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25 de abril del 2002
Argentina: Los monopolios petroleros contra la nación
RED ECO ALTERNATIVO
Para resistir el pago del impuesto del 20% a las exportaciones de hidrocarburos,
las patronales del sector iniciaron el 15 de febrero un lock-out en gran escala,
apoyadas por los gobernadores de las provincias productoras, y con la activa
complicidad de la burocracia sindical petrolera.
Presionan las "hermanas"
Repsol-YPF -principal exportador del país-, Pan American Energy, Vintage
Oil, Chevron, Perez Companc, Pecom, Total Austral, quienes monopolizan los yacimientos
de petróleo y gas tras los decretos que en 1991 terminaron de desregular
definitivamente la actividad petrolera - conduciendo al remate de YPF y a un
interrumpido saqueo de nuestro subsuelo-;alinearon tras sus reclamos a los ejecutivos
provinciales Sobisch del Movimiento Popular Neuquino, el menemista Romero de
Salta, el radical Maestro de Chubut y el peronista Kirchner de Santa Cruz; quienes
actuaron desembozadamente como "lobbistas" de los monopolios petroleros.
Simultáneamente Shell, Esso, Repsol y EG3, que refinan y comercializan
9,5 de cada 10 litros de combustible, redoblaron la ofensiva sobre un gobierno
débil y balbuceante desesperado por conseguir recursos para seguir tributando
al capital imperialista. "Los precios de los combustibles van a tener que
volver hacia atrás", dijo el presidente Duhalde. Desde entonces las
petroleras aumentaron cinco veces los precios, rondando ya el 30% el incremento
en el valor de naftas y gasoil, con efecto multiplicador sobre el conjunto de
la canasta básica que continúan pagando de su bolsillo los trabajadores
y el pueblo.
"Es imposible mantener el abastecimiento de nafta sin aumento de los precios",
amenazó Mc Cafree, gerente de la Esso en Argentina. El mensaje es claro:
o aceptan el aumento de los combustibles o provocamos desabastecimiento.
La extorsión se completa con la amenaza de cierres de pozos poco rentables
y miles de despidos en Neuquen, Santa Cruz o Chubut, en una actividad que se
ha caracterizado por ser expulsora de mano de obra. Basta con el ejemplo de
YPF, que pasó de 52.000 trabajadores en 1991 a los menos de 5.000 que
forman su dotación actual.
En síntesis: coacción en masa contra el conjunto de la nación
por parte de un puñado de pulpos petroleros que no están dispuestos
a resignar porcentaje alguno de sus ganancias extraordinarias.
Manipulación de las luchas obreras
La cúpula de la Federación Argentina Sindical del Petróleo
y Gas Privado (FASPyGP) es una pieza clave en la política de las multinacionales
de resistir el pago de las retenciones, y para esto pretenden utilizar a los
trabajadores como rehenes.
Quienes convocan a medidas de fuerza contra el gobierno, si este no da marcha
atrás con el impuesto, forman parte del propio riñón del
partido gobernante: Julio Miranda, secretario general de la FASPyGP es gobernador
de la provincia de Tucumán por el Partido Justicialista; Alberto Roberti
secretario gremial de la Federación y principal vocero de los pulpos
petroleros, es concejal del PJ en Avellaneda; y así se podría
seguir con cada uno de los funcionarios sindicales.
El pasado 20 de febrero en Comodoro Rivadavia, las empresas petroleras pusieron
camiones, colectivos, grúas y toda clase de recursos para movilizar a
7.000 personas en la Ruta 3 detrás de los reclamos patronales. Al frente
de la convocatoria se encontraba el eterno cacique del sindicato petrolero neuquino,
Guillermo Pereyra –hasta pocos días antes Ministro de Trabajo de Sobisch-.
El Partido Justicialista y sus aliados se dividen la función de defender
a los capitalistas: desde el gobierno favorecen a los grandes empresarios locales,
ladrones y explotadores; desde este sector de la burocracia defienden directamente
al imperialismo.
Ningún trabajador puede hacer causa común con Repsol, Shell o
Pérez Companc, cuya única lógica consiste en llevar al
máximo las ganancias en una actividad de importancia estratégica
para la economía y la política de un país. Los agentes
de las corporaciones multinacionales, enquistados en los sindicatos, buscan
atar los destinos de los superexplotados obreros de los yacimientos y las refinerías
a los de sus patrones imperialistas.
Urge actuar. Es imperativo no caer en una nueva trampa y dar el combate frontal
contra cualquier forma de colaboración entre explotadores y explotados.
Los trabajadores debemos identificar claramente a nuestros enemigos e impulsar
la unidad de todos quienes se dispongan a enfrentarlo. Impulsando la recuperación
de todas las empresas tramposamente privatizadas; luchando por un aumento general
de salarios, por la mejora en las condiciones de trabajo y el control de la
producción y la comercialización de un producto clave para la
edificación de una Argentina próspera e igualitaria.
Shell. El desenmascaramiento de la burocracia petrolera
Sólo diez días después de que de la Federación Argentina
Sindical del Petróleo y Gas Privado (FASPyGP) tomara en sus manos el
trabajo sucio amenazando con paros por tiempo indeterminado en yacimientos y
refinerías, mientras tenía vigencia la conciliación obligatoria
dictada por el Ministerio de Trabajo, y el gobierno junto a empresarios del
petróleo y burócratas sindicales se sentaban a pactar los reajustes
en el valor de los combustibles contra el conjunto del pueblo; la cúpula
sindical petrolera negociaba un acta de"paz social" con los directivos de la
Shell. Con la excusa de"mantener guardias mínimas que impidan la interrupción
del proceso industrial", acordaron neutralizar cualquier medida de fuerza
encarada por los trabajadores; sepultando definitivamente el derecho de huelga.
El rechazo general entre los asalariados de la refinería de la multinacional
en Dock Sud no se hizo esperar; exteriorizándose en dos masivas asambleas
en las puertas del sindicato, iniciando un plan de lucha que desconoce el "negociado"
entre la patronal y la cúpula sindical.
La burocracia absolutamente desacreditada, aguijoneada por la directiva de Shell,
trató de descabezar el movimiento -que cuestiona su propia existencia:
postergó sin fecha las elecciones de Comisión Interna en la refinería
y sancionó con 90 días de suspensión a dos de los delegados
que encabezan la resistencia, que se intensifica.