28.octubre/2002 - Chile - Desde ayer, millones de brasileños han abierto una ventana de esperanza. El triunfo de Luiz Inacio Lula da Silva, que llega al poder de la novena economía del mundo con un programa que -pese a las alianzas y otras cortapisas- está inspirado en un cambio de timón, es en suma la impugnación del actual modelo neoliberal. El nuevo mandatario asumirá la Presidencia no sólo por el apoyo de las clases más pobres y marginadas de este país de más de 170 millones de habitantes, sino también respaldado por la burguesía nacional, vapuleada por casi una década de apertura comercial y financiera. Lo que promulga Lula no es un programa de redistribución de la riqueza, sino la creación de más riqueza basada en las exportaciones y en la producción. Y entre sus diversos anuncios, ha sido claro con respecto a rechazar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).

De ser así, de constituirse en un exitoso y alternativo programa económico, el futuro gobierno brasileño se convertirá en un sólido referente para el resto de América Latina. Lo será básicamente porque la esencia de los males de Brasil -que allí están amplificados- son similares a los que sufre el resto de la región: las consecuencias de los lineamientos acordados por el Consenso de Washington a comienzos de la década pasada.

La clara expresión de los brasileños está relacionada con las consecuencias económicas y sociales del modelo neoliberal, circunstancia similar a la sufrida por los argentinos y, de forma incipiente, por los ecuatorianos. El caso chileno, que se ha mostrado exitoso en cuanto a su macroeconomía y estabilidad, lejos de haber puesto en duda los beneficios del modelo se apresta a profundizarlos. Así ha sido con el reciente acuerdo comercial con la Unión Europea, que amplía sus tratados comerciales, y así lo pronostica también el futuro convenio que el gobierno intenta suscribir con Estados Unidos.

Los beneficios de un eventual acuerdo con Estados Unidos se presumen como una ampliación de la experiencia adquirida mediante anteriores convenios. En efecto, Chile ha sido muy activo en la suscripción de acuerdos comerciales; ya tiene tratados de libre comercio o está en proceso de negociaciones con sus principales socios comerciales y ha logrado acuerdos de inversiones con cerca de cincuenta países.

Fuente:.PrimeraLínea/ por Paul Walder