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10 de abril del 2002
Las FARC en Zurich
El terrorismo se ve según la ventana a la que nos asomamos
para contemplar el atardecer
Io Grille
Las panorámicas que del exterior nos ofrecen las ventanas varían según
la dirección y el ángulo de visión que nos ofrece el punto desde el cual miramos.
Además también se puede matisar la percepción según la incidencia de la luz
-al estilo Monet-, el nivel de contaminación de la atmosfera y el grado de ceguera.
Algo similar ocurre con la definición de Terrorismo. Obviamente la palabra terrorismo,
como significante lingüistico, nos lleva a una imagen que se relaciona con el
ejercicio del terror, pero el terror como método de intimidación, de coherción;
el uso del sufrimiento ajeno como advertencia, y el ejercicio de la violencia
y la agresión en función de intereses mezquinos y ajenos al conjunto de la sociedad.
En fín sobre el significado de la palabra podríamos divagar mucho. Pero es más
interesante advertir las condiciones o factores que condicionan y determinan
el punto de vista desde el cual se accede a una significación del Terrorismo.
Entonces aparecen hilos que conectan el discurso público, sacralizado por los
medios como verdad absoluta, con intereses non sanctos de los adalides de la
llamada libertad occidental.
La escena política zuriquense se ha convulsionado frente a la invitación que
el Comite 1 de Mayo ha hecho a las Farc para que participen en la celebración
del Día Internacional de los Trabajadores. La prensa local ha calificado este
hecho como una provocación y no ha dudado en descalificar a la organización
guerrillera colombiana. Los argumentos que se ha esgrimido estan relacionados
con el supuesto carácter terrorista de dicha organización y las fuentes por
medio de las cuales financian su lucha. Frente a tal debate, resulta conveniente
insistir en algunos aspectos y opiniones, con el propósito de ayudar al esclarecimiento
de situaciones presentadas de manera unilateral y sesgada, por parte de la medios
de comunicación y algunos sectores políticos de la sociedad zuriquense.
En colombia el Terrorismo lo ejerce el Estado con el apoyo de los Estados
Unidos
La definición de terrorismo que se aplica al caso colombiano se corresponde
con el propósito de imponer un orden internacional unipolar, neoliberal y hegemonizado
por los intereses del capital transnacional.
La llamada "guerra antiterrorista" aplicada por los Estados Unidos
en el mundo actual como instrumento de dominación e imposición ha supuesto una
legislación global en la que el terrorismo se define como el ejercicio de la
violencia con el propósito de desestabilzar o destruir un sistema democrático.
Así mismo esta legislación determina qué y cuándo puede considerarse como democracia
y como amenaza a la democracia. En eso consiste el marco legal que actualmente
rige el mundo. Quién cree poseer la fuerza necesaria para doblegar a los pueblos
y sus organizaciones ejerce como juez y parte en cualquier conflicto que tenga
lugar en nuestro planeta y sobre todo en los conflictos en donde esten comprometidos
los intereses del capital transnacional.
El Estado colombiano actúa como garante de las inversiones extranjeras que en
el periodo enero-septiembre de 2001 alcanzó un total de USD 1.730 millones de
forma directa y USD 2.633 millones en portafolio que representan respectivamente
el 2.9% y 4.5 % del Producto Interno Bruto colombiano - el 26.3% de estas inversiones
corresponden a capital estadounidense- (fuente: Balance de Pagos y Registro
de Inversiones del Banco de la República, dic.2001.).
Ademas La deuda externa ascendía en el 2.000 a USD36 mil millones -41,3% del
Producto Interno Bruto-, de los que 7,5 millones se emplean en pagar los intereses,
bastante más que los 2,6 millones destinados a la inversión.
Al mismo tiempo más de la mitad de la población vive por debajo de la línea
de pobreza mientras que el 20% de la población acapara el 55% de los ingresos
económicos. El 0,9% de los propietarios poseen el 40% de las tierras explotables,
mientras el 66% de los campesinos son dueños únicamente del 5% de la superficie
agraria.
En este contexto el Estado colombiano es reconocido por la legalidad internacional
como democrático a pesar de que sólo Durante el último año, 20 personas fueron
asesinadas cada día por razones políticas, y sólo cinco de estas murieron en
medio de combates armados. En este mismo año 160 dirigentes sindicales fueron
asesinados. Entre enero y septiembre se cometieron 250 masacres con un saldo
de 780 personas asesinadas. Además cada día dos personas fueron desaparecidas
y 1025 fueron desplazadas de manera violenta de sus tierras diariamente llegando
en este momento a Más de dos millones los colombianos y colombianas desplazados
internos, de las cuales más del 60% corresponden a menores de edad".
