sangre y extender su poder al resto del país.
El asesinato del Ministro de la Aviación, doctor Abdurrahman, es una señal
más que evidente enviada al antiguo rey, Karzai y a sus amigos. Se trata
de un atisbo de las intrigas e infamias que los enemigos más depravados
de nuestro pueblo -esos que rodean a Karzai- son capaces de perpetrar para proteger
sus intereses criminales. El doctor Abdurrahman fue eliminado porque sus asesinos
no confiaban en que callase los vergonzosos secretos que conocía acerca
de Ahmad Shah Massoud, del doctor Abdullah, del general Fahim y de otros líderes
de Jamiat-i- Islami. Cualquier filtración de Abdurrahman habría
roto lo que queda de las máscaras que siguen luciendo y con las que pretenden
engañar a todo el mundo.
Señor Karzai: puede que los afganos se abstengan de tacharlo a usted de
segundo Shah Shuja o de segundo Babrak Karmal porque ha sido puesto en ese lugar
en circunstancias difíciles y como una alternativa a asesinos como Golbodin
Hekmatyar, Sayyaf, Khalili y otros de su calaña, pero no le perdonarán
su indefinida indulgencia o su acuerdo con yihadis degolladores, acuerdo que últimamente
no lo deja en buen lugar. La prueba de su valía, competencia y honradez
-o de las de cualquier otro líder afgano- es su actitud política
hacia los fundamentalistas y sus líderes en el extranjero, y su fidelidad
a los principios de la democracia.
Hay algunos que hablan de la necesidad de reconciliación nacional en Afganistán
y, a modo de ejemplo, citan a los nazis en Alemania y en otros países.
Si esta alegoría no es un producto de la ignorancia en cuanto a la naturaleza
y el historial de los fundamentalistas afganos, no puede tener otro significado
que el de pedir a los afganos que se muestren alegres y festivos durante el funeral
de sus seres queridos. ¿Cómo se puede pretender que la nación afgana
perdone y se reconcilie con las bandas e individuos que, entre 1992 y 1996, perpetraron
tan horribles salvajadas y maldades y nos causaron tanta devastación? Además,
estos "caballeros" no sólo no muestran el menor remordimiento acerca de
su pasado, sino que además se apoyan en sus carteras con inconfesable arrogancia
y desdén por la gente de la que tanto han abusado. Para seguir con la alegoría
de los nazis: primero, ningún líder notable de los nazis se libró
de una sentencia a la pena capital o de la ejecución; segundo -y más
importante- los nazis de segunda categoría que no fueron eliminados o llevados
ante la justicia no recibieron las riendas del gobierno y de los destinos de la
gente en Alemania o en ningún otro país del mundo. Ojalá
que la comunidad internacional entienda que las atrocidades perpetradas por los
fundamentalistas afganos no se comparan ni con las de los nazis ni con las de
los fascistas ni con las de ninguna otra entidad política inhumana; incluso
sus hermanos de doctrina argelinos, que aprueban el degüello de bebés
recién nacidos, evitan violar a las madres, hermanas e hijos de sus compatriotas,
una de las prácticas favoritas de los depredadores de la Alianza del Norte,
que violan a sus víctimas antes de matarlas y de saquear sus propiedades.
No puede haber reconciliación con criminales tan depravados, sobre todo
mientras estén en una posición de poder. Hasta que estos criminales
sean llevados ante la justicia, los juicios a criminales menores en el tribunal
internacional de La Haya o en cualquier otro lugar con cargos de crímenes
de guerra o crímenes contra la humanidad son, como mucho, defectuosas o
parciales parodias de la justicia. Los criminales serbios o sus enemigos parecen
niños inocentes cuando se los compara con sus colegas afganos. Si el despliegue
de tropas y la acción militar contra los talibanes y al-Qaeda es una causa
justa, la persecución de los crímenes escalofriantes de la Alianza
del Norte es el sine qua non para la paz, la democracia y la justicia en Afganistán.
