2 de agosto del 2002
Chile: Anti capitalismo y el futuro de nuestro movimiento
Miguel Silva
Rebelión
De vuelta a la esperanza
Fue con alegría que leí los artículos en la revista "Economía y Crítica", el comentario por Moshe Lewin en Le Monde Diplomatique y otros por Michael Lowy, Fausto Bertinotti y Rodrigo Ruíz en la revista SurDA en Chile. ¡Por fin tenemos cómo discutir temas tan importantes para nuestra obra emancipadora en nuestro país! Voy a intentar integrar estos varios puntos de vista, en una forma que de claridad a los acontecimientos del pasado, del presente, y más importante, a las posibilidades que nos ofrezca el futuro.
Por supuesto, integro según mi punto de vista, por lo tanto, es mi deber plantear qué es lo fundamental para mí en los artículos que he leído. Lo central es que se está diciendo que la revolución, el sueño de la revolución, de la libertad donde todo es posible, ya es una posibilidad en el futuro no tan lejano. Ya dicho eso, cosa que se siente en el viento, viento que nos trae noticias de marchas de 2 millones en Roma y 500 mil en Barcelona en la primavera europea, de huelgas contra la flexibilidad laboral de 13 millones en Italia y 8 millones en India en Abril, de grandes movilizaciones en todo el mundo en el día del trabajador, de las marchas millonarias contra Le Pen en Francia. Y por las asambleas populares de Argentina, hasta la organización desde abajo que paró el golpe en Venezuela en Abril. ¡Qué mes tan lleno de esperanza fue el mes de Abril! Bueno, basta de pomada y ahora al grano.
El siglo mitológico de Adam Smith
Algunos han dicho que el siglo veinte fue un siglo de grandes cambios; EE.UU. creció para vencer la competencia económica y política, primero de Gran Bretaña, después de Alemania y Rusia.
Pero creció durante un siglo en que un tema ha sido determinante para la política económica de los que mandan en este mundo; los capitalistas. Es el tema de la intervención estatal.
Es muy de moda pensar que en el siglo diecinueve, el siglo de Adam Smith, el mundo vivía feliz ya que no había tal intervención. Es cierto que la época del mercantilismo era una de la intervención estatal y que el vocero del siglo de la revolución industrial, Adam Smith, planteó que esa intervención ya era un obstáculo al crecimiento del capital, que el mercado era mucho más poderoso. Es un hecho que las empresas que operaban durante el siglo dieciocho no eran muy grandes, eran muchas y hacían competencia entre sí a combos. Sin embargo, también es muy conocido que los ciclos de inversión de capital trajeron consigo una crisis de sobreproducción, cada 10 años más o menos. Por lo tanto, era casi obvio que el sistema era uno de producción e intercambio libre de bienes, de la libre mercancía, que lo que mandaba era la mano invisible de la competencia y que esa mano invisible era lo que provocaba las crisis cíclicas.
Sin embargo, las dos últimos décadas de ese siglo fueron marcados por, primero, la exportación de capital de Inglaterra a lejanos rincones de su Imperio, solucionando así una situación que enfrentaban las más grandes empresas, de no tener donde invertir "bien" su dinero dentro de su propio país. Y fue durante la última década y la primera del siglo veinte cuando las grandes empresas en los EE.UU. se fusionaron y comenzaron a enviar su dinero "afuera". Cosa similar pasó en la economía de Alemania. Por lo tanto, la fisonomía del mundo del capital cambió, desde un conglomerado de miles de empresas pequeñas independientes, a un cuerpo de empresas grandes internacionales que flotaban en un mar de empresas más pequeñas.
Fue durante estos años (1) que el partido socialdemócrata alemán, el partido revolucionario de los trabajadores más grande del mundo, se fue convirtiendo en un aparato burocrático, reformista, con una capa conservadora de miles de funcionarios, cientos de periódicos, millones de votantes, cientos de diputados y alcaldes. El partido alemán pasó estas décadas separando el accionar de los hombres y mujeres socialistas del proceso "inevitable" de desarrollo económico que terminaría, tarde o temprano, en el socialismo, proceso supervisado por el partido. Ese era el sentido de la palabra "socialismo".
La intervención del Estado
La exportación de capital a fines del siglo dieciocho, ya sea en forma de bienes, barcos, maquinaria, o a través de traspasos bancarios y crédito, integró al Estado por un lado con la expansión del mercado capitalista hacia otros países, y por otro con la economía nacional misma. Fueron las tropas y los diplomáticos de los Estados imperialistas británicos, yanqui, alemanes, franceses que abrieron las puertas para los negocios en India, África, Asia, América Latina, y dentro de esos países creció una tendencia de intervención estatal. La competencia libre entre empresas dentro de un solo país se convirtió en una competencia armada entre empresas y bancos multinacionales y sus estados, terminando en la barbarie de la Primera Guerra Mundial y centralizando las economías que tomaron parte en aquella. Mejor no olvidar que la intervención estatal en las economías asume dos formas:
estrictamente económica y armada.
La misma guerra gatillo cambios económicos de gran importancia. Se ve un ejemplo típico en Chile:
"La producción local aportaba casi la mitad de la oferta interna de manufacturas al iniciarse la guerra, mientras que en el sector de bienes de consumo, la producción local aportaba el 80% de la oferta, en el sector de bienes de consumo durable, no llegaba al 20%.
Durante la guerra, en el caso de los bienes de consumo, la producción local pudo más que compensar la caída de las importaciones, mientras en el segundo sector, la oferta interna se redujo en un 15%, a pesar de que la producción local creció en un 59%, creando así una escasez. Y como fue la tarifa de importación de estos productos de insumos intermedios y bienes de capital la que más aumentó, el fuerte estímulo a su producción local continuó pese a la vuelta de la normalidad en el mercado internacional.
Con esta política se buscó incrementar progresivamente el grado de diversificación y de autonomía productiva de la economía, así desarrollándose la producción nacional del país. El incremento relativo en los precios de los bienes importables en relación a los no transables fue el principal aliciente para la transferencia de recursos hacia el sector sustitutivo de importaciones." (2)
El Bolchevismo
Fue el apoyo por parte de los partidos socialdemócratas a "sus" gobiernos cuando declrararon la guerra, lo que condenó a la muerte más horrorosa a cientos de miles de sus propios militantes, todo en nombre de un futuro mejor. Esto fue lo que provocó una clarificación de los principios fundamentales del socialismo sostenidos por esos partidos.
No es que no tenían alternativa; el año 1913, año anterior a esa gran barbarie de la guerra, fue un año de movilizaciones en muchos países, en Inglaterra, en Rusia, en Italia. Fue el año en que Gramsci descubrió las diferencias de clase entre los burgueses y trabajadores en Cerdeña.
Cuando se escindieron definitivamente los bolcheviques y los mencheviques sobre el sí o el no de formar alianzas con los burgueses. Cuando habían huelgas masivas en Inglaterra. Sin embargo, los partidos socialdemócratas no intervinieron en esos conflictos con el propósito de fortalecerlos, sino de controlarlos. Su política ya estaba claramente definida, así provocando la clarificación de su "opuesto", lo que ya se conoce como el bolchevismo.
Paso por paso, Lenín reformuló sus ideas, creando la base de una nueva teoría y accionar del socialismo revolucionario. Vale la pena, creo, destacar cuales eran los cambios más importantes en su visión del socialismo:
Primero, que los partidos de la época de crecimiento "sin fin" pacífico, de fines del siglo dieciocho y principios del diecinueve, no podían y no querían enfrentar los desafíos del nuevo período de guerras y crisis; eran partidos que habían representado a sus socios y a la clase trabajadora en general en los tiempos en que la clase se mostraba pasiva y aspiraba a reformas graduales. La nueva época necesitaba otro tipo de partido, que fuera capaz de conducir a una clase trabajadora convulsionada por las crisis, a tomar el camino revolucionario. Este nuevo tipo de partido no debía representar a la clase trabajadora, sino organizarla. Sería la minoría más activa y revolucionaria de la propia clase trabajadora.