La responsabilidad de esta realidad de terror se expresa en el Informe de la
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación
de los derechos humanos en Colombia del 13 de marzo de 2002 de la siguiente
manera :
"Desafortunadamente, a lo largo del año 2001, la Oficina continuó observando
un notorio deterioro de la situación de los derechos humanos en todo el territorio
nacional. Las violaciones de tales derechos pueden ser calificadas de graves,
masivas y sistemáticas. Los principales derechos afectados siguieron siendo
el derecho a la vida, a la integridad, a la libertad, a la seguridad personal
y al debido proceso. El principal factor de violación de estos derechos estuvo
constituido por actos de miembros de los grupos paramilitares cuya perpetración
compromete, por acción o por omisión del deber de garantía, la responsabilidad
del Estado.
(Capítluo VIII, parágrafo 356)"
De la misma manera numerosas organizaciones de Derechos Humanos han denunciado
el estrecho vínculo entre los grupos de mercenarios paramilitares y las fuerzas
armadas colombianas -Ejército, Policía y Fuerza Aérea-. Quizás la más explícita
ha sido la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, ONG de amplio reconocimiento
internacional que en carta dirigida al señor Andrés Pastrana, presidente de
Colombia, y fechada en Bogotá el 7 de marzo de 2002, afirma
"Nuestro trabajo de acompañamientos a las víctimas del desplazamiento forzado
en diferentes regiones del país nos ha permitido recepcionar cientos de casos
donde se muestra y demuestra el desarrollo de una estrategia militar contrainsurgente
que a través de acciones encubiertas a través de los eufemísticamente llamados
grupos de "Autodefensas" -paramilitares-, desarrollan atentados contra
todo tipo de organización." "El reconocimiento del paramilitarismo
como estrategia de Estado a partir de hechos y de constataciones hace que la
responsabilidad sobre esa irregular actuación sea únicamente atribuible a un
ente oficial, razón por la cual hacemos llegar a Usted nuestras Constancias."
El desarrollo del terror como instrumento para destruir las organizaciones populares
-La Unión Patriótica, partido político de oposición, fue exterminado por medio
del asesinato de más de 5 mil de sus miembros-, sofocar el movimiento popular
y anular cualquier capacidad de resistencia a las medidas políticas y económicas
del Estado, a la vez de la instauración de un régimen jurídico -Ley de Seguridad
Nacional- que criminaliza la protesta social y anula cualquier garantía constitucional
para el ejercicio político de la oposición, constituyen de manera clara el Terrorismo
de Estado.
Obviamente éste sólo es posible gracias al amplio apoyo que el Estado colombiano
recibe de los Estados Unidos a través de instrumentos como el Plan Colombia
y la permanente ayuda militar. Colombia es el tercer receptor mundial de ayuda
militar estadounidense. Actualmente son más de 400 los asesores militares norteamericanos
en territorio colombiano.
Ante esto estamos plenamente convencidos de que el Estado colombiano representa
los intereses de una clase social perdida en la corrupción y el crimen y por
tanto el Estado es a todas luces ilegítimo aunque cuente con la bendición
de la legalidad internacional. La ilegitimidad del Estado colombiano reside
además en su misma construcción, conseguida históricamente a través del uso
de la violencia y la exclusión social y política.
Como consecuencia de esto el pueblo colombiano se ha organizado de diferentes
maneras para alcanzar sus reivindicaciones de Paz con Justicia Social. El movimiento
armado de oposición política en Colombia es, dentro del campo popular, la expresión
con mayor capacidad de resistencia a la maquinaria de terror estatal. Por medio
de las armas han conseguido mantener una opinión política de oposición en Colombia.
Esto no significa que no hayan otras expresiones de resistencia desde el movimiento
social, desde el sindicalismo que se debate entre el exterminio y la renuncia
a sus aspiraciones políticas y gremiales, desde el movimiento indígena, estudiantil,
campesino o barrial. Sin embargo actualmente la capacidad de interlocutar frente
al Estado desde una posición de fuerza reside mayormente en el movimiento armado,
debido en gran parte a la campaña de exterminio, intimidación y criminalización
del Estado colombiano contra el movimiento social y popular.
Las FARC como parte de ese movimiento armado, encarnan las aspiraciones de Paz
con Justicia Social del pueblo colombiano y a la vez se alimentan de ellas.
Eso les otorga legitimidad como un interlocutor político del pueblo colombiano
y resulta inútil descalificar dicha legitimidad, salvo en el caso que se pretenda
reforzar el discurso imperialista de la llamada "Guerra Antiterrorista".
La legitimidad del movimiento guerillero colombiano no se riñe con el legítimo
derecho a la crítica y al discenso que desde la resistencia popular se ejerce
con respecto a opiniones y hechos que asuman las FARC u otra de las organizaciones
revolucionarias en el desarrollo del conflicto armado que tiene lugar en Colombia.
Por el contrario la posibilidad de disentir se complementa con la legitimidad
misma que la historia ha otorgado al movimiento revolucionario y le impone como
prioridad buscar la unidad revolucionaria desde la pluralidad que se expresa
en Colombia.