Algunos preguntan: "¿Por qué la RAWA no puede aprobar ningún gobierno
en Afganistán?" La respuesta es simple: porque no consideramos que ninguna
fuerza política actual o anterior que haya accedido al poder sea democrática
y crea en los derechos inalienables de las mujeres. Nosotras no podemos entendernos
con cancerberos que llevan marcados en sus rostros los muchos años de crímenes
atroces contra el pueblo. 4. La instauración de la paz Dado que incluso Kabul, a pesar de la presencia de varios miles de soldados
extranjeros no es un lugar seguro, no existe alternativa posible al despliegue
de una fuerza eficaz de seguridad de las Naciones Unidas en todo el país,
con miras a asegurar unas condiciones seguras para convocar una Loya Jirga (Gran
Consejo) y, lo que es más importante, unas elecciones nacionales . A pesar
de todas las críticas que se alzaron contra el modus operandi de la ONU,
la RAWA prefiere la presencia de sus tropas mucho más que el acoso que
ejercen los yihadis psicópatas sobre la población afgana. De todas
formas, estas tropas de la ONU no deberían de incluir soldados de países
que hasta ahora han ayudado e instigado a los fundamentalistas y a los brutales
señores de la guerra, como Turquía, que ha sido uno de los principales
patrocinadores del criminal Dostum. 5. Países vecinos Parece que el régimen iraní, después de años de
mimar a Golbodin Hekmatyar y de crear el "Proceso de Chipre" para favorecer sus
intereses, se está divorciando de él. Pero una separación
así no puede engañar a nadie. La única meta que busca el
sangriento régimen iraní con este espectáculo de la separación
de Golbodin es instalar una cortina de humo que esconda sus peligrosas y desvergonzadas
maniobras para impedir, con el fortalecimiento y el apoyo a sus lacayos de confianza
Ismael Khan y Karim Khalili, la reunificación de Afganistán. Con
el colapso de sus colegas talibanes, el régimen de Vilayat-e-Faqih en Irán
tembló hasta los cimientos y, para mantener las aguas turbias en Afganistán,
no tardaron en garantizar un refugio seguro a los talibanes o a los miembros de
al-Qaeda que escapasen a su país.
Nuestro desventurado país padece la horrenda suerte de tener en la frontera
del Oeste un régimen tan sediento de sangre como el iraní, pero
la desventura es doble si consideramos que el vecino del Este -con el que comparte
una frontera de cientos de kilómetros desde el Noreste hasta el Sudoeste-
los regímenes paquistaníes han basado durante 23 años sus
políticas hacia Afganistán en planes de los líderes, los
servicios de inteligencia y los partidos fundamentalistas islámicos, destinados
a crear, nutrir y entrenar a los yihadis criminales y, con posterioridad, a las
bandas talibanes para lanzarlas sobre el pueblo de Afganistán. El actual
gobierno paquistaní ha tomado medidas para amordazar a los partidos terroristas
fundamentalistas de su país, pero tal como denunció una declaración
de la RAWA, estos pasos no son adecuados para asegurarse la confianza del pueblo
afgano, a menos que: 1) Se juzguen los cientos de asesinatos, secuestros, extorsiones,
torturas y otros casos criminales contra los líderes y miembros más
importantes de las organizaciones terroristas Yihadis, incluyendo en primer lugar
a la banda criminal de Golbodin Hekmatyar -creada como respuesta a los juicios
llevados a cabo por familiares de las víctimas- y 2) Se arreste, juzgue
y castigue a los líderes y miembros de Jamiat- e-Khoddam al-Furqan (Asociación
de Servidores del Corán), incluido el Mullah Abdul Hakim Mujahed, que no
son sino la nueva versión de una banda talibán.
Asimismo, los gobiernos de Rusia, Tayikistán y Uzbekistán sólo
podrán alcanzar la confianza y la buena disposición del pueblo afgano
si hacen públicos los documentos relacionados con la asistencia que prestaron
durante años a los terroristas de la Alianza del Norte y si prometen cesar
cualquier apoyo futuro a sus otrora protegidos. 6. La reconstrucción de Afganistán
La afluencia de billones de dólares a un país aún gobernado
por la mafia fundamentalista poco puede beneficiar al pueblo afgano. En tales
circunstancias, la única consecuencia de la afluencia de dinero sería
el llenado de las arcas de la Cosa Nostra religiosa y, por consiguiente, la financiación
de sus planes terroristas dentro y fuera de Afganistán. En un país
como Afganistán, en el que no hay ni rastro de una infraestructura legal
o de un gobierno cuasi democrático, la mayoría de los asuntos sociales
y económicos deben ser tratados como temas políticos. La gestión
satisfactoria de los problemas sociales y económicos en Afganistán,
así como su resolución en interés de la gente de Afganistán,
dependen sobre todo de la formación de un gobierno afgano democrático.
Llamamos la atención de todos los países interesados en colaborar
con la rehabilitación y reconstrucción de Afganistán sobre
el punto que destacamos más arriba. 7. Loya Jirga (Gran Consejo) La RAWA no considera que la Loya Jirga sea una institución democrática
compatible con las exigencias de la vida política civil en el mundo contemporáneo.
