VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Documento aprobado en el III Congreso
de la Corriente de Izquierda - Frente Amplio

"Compañero Juan Cabral"
De cara al III Congreso de la CI
Crisis y fracasos
1.
El descalabro del "modelo" asume los más variados y contundentes signos de una completa catástrofe socio-económica: desocupación, pobreza, miseria, expropiación de los más elementales derechos humanos, laborales, jurídicos y democráticos. Simultáneamente, indignación y resistencia popular, que aún fragmentadas, expresan la voluntad de pelea y oposición ante la barbarie capitalista.
Las manifestaciones de rebeldía, desobediencia, y las acciones colectivas de lucha, organizadas y espontáneas, debilitan, paso a paso, las pretensiones de resucitar el enterrado "consenso social integrador" del "Uruguay batllista". La gravedad de la crisis capitalista, y la sublevación de los hambrientos por el sistema, pueden más que cualquier ilusión impulsada por la mayoría de la dirección del Frente Amplio, de jugar el papel de "colchón amortiguador".
La combinación de estos factores explosivos, ha profundizado tanto la pérdida de credibilidad política e ideológica de la coalición de gobierno, como la reducción de su base social-electoral. Por lo tanto, el período estará marcado por la inestabilidad política y la agudización de la lucha de clases. Estamos en un período de final abierto, donde ninguna salida puede descartarse a priori, y donde la resistencia popular -en el marco de la crisis socio-económica- será la principal protagonista, aún con sus desigualdades y ritmos diferentes.
2. Los tres componentes claves que dieron sustento al discurso neoliberal (eficacia, estabilidad, legitimidad), se han derrumbado. Ya no se trata solamente de la crisis del paradigma presentado como el único "modelo de crecimiento" posible, sino de la crisis del Estado, de los partidos tradicionales, y del régimen político de dominación post-dictadura, instaurado por la vía de la "democracia representativa" .
La crisis capitalista y la pérdida de legitimidad del gobierno de coalición como agente político de las clases dominantes, adquiere una nueva dimensión ante la gigantesca confiscación de ingresos, empleos y ahorros para seguir pagando la deuda externa, el asalto programado contra los bancos y los servicios públicos, y el salvataje de los especuladores financieros privados y extranjeros.
El gobierno de coalición ha remachado la dependencia al borrar (mediante ley parlamentaria) todo vestigio de soberanía e independencia nacional. Traspasando -tal cual un protectorado virreinal- la toma de decisiones económicas y políticas, al gobierno de Estados Unidos, el Departamento del Tesoro, y a sus colaterales internacionales: FMI, Banco Mundial, BID.
El Partido Colorado y el Partido Nacional (con la compañía grotesca del Nuevo Espacio Independiente), finalmente firmaron el nuevo pacto colonial, que incluye la subordinación completa al proyecto de recolonización imperialista.
3. Para garantizar el "orden" imperial hay que criminalizar el "desorden". De allí, la operación de intoxicación que el Ministerio del Interior, los servicios, y los "medios de comunicación": represión de la protesta "desestabilizadora" de los "estallidos sociales" y los llamados "saqueos"; ataques contra el movimiento sindical y cooperativo, de derechos humanos, radios comunitarias, y del conjunto de las organizaciones sociales y la izquierda (no sólo contra la CI y los sectores más radicalizados de la resistencia); preparación de un escenario autoritario, de recortes de libertades y Medidas Prontas de Seguridad.
El clima "antiterrorista" que Bush ha impuesto al mundo, adquiere una dimensión real, concreta e inmediata en el país. Es campo propicio para que el Foro Batllista y las fracciones más reaccionarias de la burguesía organicen un macartismo criollo contra la izquierda, sus militantes y dirigentes, para asegurar el continuismo en "orden".
4. Pese a todos los esfuerzos dialoguistas, pese a todas las vocaciones acuerdistas para evitarlo, el tan temido "escenario de caos" llegó para quedarse. Colocando al desnudo, el fracaso de la estrategia de "gobernabilidad democrática" y de "oposición constructiva" predominante en la dirección del Frente Amplio; de igual manera, el fracaso de la estrategia de "concertación social" que hasta hoy, defendía la mayoría de la dirección del PIT-CNT.
