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Latinoamérica

La vida es un tango (II y final)

Pesadilla


Muchos tratan de escapar de la pesadilla, pero pocos lo logran. Uno de los pocos que navegó con suerte fue el actor Guillermo Francella -protagonista del programa Poné a Francella- quien recuperó hace muy poco sus depósitos en dólares, atrapados por un maquiavélico invento de Cavallo, ahora preso y en espera de juicio: el denominado corralito bancario. En los corralitos quedan aprisionados los dineros de ahorristas con el fin supuesto de no dejar vacías las arcas y permitir que el sistema financiero nacional siga funcionando.
Francella no tragó y colocó ante la justicia un recurso de amparo y al fallar en su favor recuperó nada menos que 720 mil dólares depositados en el banco transnacional estadounidense Citybank. Francella va a seguir riendo y haciéndonos reír, pero la gran mayoría de los argentinos ni pueden recuperar sus ahorros ni, en muchos casos, cuentan con ahorros.
En realidad los argentinos no saben qué van a hacer y ello se debe a que no encuentran soluciones ni en los discursos de los políticos, ni en las posiciones de entidades financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El órgano surgido en Bretton Woods, Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial exigió, por ejemplo, a Argentina un fuerte "ajuste" en el déficit fiscal en la nación y las provincias, según explicó el ministro de Economía de Córdoba, Juan Schiaretti, citado por la prensa local. Todo parece indicar que el famoso Fondo está demandando un ajuste del sector público de alrededor de tres mil millones de pesos, más de cuatro mil millones de dólares al cambio actual.
Por su parte, el presidente Eduardo Duhalde cada vez que tiene una oportunidad llama a los argentinos a "apretar los dientes", como si estos ya no los tuvieran quebrados de tantas tensiones.
Al iniciar en Santa Fe una denominada minigira por el interior del país, Duhalde, en cambio, aseguró que tiene el compromiso de poner a la Argentina "de pie" en lo que resta de su gestión. Según el presidente todo se deberá a una varita mágica: "la reindustrialización del país". La gente se pregunta con qué dinero.
El mandatario, no obstante, aseguró que su gobierno tiene "muchos deberes" y mencionó entre ellos una reforma del Estado y la modificación de las políticas fiscal y tributaria. "La única posibilidad que tenemos los argentinos de salir de esta depresión, de esta profunda depresión en que vivimos, es precisamente apuntando a la reindustrialización del país y al fomento de todas las actividades productivas", reiteró Duhalde. Y nadie encuentra razones suficientes para escucharlo.
Quizá la única voz que en las últimas semanas ha dicho algo "alentador" fue el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias. Según el directivo internacional "a pesar de la crisis financiera, la Argentina puede recuperarse si la clase política toma decisiones duras para enfrentar la crisis". Iglesias agregó -algo candorosamente- que Argentina tiene "una economía de base sana", pero necesita "que se instaure la confianza, porque es un momento muy difícil y hay riesgos enormes".
"La clase política y quienes deben actuar y decidir cómo salir de la situación actual son los propios argentinos", indicó Iglesias, al participar de un coloquio sobre América Latina organizado por el Comité Francés del Comercio Exterior (CFCE) en París, en declaraciones divulgadas en Buenos Aires.
Pero, en realidad, nadie sabe cómo instaurar la confianza, ni tampoco cuáles son las bases de la economía nacional que ha dejado sanas el cruento neoliberalismo aplicado en las últimas décadas