El imperio contra-ataca

(Alberto Amadei*) http://www.adital.org.br

Lula asume el comando del gobierno de transición en los brazos y dentro del corazón del pueblo. No hay duda con respecto a la pasión popular que empujó el "sapo color de rosa", el cual las elites tuvieron que tragarse. Es cierto que las clases dominantes no darán tregua a la afirmación de un proyecto popular y democrático ni espacio para que Lula construya una contra-hegemonía al pensamiento dominante en América Latina.

La transición de FHC, Fernando Henrique Cardoso, para Lula, puede ser el manotazo de ahogado en el PT. El PT asume la crisis transferida para sus manos. Si todo va bien el mérito es de FHC. Si todo va mal, la culpa es del PT, que antes de gobernar ya es hostigado como co-responsable por el expolio.

FHC teme sufrir el mismo final que tuvieron Salinas de Gortari, en México; Menem, en Argentina; y Fujimori, en Perú. FHC ya decidió salir del país en los próximos dos años, desde donde mantendrá a Lula bajo el asedio permanente, no apenas para reservar su espacio ante la opinión pública internacional como hombre de confianza del "status quo", pero también para disminuir la capacidad de articulación internacional de Lula, en la condición de vanguardista en América Latina para los movimientos anti-globalización y de oposición al neoconservadorismo mundial.

El PT precisa tener el máximo de atención con el terreno minado que fue preparado. Lula tiene poco o casi ningún espacio. Malan y Fraga, más una media docena de asesores mediocres, se encargarán de quemar todas las naves y armarán una bomba de efecto retardado lista para explotar en la cara del presidente electo.

Lula apenas posee, para impedir que el país se derrita en sus manos, la capacidad y el carisma de transmitir respeto y amor por la nación y por su pueblo. Sus aliados tendrán que abrir hendiduras en la oposición elitista, que contratacará duramente ya en los primeros días.

Hay algo inefable en el aire; sentimentos virtuosos, que hace mucho tiempo no se veían por los aires. Alguna cosa tiene que ver con las virtudes teológicas: compasión, esperanza y misericordia. Sentimientos que para FHC y su troupe nunca fueron prioridad.

Bien, si Lula conseguirá la correlación de fuerzas necesarias para transferir la obligación del sacrificio de los de abajo para el Brasil de los de arriba, eso es otra historia. Si Lula tendrá éxito en neutralizar el malestar de Washington con su trayectoria y su insuperable carisma con las masas, aún es temprano para saber.

El metalúrgico conmovió el alma popular y conquisto el corazón del Brasil profundo, de lo cual no cabe la menor duda. Desde los años 60, nunca se vió una lluvia de re ensueño con la política como la que cayó en los ojos de los brasileros, con el más grande líder de masas del país.

Lula dió su recado para el imperio. Declaró que su gran inspirador fue Tiradentes (prócer de la independencia nacional). La comparación es un mensaje codificado para las elites, plasmada por Barbosa Lima Sobrino, símbolo del periodismo brasilero, fallecido hace poco a los 103 años de vida: "En Brasil solo existen dos partidos políticos. El de Tiradentes y el de Silvério dos Reis (ambos, próceres de la independencia). El de Tiradentes, que no transige con los intereses de la nación brasilera. El de Silvério, que condiciona el futuro de la nación a la voluntad de una potencia extranjera". Dijo que iba a adoptar el ejemplo de su madre analfabeta: "Andar con la cabeza levantada y mirar a las personas a los ojos". A los hombres nerviosos del mercado les dijo: "Los mercados que se comporten en relación al Brasil".

Lula asume el comando de una anti hegemonía en Brasil y en América Latina. Si consigue consolidar su liderazgo y ampliar su influencia, Lula puede llegar a ser más que un líder de masas que llevó a Brasil a su primer cambio a la izquierda. El tercer mundo, los países no alineados y más la izquierda europea pueden modificar la correlación de fuerzas que permitió la ascensión de los neoconservadores y de la derecha en escala global.


*Economista y analista político