El giro al centro de la mayoría de la dirección del Frente Amplio, tanto como su estrategia de alternancia institucional e izquierda gestionaria desde la Intendencia Municipal de Montevideo, enfrenta hoy, ante la magnitud de la crisis, el cuestionamiento de su política de "lealtad" institucional y su adaptación al cronograma electoral.
La famosa "cultura de gobierno" está siendo puesta a prueba por estos días. Justamente, cuando sectores populares cada vez más amplios reclaman que este gobierno proimperialista, inepto y corrupto se vaya, y que se comience a transitar hacia otro "proyecto de país": es decir, que el Frente Amplio asuma efectivamente el compromiso histórico de presentarse como alternativa a la derecha, dejando de jugar la carta del lejano e incierto 2004.
5. Este fracaso y la parálisis de la mayoría de la dirección del Frente Amplio, tanto como la gravedad de la crisis socio-económica, y la pérdida de legitimidad de la derecha burguesa, refuerzan la legitimidad política y social de la propuesta de la CI: Fuera Batlle y el FMI del gobierno. Elecciones Ahora.
Una propuesta que se inscribe en una perspectiva de ruptura con el cronograma electoral, de concepción democrático-radical del derecho de revocabilidad y ejercicio de una democracia realmente participativa y directa. La misma concepción democrático-radical, que cuando proponemos la Ley de Iniciativa Popular para que el pueblo, directamente, decida y haga efectivo su derecho a legislar sobre sus necesidades económicas, sociales y políticas.
En el mismo sentido, apunta la propuesta de una Asamblea Constituyente Popular y Soberana, integrada por los partidos políticos y las organizaciones sociales y populares, que discuta y decida sobre que proyecto de sociedad queremos.
Esta propuesta política democrática-radical, implica una ruptura con la idea de elecciones como simple recambio del personal político, y de ruptura con las iniciativas que empiezan a esbozarse en torno a "gobierno de reconstrucción nacional" de conciliación de clases.
En el cuadro de la crisis capitalista y de su régimen político de dominación, que reivindicamos los sucesivos pronunciamientos de la CI , y en particular el realizado el 31 de julio: "Es entonces que la continuidad de este gobierno de Batlle y el FMI, no es solamente una bofetada a la dignidad de las personas y a la soberanía nacional: es un atentado criminal contra el derecho a la vida de las inmensas mayorías populares".
En todo caso, esta propuesta política ya había sido contemplada (y votada) por el II Congreso de la CI en el marco de su Resolución Política: "En tal sentido, la CI no descarta a priori, ninguna vía de lucha política (...) Como tampoco descarta, opciones alternativas en el plano institucional, como por ejemplo, la Ley de Iniciativa Popular o incluso, la convocatoria a elecciones anticipadas".
Recolonización imperialista
6.
La crisis nacional se inscribe en un cuadro de recesión económica internacional y regional, quiebras de empresas, caída de las Bolsas (7.800 billones de dólares tirados en la especulación financiera en menos de un año) y fraudes escandalosos en la "nueva economía" norteamericana.
La polarización mundial de ingresos, y la transferencia sistémica de los recursos de los países del Tercer Mundo hacia el Norte rico, confirman la expoliación imperialista. Cuando la fortuna de 3 multimillonarios supera el PIB de 48 naciones, cuando cada cuatro segundos una persona muere de hambre en el mundo "subdesarrollado", resulta difícil ocultar las relaciones de opresión.
Esta transferencia de riquezas creadas por el valor del trabajo en los países dominados, se concreta por la vía del deterioro de los términos de intercambio comercial, la succión de recursos financieros, la deuda externa, y la remisión de ganancias hacia los centros imperialistas. En tal sentido, los efectos perversos de una mundialización capitalista, jerarquizada y excluyente, no son un fenómeno "pasajero", ni serán corregidos por los supuestos beneficios de la "globalización".
