12 de agosto del 2002
Taparrabos, Pasamontañas y Movimientos Sociales
Justin Podur
ZNet
"Sin duda alguna un soldado, y me incluyo, es un hombre absurdo e irracional,
dado que tiene la capacidad de recurrir a las armas para convencer. A fin de
cuentas, esto es lo que hace un soldado cuando da una orden: convencer por la
fuerza de las armas. Es por ello que decimos que los militares no deben gobernar
nunca, y eso nos incluye a nosotros. Porque quienquiera que haya tenido que
recurrir a las armas para hacer que sus ideas sean compartidas es que anda bastante
escaso de ideas ... por eso decimos que los movimientos armados, por revolucionarios
que sean, son básicamente movimientos arbitrarios. En cualquier caso,
lo que debe hacer un movimiento armado es plantear el problema y retirarse".
11 de Marzo, 2001.
¿Alguien sabe quién está hablando? A ver qué os parece
esto: "aquellos de nosotros que somos militares no somos inteligentes, si lo
fuéramos no seríamos militares", en Abril 1999.
Estas son las palabras del EZLN, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, las primeras son de una entrevista en Ciudad de México y las
segundas de una carta a Mumia Abu-Jamal. Jugad conmigo una vez más a
este juego de citas y nombres con esto: "¿quién es el verdadero guerrero
- aquél que camina siempre con la muerte a su lado o aquél que
controla la muerte de los demás?" Esto es de Gandhi.
¿A qué viene este juego de citas? He oído demasiadas veces enmarcar
la violencia / no- violencia en los movimientos sociales en términos
de EZLN versus Gandhi. Se supone que el EZLN ejemplifica la lucha armada. Gandhi
ejemplifica supuestamente la debilidad o una renuencia a usar los puños.
La verdad es que Gandhi dijo, acertadamente, que el valor consiste en hacer
frente a los puñetazos y no en repartirlos. Y la verdad es que el EZLN
tiene muy claro lo poco que le gusta ser un movimiento armado. En Marzo, cuando
fueron a Ciudad de México, hicieron patente que dejaban las armas en
casa. Que aceptaban tener como única protección la protección
política de cientos de miles de mexicanos (igualmente desarmados) que
cuidarían de ellos.
Establecer una rivalidad entre el EZLN y el Movimiento Nacionalista Indio, como
si estar de acuerdo con uno significara estar en desacuerdo con el otro, es
extraño e injusto. El hecho de que apoye al EZLN, ¿significa que me gusta
la violencia? El tener una muy buena opinión de las estrategias de Gandhi,
¿acaso significa que soy pacifista?¿O el hecho de estar impresionado por ambos
significa algo totalmente distinto? Tal vez signifique que estoy a favor de
comprender la propia situación, el propio contexto, y de intentar actuar
correctamente, que es lo que caracteriza a ambos movimientos. Quizá signifique
que estoy a favor de construir a la vez alternativas y resistencia, de cuidar
de la propia gente, de comunicar con ella haciendo que la oposición parezca
ridícula, y de intentar seleccionar acciones adecuadas para la situación.
En 1995, cuando el Gobierno Mexicano atacó con intención de arrestar
al comando Zapatista, el comando no le hizo frente y luchó. Se batieron
en retirada. Sabían que si luchaban, el Gobierno tendría todas
las excusas necesarias para llevar a cabo represalias horribles contra su gente.
Este año, dejaron sus armas en Chiapas y fueron a Ciudad de México,
y el gobierno - a quien le hubiera encantado detenerles-quedó impotente.
Los defensores de la lucha armada dicen que la única razón por
la cual un gobierno no reprime un movimiento hasta hacerlo desaparecer es porque
el movimiento es ineficaz. Entonces, ¿cómo se aplica esto a la Caravana
Zapatista desarmada? ¿Fue ineficaz? ¿Es por eso que el gobierno no les atacó
ni acorraló a los líderes?¿O acaso existe algo así como
una protección política contra la represión?¿Acaso los
gobiernos, a pesar de tener todas las armas, confían aún en la
obediencia de la gente a los gobernantes- y no temen perder esa obediencia?
Una vez oí a un analista militar indio criticar a los militaristas indios
que pensaban que la India debería prepararse para resistir o impedir
una intervención de los EE.UU. El problema de su argumento, decía,
era que no hay manera de que la India, ni ningún otro país del
Tercer Mundo, pueda detener militarmente a los EE.UU. Las únicas protecciones
que hay son políticas. Creo que lo mismo se aplica a los movimientos
sociales.
A la oposición nada le gustaría más que convertir una lucha
social en una lucha militar. Esa es una lucha que pueden ganar. Pero como dijo
el EZLN, incluso la violencia no es más que una manera de convencer.
El objetivo de un asesinato o de una masacre no suele ser matar a la gente asesinada
o masacrada. El objetivo es convencer a la gente que no muere. La cuestión
que se plantea a los movimientos sociales es, dados los potenciales de ambas
partes, si merece la pena utilizar este método para convencer.
Observen que esto no es un argumento moral. Yo creo que la defensa propia por
parte de un pueblo oprimido es un acto moral. Pienso que Malcom X tenía
razón en no dejarse convencer por los liberales blancos que intentaban
enseñar a los negros la no violencia - id a enseñar al Klan la
no violencia, decía, y luego hablaremos. Pienso que el nivel moral más
alto no reside en la defensa propia ni en el pacifismo, sino en hacer lo que
sea necesario para acabar con la opresión al menor coste posible. Si
pensara que eso significa violencia, estaría haciendo volar por los aires
algo en este momento. Como no es así, no lo estoy haciendo.
Tanto el EZLN como los nacionalistas indios encontraron símbolos que
comunicaban con la gente. El EZLN utiliza pasamontañas, botas de goma
y pistolas. Gandhi usaba taparrabos y ruecas. La cuestión no está
en utilizar sus símbolos sino en encontrar los que sean adecuados para
nuestro momento y lugar.
Tengo grandes esperanzas puestas en el movimiento contra la globalización
capitalista en el primer mundo. Espero que se amplíe para darse cuenta
de la importancia de la colonización de los pueblos nativos, la opresión
de los afro-americanos en todos los lugares pero muy especialmente en el sistema
judicial, la explotación de los inmigrantes, el abuso y la desigualdad
que padecen las mujeres, la destructividad de la guerra contra las drogas, la
explotación de clase y la pobreza en nuestro país. Pero me preocupa
que estemos siendo arrastrados hacia una carrera armamentista con la oposición.
Eso es algo que tanto nuestros amigos de los pasamontañas como los de
los taparrabos se negaron a hacer.