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24 de julio del 2002
Costa Rica: Secta divide a indígenas
Servicio Informativo "alai-amlatina"
A mediados del mes de junio del presente año algunos costarricenses
fueron contactados por delegados de la organización religiosa País
Global de la Paz Mundial, PGPM. A partir de entonces el sector indígena
del país centroamericano se vio inmerso en confrontaciones que incluso
casi llega a divisiones comunales y peleas físicas.
Ocurrió que el País Global es una organización nacida en
India, pero con legalización holandesa. Supuestamente su principal objetivo
es alcanzar un país único mundial, sin fronteras, con una sola
moneda, un solo pensamiento y un solo gobernante: El Rey Maharishi Maesh Yoghi
Al parecer esta secta funciona al mismo estilo que la secta cristiana del reverendo
Moon. El poder económico de las dos es muy grande. La diferencia básica
es que el País Global se originó a mediados del año 2000,
mientras que la secta Moon está presente desde hace casi tres décadas.
Específicamente en Costa Rica, la PGPM, presentó un proyecto en
la zona indígena de Talamanca, dividiendo internamente a las comunidades
de Bribrí y Cabécar. Algunos de los indígenas fueron coptados
por la secta bajo el ofrecimiento de mejoras en las viviendas, escuela de formación
y trabajo seguro y bien remunerado.
La secta incluso llegó a nombrar a un rey para que administre la regional
de Costa Rica, al margen y desconociendo al Estado tico. Impuso para la zona
la moneda "raam", equivalente según ellos, a 10 dólares la unidad.
El curandero indígena Lisandro Méndez, bajo el cargo de rey de
Rika Shanti Rastra -como fue bautizada Costa Rica-, recibió de la central
de Holanda la suma de 4 millones de dólares, para que empiece a administrar
el nuevo Estado, nombre a sus ministros y les cancele un sueldo de mil dólares
mensuales.
Espejos por oro
Esta situación colmó la paciencia de los demás indígenas
de la zona y sus organizaciones, toda vez que se trataba de un irrespeto a las
costumbres ancestrales indígenas y un desconocimiento de la realidad
del país.
Las comunidades casi se enfrentaron entre sí; unos a favor y otros en
contra de la secta. La causa fue el conocer que el País Global intentaba
adquirir 7 mil hectáreas para sembrar banano orgánico a ser vendido
en Estados Unidos, además de 8 mil hectáreas para establecer la
capital del País Global. Todo esto en territorio indígena.
El Gobierno del Presidente Abel Pacheco se mantuvo casi un mes sin querer estudiar
el caso, los pedidos indígenas no fueron escuchados como lo fue la posición
de la Iglesia Católica, quien presionó para que el gobierno tome
cartas en el asunto.
Así, Pacheco ordenó la intervención de inteligencia del
Estado, la cual presentó su informe en el que señala que la secta
representaba un peligro para la tranquilidad social costarricense, además
de ser absolutamente incompatible la existencia de un Estado dentro de otro.
Por su parte Alejandro Swaby Rodríguez, presidente de la Asociación
para la Defensa de los Pueblos Indígenas de Costa Rica, argumentó
que la presencia de PGPM es perversa pues busca la paz utilizando la confrontación
y la violencia entre los pueblos indígenas y el juego religiosos e ideológico.
Señaló que su organización no permitirá de ninguna
manera que la secta destruya la organización y recordó que han
pasado más de 500 años en resistencia y que ahora no es tiempo
de claudicar.
Alejandro Swaby dijo que ya no es como en la época de la conquista y
colonia, cuando se llevaban el oro a cambio de espejos, se llevaron la riqueza
a cambio del hambre de los pueblos originarios. Hoy la situación es diferente
y por lo tanto pelearán para que esto no se repita.
Cansados por la falta de pronunciamiento oficial, una delegación de indígenas
de la asociación de Desarrollo Integral de Bribrí y Cabécar
salió desde Talamanca hacia San José, en donde solicitaron a los
diputados interpongan sus buenos oficios para frenar la invasión extranjera
por intermedio de la secta del País Global.
Finalmente, el mandatario costarricense invitó a los miembros de la secta
a abandonar el país en el menor tiempo posible, en salvaguarda de la
unidad e integridad del país. La "invitación" aún no se
hace efectiva, pues el PGPM deberá levantar lo suyo y saldar cuentas
pendientes. Mientras tanto, los indígenas se mantendrán en alerta.