A pesar de ello, creemos que bajo las circunstancias actuales, en las que la sombra
de las barbas y bayonetas de los fundamentalistas se ciernen altas y amenazantes
sobre la tierra, la anacrónica Loya Jirga todavía puede desempeñar
una función nacional e histórica positiva. Decimos esto con grandes
reservas, porque ninguno de los 21 miembros del Comité Preparatorio para
la Convocatoria de la Loya Jirga tiene un pasado de lucha contra los criminales
de la Jihad e incluso algunos de ellos tienen antecedentes de silencio obsecuente
y de compromiso con los talibanes. Con un comité de preparación
así, la naturaleza y competencia de la Loya Jirga está en entredicho.
Resulta "divertido" señalar que una de las mujeres que forman parte de
este comité, además de haber sido miembro de la facción Parcham
del calamitoso PDPA (partido colaboracionista soviético), saltó
a la fama por haber aparecido en los medios internacionales de comunicación
al mismo tiempo que la banda de Rabbani entraba en Kabul. ¿A quién representa
esta mujer?
Es evidente que, en lo relativo a la selección de miembros del Comité
Preparatorio para la Convocatoria de la Loya Jirga, los asesores locales de Lakhdar
Barahimi lo han aconsejado mal, en contra de las aspiraciones del pueblo afgano.
Barahimi debería de saber que el hedor de la obra fundamentalista emponzoñará
la Loya Jirga -al igual que ya emponzoña la Autoridad Provisional -, y
la ONU será la única responsable de la renovada tragedia afgana,
ya que nadie echará la culpa a sus asesores locales. La selección
de participantes para cualquier función, en cualquier institución,
basada únicamente en su filiación religiosa o étnica, es
algo impropio y totalmente incorrecto. El quid de la cuestión ha de ser
la ausencia de contaminación fundamentalista en los representantes de todos
los grupos religiosos o étnicos. De lo contrario, es muy probable que la
composición de la Loya Jirga incluya representantes de todos los grupos
tribales, étnicos y religiosos de Afganistán, pero la mayoría
de ellos, o todos, serán portadores del mal fundamentalista. No es necesario
elaborar sobre las consecuencias.
Una de las mujeres que forman parte de la Autoridad Provisional, que oculta falazmente
su pertenencia a la jefatura de un partido fundamentalista etnochauvinista, ha
admitido con toda la razón que no representa al pueblo de Afganistán.
No ser representativa de un pueblo por haber vivido fuera de él durante
largos periodos de tiempo no es importante. Sí lo es, en cambio, tener
una mente libre de basura fundamentalista que le permita a uno situarse con firmeza
en el frente patriótico, democrático y progresista de la sanguinaria
guerra ideológica contra los soldados de la Jihad y los villanos talibanes.
Si la Loya Jirga no se convierte en dicho frente, será sólo un instrumento
vil para adoptar decisiones de línea fundamentalista y antidemocrática.
8. La constitución La constitución de Afganistán de 1964, con las enmiendas que
exponemos a continuación, puede ser aceptable para la mayoría del
pueblo de Afganistán (con excepción de los fundamentalistas):
Supresión de las referencias a la religión oficial y a las ramas
religiosas herejes. Las constituciones de muchos países islámicos
carecen de tales referencias. ¿Por qué habría de negársele
una característica democrática así a la Constitución
de Afganistán? ¿Por qué, al reconocer nuestra religión y
nuestra rama religiosa, habríamos de marginar a los fieles de otras religiones
o ramas religiosas? Si queremos que la Constitución se convierta en una
barrera formidable contra la aparición del fundamentalismo y de las luchas
religiosas, debe estipular que el uso de la religión para objetivos políticos
esté prohibido y sea punible por la ley.
El laicismo y la separación de la religión y del estado: la RAWA
ha asegurado repetidas veces que la única manera de impedir que nuestra
nación sucumba al fundamentalismo o a cualquier otra pestilencia disfrazada
de religión, ya sea ahora o en el futuro, es la separación de la
religión y del Estado. La inclusión de esta cláusula explícita
en la Constitución de otros países islámicos no ha sido considerada
como algo extraño o antiislámico. No hay razón alguna para
que la Constitución de Afganistán carezca de este importante principio
democrático . Quienes consideran que las llamadas al laicismo son una "tendencia
antirreligiosa" lo hacen, si no por ignorancia, sí para servir de manera
consciente o inconsciente los intereses fundamentalistas.
La instauración de un cupo constante de escaños para las mujeres
diputadas en cualquier parlamento futuro.
La abolición de la tortura y de la pena capital bajo cualquier nombre o
excusa que se les quieran dar. La RAWA presentará sus propuestas más
elaboradas en una oportunidad futura. 9. El próximo Estado Afgano Dada la composición de la Autoridad Transitoria, la RAWA no la considera
adecuada ni competente para gobernar sobre la base de los principios democráticos.