Segundo, serían los mismos trabajadores quienes, en vez de hacer uso del Estado capitalista – el Gobierno – para reformar gradualmente el sistema, lo reemplazarían con otro Estado que estaría compuesto por sus propias organizaciones. Ya no es el partido como representante del trabajador el que iniciaría el socialismo al ganar las elecciones sino es la propia clase trabajadora que crea el nuevo Estado y construye el Socialismo.
Bueno, los bolcheviques apostaron que la única forma de poner fin a la guerra, terminar con los "lock out" de las fábricas y dar comida a la gente era la toma de control por parte de los soviets del país. En un país donde la clase trabajadora era una pequeña minoría, los trabajadores mejor organizados tuvieron que ganar a los campesinos y a la mayoría de los trabajadores a la idea de una revolución como única solución a sus problemas. Después, la chispa de la emancipación iba a convertir en un incendio a toda Europa, y así, los trabajadores rusos tendrían aliados muy poderosos en la clase trabajadora revolucionaria de Alemania, Francia, Inglaterra y otros países industrializados. ¿Fue una revolución socialista, de la clase trabajadora?..sí lo era, pero los trabajadores rusos buscaban apoyo revolucionario, no tanto de los campesinos de su propio país, sino de los trabajadores de otros países.
Esta descripción de los acontecimientos en un país lejano en una época olvidada fue necesario por las consecuencias de largo plazo que trajo la muerte de esa revolución. Quizás es necesario repetir una vez más que la meta de la revolución de octubre no fue desarrollar el país, sino de poner fin a la guerra y provocar una revolución internacional contra el capital. La revolución no provocó la conflagración en Europa, no se aprovecharon las crisis posteriores, en Alemania, en China, en Inglaterra y parecía que habría que replantear el futuro del país sobre una base distinta a la revolución socialista, o sea plantear un desarrollo nacional "en un sólo país".
Creo que la decisión de seguir el camino del desarrollo nacional dentro del país desde 1928 y adelante, y terminar con eso de la "revolución internacional" marcó el principio "oficial" de una nueva época económica que de hecho ya había comenzado, aquella del capitalismo "del Estado", o lo que malamente en Chile se llamaba el "Socialismo del Estado". La planificación centralizada de la economía rusa, el traspaso de recursos desde los bienes de consumo hacia la industria pesada, el aumento espectacular en la desigualdad y la destrucción de todo tipo de democracia eran los primeros pasos hacia un nuevo tipo de capitalismo, centralizado, donde el Estado controlaba la inversión del capital, pero bajo condiciones de competencia internacional (3). Por supuesto, los nuevos capitalistas rusos no podían decir que eran capitalistas, por lo tanto decían que era el socialismo lo que estaban construyendo. Con gran ironía, un especie de marxismo se convirtió en la ideología de explotación más horrorosa. El desarrollo nacional, capitalista, centralizado, había logrado vestirse en ropa "progresista".
¿Que es el capitalismo?
La mayoría de los economistas, ya sean revolucionarios o reaccionarios, desde tiempos casi inmemorables han dicho que un sistema social de producción donde los medios de producción pertenecen al estado, no puede ser capitalista. ¿Porqué no? Porque si. Es casi a ese nivel que se ha desarrollado el debate sobre la intervención estatal. Por lo tanto, primero sería mejor plantear lo que es específico al modo de producción capitalista y después bajar de esa abstracción a la "realidad" del sistema, incorporando así lo concreto de la intervención estatal....
Capital es una relación social entre personas, entre clases, en que una clase estruja el trabajo de otra clase, compuesta por los productores directos. Lo particular del capitalismo es la forma en que se estruja ese trabajo. Bajo el capitalismo, los medios de producción pertenecen a una sola clase, los capitalistas, por lo tanto la clase de los productores está obligada a pedir permiso para hacer uso de esos medios de producción y sí poder ganar su derecho a vivir y sobrevivir. O sea, una clase esta obligada de ofrecerse como fuente de trabajo y otra es proveedor de los medios. El trabajo que se ofrece es un tipo más de mercancía que se transa en el mercado, un mercado donde la clase dueña de los medios de producción compra y vende, intercambiando mercancías y haciendo competencia con otros miembros de su propia clase. Los productores también venden su trabajo en el mercado y compran lo que necesitan para vivir. Consecuencia de esta división entre productor directo y medios de producción, de productor directo y producto, de producto y mercado, se asignan recursos a tal o cual miembro de la clase "dueña", se generan crisis de sobreproducción, o sea se imponen las leyes que rigen el sistema, pero esos son temas del "cómo funciona" el sistema y no de sus pilares centrales.
Cuando miramos al sistema capitalista como proceso de desarrollo histórico, vemos que creció dentro las cenizas de otros modos de producción, por lo tanto convive con otras formas de explotación de clase. En un país podemos encontrar, por ejemplo, clases de capitalistas y de trabajadores, de campesinos y de pequeño-burgueses; cada uno tiene una relación con las otras clases. Estas relaciones se aglutinan porque las clases son grupos de personas que tienen relaciones particulares con los medios que usan en la producción de su propia vida. La combinación de relaciones de producción en cada país depende de su historia, es su historia.
Para volver a lo medular del sistema capitalista, aplicando el análisis de "lo que es el capital" a la realidad actual que nos rodea. ¿Es cierto que los capitalistas hacen competencia entre sí? ¿Es cierto que la clase de los trabajadores esta "libre" de los medios de producción? Para responder a ese tipo de pregunta, no es suficiente decir que "si, y todos los que dicen algo distinto son todos contra-revolucionarios". Ese tipo de respuesta no es ciencia, creo que ni siquiera entiende que es la ciencia. Cuando se dice que el capitalismo es el "sistema generalizado de producción de mercancías", no se dice que dentro de cada fábrica existen mercancías, sino se plantea que las leyes que rigen en el sistema, la forma en que funciona el sistema, tienen sus raíces en algunos aspectos de la producción.....la separación del productor de los medios de producción, el intercambio de bienes y la competencia. Cuando analizamos el sistema en esta forma, ordenándolo según estos aspectos, llegamos cerca de su funcionamiento real. Esa es ciencia, como es la aplicación de la ley de gravedad, es la aplicación de algunas ideas abstractas a una situación real. El concepto de gravedad ayuda en un análisis de la realidad concreta, y el éxito o no de ese análisis se puede medir (o por lo menos medir la falsedad de sus conclusiones).
Por lo tanto, mejor responder a la pregunta ¿Qué es el capitalismo? con la respuesta que capitalismo es un modo de producción particular, pero nació y creció en una forma distinta en cada país, así interactuando siempre con otros modos de producción, otras combinaciones de clases, desarrollando una forma particular de separar el productor directo de los medios de producción, forma particular de hacer la competencia, forma particular de estrujar el trabajo del productor directo "libre". O sea, el capital es una relación entre clases de personas, pero el sistema ha desarrollado en forma distinta en épocas y lugares distintos, cada cambio reflejándose en la forma particular en que se constituyen nuevos centros de producción capitalista. Es así que podemos analizar cambios importantes en la forma de funcionar del capitalismo, tales como el crecimiento de los monopolios, el imperialismo, los fondos de pensiones que pertenecen a millones de trabajadores. O sea, investigamos una situación concreta, aplicando la ciencia, aplicando ideas abstractas a situaciones concretas.
