Ocultar el origen del conflicto
Como no podía ser de otro modo, dada la estructura y la función
de la información, el sistema de medios de comunicación –a los que
convendría empezar a nombrar con un nombre propio colectivo: "Falsimedia",
por ejemplo- han borrado del esquema básico, para que la "opinión
pública" interprete los acontecimientos en Palestina, la causa primera
del conflicto: la ocupación por Israel de los territorios palestinos.
Con ese procedimiento en apariencia tan inofensivo –y que responde, por otra parte,
a una "exigencia técnica" de los medios, especialmente
televisivos, de acortar o de mutilar la memoria-, todas las razones y sinrazones
del conflicto se alteran profundamente, se le hace el juego al país ocupante,
y se cierran todas las posibilidades de solución pacífica del conflicto.
Matanzas que son errores
El día 21 de junio una de las grandes cadenas de TV –Antena 3 fue la observada
en este caso- se hacía eco de un tiroteo indiscriminado del ejercito israelí
sobre un grupo de personas en la ciudad palestina de Yenín. Los hechos
parecían muy claros: dos tanques habían abierto el fuego, sin previo
aviso y a plena luz del día, sin alboroto previo, sobre grupos de personas
que habían salido al zoco en busca de pan en el período en el que
se había suspendido el toque de queda. El ametrallamiento indiscriminado
y repentino, iniciado sin otra causa que la voluntad de matar, había asesinado
a cuatro personas, de ellas tres niños menores de 12 años, y herido
a 26 más.
La cadena televisiva, incapaz –como todas las cadenas y periódicos de Falsimedia-
de transmitir la noticia de que el civilizado estado de Israel había ordenado
el ametrallamiento de multitudes indefensas mientras realizaban la compra de alimentos,
aceptaba inmediatamente la versión de un error imposible y encubría
el asesinato bajo una doble cortina de humo: un desgraciado accidente sin
responsables, en el marco de una ocupación militar producida como represalia
antiterrorista. El día anterior una bomba humana palestina había
matado a varias personas.
El terror sistemático como instrumento de una política de expulsión
de la población palestina, y el "daño colateral deliberado"
como afirmación categórica de que Israel incluye a la población
civil en la contienda armada, quedan ocultos en esas versiones que hablan de "hechos
aislados" sin establecer conexiones entre ellos, o de manifestaciones de
represalias en gran parte fuera del control del gobierno israelí. Ese mismo
día los medios recogían otros "incidentes": un ametrallamiento
de viviendas, el dinamitado de una casa con la población refugiada en sus
hogares en pleno estado de sitio, y una razia sangrienta de los colonos, todos
ellos con resultado de muertes. Además de eso unos 400 palestinos –vale
decir la totalidad de la población masculina entre 15 y 50 años-
habían sido detenidos en la aldea de Birkin próxima a Yenín.
La teoría de la represalia inmediata tiene una función principal.
Convierte a la guerra y la violencia en un asunto de exclusiva responsabilidad
palestina y en el inconveniente principal para la reanudación de los acuerdos
de paz. La ocupación permanente de Cisjordania y Gaza, el sometimiento
y la humillación continua de un pueblo, nada menos que desde 1967, queda
encubierta como primer motivo del conflicto.
La colonia y la colonización
Como para ilustrar a unos medios nada dispuestos a ello, dos sucesos han definido
el carácter colonial de la relación de Israel con los territorios
ocupados, y la estrategia de establecimiento judío y expulsión palestina
de la que es portavoz activo y ejecutor diligente Ariel Sharon.
El primero es el anuncio de nuevas medidas de castigo colectivo que consistirían
en la expulsión de las familias cuyos miembros participen en atentados
suicidas. Probablemente el gobierno de Israel está pensando en unidades
de parentesco en sentido amplio, lo que crearía un instrumento legal para
la limpieza étnica en Cisjordania.
El segundo es el intento, patrocinado por los EEUU, de organizar una administración
cipaya que realice la impostura de un estado palestino. A eso se reduce el "Plan
Bush" –o la "visión Bush" como devotamente dicen sus fieles.
La búsqueda de una dirigencia palestina fiel a las instrucciones de Israel
o a las medidas de "mediación" de los Estados Unidos, en una
tarea que tiene ya largo empeño. Puede ser rastreada en los medios, en
declaraciones e insinuaciones de políticos israelíes y norteamericanos,
desde el inicio de la intifada. Washington -que pretende aplicar a los palestinos
su modelo para el control político universal- tiene confianza plena en
los mecanismos de manipulación que ajustan los resultados del mercado democrático
a la voluntad de los Estados Unidos. Un pueblo castigado hasta lo insoportable
durante largo tiempo terminará aceptando –están de acuerdo Bush
y Sharon- un gobierno simulado en un estado simulado.
Por lo demás, la impertinencia cínica de promover procesos electorales
a la americana, ejerciendo el derecho imperial de veto sobre dirigentes populares,
no es nada nuevo. Aparece como eje central del proyecto definido en la Ley Helms
Burton para la "restauración democrática" en Cuba. Lo
que sí son variables son los mecanismos concretos de coacción sobre
los pueblos: en Nicaragua fue la guerra brutal de la "contra", armada,
adiestrada y dirigida por los EEUU desde Honduras; en Yugoslavia fue, en primer
lugar, la destrucción sistemática del país, y, en segundo
lugar, el chantaje de la "ayuda a la reconstrucción" que se ofrecía
a cambio de una correcta decisión de los electores.
En Cisjordania y Gaza los mecanismos de "persuasión democrática"
van a ser mucho más feroces: están en manos de Israel.
Días de lágrimas palestinas hasta las elecciones presidenciales
del mes de enero.