7. Los tres rasgos del imperialismo contemporáneo se observan con nitidez en la realidad latinoamericana: expropiación económica, recolonización política, intervencionismo militar.
La regresión que soportan los países del continente es una manifestación indiscutible de la dependencia. El PBI regional cayó al 0,3% durante el año pasado y apenas llegará al 0,5% en el 2002; luego de cuatro años de salida neta de capitales y aumento de la deuda externa, las "inversiones" se mantienen estancadas; la pobreza alcanza al 48% de la población, y 90 millones de personas intentan sobrevivir con menos de un dólar diario.
Estas condiciones de dependencia y desastre social se verán agravadas si el ALCA consigue imponerse. El lanzamiento del ALCA , como proyecto estratégico de dominación norteamericana apunta a expandir las exportaciones estadounidenses para bloquear la competencia del imperialismo europeo, y consolidar el control de la primera potencia de todos los negocios lucrativos de la región (privatizaciones faltantes, contratos privilegiados en el sector públicos, pagos de patentes). Es un tratado neocolonial que impone la apertura comercial latinoamericana sin ninguna contrapartida estadounidense.
El ALCA desenmascara el doble discurso imperialista, que incentiva la apertura comercial en el exterior y el proteccionismo en casa. La implementación del acuerdo provocaría un colapso de países medianamente semi-industrializados como Brasil y de las propias asociaciones regionales burguesas como el MERCOSUR, mientras que sólo permitiría una débil adaptación al convenio de las economías pequeñas o complementarias en rubros muy específicos con Estados Unidos.
Al cabo de una década de neoliberalismo, el mensaje imperialista de apertura comercial y librecambista ya no engaña a nadie, porque es evidente que la prosperidad de un país no depende de su "presencia en el mundo", sino de la modalidad de esta inserción. Africa desmiente a los propagandistas (de derecha e incluso de izquierda) sobre el mito de los supuestas oportunidades de la "globalización": detenta una tasa de comercio extra-regional en proporción al PBI (45,6%) muy elevada en comparación a Europa (13,8%) o Estados Unidos (13,2%), sin embargo, es la región más empobrecida del planeta y el caso extremo de subordinación desfavorable a la división internacional del trabajo.
8. El correlato político de la dominación económica imperialista es una recolonización de la periferia, que se apoya en la creciente asociación de las clases dominantes locales con sus socios del norte. Este entrelazamiento es consecuencia de la dependencia financiera, la entrega de los recursos naturales y la privatización de los sectores estratégicos de la región. La pérdida de la soberanía económica le otorgó al FMI un manejo directo de la gestión macroeconómica y al Departamento de Estado una incidencia equivalente sobre las decisiones políticas.
Pero esta generalizada recolonización también acentúa el descalabro del sistema político de la región. La pérdida de legitimidad que soportan los gobiernos servidores del FMI produjo en los últimos dos años el colapso de los regímenes de cuatro países (Paraguay, Ecuador, Perú, Argentina). Al cabo de un largo proceso de erosión de la autoridad de los partidos burgueses, los gobiernos se tornan frágiles, los regímenes tienden a disgregarse y algunos Estados se desmoronan. Esta secuencia corona el vaciamiento de la "democracia representativa" que ya no contempla casi ningún reclamo popular y que simplemente opera como agente de los empresarios locales y las multinacionales.
A medida que la fachada constitucional pierde relevancia, también el Departamento de Estado norteamericano alienta un retorno a las prácticas golpistas del pasado aunque encubriendo ahora el viejo autoritarismo con nuevos artificios constitucionalista, o "cartas democráticas" como las de la OEA que aseguran la injerencia de la "comunidad internacional" en cada país.
Esta línea de acción ya fue visible en el reciente intento golpista de Venezuela. Desplazar al gobierno de Chávez es una prioridad del gobierno estadounidense para reforzar el embargo y los ataques contra la Cuba revolucionaria, crear un cerco en torno a Colombia, desarticular al zapatismo, condicionar o impedir una victoria electoral del PT en Brasil, e imponer un gran escarmiento a la rebelión popular argentina y sus experiencias asamblearias y piqueteras.
