20 de agosto del 2002
Un Futuro Más Verde, ¿Más Equitativo?
En 1997, Paul Wylie, agrónomo nacido en Canadá, obtuvo el apoyo financiero de un grupo de inversores capitalistas junto con el apoyo institucional y político del entonces presidente del gobierno Nicaragüense Arnoldo Alemán (a través de los ministerios de Agricultura y Economía con el apoyo de Roberto Rivas Reyes de la Universidad Católica) para instalar una compañía, llamada Hemp Agro de Nicaragua, dedicada al cultivo del Cannabis Sativa L, también conocido como cáñamo.
No es fácil que una empresa -ya sea comercial o de investigación- obtenga la aprobación gubernamental, especialmente si se trata de una empresa extranjera.
En teoría, el proceso es, o debería ser, muy sencillo: lo único que la compañía ha de hacer es demostrar la legitimidad de sus intenciones y / o los beneficios medioambientales que éstas conlleven. Después de conseguir los permisos requeridos, lo último que uno podría esperar es que a los seis meses de que el gobierno aprobase el proyecto, éste mismo ingresara a Wylie en un sistema penitenciario que ha sido descrito por otros como "lugar donde las pesadillas se hacen realidad".
" Claro", dirá el lector - "¡cultivaba marihuana!", la respuesta es, simplemente, no, y el tribunal superior de apelación de Nicaragua, después de que Wylie languideciera en una de las peores prisiones del continente durante 12 meses tuvo que exonerarle de cualquier delito en base a evidencias claras. Es un hecho: el Cannabis es una especie y todas las plantas de la especie pueden cruzarse. Hay varias diferencias genéticas y también artificiales, como aquellas a determinar por el cultivador. Pero hay un hecho de aún mayor relevancia: el cultivo de Cannabis Sativa L está permitido bajo la convención única de las Naciones Unidas sobre drogas narcóticas, mientras que el de Cannabis Indica (marihuana) no lo está. Dicha convención hace una distinción clara entre los dos tipos de cultivo, excluyendo del grupo de narcóticos el de tipo industrial:
"cuando el cultivo de la planta del cannabis tenga fines industriales exclusivamente (i.e. producción de fibra y semilla) esta convención no se aplicará'.
A pesar de haber diferencias genéticas substanciales dentro de la especie (como por ejemplo las cantidades naturalmente variables de delta-9- terahydrocannibinol, o THC, producto que hace que la especie se considere narcótica, el hombre puede alterar estos interfiriendo en los procesos de cultivo en función del uso final que se le quiera dar.
Los métodos de cultivo de cannabis narcótico de calidad (THC) y de fibra o semilla de calidad son mutuamente exclusivos. Así que, la legislación actual reconoce las diferencias genéticas y también la imposibilidad de obtener una cosecha de fibra o semilla de buena calidad y producir un narcótico de alto valor comercial al mismo tiempo. Es imposible porque muchos Cannabinoides (especialmente el THC) se concentran en las partes reproductoras de la planta. Las concentraciones más altas se encuentran en las flores de las plantas femeninas. Para obtener germen y fibras fuertes y altas, debe permitirse a la planta terminar su ciclo reproductivo, es decir, crecer.
La razón por la que los Cannabinoides (el THC es sólo 1 entre 60 aproximadamente) se concentran de forma diferente alrededor de la planta, particularmente en las flores femeninas, es simplemente para protegerla de la excesiva radiación ultravioleta, pérdida de agua y parásitos, tales como insectos. Estos mecanismos ayudan a asegurar la reproducción. Las semillas, producto principal del proceso da entonces lugar a la siguiente generación de la especie. Al llevarse a cabo esta transformación, después de la fertilización, las semillas sin THC reemplazan a las flores de la planta femenina.
Así pues, quien cultiva cannabis para fabricar hachís, por ejemplo, se asegura de que las semillas vengan de una generación de planta seleccionada por su alto contenido en THC y se deshará de las plantas masculinas para prevenir la fertilización de la flor femenina del cannabis. El productor industrial de fibra y germen jamás haría tal cosa. No sólo significaría un descenso en la cantidad de producción de fibra sino que tampoco obtendría ninguna semilla valiosa que presionar para obtener aceite o que plantar para la cosecha siguiente.
Es importante tener en cuenta entonces la naturaleza mutuamente exclusiva de cada uno de estos procesos de cultivación.
