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Milicia y Socialismo parto múltiple de la Revolución
De la agresión imperialista nació el escenario de una proclamación histórica. Aquel 16 de abril el pueblo se reunió, consternado y rabioso, en la despedida a los caídos de un bombardeo que presagiaba duras jornadas de combate. La Revolución que había llevado al pueblo al poder en 1959, fundía en un único propósito emancipador a la subsistencia de la Nación con la liberación social. El socialismo era el único camino para hacer verdaderamente libres a los cubanos.
Cuando los milicianos levantaron los fusiles en 23 y 12, el pueblo armado experimentó, con toda seguridad, lo mismo que sintieron los bayameses cuando entonaron por primera vez el Himno de la Patria. Un día después, al enfrentar en Girón a los mercenarios que reclutó el imperialismo norteamericano, los combatientes del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias lo hicieron bajo las banderas del socialismo.
Desde entonces esa ha sido la brújula exacta de esta grandiosa Isla. El único ideal posible de justicia y mejoramiento humano. Por él se ha tenido que seguir peleando, con la misma garra de aquellos milicianos fundadores, pero con una diferencia enriquecedora: el socialismo que hoy seguimos construyendo, 42 años después, es muy superior a nuestros sueños de entonces.