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El vice electo contra el presitrucho de Paraguay
El vicepresidente Julio César "Yoyito" Franco pidió
la renuncia a Luis González Macchi, mientras 40 paraguayos pedían
refugio en Argentina huyendo de la violencia.
Militares montando guardia frente al Parlamento.
Por Pablo Rodríguez / Página 12
"Sería conveniente que en estos momentos el presidente Luis González
Macchi dé un paso al costado." Las palabras del vicepresidente paraguayo,
Julio César "Yoyito" Franco, sólo ponen una cereza al
postre de una crisis terminal pero que no se termina. Sin legitimidad política
desde su misma asunción en marzo de 1999, con el fantasma cierto pero
a la vez que sirve como excusa de Lino Oviedo, el presidente paraguayo vio ayer
que por lo menos había calma, luego de una jornada de protestas que dejó
dos muertos, varios heridos y cientos de detenidos. En medio del estado de excepción
dictado anteayer, la Cancillería paraguaya dijo tener pruebas de la mano
de Oviedo en las movilizaciones, para que Brasil, país en el que se encuentra
el general prófugo de la Justicia de su país, lo mantenga en caja.
Unos 40 oviedistas pidieron asilo en Argentina después de enfrentamientos
con la policía en el puente internacional.
El horizonte de las elecciones anticipadas acecha a González Macchi desde
su misma asunción, luego del asesinato del vicepresidente Luis María
Argaña que terminó con el gobierno de Raúl Cubas. Y se
acentuó desde agosto del 2000, cuando el liberal Franco fue electo vicepresidente,
con el apoyo de la Unión Nacional de Colorados Eticos (UNACE), luego
de que su propio Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) participara
del gobierno. Paraguay está desde entonces en una situación insólita:
su vice fue electo pero su presidente no. Y para colmo, tiene una mayoría
ficticia en el Parlamento (producto de la proscripción de los legisladores
oviedistas), sus escándalos de corrupción son constantes y el
apoyo de su Partido Colorado es endeble, porque además los propios colorados
están divididos sobre cuestiones como la privatización de las
empresas públicas, que de todas maneras no avanza. Ninguno de los dos
líderes reconocibles entre los colorados, el candidato presidencial Nicanor
Duarte Frutos y el presidente del Senado Juan Carlos "Calé"
Galaverna, parecen tener la fuerza suficiente para reemplazar al presidente.
Entonces, a los colorados los une el espanto de no tener reemplazante y, sobre
todo, el espanto del fantasma de Oviedo. Con su estilo frontal, Calé
Galaverna ya ha reconocido que la situación de los legisladores proscriptos
quizá no se ajuste a la Constitución, pero que el fin de impedir
el regreso de Oviedo justifica los medios. Entonces, con los incidentes de anteayer,
no extraña que el gobierno se preocupe por apuntar a Oviedo. Y el ex
general tampoco puede estar tranquilo. Según el gobierno, existe una
conversación telefónica grabada y difundida por la Radio Uno paraguaya
en la que un periodista de esa emisora, haciéndose pasar por un dirigente
campesino, pidió instrucciones a Oviedo, quien reside en Brasil. "Esto
no lo vamos a soltar, tiene un largo trecho y nosotros únicamente (vamos
a ganar). Ellos ya están cansados y nosotros somos más",
habría dicho el ex general al supuesto dirigente.
Si esto se comprueba, entonces Oviedo habría violado las condiciones
de su asilo en Brasil al participar en política e inmediatamente sería
deportado a Paraguay. El ministro de Justicia brasileño, Paulo de Tarso
Ribeiro, hizo concreta ayer esta amenaza. El asesor de Oviedo Braulio Razera
informó que el ex general se presentará hoy ante el Ministerio
de Justicia para negar su responsabilidad.
La batalla entre Oviedo, los liberales y el gobierno tiene una fecha provisoria
de vencimiento, que es el cierre de las listas para los comicios del 2003, que
deben elegir al reemplazante, esta vez electo, de González Macchi. "Es
evidente la desesperación de Oviedo, que no logra resolver sus problemas
con la Justicia paraguaya y los plazos para ser candidato se acaban", declaró
el senador oficialista Gonzalo Quintana. Pero la desesperación la tienen
los propios colorados, porque Oviedo encabeza cómodamente las encuestas
de intención de voto, incluso las que maneja el propio oficialismo. Convencidos
de que el pedido de Yoyito para que se vaya González Macchi está
formulado con la voz de Oviedo, los integrantes calificados del gobierno no
quieren ceder prenda. El problemaes que la crisis económica y social
en Paraguay es palpable y muerto el perro, en este caso, no se morirá
la rabia