En ese sentido, cuando miramos a la forma en que nació la misma Rusia de los años '30, vemos que los medios de producción estaban obligados a competir con grandes concentraciones de trabajo acumulado en otros países, por lo tanto la clase de los dueños de los medios de producción estaba obligada a centralizar y concentrar los medios en forma muy extrema. No podía aceptar obstáculos como la "democracia" o los sindicatos. Tampoco podía aceptar la presencia de la competencia interna, dentro del país, a causa de su ineficiencia. Por lo tanto organizó, a través de la represión, una separación absoluta del productor directo de los medios de producción, y una competencia, un mercado, donde se competía a nivel nacional con otros países. ¿Capitalismo?, sí, en su forma más extrema, más centralizada. Los medios no pertenecían a los individuos de una clase capitalista, sino a toda la clase, así evitando "gastos innecesarios" asociados con la libre competencia.
El desarrollo del capitalismo del Estado
Aunque la economía Rusa era el primer y más "puro" ejemplo del capitalismo del Estado, el aumento en la intervención económica por parte del Estado se notó en casi todas las economías que sufrieron el corte del comercio internacional que provocó la guerra, impulsando así la "independencia" de las economías nacionales. Nació la época de economías "autarquicas", tendencia que fue fortalecida por la crisis de los años '30, por los años de re-armamento antes de la segunda guerra mundial, y por la misma guerra. Es desde esa óptica que podemos entender mejor la política "progresista" de los años '30, política que era tan distinta a los planteamientos de la revolución internacional de los años bellos de 1917-1923. Ya se sostenía que un gobierno progresista, compuesto por hombres de buena voluntad, gobierno basado en un proyecto de desarrollo nacional y la intervención estatal, podía vencer la crisis de los '30 y crear los cimientos de una vida digna. Las pruebas eran muchas. En Chile, la creación por parte de un gobierno de radicales, socialistas y comunistas, de CORFO. En Rusia, el crecimiento bajo los planes de GOSPLAN. En Japón, crecimiento e industrialización bajo el Estado que centralizaba en sus manos casi todo el capital del país. Y hasta en los EE.UU., donde durante la guerra, el Estado concentraba en sus manos el control sobre un 40% de la economía. Pruebas, por lo tanto, sobraban la eficacia de ese tipo de economía.
Otra vez la Social Democracia Durante y después de la segunda guerra mundial, la economía mundial, en general, creció como nunca antes en la historia del sistema. Fueron 30 años de "boom". El Plan Marshall echó andar esa época en Europa, una vez que los buitres, Eisenhower, Churchill y Stalin, habían dividieron el mundo entre sus tres imperios. Durante esos treinta años, todas las cifras indican que, en general, el consumo de proteínas y calorías por capita en el mundo aumentaba como nunca antes mientras la tasa de mortalidad infantil caía. No sobra repetir que el sistema crecía como nunca, creando así en casi todos los países del mundo, desde Corea del Sur e Indonesia hasta Zimbabwe, Brasil y México, grandes centros de producción industrial capitalista.
Desde su fracaso en el debate contra los soviets como forma realmente democrática de participación, volvieron al poder los que planteaban que la democracia "representativa" era la única forma de organizar un país. Volvió a nacer el "socialismo representativo". Fue sobre la base de un proyecto de un desarrollo nacional progresista que "funcionaba" durante la época de crecimiento "sin fin", que brotaron las malezas de la socialdemocracia reformista. Creían, y creen, que si la economía funciona bien la gente no se preocupa mayormente de la "política" y es la tarea de los políticos profesionales de representar los intereses de la mayoría del pueblo. Las "masas" solamente entran al escenario en momentos de crisis, y, por suerte, esas crisis habían sido eliminados gracias a la intervención estatal. Por lo tanto, los gobiernos, los políticos, las clases dominantes podían dormir en paz.
Llama bastante la atención la similitud entre lo sostenido por los socialdemócratas alemanes a principios del siglo diecinueve y lo planteado por los reformistas de todos los tipos de la época después de la segunda guerra mundial.
Vale la pena recordar que casi todos estaban de acuerdo con la intervención estatal, el crecimiento y la democracia, desde los políticos socialistas hasta los empresarios más reaccionarios, porque parecía que era "la verdad". Incluso en muchos de los países del "Tercer Mundo".
El Desarrollo nacional y el Socialismo
El tema del desarrollo nacional de los países oprimidos por los imperios capitalistas es quizás el tema más rodeado por mitos y confusión. Es cierto, por un lado, que los bolcheviques apoyaban el derecho de los países oprimidos de independizarse, pensando formar una alianza con ellos contra los imperialistas. Pero también planteaban que los revolucionarios en los países oprimidos tenían el deber de dejar muy claro que la solución de la pobreza, la imposibilidad de lograr el nivel de industrialización de los países más avanzados, no tenían soluciones dentro del sistema capitalista mundial. Insistían que se necesitaba una revolución internacional contra el capital donde los trabajadores en los países industriales podían ayudar en el desarrollo de los países "atrasados".
Durante los treinta años de crecimiento permanente, no solamente los países industrializados crecían sino también muchos de los países del tercer mundo lograron independizarse un poco de las economías industrializadas, siguiendo el camino del desarrollo nacional "estatal" e integrándose en un mundo de crecimiento permanente. Para los anti-imperialistas que conducían la lucha por la independencia, parecía que el futuro mejor era posible y los límites impuestos a su crecimiento disueltos. Algunas de los nuevas autoridades en los países liberados se proclamaron socialistas, y sus países también, por el mero hecho que su Estado intervenía en la economía de su país. En algunos pocos países, los trabajadores y los campesinos sí habían participado en la lucha contra el imperio, pero poco o nada quedó de su participación después de la victoria. Todo quedó en las manos de las nuevas autoridades. Por lo tanto, iba fortaleciendo ese concepto de socialismo basado en la intervención estatal, independiente de la participación de los trabajadores y los campesinos en el control de su propia vida. También fortalecía el concepto de partido "revolucionario" como aquello que representa (y de repente reprime) y habla "en nombre de" la gente.
Es más, porque en muchos de los países dependientes, la intervención Estatal concentró el desarrollo económico en empresas grandes, monopólicas, ya sean privadas o públicas. En el caso chileno, la CORFO creó empresas públicas y mixtas, pero luego el Estado concentró su intervención en algunas pocas empresas grandes monopólicas, por ejemplo en la industria textil, a través de la asignación de créditos. O sea, la escasez de capital en los países dependientes obligó el Estado a concentrar los recursos de la economía, centralizándolos en algunas pocas empresas monopólicas. Tanto los "chaebol" de Corea del Sur como la industria las empresas petroleras de Venezuela y Argentina nacieron en esa forma, así impulsando las nuevas autoridades de distanciarse de sus bases.
La guerra Fría
Alternativa no existía a los "socialismos" del Tercer Mundo o del este, fuera de los pocos revolucionarios todavía vivos que recordaban la época del bolchevismo revolucionario. Más aún, la misma expansión del bloque del este bajo la intervención del ejército rojo y alianzas entre comunistas, socialdemócratas y derechistas en esos países después de la guerra convenció a muchos que todo era posible en ese nuevo mundo maravilloso. Pocos preguntaban si la gente común y corriente estaba de acuerdo.
