Latinoamérica
14 de septiembre del 2002
El Hombre más poderoso de Colombia
Hernando Calvo Ospina
Sodepaz
Todo indica que Colombia es una neocolonia. Puede ser un poco más o menos que las otras naciones de América Latina -a excepción de Cuba, bastión de dignidad en el Continente- pero Colombia se asemeja demasiado a una neocolonia.
N
o es un intento personal de blasfemia. No. Lo ha dicho, sin mencionar la palabra, Semana, la revista más vendida del país y portavoz de poderosos sectores de la oligarquía.
"Los 40 más poderosos de Colombia.. Quienes son las personas que más influencia ejercen sobre la vida de los colombianos", es el título de portada y del artículo central en una edición de octubre del 2001, que apenas descubrí en estos días. Hasta donde sé, el extenso artículo no tuvo repercusiones a pesar de dejar clarito que Colombia está convertida en una especie de moderna neocolonia estadounidense. O sea que para todos se ha vuelto normal que el "hombre más poderoso de Colombia" no sea uno de esos multimillonarios de nuestra rancia aristocrácia, cuya cédula de identidad certifica como nacido en Mi país.
No. Semana, sin asomos de verguenza y como si fuera normal, reconoce que es George W. Bush, un texano presidente de Estados Unidos de Norteamérica.
De forma curiosa, o realista, el segundo lugar se lo adjudica al comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el legendario guerrillero Manuel Marulanda Vélez. En el tercer puesto ya aparece el presidente de aquel entonces, Andres Pastrana. Como cuarto poderoso está el comandante del ejército colombiano; el quinto lugar se le asigna al jefe de los grupos paraestatales, también conocidos como autodefensas o paramilitares, el narcotraficante y terrorista Carlos Castaño.
Ahora, no sólo Bush es el mandamás en Colombia, título que se lo ha ratificado y con aplausos el nuevo presidente Alvaro Uribe Vélez, Semana también deja saber que existen otros estadounidenses con mucho poder sobre el destino de Colombia y los colombianos. Estos son:
El subsecretario de Estado para asuntos políticos, el subsecretario de Estado para Asuntos antinarcóticos, la embajadora en Bogotá, el jefe de Misión del Fondo Monetario Internacional, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (aunque español, la institución la maneja Washington), el jefe de la Reserva Federal, el presidente del Subcomité de Operaciones Internacionales del Senado, y el presidente de la Cámara de Representantes. Casi nada.
Y para cerrar con el broche dorado de la ignominia, Semana asume que la segunda "institución" más "poderosa", después de la presidencia colombiana, es "El gobierno de Estados Unidos".
Dice textualmente la publicación: "En la Colombia de hoy el personaje mas influyente no es un colombiano. El gobierno de EEUU, que sigue la línea del jefe de la Casa Blanca, determina la estrategia de conducción de la guerra en este país a través del Plan Colombia. No sólo aporta gran parte de la artillería militar (helicopteros, armas, etc…) sino la asesoría técnica y logística. Tanto el Pentágono como el Congreso de EEUU influyen sobre las decisiones que tienen que ver con las personas que conducirán la guerra, con los sectores bélicos que se fortalecerán […] Su influencia se extiende a multiples áreas como la justicia, el tema penitenciario, las aduanas y el área comercial…".
Si usted busca en cualquier diccionario la palabra "neocolonia", encontrará que lo fundamental para que una nación sea definida como tal, acaba de ser citado.
Y si nos descuidamos con Uribe Vélez, la mayoría de colombianos terminaremos teniendo el nombre y los apellidos como única propiedad a llevar con soberanía y dignidad.
© Hernando Calvo Ospina. Periodista y escritor colombiano residencia en Europa. Agosto 2002