Incluso si Karzai y una selecta porción de su equipo declarasen de forma
sincera su fe en la democracia y su adherencia a sus principios, están
atrapados y paralizados por los tentáculos de los reconocidos enemigos
de la democracia que los rodean.
La RAWA hace un llamamiento por un futuro Estado Afgano basado en los siguientes
principios:
Adhesión incondicional a los principios y criterios de la democracia y
a su principio más importante, el laicismo.
Prohibición estricta de todo tipo de decretos, fatwas, etc., sobre las
mujeres y sobre lo que éstas deben vestir, etc. (¿Acaso no han sido suficientes
diez largos años de represión y acoso en una salvaje y vil guerra
contra las mujeres?)
Abolición total y absoluta de organizaciones de vigilancia política
u otras instituciones de espionaje civil, tortura u hostigamiento, ya sean del
tipo de los regímenes Parchami, Khalqi, Yihadi o Talibán, o de cualquier
otra forma. (Sería necesario crear un museo de la vergüenza para registrar
la totalidad de las infamias perpetradas por esos sucesivos regímenes).
Persecución de todos los individuos que, durante los últimos 23
años, hayan cometido traición a la patria, crímenes de guerra,
abierta violación de los derechos humanos y saqueo del patrimonio nacional.
Abolición y proscripción de todas las madrazas religiosas y otras
guaridas de terroristas donde se promueven y enseñan los pensamientos yihadis
y talibanes.
Investigación y recuperación de los cientos de millones de dólares
apropiados ilícitamente por los ladrones yihadis y talibanes de las arcas
públicas o de los fondos de asistencia financiera internacional. (Esta
investigación y esta recuperación debería de incluir los
diez millones de dólares concedidos por el entonces Primer Ministro paquistaní,
Nawaz Sharif, a Sebghatullah Mojadedi, el primer "presidente" yihadi de Afganistán.
Esta suma es irrelevante si se la compara con la malversación de cientos
de millones de dólares por parte de otros líderes yihadis, pero
por fortuna está bien documentada).
Exclusión de los miembros superiores de los partidos yihadi y talibán
de los cargos públicos. Asimismo, la exclusión de intelectuales
que, ya sea dentro o fuera de Afganistán, ponen desvergonzadamente su talento,
su pluma y su voz al servicio de los criminales yihadis y talibanes. Sería
necesario pedir la extradición de estos ideólogos de la Alianza
del Norte a las autoridades estadounidenses, europeas y canadienses, así
como a las de todos los demás países en los que se refugien estos
elementos. Será necesario iniciar procedimientos legales contra tales individuos
por haberse vendido a los sinvergüenzas yihadis y talibanes. Dejemos que
los oponentes de la RAWA lancen cualquier acusación con los argumentos
que deseen. Dejemos que los denominados intelectuales, lacayos de las bandas criminales
yihadis y talibanes, nocontinúen con sus asquerosas habladurías
contra la RAWA. Dejemos que los imbéciles clamen que las mujeres afganas,
a causa de los condicionamientos religiosos y culturales, consienten el despotismo
medieval de yihadis y talibanes y no merecen la libertad ni la democracia. La
Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán posee la experiencia
de más de dos décadas de intrépidas luchas contra la muerte,
a favor de la democracia, de la emancipación de la mujer y de su participación
en el poder. No nos echaremos atrás a causa de la difamación misógina
y de la vituperación que se alce contra nosotras. Confiamos en la masa
de mujeres afganas desposeídas, desesperadas y, junto con todas las otras
fuerzas favorables a la democracia de nuestro país natal, no desistiremos
ni un momento, ni retrocederemos en la consecución de nuestros sublimes
objetivos.
Inspiradas por la sangre que Meena derramó en su larga lucha, y con la
férrea resolución de crear un Afganistán libre, próspero
y democrático, marcharemos siempre hacia delante y lucharemos a la vanguardia
de la legión de mujeres de nuestro país. Como un batallón
del gran ejército de mujeres partidarias de la libertad en todo el globo,
las mujeres del resto del mundo nos encontrarán en nuestros puestos.
¡Hagamos que el auxilio y el apoyo a la lucha de las mujeres de Afganistán
contra la guerra y el fundamentalismo, por la libertad y la democracia, se fortalezca
y se desarrolle como nunca antes!
¡Larga vida a la solidaridad de la RAWA con las mujeres que aman la libertad y
con las organizaciones de mujeres a lo ancho de todo el mundo! Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), 8
de marzo de 2002 - Peshawar
· Título original: Let Us Struggle Against War and Fundamentalism
· Autor: RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán)
· Origen: Z net, 22 de marzo de 2002
· Traducido por Tatiana de la O y revisado por Manuel Talens