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Medio Oriente

Las guerras impúdicas

Por Diego M. Vidal, para La Fogata
desde la Habana, Cuba

A qué dudar, la programada guerra contra Irak ya huele más a carburante y sus derivados, que a pólvora.
Así como el atentado contra las Torres Gemelas fue la excusa para bombardear a un pueblo indefenso como el afgano, que además aún ni se ha enterado qué sucedió el 11 de setiembre del año pasado y, menos todavía, dónde queda una isla llamada Manhattan, ahora Hussein es el malo de esta película que dirige el hijo de Bush.
Para la administración estadounidense la lista recién comienza, hay que incluir en el reparto a Irán y Corea del Norte. Todos grandes enemigos de la humanidad, según la visión de Washington. Aunque es sospechoso que precisamente países como Afganistán, Irak o Irán, estén asentados o tienen influencia, sobre grandes cuencas de reservas petrolíferas.

Vivir de lo ajeno

Mientras las dos terceras partes de la humanidad sobreviven como pueden, la loca carrera guerrerista de los gendarmes del mundo, empuja al resto, es decir a la ONU, a seguirles el tren de la conquista del preciado líquido negro.
En un informe del Banco Mundial, se señala que solamente el quince por ciento de la población del mundo consume la mitad de toda la energía que se produce en todo el globo. Claro, en los países más desarrollados hay casi 600 vehículos cada mil habitantes y en los pobres, sólo una decena.
He aquí la clave del problema bélico de la mayor potencia de la historia de la humanidad.
Se ha calculado que las reservas propias de petróleo de los Estados Unidos, les alcanzará para un par de décadas. Entonces, cuando no es un golpe de Estado en Venezuela, es un peligro nuclear en manos de un mesiánico dictador, inventado por ellos cuando el triunfo de los ayatolas iraníes.

Los dueños del festín
Según una investigación, publicada por El País de Madrid, de la consultora Survey & Bloomberg, Irak está ubicado en el corazón de una zona desde donde salen más de 20 millones de barriles de crudo, diario. Está más que claro cuál es el móvil y la urgencia, de Estados Unidos y su aliados, por apoderarse de Bagdad.
En los últimos días, luego de la aprobación de la resolución de Naciones Unidas, se ha desatado un pornográfico desfile de importantes multinacionales de hidrocarburos, especulando quién se haría cargo del petróleo iraquí pos Sadam. Desnudando otras batallas, que encarnan los poderes económicos más concentrados.
Britihs Petroleum, Shell, Texaco, Occidental Petroleum, Exxon y otras más pequeñas, se suman a la danza de los buitres sobre los cadáveres de las miles de víctimas que esta guerra dejará sobre las arenas en las que se originaron historias menos crueles como "Aladino" o Las Mil y una noches".

Retrato de familia
Pero el cuadro de intereses sórdidos no estaría completo, si no se desmenuzara un poco la composición del gabinete de George W. Bush: el propio Presidente estadounidense fundó la empresa petrolera Arbusto Oil, bautizada luego como Bush Exploration, que fue comprada por Harken Oil & Gas. El Vicepresidente, Dick Cheney, integró el directorio de la petrolera Halliburton. La jefa de la Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, formó parte durante una década de la Chevron. El Secretario de Comercio, Don Evans, presidió la petrolera Tom Brown Inc. y dirigió la TMBR/Sharp Drilling. Quien se ocupa del comercio en la Secretaría de Asuntos Económicos, Kathleen Cooper, fue ejecutiva de Exxon. Y el integrante de la Secretaría de Defensa (¿casualidad?), Thomas White, fungió como vicepresidente de la actualmente en escandalosa crisis Enron Corporation.

Aunque me acusen de ver demasiadas conspiraciones históricas, aún creo que esta guerra huele demasiado a petróleo.