El cultivador industrial de fibra o semilla puede plantar áreas extensas (de miles de hectáreas) sin manipular demasiado la cosecha. Sin embargo, el cultivador ilícito cosechará solamente áreas pequeñas para asegurarse una recogida más efectiva de la planta masculina y para encubrir su trabajo de las autoridades. Así, toda la producción ilícita de cannabis se concentra en pequeñas regiones montañosas de Nicaragua y no a las afueras de Managua bajo el tráfico de un aeropuerto internacional y con un cartel anunciándolo, tal y como estaba Hemp-Agro.
Por lo tanto, aunque ambos métodos (legales e ilegales) son económicamente beneficiosos, las diferencias son, insisto, notables. Daré un ejemplo más: la compañía hemp- Agro de Paul Wylie, compró 15 toneladas de semilla del tipo cannabis sativa L originaria de China por 22.000 $ americanos. El precio equivalente en el mercado (negro) por esa cantidad de semilla Cannabis Indica es aproximadamente de 1,6 billones $.
¿Por qué debe ser la distinción entre los dos tipos de cultivo un asunto del derecho internacional? Simplemente porque el Cannabis sativa L está reconocido científica e industrialmente como una de las fibras naturales más útiles del planeta. Sus fibras pueden utilizarse desde para la producción de cuerda y cordón fino hasta de planchas lo bastante fuertes como para ser utilizadas en la industria de la construcción. Incluso podría utilizarse en la fabricación del cemento no dañino para el medio ambiente. Pero eso no es todo.
Las características de la especie del cannabis (tales como la facilidad práctica de su cultivo y su alto contenido en celulosa) la hacen una materia prima que podría reemplazar a los combustibles fósiles, ¡incluyendo el combustible de su coche! El Cannabis sativa es una fuente excelente de etanol, gas que puede ser utilizado para el motor de combustión interna minimizando así las emisiones tóxicas. Y, lo que es aún más importante, poseemos la tecnología para hacer de esto algo factible.
Un estudio histórico detallado de la industria del Cannabis, particularmente en Alemania y los Estados Unidos, lo demuestra ya mucho antes de la segunda guerra mundial y , hoy en día, la tecnología actual de la celulosa podría hacer el proceso aún más refinado y sofisticado.
Las posibilidades son fantásticas. Se podría cultivar una planta que abasteciera a un país con el combustible requerido. Y además de que las áreas rurales tendrían una nueva industria de alto valor todos nos beneficiaríamos económicamente.
Desaparecería la importación costosa de combustible o, al menos, disminuiría notablemente, consiguiendo así un gas más barato y proporcionando más empleo en el sector de la agricultura y mejorando la economía en general.
Además, otro de los factores a tener en cuenta es que la producción de cáñamo industrial beneficiaría al medioambiente notablemente. Una extensa bibliografía científica e industrial detalla los beneficios directos del cultivo de cáñamo. Es excelente para hacer rotación, rentable y de bajo mantenimiento. No sólo requiere menos fertilizantes químicos que otros cultivos (organismos de la UE han demostrado que puede crecer sin ningún producto químico) sino que al ser un producto rico en celulosa, el cultivo (verde) anual absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, haciendo nuestro aire más respirable y ayudando a combatir el cambio climático. La relevancia es aún mayor si a todo esto le sumamos el hecho de que puede utilizarse para sustituir los combustibles fósiles responsables del caos climático global y de la contaminación urbana.
Así lo consideró el gobierno de Nicaragua. En base a los hechos y al derecho internacional correspondiente, Nicaragua emprendió un camino hacia un futuro más verde y más próspero, y los hechos hablan para sí mismos. El cultivo de cáñamo industrial en Nicaragua se habría convertido en poco tiempo en la fuente de empleo mas importante del país.
He examinado personalmente el proyecto que Wylie presentó a las autoridades nicaragüenses y las ventajas económicas y ambientales que derivan de esta industria son evidentes. El proceso jurídico actualmente en curso tiene el potencial de revolucionar la agricultura y la industria de toda Latinoamérica y, a largo plazo, la de muchos otros países del tercer mundo en África y Asia.