En el argumento del narcotráfico juega la doble moral del mundo occidental
La incapacidad del Estado colombiano para satisfacer las necesidades fundamentales
de la población y el ejercicio permanente de la exclusión social han generado
en colombia migraciones internas de multitudes de desheredados hacia las montañas
y la selva en donde la única posibilidad de conseguir los ingresos necesarios
para la subsistencia ha sido el cultivo de hoja de coca y amapola. Al mismo
tiempo que estos olvidados le robaban tierra a la espesura de la selva, la ausencia
y el desamparo del Estado favorecieron el surgimiento y el arraigo del movimiento
guerrillero como ente de regulación social y política que compensaba el olvido
oficial. Por eso no es gratuito que en algunas zonas en donde existen cultivos
de coca y amapola tengan presencia las FARC y que además ejerzan como reguladores
de la economía local, basada fundamentalmente en el comercio de la hoja de coca.
Sin embargo vale recordar que de los 16 componentes de la droga, sólo la vieja
y sagrada hoja de coca es producida en América del Sur, mientras los otros 15
elementos, legales todos, son importados de EUA y Europa. De igual manera el
negocio del narcotráfico sólo es posible en la medida en que diferentes bancos
de Estados Unidos y Europa permiten que las millonarias ganancias puedan ser
lavadas y legalizadas para reintroducircen en el sistema económico mundial,
en donde los grandes beneficiarios no son precisamente los campesinos olvidados
en las selvas colombianas.
En función de las millonarias ganancias que arroja el narcotráfico que ni los
gobiernos del mundo desarrollado ni el Estado colombiano estan interesados en
resolver realmente, de raíz, el problema del narcotráfico, sino que por el contrario
se priorizan salidas de alcance limitado, o salidas ficticias al narcotráfico,
que no sólo no ayudan en la construcción de una salida real al narcolaberinto
del mundo actual, sino que además dichas salidas insisten una vez más en otorgar
ganancias a las transnacionales. Es el caso de las fumigaciones que favorecen
las ventas de las empresas farmaceuticas que producen los químicos con los que
se envenenan los campos colombianos, y el caso del mismo plan Colombia que finalmente
no deja de ser una venta de bodega de los arsenales gringos, estimulando así
la producción de la industria armamentista, pilar de la economía y la politica
estadounidenses.
Contrario a esto desde el conjunto del movimiento guerrillero y del movimiento
social colombiano se ha insistido en propuestas para la superación del problema
de los cultivos de hoja de coca que surten el narcotráfico, propuestas que exigen
la concreción de planes sociales que hagan viables la producción agrícola en
otras direcciones. Así también, miles de voces han clamado por una salida política
negociada al conflicto armado. Sinembargo la respuesta de la Oligarquía y el
Estado colombiano ha sido la guerra, contra la guerrilla, contra los campesinos,
contra el pueblo, contra los indígenas, contra la tierra y los rios, contra
la selva y la montaña. Una guerra en la que lluven bombas y venenos "Made
in USA".
Entonces, quienes son los terroristas ?, quienes son los grandes beneficiarios
del narcotráfico, que podrían hacer mucho para acabar con el mismo y que prefieren
quedarsen con los brazos cruzados y los bolsillos abiertos? Pretender reducir
el problema del conflicto colombiano a la producción y al tráfico de drogas,
supone el fortalecimiento de la solución militar a los problemas sociales colombianos
y cierra las puertas de una salida política negociada al conflicto armado en
Colombia.
La satanización de las FARC por parte de los mass media y de el gobierno de
los Estados Unidos, señalando las FARC como una organización que sólo tiene
su razón de ser en el negocio del Narcotráfico, es un mecanismo para ocultar
las verdaderas razones del conflicto colombiano y es el primer paso para la
intervención militar a gran escala de los Estados Unidos en campos colombianos.
Aquí radica la doble moral que juzga, no a las FARC, sino a todos los campesinos
que por el abandono y la exclusión se han visto obligados a cultivar un producto
que llena las arcas de las transnacionales químicas y farmacéuticas, de la banca
internacional, de las mafias empotradas en los gobiernos de países como Colombia
y Estados Unidos. Frente a estos grandes beneficiarios del narcotráfico no se
enfilan los cañones de la "guerra antiterrorista" de los Estados Unidos.
Finalmente estamos convencidos que la solución política negociada al conflicto
armado en Colombia , posibilitaría avanzar en la búsqueda de la Paz con Justicia
Social que tanto ansía el pueblo colombiano.
Por tanto es saludable y plausible la decisión del comité 1 de mayo, porque
se distancia del discurso guerrerista y apuesta por la resolución política a
los conflictos. Ofrecer un espacio a las FARC permitirá conocer las propuestas
que en ese sentido tiene la organización guerrillera colombiana. Zürich.
5 de abril, 2002.