VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

24 de septiembre del 2002

Brasil: ¿Héroes o estrellas?

Emir Sader

Traducido para rebelión por Gabriela García Cedro
"Triste del país que necesita héroes."
(Bertold Brecht)
¿Son los pentas [pentacampeones de fútbol] nuestros héroes?
Desde 1848, cuando la burguesía pasó de una postura revolucionaria a otra conservadora -presionada por el surgimiento de la clase trabajadora como una fuerza que comenzaría a disputar la hegemonía con ella-, dejó de tener héroes. La propia Sinfonía Heroica de Beethoven, que sería una oda a Napoleón que llevaría el mensaje liberador a la Francia revolucionaria, terminó transformándolo en verdugo y hostilizado por la Sinfonía. La liberación del antiguo régimen fue sucedida por la liberación de la explotación colonial y capitalista, produciendo galerías de héroes en la periferia del capitalismo y en los países que rompían con éste.
El siglo XX terminó con su galería de "héroes" que venían del proceso revolucionario de la periferia. Mao-Tse-Tung, Ho-Chi-Minh, Gandhi, Fidel Castro, Che Guevara, Sandino, Lumumba. La "tristeza" de Brecht se refiere a la necesidad de que algunos se lancen, entregando todo lo que tengan o puedan, para conseguir objetivos políticos, muchos de ellos dando sus vidas heroicamente. La entrega de lo mejor no es necesariamente morir -una de las posibilidades- sino entregar lo que de mejor se tenga en la vida.
A falta de héroes de este calibre, las máquinas de creación y promoción de las ideologías dominantes – estrechamente vinculadas a los medios– concentran en los deportistas la función de jugar la parte de "héroes".
Aún más cuando representan a un país, sea en la seleccion o en algún equipo de competencia internacional.
¿Quién, en su sana conciencia, llamaría a Pelé nuestro máximo héroe? Ciertamente el es el mejor jugador de fútbol que se ha visto, un super crack, si se quiere. ¿O qué tiene él, aún dentro del campo cuando nos asombraba con su juego, de héroe?
La historia brasileña, articulada en torno a pactos de élite, tampoco produce héroes. La independencia no fue conquistada contra los invasores coloniales, como sucedió en otros países del continente, produciendo lo que aquellos países llaman "la independencia de los patriarcas" –entre ellos, Bolívar, San Martín, O'Higgins, Sucre, Artigas, José Martí.
El fin de la esclavitud, la proclama de la república, la propia "revolución del '30" –hecha antes de que la hiciera el pueblo, según la frase de Antonio Carlos–, las redemocratizaciones –la de 1945 y la de 1985– todas ellas producidas por pactos de elite, siempre obstruyendo el protagonismo popular. Aquellos que ocuparon la escena siempre fueron antihéroes, el último de los cuales es Fernando Collor y FHC.
Brasil tiene estrellas –en música, en literatura, en pintura, en deportes–, pero ellos no son héroes. Tiene héroes como Tiradentes y Chico Mendes, para mencionar algunos. Sucede que con la ausencia de proyectos nacionales, que galvanicen el interés y las emociones de los brasileños, nosotros sólo conjugamos el "nosotros" cuando juega alguna selección brasileña y confundimos estrellas con héroes.