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7 de junio del 2002
El efecto Caterpillar
Neve Gordon
ZNet en español
Caterpillar no puede evadir su responsabilidad por suministrar los bulldozers
con los que Israel está arrasando las viviendas de palestinos.
"Es la primera vez que los bulldozers han determinado el resultado
de una guerra," dijo L., uno de los combatientes del campo de refugiados de
Yenín según una reciente cita del periódico israelí
Yedioth Ahronot. El oficial a cargo de la penetración militar al campo
reafirmó la declaración de L., diciendo en el mismo artículo
que los conductores de los D9 habían sido los héroes del día.
Y por cierto todas las estaciones de televisión del mundo mostraron ejemplos
gráficos de las casas de Yenín convertidas en escombros.
El equipo indagatorio de Human Rights Watch mencionó que, contrariamente
a lo que sucedió en otras partes del campo, cuando Caterpillars D9 blindados
fueron utilizados sobre todo para ampliar calles, en el distrito Hawashin fueron
utilizados para arrasar todo el vecindario. Los militares israelíes causaron
una destrucción desproporcionada a la estructura civil del campo de refugiados,
aseveró uno de los principales investigadores de Human Rights Watch,
agregando que: "Los abusos que documentamos en Yenín son extremadamente
serios, y en algunos casos parecen ser crímenes de guerra."
Por lo menos 140 edificios fueron completamente aplanados –muchos de ellos construcciones
multifamiliares– mientras otros 200 fueron severamente dañados, dejando
a unas 4.000 personas, más de un cuarto de la población del campo,
sin casa ni hogar.
Jamal Fayid, de treinta y siete años, paralizado de la cintura abajo,
fue una de las víctimas de los D9. Según la organización
de derechos humanos mencionada, fue aplastado durante la destrucción,
porque los soldados israelíes no permitieron que miembros de su familia
lo sacaran de su hogar. El Caterpillar lo mató.
Utilizaron bulldozers D9 también en otros sitios. En un informe publicado
por el grupo israelí de defensa de los derechos humanos, B'tselem, se
puede leer cómo los Caterpillars fueron empleados para destruir casas
en la ciudad vieja de Nablús para abrir paso a los tanques israelíes.
Cuando los militares abandonaron el vecindario seis días más tarde,
los palestinos descubrieron que diez residentes habían estado dentro
de una de las casas cuando tuvo lugar la demolición. Abdallah a-Sha'abi,
de 65 años, fue rescatado junto con su mujer de 53 años; los demás
no tuvieron tanta suerte.
La draconiana política de demolición de Israel, no fue, sin embargo,
inventada en la operación "Escudo Defensivo". Los D9 han sido utilizados
durante años como un arma militar. Menos de cuatro meses antes del ataque
contra Yenín unas 58 casas fueron destruidas en Rafah, dejando sin casa
a por lo menos 500 personas en medio de un duro invierno –300 eran niños.
El aplanamiento de casas en los meses pasados, aunque es poco usual por su escala,
forma parte de una táctica de guerra de baja intensidad que a menudo
escapa a la atención del público. Según Jeff Halper, del
Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas, "más de
7.000 casas han sido demolidas por Israel desde 1967, dejando a decenas de miles
de palestinos traumatizados y sin hogar."
El gobierno y los militares israelíes son, por cierto, responsables por
las demoliciones –las que según el sistema del derecho internacional–
son consideradas en numerosos casos como crímenes de guerra. Sin embargo,
sin los grandes bulldozers D9 suministrados por Caterpillar, hubiera sido muy
difícil destruir las casas.
Cuando Caterpillar comenzó a comerciar con Israel, no podía saber
que sus productos –que son producidos para uso civil– serían empleados
para cometer crímenes de guerra. Ahora, sin embargo, la corporación
lo sabe, y ya que sigue manteniendo una actitud como si nada hubiera sucedido,
se ha convertido en parte y cómplice de las violaciones.
Es interesante señalar que la Corte Suprema de Israel podría estar
de acuerdo con esta evaluación. Al sentenciar al criminal nazi, Adolf
Eichmann, la Corte Suprema indicó que "la medida en la que cualquiera
de los numerosos criminales se encontrara cerca o lejos del asesino real de
la víctima no tiene nada que ver con el grado de su responsabilidad.
Al contrario, en general el margen de responsabilidad aumenta mientras más
nos alejamos del individuo que utiliza el instrumento letal con sus propias
manos."
Esta perogrullada gana un nuevo sentido en la era de la globalización.
Las decisiones adoptadas en una parte del mundo frecuentemente afectan a otra,
y el proceso de identificación de los responsables se ha hecho más
complicado. Actualmente los quebrantadores no incluyen sólo a actores
estatales, como Eichmann, sino a corporaciones, instituciones financieras internacionales,
e individuos. Finalmente, la responsabilidad no se limita a los que deciden
la política, dan las órdenes, o realizan el acto, sino que se
extiende a los que aprovisionan a los perpetradores con los instrumentos de
destrucción.
No es indispensable que Caterpillar detenga todas las transacciones con Israel,
pero debe introducir una nueva cláusula en sus contratos para asegurar
que sus productos no sean empleados para perpetrar violaciones a los derechos
humanos. La globalización ofrece nuevas oportunidades para corporaciones
como Caterpillar, pero esas oportunidades deben tener también un precio
–la expansión de la responsabilidad. Un marco legal que llame la atención
a ese tipo de responsabilidad está siendo desarrollado actualmente y
aunque sigue siendo difícil de hacer cumplir, el día llegará
en que los Presidentes de las corporaciones sean juzgados por su apoyo y su
colaboración con los crímenes de guerra.
Neve Gordon enseña política en la Universidad Ben Gurion, y
su correo es ngorodon@bgumail.bgu.ac.il
Título original: The Caterpillar Effect
Autor: Neve Gordon, 1 de junio de 2002
Link: http://www.zmag.org/ZNET.htm
Traducido por Germán Leyens