Muchos hablan de esa época como si fuera una guerra fría entre los "malos" y los "buenos". Por un lado los capitalistas imperialistas en un balance de poder con los comunistas oprimidos. Ese balance sí limitaba la capacidad de cada lado de intervenir donde quería, pero cada bloque tenía su imperio y reprimía como quería dentro de esos límites. Un balance de poder sí había, pero un balance entre dos bloques capitalistas, uno basado en economías más centralizadas que el otro. Ché Guevara, en sus comentarios sobre la economía "socialista" comenzó el camino hacía un análisis verdadero del socialismo y del capitalismo del Estado; ¡qué tragedia que no pudo seguir la pista! El Estado, el Capital y el crecimiento
Desde la primera guerra mundial, los Estados centralizaban en sus manos un sector más o menos importante del capital nacional. ¿Dónde invertían esos recursos? Los Gobiernos del Frente Popular en Chile dirigieron el capital hacia créditos que se otorgaban a empresas privadas, y hacia inversión directa. Durante la segunda guerra los Gobiernos de ambos lados dirigieron capital a la producción de armamentos. En Japón y en Rusia desde los años '30 en adelante, los Gobiernos centralizaron casi todo el capital y lo concentraron en la industria pesada.
Para algunas economías, de los EE.UU., de Gran Bretaña y Alemania bajo los nazis, el gasto en armamentos era un factor sumamente importante en sus economías; eran casos "extremos" pero la existencia de esos casos facilitó el análisis de toda la época de la intervención estatal. A algunos economistas más bien revolucionarios, les parecía que había una relación directa entre el gasto en armamentos, el crecimiento casi permanente y la desaparición de los ciclos de sobreproducción que causaban tanto daño económico durante el siglo anterior. Volvieron a estudiar el sentido del análisis de Marx sobre el sistema capitalista y sus crisis: 'que se produce una crisis porque hay una sobre- producción de capital'. Plantearon la inquietud: ¿qué pasa si se destruye una gran parte del capital antes de reinvertirlo?....Y llegaron a la conclusión que: 'bajo las condiciones nuevas de intervención estatal y producción de armamentos, se disminuye la tasa de inversión, y si se aumenta al mismo tiempo la productividad del trabajador, es posible que el sistema puede seguir creciendo por un período más largo que lo esperado'.
Paso por paso, se integraban otras formas de destrucción de capital a ese análisis; gastos en publicidad, gastos en ventas, en fin gastos asociados con el sistema capitalista "maduro" y se confeccionó un análisis que se aproximaba al funcionamiento del sistema capitalista durante la época pos_guerra y de la intervención económica estatal: destrucción de capital, inversión más lenta, crecimiento sostenido, aumento de productividad permanente.
1968, antes y después
El mero hecho que la inversión de capital no había sido tan acelerada como antes, no significaba que el sistema había solucionado su problema fundamental. O sea, el trabajo no pagado que se extrae del trabajador y trabajadora ya sea estibador, secretaria o administrativo, fuente de capital nuevo, crece a un ritmo más lento que la masa de trabajo acumulado que cada trabajador echa a andar.
O sea, que el sistema exige más valor nuevo que lo que él mismo puede proveer. EOOs más difícil extraer la cantidad de trabajo no-pagado que se necesita para la inversión en el futuro del trabajador. Las cifras ya son bien conocidas: la tasa de ganancias bajó (4). A fines de los años '60 como consecuencia de este proceso, habían nubes en el horizonte; la época del crecimiento sin fin ya se acaba y abrió una nueva época. Esos años maravillosos de lucha, de canto, de alegría me marcaron para siempre. Todavía a mi me gusta el Jimi Hendrix y tengo en una parte una foto del atleta negro que levantó la mano con guante de los Panteras Negras en la Olimpiada de '68 en México. El Subcomandante Marcos conoció la masacre de los estudiantes en la misma ciudad de México. La invasión de Praga rompió el monolito de numerosos partidos comunistas, aún más que la destrucción del Soviet de Budapest en '56. Al movimiento de estudiantes en París se sumaron millones de trabajadores en una huelga general. Buenos recuerdos.
Cambios profundos
El año '68 trajo dos consecuencias consigo... el renacimiento de la idea de la revolución "ya", y la muerte de la intervención estatal como solución a los problemas económicos del mundo.
Casi de un día a otro las ideas de la intervención por parte de Gobiernos en el funcionamiento del sistema se convirtieron de la "verdad" en "mitos".
Luego Milton Freidman se convirtió de un oscuro loco en un mago respetado. Y los economistas chilenos que habían estudiado desde hacía 10 años atrás en su escuela de Chicago, propusieron un cambio en la estructura económica del país muy fundamental, y convencieron a los militares de implementarlo. Fue un "éxito" espectacular, convirtiendo Chile de un país donde el Estado intervenía en un país del mercado y de la mercancía libre.
La reaparición de la crisis de sobreproducción del capital en la crisis de los '72-74 borró la base fundamental sobre la cual se reconstruyó la socialdemocracia durante la época de crecimiento.
Y cuando gobiernos que incorporaban socialistas, comunistas, demócrata cristianos, radicales, enfrentaron esa crisis, casi sin excepción adoptaron medidas como congelación de sueldos, represión de sindicatos, recortes en los gastos públicos en vez de aumentar sueldos, crear planes de inversión pública e intervenir en la economía. Frente a esos gobiernos, los pequeños grupos de los nuevos bolcheviques que emergieron del '68 planteaban el fin del capitalismo como meta. Pero ganaron los socialdemócratas, la derecha luego los desechó porque hasta según sus propios planteamientos ya eran desechables, y casi todo el mundo entró en el negro período de los '80 de regímenes militares y gobiernos de derecha.
Los años '80-'90, la Globalización y el fin de la Reforma
Los gobiernos, primero de la derecha y después otra vez más de los "reformistas", junto con las clases dominantes, asumieron que el fin de la intervención Estatal en las economías les llevaría al paraíso. La libertad del mercado y los cambios tecnológicos basados en la electrónica serían dos pilares indestructibles que llevarían al mundo, todo el mundo, al borde de la felicidad permanente. La intervención estatal, en vez de ser una herramienta indispensable en la organización del sistema capitalista era ya el obstáculo más importante en su desarrollo, mejor dicho, la causa más importante en su vuelta a la época de crisis. ¿Qué más fácil para poner fin a las crisis que eliminar esa intervención? La consecuencia, gritaron los ex discípulos de la intervención, sería el "fin de la historia" y el comienzo de la libertad para todos, pero primero para ellos mismos. Y no menos importante, sería el fin de la "política" porque todos vivirían en paz, dejando la gestión del mundo en las manos de los técnicos. Comprar acciones en NASDAQ era el sueño de todos los políticos, los economistas, los técnicos.
Pero durante la década de los '90, se desinflaba el globo y luego....otra vez más la crisis cíclica.
Los economistas del sistema todavía no son capaces de desarrollar una teoría coherente sobre la reemergencia de crisis en ese período de crecimiento.
No sobra repetir los comentarios del Financial Times y del Economist, publicaciones de conocido contenido revolucionario, sobre estos sueños. El año pasado, después de uno de los días negros en los NASDAQ del mundo, y cuando Greenspan había confirmado que sí, que EE.UU. había entrado en recesión, publicaron una serie de observaciones sobre los cambios reales provocados por los cambios tecnológicos, el mercado "dot com" y el supuesto fin de las crisis cíclicas. Sus conclusiones eran las siguientes:
- En la mayoría de los sectores de la economía (de los EE.UU.), la inversión en tecnología de información no provocó por sí solo un aumento en la productividad; casi todo el aumento en la productividad se concentraba en seis sectores y en esos sectores la inversión en tecnología de información era un factor contribuyente importante, entre varios (6).
- Que el impacto de la innovación tecnológica fue menor y concentrado en las industrias de informática, e insignificante comparado con los cambios, por ejemplo durante el siglo 19 consecuencia de la instalación de la electricidad en la industria. Y que no se había puesto fin a los ciclos del sistema económico.