9. El Plan Colombia (rebautizado Iniciativa Regional Andina) es el principal ensayo de esta intervención militar directa de Estados Unidos en América Latina. Es la ampliación a una escala regional del Plan Dignidad en Bolivia. El asentamiento de bases militares, oficinas de la CIA, las operaciones contrainsurgentes conjuntas de los ejércitos sudamericanos, y el Plan Puebla-Panamá, demuestran claramente que el Pentágono ya dejó de lado el pretexto del narcotráfico.
Luego de forzar la ruptura de las negociaciones de paz en Colombia, y tras la victoria de Uribe, ha iniciado una campaña de aniquilamiento contra la insurgencia armada de las FARC y el ELN y, también, contra la izquierda política, los sindicatos obreros, campesinos, indígenas, movimientos barriales, y de derechos humanos, quienes han sido los principales blancos del ejército y el paramilitarismo. El 85% de los asesinados, heridos y desaparecidos, son militantes y afiliados de las organizaciones sociales de masas. La abierta intervención de Estados Unidos en Colombia, pretende restaurar la autoridad de un Estado desmembrado y, a la vez, recomponer el saqueo imperialista de los recursos estratégicos de la zona, en especial el petróleo.
Este relanzamiento militar de la principal potencia imperialista (40% de los gastos militares totales del mundo) es la respuesta a la desintegración de Estados, economías y sociedades periféricas, que provoca el creciente ejercicio de la dominación sobre la periferia. Por eso, la actual "guerra total contra el terrorismo" presenta tantas similitudes con las viejas campañas coloniales.
Nuevamente se diaboliza al enemigo y se justifican masacres de la población civil en el frente y restricciones de los derechos democráticos en la retaguardia. Pero cuánto más se avanza en la destrucción del enemigo "terrorista", mayor es la desarticulación política y social en los escenarios de este atropello. El Estado de Guerra perpetúa la inestabilidad, provocada por la depredación económica, la balcanización política y la devastación social en los países de la periferia.
Protestas globales
10.
Los trabajadores, explotados y oprimidos de todo el planeta son los antagonistas del imperialismo del siglo XXI. Su acción ha modificado en los últimos años el clima de triunfalismo neoliberal prevaleciente en la elite de la clase dominante desde principios de los `90.
Estos cuestionamientos a la mundialización capitalista reflejan el avance de la resistencia popular, los dueños del mundo ya no sesionan en paz. Sus encuentros en puntos remotos y en reuniones atrincheradas siempre enfrentan las manifestaciones del movimiento de protesta global. No pueden aislarse, rehuir la escandalosa represión de Génova, ni ignorar los desafíos del Foro Social Mundial de Porto Alegre.
Ya no hay "discurso único", ni "un sola alternativa" y con el avance de los cuestionamientos populares decrece la imagen de omnipotencia imperialista.
11. Las sublevaciones populares en los países dominados representan un reto al imperialismo y un cambio en el rumbo del viento. Los ejemplos de esta resistencia en América del Sur son contundentes, a partir de la significativa extensión de la rebelión argentina. A medida que el contagio económico se irradia hacia los países vecinos (fugas de capital, quiebras bancarias, mermas de inversiones), también se expande el contagio político con grandes movilizaciones indígenas en Ecuador, agrarias en Brasil, agrarias-populares en Paraguay, masivos levantamientos contra las privatizaciones en Perú, avance de una izquierda indígena y campesina en Bolivia, resistencia civil y armada en Colombia, huelgas y manifestaciones estudiantiles en Chile.
Simultáneamente, la intervención popular contra el golpe de Estado en Venezuela marcó el debut de una reacción masiva contra la política pro-dictatorial que promueve el imperialismo norteamericano. Este éxito de los oprimidos es provisorio, porque se trata de un enfrentamiento que atravesará por numerosos episodios, ya que Estados Unidos ha puesto en marcha una escalada de provocaciones contra cualquier gobierno, pueblo o política que no siga fielmente su libreto.
