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Latinoamérica

11 de junio del 2002

Oscurantismo contra Cuba

Wilfredo Gutiérrez

El argumento que "el régimen de Castro es una ofensa a la decencia humana y una mancha en el Hemisferio Occidental" no es sólamente una falacia pero también un acto desesperado de los Tartufos de la pluma buscando chivos expiatorios en un mundo de odio.
El genio de esta joya, el periodista Jeff Jacoby del Boston Globe (Mayo 30), debería tener más respeto y compasión por el pueblo norteamericano. 'Respeto,' porque eso es un insulto a la inteligencia de la gente, y 'compasión,' porque eso es una crueldad en contra de la pobreza mental de aquellos quienes podrían tragarse el cuento.
Al Señor Jacoby le gustaría que nosotros creyéramos que el "Hemisferio Occidental" es un mundo inmaculado y libre de las violaciones de derechos humanos y sus enfermedades sociales concomitantes. Pero solamente un cerebro que no es consciente que su forma de pensar es un producto social, o más exactamente una arma de conquistadores para justificar o mistificar una realidad social, podría albergar tal pretensión en sus neuronas.
Si el Señor Jacoby se tomara la molestia de echarle una mirada a la evidencia histórica concerniente a los derechos sociales en Cuba tal vez él podría tener una mejor, o una más imparcial definición si es que tiene alguna, de la "decencia humana". Unos pocos ejemplos podrían darle una idea. En 1959, una de las regiones más pobres y atrasadas de Cuba era la región oriental del país. Allí, la tasa de analfabetismo era 40.3%, y hoy es 0.2%. No había una sola universidad en esa región, y actualmente hay 12 universidades. El número de médicos era 344, y hoy es 10,334. La esperanza de vida al nacer era 57 años, y hoy es 76.
Si él se tomara también la molestia de leer, o volver a leer si es que ya lo hizo, los estatutos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y cotejara con la evidencia histórica de Los Estados Unidos y Cuba, él podría darse cuenta que las dos naciones no son alarmantemente desiguales en sus obligaciones con los derechos humanos. Él podría incluso concluir que EE.UU. es más fuerte que Cuba en su cumplimiento de los derechos civiles individuales, pero Cuba es más fuerte que EE.UU. en su cumplimiento de los derechos sociales.
Lo que quiero decir es que si las dos sociedades no son capaces de proclamar cien por ciento de cumplimiento en su obediencia y obligación a los derechos humanos, ¿Dónde está la "ofensa" a la decencia humana o la "mancha" en el Hemisferio Occidental? Tal vez el Señor Jacoby debería buscarlas más bien en todo aquello de lo que su país es capaz de hacer para imponer a Cuba su propio estilo de democracia. ¡Buena suerte en esta tarea Señor!
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Wilfredo Gutiérrez, sociólogo, radicado en los Estados Unidos.