De hecho, muchos opinan que el crecimiento impresionante de la economía de los EE.UU.
durante los años '80-'90 fue causado, primero por el aumento en los gastos de armas bajo Reagan y después por el aumento en la explotación del trabajador, subiendo su horario en un mes por año, sin mayores cambios en su sueldo. Y la CIA, en su análisis del país, accesible en el Internet, plantea que casi todos los beneficios del crecimiento de los años '90 se concentran en un 20% de la población, dejando 80% afuera.
En fin, el "progreso" ha significado la globalización de la explotación organizada por un grupo pequeño de sinvergüenzas que incluye en su número, socialistas, derechistas, demócrata cristianos, republicanos, laboristas, "istas" de todos los tipos menos revolucionistas.
Sin embargo, ni siquiera la realidad, la fea realidad, ha cambiado las actividades de los ex -reformistas, porque su planteamiento central ya es que la posibilidad de reforma no cabe dentro de las posibilidades del sistema capitalista, si no es a través del funcionamiento natural del sistema. La época de intervención ya se acabó. Si queremos crecer, dicen, no tenemos que hacer más que encontrar nuestro rincón en el mundo globalizado. Sabemos, dicen, que la gran mayoría de la inversión del capital se concentra en los EE.UU., Europa y Japón, pero nos queda un rinconcito por ahí, entonces por allí vamos. No hay nada más que decir. Y si nos falta capital, dicen, tenemos que atraer recursos desde afuera, ofreciendo "combos":
un Gobierno respetado, la paz social, trabajadores tranquilos y educados, infraestructura avanzada. "Seamos realistas" dicen. Es más, en sus corazones, saben que fue gracias a su implementación de la política del mercado en los '70, que la década de los '80 fue la de la derecha.
Saben que se vendieron mientras los trabajadores de muchos países creían en ellos.
En los '70, votaron por ellos, y la consecuencia...la gente votó con sus pies o votó por la derecha. "Seamos realistas", repiten, "Ya sabemos que no ya hay reformas fuera del sistema, y si escuchamos a nuestros corazones, tampoco existía la posibilidad en los años de los '70". Punto final.
"Y es más", siguen. "La forma en que cada país se integra en este mundo globalizado se termina fuera del país, en las reuniones del FMI y la OMC. Si no tomamos parte en esas organizaciones, poca posibilidad tenemos de integrarnos en el desarrollo y la modernidad." Bueno, algo de verdad tienen que decir, a pesar de su política. Es cierto que no todas las decisiones sobre las economías nacionales se toman dentro del país. Algunos se toman en los directorios de las multinacionales en España, EE.UU., en Canadá o Japón. Otros se toman en las reuniones de la OMC y el FMI. En esas reuniones suelan desarrollarse planes de re-estructuración, de "soluciones" al endeudamiento privado y público, de cambios "fundamentales". El FMI antes de la crisis de los '70 no funcionaba así; es una forma nueva de integración internacional del sistema, una cara de la globalización o mejor dicho la integración del sistema capitalista mundial. Por lo tanto, tienen razón cuando dicen que los límites a las reformas que proponen son estrechos. Son estrechos. Al sistema global no el gusta enfrentar situaciones de colapso como las crisis en México y Brasil hace cinco años atrás, y de Argentina hoy en día. Prefiere reestructurar los países, así evitando del tipo de ambiente difícil de manejar. Sin embargo, su propio sistema es la fuerza motriz de las crisis. No es un sorpresa que varios funcionarios del FMI y del Banco Mundial han dejado de laborar en una reorganización que, según ellos, es parte de las causas de las crisis, y no parte de la solución. Pero esto de la posibilidad real, o no, de las reformas, ¿no lo hemos escuchado antes? ¿No es una recapitulación de lo que se dijo después del golpe en Chile en '73, echando la culpa a los "revolucionarios" y formulando un "compromiso histórico" por parte de los reformistas con los capitalistas de Europa. Por suerte que el rechazo de precisamente ese planeamiento es uno de los pilares del movimiento anti-captalista actual.
Es divertido recordar algo de lo que nos contaban durante los '80-'90......
"El mundo crece y crece, mira a Japón. Si trabajamos bien y metemos manos a la obra, exportar más y criticar menos, todo va a salir bien, mira a los tigres del pacífico. Ya se acabó la guerra fría y el odio en el mundo, mira a la nueva amistad entre los rusos y los gringos. Y el conflicto y el odio entre las clases es puro invento, hay que vivir juntos, tranquilos, mira la calma en Sudáfrica, se acabó el apartheid, no hay huelgas casi en ninguna parte, todo anda bien, mira el milagro en Argentina. ¡El libre mercado sí es el futuro del mundo, mira a la vida de millonarios que viven la gente de los EE.UU.! Y de repente se pegaban una volada – que el nuevo libre mercado terminaría con los Estados Nacionales, las fronteras y todos vivirían en Paz. La canción "Imagine" de John Lennon sería el nuevo himno del mercado" Es impresionante que no quede nada de nada de lo que nos contaban en esos años. Desde hace ocho años Japón entró en una recesión. Poco después, los tigres perdieron sus dientes, con insurrecciones y huelgas masivas desde Korea del Sur hasta Indonesia. El bombardeo y horror tomó el lugar de la amistad en Kosovo, Afganistán, Iraq, Somalia. Diez años de crecimiento culminaron en recesión en los EE.UU., y nadie habla del milagro de Menem y las privatizaciones en Argentina. Y el mito de las fronteras del Estado nacional se convirtió en una pesadilla en Afganistán, donde un sin fin de Estados entraron en conflicto, cada uno protegiendo sus intereses nacional e internacionales, buscando acceso a los recursos del gas en Asia, o intentando controlar los pueblos musulmanes que viven dentro de sus territorios. La matanza en Palestina ha mostrado que no existe un solo imperio en este mundo nuevo, del libre mercado de los yanquis, sino una serie de imperios, cada uno entrando en competencia con los demás, según sus intereses y su estrategia. Y cada uno capaz de matar.
No les queda nada a las autoridades, los capitalistas, por contarnos. Ni de los capitalistas más conservadores como Bush ni de los "reformistas" como Lagos o Jospin.
El capital financiero y la industria
Algunos sostienen que el sistema capitalista ha degenerado tanto que ya no es un sistema basado en la producción "productiva", sino es nada más que un inmenso banco, un parásito.
"Mira lo que pasó en Japón", escucho en el viento. Algunos plantean que ya no es el capital productivo, industrial, lo que es el motor del sistema, sino los trillones de dólares de capital financiero que fluyen entre los bancos y mercados del mundo, buscando la tasa más alta de ganancia. Las pruebas son los pecios en las bolsas del mundo; las acciones valen muchísimo más que las compañías que se venden. Como respuesta, mejor volver a leer el Financial Times y el Economist. Ya dicen que los globos gemelos de la especulación en el mercado de construcción y las bolsas del mundo se desinflaron, o mejor dicho se están desinflando porque no se basaban en una capacidad real de generar nuevo dinero dentro de las empresas "productivas". El estancamiento productivo en Japón y la especulación en la construcción en Tokio eran dos caras de la misma moneda...La sobreproducción del capital provocó la inversión en la especulación, capital buscando nuevas fronteras. Y los valores altísimos de las acciones dentro y fuera de la NASDAQ son consecuencia de la creencia que el crecimiento de los años '90 había puesto fin a las crisis, a las limitaciones al poder de la competencia, a la historia misma. Ya se sabe que las empresas multinacionales de la alta tecnología en general cocinaban su contabilidad, sobre-valorando sus resultados en un 25% (7). ENRON es solamente un ejemplo entre varios.
O sea, la capacidad de generar capital nuevo nace en las empresas productivas, pero también se refleja en el mercado del capital financiero, lo que también vuelve a influir en el mercado del capital productivo. La relación entre las AFP y las empresas de generación eléctrica en Chile es un ejemplo entre muchos.