A escala mundial, el caso más dramático de estas agresiones es la masacre de los palestinos efectuada por el gobierno genocida de Sharon. El nivel de salvajismo imperialista en Medio Oriente rememora las grandes barbaries de la historia colonial y por eso la resistencia en esa región es emblemática y despierta la solidaridad de todos los pueblos del planeta.
12. La "protesta global", el surgimiento de un nuevo internacionalismo, expresado entre otras manifestaciones por el Foro Social Mundial, la recuperación de lucha de la clase obrera en países como Italia, Francia, España, y las rebeliones en los países dominados, las movilizaciones contra la guerra imperialista, las campañas contra la OMC, el ALCA, y la deuda externa, la Marcha Mundial de las Mujeres, demuestran los límites de la ofensiva del capital. Al cabo de una década de atropellos sociales las relaciones de fuerza comienzan a cambiar. Este giro abre un nuevo espacio ideológico y programático para un pensamiento crítico que defiende las propuestas radicales, las ideas del socialismo, y las cuestiones tácticas en una perspectiva estratégica de acumulación revolucionaria y lucha por el poder.
Campo de resistencias
13.
Los últimos meses presentan un paisaje de "beligerancia popular" que se extiende, a tono con las consecuencias de la crisis.
Multiplicación de las ollas populares, asentamientos y merenderos, cortes de puente en Artigas contra el "cero kilo", marchas de trabajadores en Rocha, huelga de hambre de los desocupados en Maldonado, movilización de los artesanos "informales", vecinos en pie de lucha contra la contaminación ambiental, contra el corte de los servicios y contra los desalojos.
El "tejazo" del 7 de diciembre, la marcha a Punta del Este organizada por el PIT-CNT y FUCVAM, varios paros generales y sectoriales, ocupaciones de liceos y facultades.
Mujeres marchando cientos de kilómetros, cooperativistas de FUCVAM en huelga de pagos al BHU y movilizados, ocupaciones de fábrica. Carpas rodeando el Parlamento.
Organización de los clasificadores, y de los desempleados en la UTD. Radios comunitarias, y organizaciones culturales juveniles. Escraches contra la impunidad del terrorismo de Estado.
Experiencias de autogestión obrera, de proyectos productivos, y de (re) apropiación de bienes materiales. Intersociales en Montevideo y el Interior.
Caceroleos (más o menos convocados, más o menos espontáneos) de repudio a cualquier discurso oficial, incluido el presidente de la República.
Centenares de miles de firmas por ANTEL y ANCAP, juntadas en jornadas de fin de semana, en barrios, ferias, centros de trabajo y estudio.
Todo este movimiento de protesta, organización y resistencia, se contrapone -también en el terreno concreto de la lucha de clases- al mito ideológico propagado por la burguesía sobre la "excepcionalidad uruguaya", y la "paz social".
14. En este contexto, los "colchones amortiguadores" tienen el tiempo y el espacio limitados por la necesidad de lucha, por la necesidad de recuperar derechos sociales básicos. Sin esperar a la llegada de los reyes magos con el "país productivo" al hombro.
Estas manifestaciones de acción colectiva son protagonizadas por la clase trabajadora (empleada o desempleada), por una "masa de asalariados" públicos y privados, y por miles de "sujetos" sociales que forman parte de un proceso tan amplio como heterogéneo de reorganización popular.
En tal sentido, podemos afirmar que el campo de la resistencias y la protestas es amplio y diverso. Que no hay un sólo y preferido punto de acumulación social y de intervención de la militancia de izquierda. Que las tendencias hacia la auto-organización se fortalecen. Que el repertorio de acciones colectivas de lucha responde a las transformaciones socio-económicas y a los efectos disgregantes que las contrarreformas liberales causaron sobre los lazos sociales tradicionales.
Un campo de resistencias y de protestas que no se limita ni a las "estructuras" del sindicalismo organizado, ni a la oposición "clasista y combativa".
Hay un cambio en la cultura de lucha popular, y en las estrategias individuales y colectivas de sobrevivencia.