¿Por qué encarcelaron a Paul Wylie? En base a las transcripciones del juzgado, el DEA proporcionó "evidencias" sobre las cuáles actuaron las autoridades de Nicaragua. Bajo la ley federal de los E.E.U.U., administrada en este caso por el DEA, y según un portavoz de la embajada de los E.E.U.U. (citado en el Nuevo Diario de Managua,),
" todo cultivo de cannabis es ilegal... Considero que así lo es para las autoridades de Nicaragua también ".
Cómo hemos visto, según el derecho internacional esto no es verdad. El congreso de los E.E.U.U. decretó el acta exhaustiva del abuso y control de drogas en 1970, que indicó que todas las drogas "se controlarán en conformidad con el acuerdo u otras obligaciones internacionales". Sin embargo, el informe del comité sobre la misma acta de 1970 concluye que, "la marihuana se prohibiría excepto (...) para la producción de emergencia de cáñamo."
La pregunta es: ¿culpamos a la ignorancia, estupidez o acción deliberada por parte del legislador estadounidense en los años 20 para prevenir la competitividad con la industria petroquímica y de madera? La ley de los E.E.U.U. acepta la "producción de emergencia" de la fibra más útil del mundo, pero cambiando el nombre de una planta que es genéticamente distinta y no exenta a la legislación internacional sobre narcóticos, impidiéndole al mundo rural pobre ganarse un medio de vida. Cuando Wylie fue encarcelado el 23 de diciembre de 1998, sin el lujo de tener ningún tipo de defensa que le representase, y destruyeron Hemp-Agro , cincuenta familias Nicaraguenses perdieron su sueldo de Navidad y la perspectiva de una fuente de ingresos sostenible.
Todos los países están adscritos al acuerdo de 1961 de las Naciones Unidas sobre drogas narcóticas y casi todos los países del mundo desarrollado, especialmente en la Unión Europea, están investigando y produciendo comercialmente el cannabis como recurso renovable. El Reino Unido renovó las licencias industriales en 1995. Algunos países, como Francia, España y Holanda nunca pararon la producción. Pero parece que si a los E.E.U.U. no le gusta, pueden impedir que otros lo intenten. El gobierno de los Estados Unidos no sólo está rompiendo su propia constitución impidiendo a sus propios granjeros que cultiven este valioso recurso, también están infringiendo seriamente la soberanía de otros, especialmente la de sus vecinos más pobres (y dependientes de petróleo) de América latina, los que serían más beneficiados.
¿Qué sentido tiene una ley internacional si no se aplica y / o administra de una forma equitativa? El caso de Wylie lo demostrará y también probará cómo el gobierno de Nicaragua, dependiente como era de la ayuda de los EEUU después del huracán Mitch, negó su participación en el proyecto, sobre todo teniendo en cuenta como algunos diarios lo designaron como "la quiebra del mayor plantío de mari". Los oficiales en cuestión que permitieron que la empresa se llevara a cabo en un primer lugar tenían la obligación moral de defender a Wylie y a los trabajadores que dependían de él.
La gente de Nicaragua debería saber que la cosecha de Cáñamo de Hemp-Agro no sólo sobrevivió intacta al huracán Mitch para la producción y reproducción de semillas sino que Wylie también sobrevivió a su dura prueba personal. Exonerado por el tribunal superior de Nicaragua después narró los hechos en su libro: "La conspiración de Hemp: una historia verdadera de corrupción estatal y de consecuencia individual". Los ingresos de esta novela recientemente terminada se dirigirán a la lucha por la justicia, la responsabilidad y un futuro mejor para la gente de Nicaragua. Según Wylie, '... una gran parte de la resolución legal se dirigirá al reestablecimiento de esta industria y a traer un futuro más equitativo y verde para América latina. Los países que infringen el derecho internacional en detrimento de otros deben responsabilizarse de sus acciones, no importa lo poderosos que estos sean."
Mientras hablamos, los DEA del gobierno de los Estados Unidos están rociando Paraquat (producto químico altamente tóxico que mata y daña todo organismo vivo incluyendo los fetos de madres expuestas a él) sobre las cosechas de coca sin proveer a este país de ninguna alternativa económica viable que el cultivo de narcóticos. El gobierno de los Estados Unidos es responsable de la aparente carencia de alternativas, siendo el encarcelamiento ilegal de Paul Wylie, y la destrucción de Hemp-Agro de Nicaragua una prueba innegable. Un futuro más verde y equitativo no está tan lejos si conseguimos que este asunto vuelva a incluirse en la agenda política de todos los países.