En el caso específico del crecimiento de la economía de los EE.UU. durante la década de los '90, el aumento en la explotación de los trabajadores del país fue el pilar central del crecimiento, lo que a su vez atrajo inversión de Japón y Europa que provocó el fiebre de las bolsas y un aumento vertiginoso en los niveles de endeudamiento de las empresas y las personas. O sea, la explotación fue fuente del crecimiento y a su vez capitalistas del mundo se aprovecharon el momento, prestando dinero a los que creían que la época de las vacas flacas había terminado para siempre.
La posibilidad del socialismo A pesar de la reaparición de la crisis como parte del sistema capitalista, algunos plantean con toda sinceridad que la reestructuración económica asociada con los aumentos de productividad, la división de grandes empresas en medianas, la subcontratación dentro de los lugares de trabajo, la cesantía, han cambiado las relaciones entre los trabajadores tanto que ya no podemos hablar del socialismo, la auto-emancipación de la clase trabajadora, en los mismos términos que antes. Es más, otros plantean que el "derrumbe del socialismo" en el este muestra que los trabajadores ya no entienden que la emancipación es obra suya. Detrás de los planteamientos podemos identificar la sombra de una idea central, que la emancipación social no se puede conquistar a través del "socialismo", de la revolución dirigida y organizada por la clase trabajadora, por lo tanto el marxismo como ciencia de ésa y revolución no nos sirve en la lucha.
Es cierto que el tamaño promedio de las empresas es menor que antes, y que la clase trabajadora industrial en los países industrializados es menor. Sin embargo, en otros países donde la cantidad de trabajadores crece con rapidez, en China por ejemplo, la clase trabajadora industrial está aumentando en número y concentración. Por otro lado, el sector de la clase que labora en los centros de atención, en supermercados, en servicios, crece. ¿Se esta diciendo que no es trabajadora, miembro de la clase trabajadora, una mujer cajera en un supermercado o en un banco, o una telefonista o administrativa en una AFP? Creo que no se imagina eso, pero sí se piensa que la clase trabajadora industrial es el núcleo central de la lucha de clases y por ende de la emancipación.
Quizás la memoria es frágil. En Chile, fueron los bancarios, los profesores y los empleados públicos que formaron la columna vertebral de la ola de huelgas que marcaron la época de los ´50 y la formación de la CUT de Clotario Blest (8). Los bancarios han tomado un lugar central en la lucha de clases en Corea del Sur. El gran movimiento en Italia, lo que era capaz de sacar 13 millones de trabajadores a la calle en huelga, integra jóvenes de los centros de atención en masa. Los ejemplos son numerosos, y creo que los que plantean que la clase trabajadora ya no puede ser revolucionaria en el sentido de "obreros manuales" andan perdidos en la teoría. Mejor mirar al movimiento real que nos rodea. Un ejemplo más, ¿Hemos olvidado la famosa huelga de UPS en los EE.UU. un par de años atrás, cuando trescientos mil trabajadores, en su gran mayoría informales, salieron en huelga y ganaron el derecho de un contrato formal? ¿Y la organización sindical de las mujeres del aseo en Los Angeles, inmigrantes a los EE.UU. y a menudo ilegales? El mundo real es multicolor y la teoría gris, amigo mío. Por otro lado, es cierto que la productividad de los trabajadores industriales ya es tan alta que "los que quedan" tienen la capacidad de fabricar todo lo que necesitamos. La posibilidad del socialismo, por lo tanto, es más real que nunca.
Detrás de las dudas que generó el "derrumbe" del este es esa idea tan importante en la forma que millones han entendido su mundo, que el "socialismo real" era un especie de socialismo, por lo tanto, no podemos creer que el socialismo es posible porque ni siquiera la clase trabajadora lo cree. Y, por otro lado, se ha entendido que fue la culpa de los burócratas que los trabajadores perdieron su fe en el socialismo, por lo tanto, un "partido" no debería tomar parte en la creación de la nueva sociedad socialista, así evitando la manipulación, la politiquería, la mentira y la consecuente perdida de fe en un futuro mejor. Fácil era estar de acuerdo con estas dudas, creyendo la propaganda de las autoridades burócratas cuando sostenían que dirigían países socialistas. Pero la propaganda era mentira, por razones que ya he planteado. El socialismo real era el capitalismo del estado que se disfrazaba en un falso discurso socialista.
Una vez eliminada esta falsedad, las erupciones del '89 no se ven como la "pérdida de fe en el socialismo", sino ejemplos del rebeldía contra el capitalismo en su forma estatizada.
La emancipación, la clase trabajadora y el marxismo en América Latina
El mismo marxismo nació como expresión de una clase que lucha por emanciparse y por lo tanto necesita entender su mundo y su propio accionar. Esa clase necesitaba entender la realidad de ese mundo, escondida debajo de lo superficial. Por lo tanto, el marxismo pierde su relevancia cuando su base de clase se disuelve, cuando la clase creada por el mismo capitalismo ya no es un agente de la emancipación del ser humano, cuando el capitalismo deja de crear el agente su propia destrucción. Por lo tanto, preguntar si el marxismo nos sirve es preguntar si la clase trabajadora es, o no es, la clase central para la emancipación del ser humano latinoamericano de la esclavitud que sufre bajo el sistema capitalista.
El sistema capitalista ha dejado millones en la pobreza, ha creado crisis bajo las cuales sufren millones más, ha creado el odio y el rencor, ha obligado a campesinos a abandonar sus tierras y trabajadores de dejar sus lugares de trabajo. Ha extraído recursos, producto del trabajo de millones, de América Latina, llenando así las cuentas de bancos y multinacionales en otros países. No es cosa nueva esto de "las venas abiertas de América Latina". Y tampoco nueva es la discusión sobre la forma de terminar con el capitalismo, y así liberar al ser humano. Descarto derecho dos "caminos" hacia la liberación....el desarrollo nacional bajo el control del estado progresista y el mercado libre porque ya las hemos visto fracasar. Argentina bajo Menem, Chile bajo Allende y Bolivia bajo el MNR son algunos ejemplos espectaculares. La "nueva izquierda" que madura paso por paso, la izquierda que sostiene que es el pueblo mismo que tiene que emanciparse, ése es el camino para mí, pero todavía un camino lleno de obstáculos. Por ejemplo, si son los trabajadores los que son el agente del cambio revolucionario, ¿cómo es que los dirigentes sindicales del petróleo en Venezuela estaban en comunicación directa con Andrez Perez, y él con la CIA, todos juntos organizando el golpe contra Chávez?. Y si los campesinos son ese agente, ¿cómo van a hacer vínculos con los trabajadores de la industria química y metalmecánica, que son los que pueden enviar los fertilizantes y los tractores al campo? Creo que la respuesta a estas inquietudes, por una parte descansa en la experiencia acumulada en la construcción misma de las organizaciones de los campesinos y de los trabajadores. En la construcción de un movimiento sindical democrático de base, activo, en Venezuela. En la creación de una organización capaz de integrar algunos de los militantes más activos de los trabajadores de Sao Paulo y de los campesinos del MST. Y por otra parte descansa en la recuperación de la conciencia y niveles de actividad de la clase misma trabajadora. Difícil es plantear que los trabajadores son agencia de la revolución cuando no desarrollan ni las más básicas formas de organización. Una cosa es decir que los trabajadores son "libres" de las cadenas de propiedad que impulsan a la clase media y a los campesinos con tierra a pensar que sí el sistema tiene espacio para ellos. Otra cosa es probar en la práctica que están dispuestas a organizarse en pos de la liberación de todos. Esta discusión ya está ganada en Italia, por ejemplo, donde los trabajadores están integrando la política del movimiento anti- globalización. Pero hace una década atrás, este mismo tema no estaba nada claro en ese país ya tan lleno de posibilidades.