15. La crisis agudiza el desarrollo de una inteligencia popular y una identidad de clase elemental, que se confronta, en los hechos, con las fórmulas híbridas de "sociedad civil" y de "multitud"; identidad de clase elemental que se confronta con la utilización mañosa de la categoría "ciudadanía" (donde el "ciudadano-obrero" es igual al "ciudadano-empresario", donde ricos y pobres son todos "ciudadanos-vecinos").
Precisamente, porque la conflictividad está insertada en el seno del sistema de explotación, y está exacerbada por los rasgos actuales de la mundialización capitalista y la "democracia de mercado", es imposible ahorrarse la lucha de clases.
Izquierda anticapitalista
16.
La necesidad de reforzar la identidad política radical de la CI, tanto como sus instancias orgánicas y su funcionamiento, responde a la aceleración de los tiempos políticos que imponen la crisis socio-económica y la resistencia popular. Por lo tanto, el III Congreso no puede escabullirle el bulto a dos desafíos fundamentales.
Uno, reorganizar una izquierda clasista, revolucionaria, y socialista con capacidad de articular un conjunto de propuestas de emergencia (democráticas, anticapitalistas, antiimperialistas) para evitar que el ajuste, el desempleo, la pobreza y el hambre, derroten al movimiento obrero y popular. Es decir, un "programa" que sintonice con las necesidades sociales básicas, urgentes, que frenen el proceso de expropiación que hace la burguesía.
Dos, articular en la acción y la experiencia política militante acumulada de esa izquierda clasista, revolucionaria, y socialista tanto en el Frente Amplio, como en los movimientos que sostienen la amplia y plural resistencia social.
17. El campo radical no se cierra en la CI. Esto ya nadie se anima a discutirlo, ni tampoco a decir que la CI es la "única izquierda radical existente en el país". Tanto en los movimientos sociales como en el Frente Amplio, e incluso en sectores y grupos que no integran el marco orgánico de la unidad de la izquierda, existe una práctica radical, clasista y, en algunos casos, una reflexión que apunta hacia una perspectiva de unidad revolucionaria.
Esta perspectiva se instala y atraviesa a grupos e identidades distintas. Los "cortes transversales" son mayores hoy que hace una década. Entonces, el paisaje de los espíritus y las cabezas insurrectas es multicolor y bastante más amplio, lo que viene a contradecir cualquier visión determinista. Esta militancia insurrecta, clasista y combativa, se encuentra tanto en el MLN y el PC, como en el 26-M, el PVP, y hasta en el PS.
Los "cortes transversales" no responden a "subjetividades", sino a las condiciones objetivas de un proceso político donde se expresan por un lado las modificaciones en el "tejido social" (fragmentación-reorganización) y al agotamiento de experiencias político-organizativas que obliga a replantearse muchas cosas.
En tal sentido, no tener una política de alianzas hacia "la izquierda de la izquierda" es jugar al revolucionarismo mesiánico y de chacra.
18. En contraste con la tendencia a la integración al sistema de la mayoría de la dirección del Frente Amplio, que privilegia la acción institucional, hay una izquierda que propone otras: una radicalización democrática de "reformas estructurales" como contrapartida a las contrarreformas liberales; iniciativas que asocien la lucha cotidiana "antineoliberal " con una lucha anticapitalista, en el entendido que vinculamos esas luchas a una estrategia de acumulación revolucionaria y a un programa socialista (aunque éste no sea el logotipo de presentación); combatiendo la ideología de los conceptos "útiles" que justifican las propuestas de "humanizar el capitalismo" o que presentan a la "globalización" como una fatalidad insuperable; desmistificando las fórmulas "sociológicas" (como lo de "guerra de pobres contra pobres") que pretenden borrar de la memoria y la conciencia colectiva una visión clasista de la sociedad.
Se trata, entonces, de repensar una estrategia de acumulación de fuerzas en la lucha política y social, que escape del sectarismo periférico, tanto como del oportunismo institucional.