El marxismo, como ciencia, nos ayuda a analizar la realidad debajo de lo superficie del sistema capitalista, a ubicar la dinámica del sistema y descubrir las presiones que el mismo sistema ejerce sobre las clases que explota. Por un lado las integra en sus entrañas y las convence que es la única posibilidad que les ofrece un futuro mejor, y por el otro lado, los presiona a organizarse y luchar porque muestra que no crea, en la realidad, ese futuro mejor.
Cuando sostenemos que el sistema capitalista cava su propia tumba, que la clase de los trabajadores son la clase, la única clase capaz de terminar con el capitalismo, tenemos que ver si la forma en que el capital explota los productores directos hoy en día crea una clase capaz enterrar el capitalismo y de crear una sociedad solidaria.
Por un lado, es cierto que hay cientos de millones de personas que no son dueños de sus propios medios de producción y sí echan a andar los medios de producción que pertenecen a otra clase. A los trabajadores como clase no cabe la posibilidad de emanciparse sin hacer posible la emancipación de todos los seres humanos. Pueden sacar sus lugares de trabajo de las manos del capital y ponerla a la disposición del pueblo mismo, pero lo que no pueden hacer es usarla como si fueran suyas. ¿Qué va a hacer un trabajador de una fábrica de tallarines con la máquina donde labora. ¿Desarmarla y venderla? La posibilidad existe entonces, de la creación de una sociedad basada en la socialización de los medios de producción por parte de una clase de los productores. Esta clase existe en casi todos los países del mundo, pero en algunos son menos que en otros, y en varios están muy mal organizados o ni siquiera piensan que son trabajadores. ¿Es cierto que el aumento de la explotación, la división de grandes empresas en medianas, la subcontratación dentro de los lugares de trabajo, la cesantía, la flexibilización, han dividido a los trabajadores entre sí a tal grado que la solidaridad, el trabajo mancomunado, ya no es nada más que un mito? Creo que algunos revolucionarios sí piensan así, pero no quieren plantearlo en forma tan directa porque parece que ya no hay esperanza. O mejor dicho que la esperanza queda en las manos de "movimientos" diversos o de gente bien intencionada como las ONG. Enfrentémonos el tema de frentón entonces, en Chile, un caso extremo.
Es cierto que 80% de los trabajadores en Chile tienen contratos de corto plazo, o no tienen contratos. Y hay un gran número de personas que laboran como comerciantes y hacen trabajos en la economía informal, por no decir negra. Existen algunas pocas industrias donde se contratan grandes cantidades de trabajadores...el Cobre, la Pesca y harina del pescado, la Fruta y vino, el salmón, la celulosa y madera, el montaje. En algunos pocos casos, estos trabajadores laboran concentrados en plantas o fábricas grandes; en la mayoría de los casos, trabajan bajo condiciones de precariedad y flexibilidad extremas.
¿Este tipo de organización social de los trabajadores significa que no son capaces de tomar el control de los medios de producción por la simple razón que laboran en grupos pequeños y en lugares de trabajo chicos? O sea, ¿es cierto que se acabó la época del capitalismo como sistema que concentra trabajadores en cantidades grandes por el mero hecho que los medios de producción exigen acceso a aquellas.? Enfrentémonos las preguntas directas con respuestas claras. Primero, creo que es mejor plantear la pregunta en otra forma. ¿Es cierto que la mayoría de los trabajadores en Chile no echan andar grandes masas de trabajo acumulado? Pero algunos sí, desde los administrativos de las AFP, las Isapres, los Bancos hasta las cajeras de los supermercados, los que laboran en los bosques y el salmón en el sur, los hombres y mujeres de la pesca industrial y harina desde Arica hasta Concepción, los viejos del cobre en La Escondida, Teniente y Chuquicamata, los de la producción alimenticia en Luchetti y Dos en Uno, profesores universitarios, paramédicos y enfermeras en los hospitales, los viejos de montaje industrial, los empleados públicos de la INE y el Registro Civil, las mujeres de los centros de llamados de CTC, las vendedoras de AFP. La lista no es corta. Pero sí es cierto que hay millones que trabajan en empresas pequeñas, o trabajan solos. Por lo tanto, quiero plantear la pregunta que me hice en esta forma: ¿qué tipo de relación tienen los trabajadores que laboran con grandes acumulaciones de trabajo, con los millones que laboran casi solos?, porque una cosa es decir que la mayoría de los trabajadores laboran en pequeños grupos, y otra plantear que la clase trabajadora en sí no se puede organizar nunca más.
Creo que es cierto que la estructura de la clase ha cambiado, que hay menos empresas nacionales grandes que antes. Y que los trabajadores están más dispersos que antes. Pero eso implica nada más que es más difícil organizarlos que antes. Volvamos a pensar en algunos ejemplos de trabajadores que laboran en condiciones precarias, pero que sí se han organizado...los viejos de montaje de Sinami en Chile, las mujeres del aseo en Los Angeles y los jóvenes de UPS ambos en los EE.UU. El mundo del trabajador ha cambiado, y su forma de organizar es mucho más variada que antes, pero el grado de movilización depende por una parte de la energía e imaginación de los organizadores y los sindicatos, y por otro del ambiente político del momento. Es muy probable que la situación política en Italia va a traer un aumento muy rápido en la sindicalización de sectores "no tradicionales" de trabajadores. Todo esto no sirve para decir que la estructura de la clase trabajadora no ha cambiado para nada, sino para decir que esa re-estructuración es un factor, entre otros, que determina los niveles de organización.
Tomando todo esto en cuenta, podemos volver a plantearnos la pregunta: ¿Quiénes son los que pueden tomar control de la sociedad y formar otra?...los productores directos, el trabajo vivo que echa andar el trabajo acumulado y que no pueden emanciparse sin liberar a los medios de producción de las manos del capital. Es la práctica y la intervención que nos responde si los trabajadores están en condiciones de dirigir los pueblos hacia la revolución de la emancipación.
Es a través del intervención en la práctica que se aprende si la clase trabajadora es capaz de dirigir las otras clases que sí, como dueños de pequeños cantidades de medios de producción, piensan que pueden liberarse dentro del sistema capitalista, y liberar una revolución socialista dirigiendo los comerciantes ambulantes, los profesionales independientes que andan con sus medios de producción instalados en sus cerebros, los cesantes que dejaron de trabajar hace tiempo. No sobra recordar un elemento central de la revolución, que el desarrollo de los trabajadores es desigual en distintos países, obligando a los trabajadores de un país a combinarse con sus hermanos de otros países.
El derrumbe del "Socialismo" y el Capitalismo del Estado
Cambiando de tema, teorías sobre el "derrumbe" del este son muchas, análisis científicos hay muy pocas. Pero la descripción del desarrollo del capitalismo del Estado, de la "autarquía" de las economías centralizadas, la globalización de la producción durante la década de los '80, sí nos acerca a las razones por la crisis. Lo que sí creo, es que decir que la gente "no estaba integrada en los "socialismos" reales" no nos sirve, por la simple razón que esos países eran capitalistas; no eran países socialistas de ningún tipo, por razones descritas arriba. Pero sí es cierto que la gente no estaba ni ahí con sus autoridades. Fue el descubrimiento de un vagón lleno de carne de alta calidad, cuado las autoridades repetían hasta el cansancio que NO, que no había carne en el país, lo que gatilló el crecimiento explosivo de Solidaridad en Polonia. Falta de respeto a la gente provoca el odio y la venganza.
Podemos pintar el siguiente cuadro...la tasa de inversión en los países del este era relativamente baja, pero constante. El estándar de vida del trabajador en los años '70 era mucho mejor que en los años '30. O sea, los países del este también tomaron su lugar en la época de crecimiento después de la guerra. Pero ya sabemos que la década de los '70 era de estancamiento en esos países. Su aislamiento de los cambios tecnológicos que instalaron los multinacionales en muchos países durante la década de los '80 aseguró que no tenían cómo enfrentar la carrera armamentista que liberó Reagan. No tenían cómo extraer trabajo no pagado de los trabajadores del este en cantidades suficientes como para construir una nueva generación de armas, porque su capital no era muy moderno y no tenían acceso al capital de las multinacionales.
Simplemente, no podían competir. Primero, se planteaba la apertura, Glaznost, y después las autoridades, capitalistas que formaban parte de un partido-estado-clase comenzaron a abandonar el buque y –sálvese quien pueda. En esa situación, sectores de trabajadores, los mineros de Siberia, por ejemplo, comenzaron a exigir sueldos no-pagados, y entraron en la rebeldía. El derrumbe del '89 fue una combinación de abandono del modelo de capitalismo centralizado por parte de sectores de los capitalistas rusos, y un rechazo por parte de los trabajadores, de su explotación. De la falta de respeto por parte de los "capitalistas" que se denominaron "comunistas", nació el odio y por ende el linchamiento de agentes de la Stazi, de comunistas "gerentes" de fábricas, de venganza.
¿De vuelta a Keynes?
Con la misma velocidad que perdieron su fe en la intervención Estatal durante la crisis de los '1970, algunos de los economistas del sistema han vuelto a reconocerla como una salida de la crisis de los años '2000. De hecho, George W. Bush propuso una rebaja en los impuestos y un aumento en el gasto público. Sus asesores planteaban que una "reducción temporal en la demanda agregada debería estar contrarrestada por un cambio de el presupuesto del gobierno de superavit a déficit" (9). Algunos dicen que este tipo de intervenciones muestra el retorno a la economía más humana. Pero una vez desinflado el globo de la especulación, el flujo de dinero entrando a los EE.UU. buscando ganancias comenzó a disminuir, reduciendo así la fuente de nuevas inversiones. ¿La solución? ...aumentar la explotación aún más sin aumentar los sueldos, pero ¿quién consume los bienes, producto de las nuevas inversiones, si no se suben los sueldos ni se han aumentado los créditos? Se posterga la crisis por un tiempo, creando una situación aún más peligrosa en el futuro.
Una situación de proporciones también ocurre en los países dependientes. La reestructuración, la privatización ha dejado los Estados, por ejemplo en Argentina, Uruguay y Chile en una situación en que "poco pueden hacer" para terminar con la crisis "lo más pronto posible". La consecuencia...una serie de crisis que todavía no terminan, crisis que comenzaron en Argentina hace cuatro años, en Uruguay hace tres años y en Chile hace 2 años. O sea, que las crisis en esta época que rechaza la intervención Estatal, son más largas. El rechazo por parte de los "reformistas" de la reforma estatal les ha dejado sin hogar, sin política alternativa. Ha dejado millones sin esperanza y de ese hecho, en Europa, han aparecido como alternativa los nazis en Holanda, en Francia, en Suecia. La alternativa del bolchevismo no es, por lo tanto, un sueño sino una necesidad. El futuro es nuestro, de la emancipación, el movimiento anti-globalización, contra la guerra, anti-capitalista, o es de los nazis.
El pasado, el presente y el futuro
A pesar del éxito de los nazis en Europa, yo miro al futuro con mucha esperanza, porque la base de una política de reformas, o sea la intervención estatal en la economía, lo que en Chile se llamaba el Estado de compromiso, ya ha sido abandonado como proyecto imposible de realizar por los "reformistas". Un socialismo basado en la "representación" del pueblo por parte de políticos profesionales ya ha sido abandonado como un mito del pasado.
Eso por un lado, por el otro, una década de explotación en los EE.UU. terminó con la rebeldía en Seattle. En ese sentido, lo que han hecho los capitalistas de los EE.UU. es globalizar la lucha de clases, porque su "éxito" en aumentar las ganancias y sus propios ingresos era un ejemplo para capitalistas del mundo. Los capitalistas del mundo observaron: "si las empresas de los EE.UU. pueden aumentar sus ganancias en tal forma, ¿por qué no podemos seguir su ejemplo en nuestras empresas" Se globalizó el aumento en la explotación y se provocó una explosión de rebeldía. El movimiento contra la globalización aguantó la prueba de las Torre Gemelas y ya integra un rechazo, no solamente a las multinacionales, sino también a la guerra en Afganistán, al terror Israeli, al ataque contra Kosovo, a la flexibilización del trabajo.
De ese escenario puede hacerse real el concepto de socialismo que aclaró Lenín tantos años atrás, de socialismo como una sociedad basada en las organizaciones mismas de los trabajadores y de partidos revolucionarios como organizaciones que intervienen en la lucha con el propósito de organizar la revolución. Hemos vuelto a la gran época de guerras y revoluciones.
Por eso, ando feliz de la vida. Capaz que voy a ver la revolución antes de morir. Eso creo.
Otra cosa que me ayuda dormir bien es el estado de caos imperante en el mundo de los economistas del sistema. No saben qué pensar. Rechazaron la intervención y el Keynesianismo en los años '70. Adoptaron el libre mercado, vieron que el libre mercado derrumbó las economías "encerradas" en el '89. Miraban con felicidad al creciente nivel de inversión por parte de las multinacionales en el mundo. Imaginaban que el boom de las ganancias y sus sueldos en los EE.UU. durante los '90 era consecuencia lógica del libre mercado. Y entrando el nuevo milenio, no saben cómo entender el mundo nuevo que los enfrenta. No entienden lo que está pasando...recesión en los EE.UU., estancamiento en Europa y Asia, el renacimiento de la protesta contra el sistema. ¡Que sufran! Yo ando feliz, el futuro es nuestro.
(1) Años 1896 y 1913, según aquellos que están de acuerdo con el concepto de ciclos largos de Kondratiev.
(2) Chile 1914-1935: De economía exportadora a sustitutiva de importaciones; J.Gabriel Palma en Estudios CIEPLAN N° 12.
(3) Para aquellos que piensan que no puede existir un capitalismo donde no existe la propiedad privada, es mejor analizar lo que dijo Marx sobre el tema del capitalismo "en una sola fábrica". ¿Existe el intercambio de mercancías y la competencia dentro de la fábrica? Por supuesto que no. ¿Y existe el capitalismo dentro de un solo país, aislado del mundo, centralizado? Tampoco. Pero cuando la fábrica comienza a integrarse con la competencia nacional, o el país compite militarmente con otros países, la mano negra del capitalismo sí exige que se acumula capital, se estruja trabajo no pagado de los productores, y como Marx dijo tan poéticamente una vez, vuelve "toda esa vieja mierda".
(4) Por ejemplo, entre 1970 y 1990 la tasa de ganancias del sector de manufactura en las economías G7 (EE.UU., UK, Canadá, Alemaña, Francia, Italia, Japón) era en promedio 40% menor que aquella entre los años 1950-1970. En 1990, la tasa todavía era 27% menor que su nivel en 1973 y 45% menor que su nivel más alto en 1965. R.Brenner, New Left Review 229, Mayo/Junio 1998 pág. 7
(5) Ver "El Ladrillo" publicado por el Centro de Estudios Públicos para una visión de la política de los economistas de Chicago.
(6) Financial Times, 18 Octubre, 2001. The Economist, 12-18 Mayo 2001, "What's left of the new economy".
(7) The Economist. 23 Junio, 2001.
(8) Ver el Libro "Los partidos, los sindicatos y Clotario Blest" por Miguel Silva, editorial Mosquito, para una descripción detallada de esa época.
(9) Financial Times 16 octubre, 2001