Una estrategia, en la cual, la temática de la resistencia (o mejor dicho, de la necesidad de la resistencia) resume y traduce las reflexiones y experiencias de lucha de los movimientos sociales. ¿Cuáles tensiones enfrentamos? Las de ubicar en su verdadera dimensión táctica (lo que no es equivalente a tacticismo) las reivindicaciones que asocien en el imaginario colectivo social, las demandas concretas, cotidianas, con la necesidad de transformar la sociedad.
19. Estamos por una movilización popular organizada ¿Pero con cuál sentido o propuesta? La de una recreación-apropiación democrática de las conquistas robadas por la ofensiva capitalista. Donde la conflictividad es entre los derechos de la sociedad y el "derecho" de propiedad privada. Una izquierda que se autodefine como anticapitalista, no puede saltearse –en nombre del próximo Plebiscito, la siguiente huelga, o el escrache de mañana- la tarea de trabajar sobre la dimensión rupturista (revolucionaria) que habita, aún confusamente, en la percepción de una franja muy amplia de "luchadores sociales" y de un sector del movimiento de masas, que se sienten cada día más expropiados de sus derechos "ciudadanos" más básicos y elementales.
La cuestión de otra legitimidad política y de otro "modelo" de sociedad, ¿están completamente ausentes de la conciencia popular? ¿la "gente", solo piensa en reivindicaciones inmediatas o a lo sumo pelea por reformas? ¿el "color rosa" de la cantinela de la mayoría de la dirección frenteamplista terminó por dormir todas las conciencias? ¿No se estará subestimando la inteligencia popular?
El sacrosanto respeto al "Estado de derecho" y a la propiedad privada, no es cheque en blanco de por vida. El proceso es lento, molecular, pero existe. Aún en el cuadro de percepciones y niveles de conciencia de clase entrecruzados y muchas veces difusos.
Desconocer este proceso, solo conduce al sectarismo discursivo que se arroga la potestad de el ser revolucionario.
20. El desafío de politizar las luchas, de articular resistencia social con organización y perspectiva política, evita la producción de una absurda división del trabajo entre "reforma o revolución". La "acumulación revolucionaria" es impensable fuera de un horizonte de lucha que integre reforma y revolución para la "transformación del orden imperante" tal cual lo proponía Rosa Luxemburgo.
El componente militante de esa izquierda anticapitalista, de potencial de lucha por el socialismo, está en los movimientos sociales y en el Frente Amplio. Por eso, es que la construcción de una alternativa revolucionaria, pasa por la articulación entre izquierda política y social, que frene la institucionalización, la dispersión, y formule un horizonte común.
21. La CI, como un momento de acumulación en la perspectiva de reorganización de una izquierda anticapitalista, continúa siendo débil, aunque la derecha y su prensa reaccionaria (El País, Búsqueda, El Observador Económico) tanto como los sectores mayoritarios de la dirección del Frente Amplio, aludan permanentemente a "los radicales de la CI" como el principal factor de desestabilización de la "gobernabilidad democrática" y en el desafine de la sintonía reformista disfrazada de "realismo" y "actualización ideológica".
Esta debilidad tiene múltiples razones políticas y el III Congreso, seguramente, las discutirá colectivamente y en profundidad, en el cuadro de una instancia integrada por militantes plenamente metidos y comprometidos en el movimiento real de las luchas políticas y sociales, desde el más pequeño de los sindicatos o pueblo fronterizo del país, hasta la actividad de ediles locales o consejales vecinales.
Militantes organizados que piensan y actúan, que comparten las experiencias políticas y sociales con miles de compañeros en los diferentes escenarios de lucha.
De la misma forma, el III Congreso discutirá sobre los aciertos y los errores, bajo la perspectiva de fortalecer a la CI como una organización política unitaria y plural, que lucha por "hacer la revolución".
En el sentido, claro está, de que no existe una revolución en el "momento justo". Sin riesgos y sin sorpresas, la revolución sería una caricatura de laboratorio. Precisamente, porque la revolución es por esencia "prematura" o, como decía el Che, una imprudencia creadora.
Montevideo, 15 de setiembre de 2002
Nota
Conjuntamente con este documento fueron aprobadas algunas mociones complementarias, que nos comprometemos a distribuir una vez que las mismas hayan sido transcriptas.